Hoy, primer domingo de Cuaresma el Santo Padre Francisco se ha asomado a mediodía la ventana del estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para rezar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
Estas han sido las palabras del Papa en la oración mariana:
Antes del Angelus
En este primer domingo de Cuaresma, el Evangelio recuerda los temas de la tentación, la conversión y de la Buena noticia. El evangelista Marcos escribe: "El Espíritu empujó a Jesús al desierto y permaneció en el desierto cuarenta días, tentado por Satanás" (Mc 1, 12-13). Jesús va al desierto a prepararse para su misión en el mundo. Él no necesita conversión, pero, como hombre, debe pasar por esta prueba, tanto para sí mismo, para obedecer la voluntad del Padre, como para nosotros, para darnos la gracia de vencer la tentación. Esta preparación consiste en luchar contra el espíritu del mal, es decir, contra el demonio. También para nosotros la Cuaresma es un tiempo de "competición" espiritual, de lucha espiritual: estamos llamados a enfrentar al Maligno a través de la oración para poder, con la ayuda de Dios, superarla en nuestra vida diaria. Lo sabemos, el mal desgraciadamente está a la obra en nuestra existencia y a nuestro alrededor, allí donde hay violencia, rechazo del otro, cerrazones, guerras, injusticias. Todas estas son obras del maligno, del mal.
Inmediatamente después de las tentaciones en el desierto, Jesús comienza a predicar el Evangelio, es decir, la Buena noticia, la segunda palabra. La primera era "tentación"; la segunda, "Buena noticia". Y esta Buena noticia exige la conversión del hombre - tercera palabra - y fe. Él anuncia: "El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está cerca"; luego dirige a la exhortación: "Convertíos y creed en el Evangelio" (v. 15), es decir, creed en esta Buena noticia de que el reino de Dios está cerca. En nuestra vida siempre necesitamos conversión, ¡todos los días! -, y la Iglesia nos hace orar por ello. De hecho, nunca estamos lo suficientemente orientados hacia Dios y debemos dirigir continuamente nuestra mente y corazón hacia Él. Para hacerlo debemos tener el valor de rechazar todo lo que nos extravía, los valores falsos que nos engañan atrayendo con maña nuestro egoísmo En cambio, debemos fiarnos del Señor, de su bondad y de su proyecto de amor para cada uno de nosotros. La Cuaresma es un tiempo de penitencia, sí, ¡pero no es un tiempo triste! Es un tiempo de penitencia, pero no es un tiempo triste, de luto. Es un esfuerzo alegre y serio para despojarnos de nuestro egoísmo, de nuestro hombre viejo, y renovarnos según la gracia de nuestro bautismo.
Sólo Dios puede dar la verdadera felicidad: es inútil perder el tiempo buscándola en otros sitios, en las riquezas, en los placeres, en el poder, en la carrera ... El reino de Dios es la realización de todas nuestras aspiraciones, porque es, al mismo tiempo, salvación del hombre y gloria de Dios. En este primer domingo de Cuaresma, estamos invitados a escuchar atentamente y recibir esta llamada de Jesús para convertirnos y creer en el Evangelio. Se nos exhorta a comenzar con empeño el camino hacia la Pascua, para recibir cada vez más la gracia de Dios, que quiere transformar el mundo en un reino de justicia, paz y hermandad.
¡Que María Santísima nos ayude a vivir esta Cuaresma con fidelidad a la Palabra de Dios y con una oración incesante, como lo hizo Jesús en el desierto! ¡No es imposible! Se trata de vivir los días con el deseo de recibir el amor que proviene de Dios y quiere transformar nuestra vida y el mundo entero.
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Después del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas:
Dentro de un mes, del 19 al 24 de marzo, vendrán a Roma cerca de 300 jóvenes de todo el mundo para una reunión preparatoria del Sínodo de octubre. Deseo encarecidamente que todos los jóvenes puedan ser protagonistas de esta preparación. Por lo tanto, podrán intervenir on line a través de grupos lingüísticos moderados por otros jóvenes. La contribución de los "grupos de la red" se agregará a la de la reunión de Roma. Queridos jóvenes, podéis encontrar la información en el sitio web de la Secretaría del Sínodo de los Obispos. ¡Gracias por vuestra contribución para caminar juntos!
Saludo a todos vosotros, familias, grupos parroquiales, asociaciones y a todos los peregrinos procedentes de Italia y de diferentes países. Saludo a los fieles de Murcia, Vannes, Varsovia y Wroclaw; así como a los de Erba, Vignole, Fontaneto d'Agogna, Silvi y Troina. Saludo a los muchachos del decanato de Baggio (Milán) y a los de Melito Porto Salvo.
Al comienzo de la Cuaresma, que -como dije- es camino de conversión y de lucha contra el mal, quiero dirigir un saludo especial a las personas detenidas: queridos hermanos y hermanas que estáis en prisión, aliento a cada uno de vosotros a vivir el período cuaresmal como una oportunidad para la reconciliación y la renovación de la propia vida bajo la mirada misericordiosa del Señor. Él nunca se cansa de perdonar.
Pido a todos un recuerdo en la oración por mí y por los colaboradores de la Curia Romana, que esta tarde comenzaremos la semana de Ejercicios Espirituales.
Os deseo un buen domingo. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!