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Audiencia general , 27.12.2017

La audiencia general de esta mañana ha tenido lugar a las 9,25  en el Aula Pablo VI donde el Santo Padre Francisco ha encontrado  a los grupos de peregrinos y fieles procedentes de Italia y de todos los lugares del mundo.

En la catequesis el Papa Francisco ha hablado del significado de la Natividad del Señor.

Tras resumir su discurso en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes. La audiencia general ha terminado con el canto del  Pater Noster  y la  bendición apostólica.

 

Catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy quisiera detenerme con vosotros sobre el significado de la Navidad del Señor Jesús, que en estos días estamos viviendo en la fe y en las celebraciones.

La construcción del pesebre y, sobre todo, la liturgia, con sus Lecturas bíblicas y sus cantos tradicionales, nos han hecho revivir «el hoy» en el que «os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor» (Lucas 2, 11). En nuestros tiempos, especialmente en Europa, asistimos a una especie de «desnaturalización» de la Navidad: en nombre de un falso respeto que no es cristiano, que a menudo esconde la voluntad de marginar la fe, se elimina de la fiesta toda referencia al nacimiento de Jesús. Pero en realidad ¡este evento es la única verdadera Navidad! Sin Jesús no hay Navidad; es otra fiesta, pero no la Navidad. Y si en el centro está Él, entonces también todo el entorno, es decir las luces, los sonidos, las distintas tradiciones locales, incluidas las comidas características, todo contribuye a crear la atmósfera de la fiesta, pero con Jesús en el centro. Si le quitamos a Él, la luz se apaga y todo se convierte en fingido, aparente.

A través del anuncio de la Iglesia, nosotros, como los pastores del Evangelio (cf. Lucas 2, 9), somos guiados para buscar y encontrar la verdadera luz, la de Jesús que, hecho hombre como nosotros, se muestra de forma sorprendente: nace de una pobre chica desconocida, que da a luz en un establo, solo con la ayuda del marido... El mundo no se da cuenta de nada, pero ¡en el cielo los ángeles que lo saben exultan! Y es así que el Hijo de Dios se presenta también hoy a nosotros: como el don de Dios para la humanidad que está inmersa en la noche y en el torpor del sueño (cf. Isaías 9, 1). Y todavía hoy asistimos al hecho de que a menudo la humanidad prefiere la oscuridad, porque sabe que la luz desvelaría todas esas acciones y esos pensamientos que harían enrojecer y remorder la conciencia. Así, se prefiere permanecer en la oscuridad y no revolver las propias costumbres equivocadas.

Nos podemos preguntar entonces qué significa acoger el don de Dios que es Jesús. Como Él mismo nos ha enseñado con su vida, significa convertirse diariamente en un don gratuito para aquellos que se encuentran en el propio camino. Es por esto que en Navidad se intercambian regalos. El verdadero don para nosotros es Jesús, y como Él, queremos ser don para los otros. Y, como nosotros queremos ser don para los otros, intercambiamos regalos, como signo, como señal de esta actitud que nos enseña Jesús: Él, enviado por el Padre, ha sido don para nosotros, y nosotros somos don para los otros. El apóstol Pablo nos ofrece una clave de lectura sintética, cuando escribe —es bonito este paso de Pablo—: «Porque se ha manifestado la gracia salvadora de Dios a todos los hombres, que nos enseña a que, renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas, vivamos con sensatez, justicia y piedad» (Tito 2, 11-12). La gracia de Dios «apareció» en Jesús, rostro de Dios, que la Virgen María dio a luz como cualquier niño de este mundo, pero que no ha venido «de la tierra», ha venido «del Cielo», de Dios. De esta manera, con la encarnación del Hijo, Dios nos ha abierto el camino de la vida nueva, fundada no sobre el egoísmo sino sobre el amor. El nacimiento de Jesús es el gesto de amor más grande de nuestro Padre del Cielo. Y, finalmente, un último aspecto importante: en Navidad podemos ver cómo la historia humana, movida por los poderosos de este mundo, es visitada por la historia de Dios. Y Dios involucra a aquellos que, confinados a los márgenes de la sociedad, son los primeros destinatarios de su don, es decir —el don— la salvación traída por Jesús. Con los pequeños y despreciados, Jesús establece una amistad que continúa en el tiempo y que nutre la esperanza por un futuro mejor. A estas personas, representadas por los pastores de Belén a los que «la gloria del Señor los envolvió en su luz» (Lucas 2, 9-12). Ellos eran marginados, estaban mal vistos, despreciados y a ellos se les apareció la gran noticia por primera vez. Con estas personas, con los pequeños y los despreciados, Jesús establece una amistad que continúa en el tiempo y que nutre la esperanza por un futuro mejor. A estas personas, representadas por los pastores de Belén, les aparece una gran luz, que les conduce directos a Jesús. Con ellos, en cada tiempo, Dios quiere construir un mundo nuevo, un mundo en el que ya no haya personas rechazadas, maltratadas e indigentes. Queridos hermanos y hermanas, en estos días abramos la mente y el corazón para acoger esta gracia. Jesús es el regalo de Dios para nosotros y si lo acogemos, también nosotros podemos convertirnos en lo mismo para los demás —ser regalo de Dios para los demás— antes que nada para aquellos que nunca han experimentado atención y ternura. Pero cuánta gente en la propia vida nunca ha experimentado una caricia, una atención de amor, un gesto de ternura... La Navidad nos empuja a hacerlo. Así Jesús nace de nuevo en la vida de cada uno de nosotros y a través de nosotros, continúa siendo regalo de salvación para los pequeños y los excluidos.

Saludos en las diversas lenguas

 

Saludos en francés

Me complace dar la bienvenida a los peregrinos francófonos, especialmente a los fieles de la diócesis de Seez, con el Obispo, Mons. Jacques Habert, así como a las familias de la diócesis de Cambrai. Queridos amigos, en esta época de Navidad, que Jesús también nazca en vuestras  vidas y, a través de vosotros, se convierta en un don de salvación para los pequeños y los excluidos. ¡Feliz Navidad y Dios os bendiga!

Saludos en inglés

Saludo a los peregrinos de habla inglesa presentes en la audiencia de hoy, especialmente los de Estados Unidos de América. Os deseo así como a vuestras familias que custodiéis  la alegría de esta época  navideña, encontrando en la  oración al Príncipe de la Paz, que desea estar cerca de todos. ¡Dios os bendiga!

Saludos en alemán

Un sincero saludo a los peregrinos de habla alemana. El misterio de la Navidad también debe suceder  en cada uno de nosotros, como dijo el Peregrino Querúbico: "Ah, si tu corazón se convirtiera en un pesebre, Dios nacería niño de nuevo en la tierra". Que el Señor nos acompañe para llevar  su paz y su amor a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

Saludos en español

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. En estos días los animo a abrir la mente y el corazón para acoger a Jesús que es el don de Dios para nosotros, y si lo acogemos también nosotros podremos serlo para los demás, especialmente para los necesitados de atención y de ternura.

Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

 Saludos en portugués

Queridos peregrinos de la lengua portuguesa, os deseo, así como a vuestras familias una Navidad verdaderamente cristiana, de manera que los deseos de “Felices fiestas” " intercambiados entre nosotros sean una manifestación de la alegría que sentimos al saber que Dios está presente en medio de nosotros y camina con nosotros. A todos mis  mejores deseos para un feliz año nuevo, lleno de bendiciones del Dios Niño.

Saludos en árabe

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua árabe, especialmente a los procedentes de Siria, Iraq, Tierra Santa y Medio Oriente. El nacimiento de Jesús es el cumplimiento de las promesas divinas. Dios no ama de palabra, su amor no se limita al envío de profetas, mensajeros o textos, sino que lo conduce a abrazar  nuestra debilidad y nuestra condición humana para elevarnos a la dignidad filial perdida. La encarnación de Dios es la prueba segura de la autenticidad de su amor; quien verdaderamente ama se identifica con el amado. ¡Que el Señor os bendiga y los mejores deseos para una Navidad gloriosa y un feliz año nuevo!

Saludos en polaco

Saludo cordialmente a los peregrinos polacos. Queridos hermanos y hermanas, en estos días abrimos nuestras mentes y corazones para recibir el regalo del amor de Dios que es Jesús, su Hijo nacido de la Virgen María. Si lo recibimos en nuestra vida diaria, también podremos convertirnos en un regalo para los demás. Muchas gracias por las felicitaciones navideñas que vienen de Polonia y de todo el mundo, y especialmente por las oraciones según  mis intenciones. Os pido  que me recordéis siempre ante el Señor. ¡Os bendigo de  corazón!

Saludos en italiano

Recibo  a los queridos peregrinos de lengua italiana con la alegría del clima navideño. Saludo a los artistas y trabajadores del Golden Circus de Liana Orfei, y les agradezco su actuación. ¡El arte circense, como la belleza siempre nos acerca a Dios! Y vosotros, con vuestro trabajo, con vuestro arte, acercáis a las personas a Dios. ¡Gracias por lo que hacéis!

Saludo a la Cofradía de la Santísima Annunziata en Panza d'Ischia en el cuarto centenario de su fundación, al grupo del departamento de pediatría del Hospital de Padua y a los grupos parroquiales,  en particular a los fieles de Gromlongo de Palazzago, Vignanello, Aprilia, de  Curno y Catanzaro. En este tiempo de Navidad, tenemos ante nuestros ojos el maravilloso misterio de Jesús, don  de Dios para toda la humanidad. Sin Jesús, recordemos, no es Navidad, es otra cosa.

Me complace dar un saludo especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Queridos jóvenes, sabed  ser fuertes en la fe, mirando al Niño divino, que en el misterio de la Navidad se ofrece a sí mismo como don para toda la humanidad. Queridos enfermos, espero que vislumbréis, en la viva luz de Belén, el significado de vuestro  sufrimiento. Y a vosotros, esposos, os exhorto a  mantener constante,  al construir vuestra familia, el amor y la dedicación más allá de cualquier sacrificio.