Esta mañana, a las 12,10, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia a los miembros de la Consulta Nacional contra la Usura.
Publicamos a continuación el discurso que el Santo Padre ha dirigido a los presentes en el encuentro.
Discurso del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas:
Me alegra recibiros y compartir con vosotros este momento de reflexión sobre una plaga desgraciadamente muy difusa y todavía muy sumergida: la usura. Doy las gracias al presidente por sus amables palabras y mi pensamiento va también al padre Massimo Rastrelli, ausente porque está enfermo, que en 1991 estableció la primera Fundación contra la Usura.
Sigo con particular atención vuestro camino de lucha contra la usura, que se vuelve cada vez más calificado y concreto con la experiencia y con la constitución de nuevas Fundaciones distribuidas por todo el territorio nacional a través de cientos de Centros de escucha. Son lugares de ayuda, escuelas de humanidad y educación para la legalidad, fruto de una sensibilidad que encuentra su inspiración iluminadora en la Palabra de Dios y que opera silenciosa y laboriosamente en las conciencias de las personas.
En vuestros primeros veintiséis años de servicio habéis salvado a más de veinticinco mil familias de las garras de la deuda usurera y del peligro de usura; salvando sus casas y, a veces, sus pequeñas empresas, las habéis ayudado a recuperar la dignidad de la que habían sido expropiadas. Y esto merece un gran reconocimiento. Gracias, muchas gracias.
La usura humilla y mata. La usura es un mal antiguo y desafortunadamente aún sumergido, que, como una serpiente, estrangula a las víctimas. Hay que prevenirla, sustrayendo a las personas a la patología de la deuda contraída para la subsistencia o para salvar a la empresa. Y se puede prevenir mediante la educación a una vida sobria, que sabe distinguir entre lo que es superfluo y lo que es necesario y que responsabiliza a no contraer deudas para conseguir cosas a las que se podría renunciar. Es importante recuperar las virtudes de la pobreza y el sacrificio: de la pobreza, para no convertirse en esclavos de las cosas y del sacrificio, porque de la vida no se puede recibir todo.
Es necesario formar una mentalidad basada en la legalidad y la honestidad, en los individuos y en las instituciones; incrementar la presencia de un voluntariado motivado y disponible para los necesitados, para que se sienten escuchados, aconsejados, guiados, para levantarse de su condición humillante.
En la base de las crisis económicas y financieras hay siempre una concepción de la vida que otorga el primer puesto al beneficio y no a la persona. La dignidad humana, la ética, la solidaridad y el bien común deberían estar siempre en el centro de las políticas económicas de las instituciones públicas. De ellas se espera que desincentiven, con medidas apropiadas, los instrumentos que, directa o indirectamente, son causa de usura, como el juego de azar, otra plaga. Yo he visto, he sabido de mujeres ancianas de Buenos Aires, que iban al banco a retirar la jubilación y. desde allí, al sitio del juego de azar. ¡Es una patología que se apodera de ti y te mata!
La usura es un pecado grave: mata la vida, pisotea la dignidad de las personas, es vehículo para la corrupción y obstaculiza el bien común. También debilita los fundamentos sociales y económicos de un país. De hecho, con tantos pobres, tantas familias endeudadas, tantas víctimas de delitos graves y tantas personas corruptas, ningún país puede planificar una recuperación económica seria ni muchos menos sentirse seguro.
Queridos hermanos y hermanas, sé que el servicio que prestáis es gravoso: se trata de colaborar para que el sistema socio-económico sea humano y para que el mensaje del Evangelio pueda iluminar el corazón y el alma de las personas, como un día le pasó a Zaqueo, jefe rico y corrupto de los "publicanos” de Jericó (Lc 19,1-10), y a su colega Mateo, que Jesús miró con misericordia y eligió como su discípulo, y que desde hace un año es patrono de las fundaciones contra la usura (cf. Mt 9, 9-13). Una hermosa peregrinación que podéis hacer para ver el alma de un hombre apegado al dinero es ir a San Luis de los Franceses, donde está La Conversión de Mateo de Caravaggio. Mateo hace así con el dinero [hace un gesto], como si fuera un hijo suyo. Esto demuestra muy bien la actitud del hombre apegado al dinero. Que el Señor inspire y sostenga a las autoridades públicas, para que las personas y las familias puedan disfrutar de los beneficios de la ley como cualquier otra realidad económica; que inspire y sostenga a los responsables del sistema bancario, para que vigilen la calidad ética de las actividades de los institutos de crédito. Vale la pena señalar que muchos bancos nacieron y se difundieron por todo el mundo precisamente para sacar a los pobres de la usura con préstamos sin empeño y sin intereses.
Queridos hermanos, vuestro servicio os pide que seáis hombres y mujeres de encuentro, de escucha, de proximidad. Por eso os exhorto a tener la mirada y el corazón fijos sobre Jesús, a deteneros en las páginas del Evangelio donde se encuentra con los pobres y los mendigos, los leprosos y paralíticos y los “pone de pie” devolviéndoles la dignidad y el futuro. Enfrentándoos a la usura y a la corrupción vosotros también podéis transmitir esperanza y fortaleza a las víctimas para que puedan recobrar la confianza y recuperarse de sus necesidades. Sed, para las instituciones, un estímulo para que garanticen respuestas concretas a quienes están desorientados, a veces desesperados y no saben cómo hacer para sacar adelante a su familia. ¡Podéis ser, para los mismos usureros, un aldabonazo al sentido de humanidad y de justicia, a que tomen conciencia de que en nombre del dinero no se puede matar a los hermanos!
Además, os animo a dialogar con quienes tienen responsabilidades en el campo de la economía y las finanzas, para promover iniciativas que contribuyan a la prevención de la usura. No me corresponde dar ejemplos concretos: los tenéis muy presentes ; pero siempre se trata de tener respeto por los rostros, de poner realmente en el centro a la persona y a la familia, no con palabras sino con hechos.
Las personas que habéis librado de la usura pueden atestiguar que la oscuridad dentro del túnel que han atravesado es densa y angustiosa, pero también hay una luz más fuerte que puede iluminar y confortar. Sed un referente de esperanza para los pobres, los endeudados, las empresas en dificultad. Continuad vuestro servicio con perseverancia y valentía: es una levadura preciosa para toda la sociedad. Bien lo saben las víctimas de la usura y del juego, aquí presentes con una representación. Las saludo y las animo porque sé que se han emprendido un camino nuevo con la ayuda de Dios y la solidaridad de tantos hermanos. Transmitid a las personas que todavía están dentro del túnel vuestro coraje, contad vuestra experiencia, testimoniando que se puede salir de la usura y del juego de azar.
Llamemos juntos a un nuevo humanismo económico, que "ponga fin a la economía de la exclusión y la iniquidad », a la economía que mata, a los sistemas económicos en los que los hombres y las mujeres ya no son personas, sino que se reducen a instrumentos de una lógica del descarte que genera profundos desequilibrios (ver Mensaje al Simposio Internacional de Economía, 26 de noviembre de 2016).
Os agradezco vuestra presencia y vuestro trabajo. Os bendigo de todo corazón así como a vuestra labor. Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias.