A las 11 de esta mañana, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha tenido lugar una Conferencia de presentación del Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2018 (1 de enero).
Han intervenido el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el Rev. Bruno Marie Duffé, Secretario del mismo dicasterio; S. E. Mons. Silvano Maria Tomasi, del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; P. Michael Czerny, S.J., Subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados.
También estuvieron presentes Andrea Iacomini, portavoz de UNICEF en Roma, el P. Ismael Jose Chan-Gonzaga, S. J., profesor de derecho en la Universidad de Manila y algunos migrantes y refugiados.
Sigue la intervención del P. Michael Czerny, S.J:
Intervención del P. Michael Czerny, S.J.
Migrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz
Compasión, no sin prudencia
La compasión, abrir nuestros corazones a los hermanos y hermanas que buscan un lugar seguro para vivir en paz, es esencial, pero no suficiente. Como ha dicho repetidas veces el Santo Padre[1], la compasión debe ir acompañada de la prudencia, entendida en su sentido latino: el discernimiento capaz de gobernar las acciones humanas. Acoger verdaderamente a los demás requiere un compromiso concreto y formas efectivas de apoyo para lograr la integración.
La vida familiar es un ejemplo óptimo. Cada miembro de la familia tiene necesidades reales. Los padres deben saber cómo distinguirlas de los caprichos. Los padres "prudentes" responden a las necesidades asignando los recursos sobre esta base. Si los recursos son insuficientes, cambian sus objetivos: no bloquean ni expulsan a los miembros que tienen demasiadas necesidades.
El tema del Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año, es decir, migrantes y refugiados, es parte del cuidado de la casa común que el Papa Francisco ha propuesto con tanto vigor y eficacia en la Laudato si’. Los gobernantes tienen la responsabilidad de gestionar situaciones complejas y cambios rápidos, y de asignar recursos limitados. Como en una familia, necesitamos que sean tan compasivos como "prudentes", capaces de atención y de cuidado.
Los gobernantes deberían tomar medidas prácticas para acoger, proteger, promover e integrar: es su deber hacerlo, dentro de los límites permitidos por el bien común rectamente entendido, así como favorecer la incorporación a la sociedad de los nuevos miembros[2]. Por eso deben tener ante sus ojos las necesidades de todos los miembros de la familia humana y el bienestar de cada persona. Al mismo tiempo, "los inmigrantes no deben olvidar que tienen el deber de respetar las leyes, la cultura y las tradiciones de los países que los acogen.".[3]
¿Con cuales medios puede una comunidad civil o religiosa acoger , proteger, promover e integrar a los nuevos miembros ? Cualquier tipo de medida que se tome, tendrá que tener debidamente en cuenta a los que ya residen en el territorio. Esto podría llevar a solicitar recursos provenientes del exterior. Por ejemplo, los países más ricos deberían ser más generosos en sus aportaciones a los lugares donde muchos solicitantes de asilo buscan refugio, ya sea temporalmente o por períodos más largos.
La Sección de Migrantes y Refugiados ha preparado 20 Puntos de Acción como una herramienta para la animación pastoral y como una contribución a la redacción, negociación y adopción de los Global Compact para Migrantes y Refugiados dentro del 2018[4]. Los países de todo el mundo han acordado mejorar el marco de referencia del tratamiento dado a los solicitantes de asilo y los refugiados así como establecer uno nuevo para garantizar migraciones seguras, regulares y ordenadas. Esperamos que los nuevos Compact ayuden a las naciones del mundo a compartir más equitativamente la responsabilidad y los recursos en beneficio de los más vulnerables entre los migrantes.
Para apoyar el importante proceso de reflexión y discernimiento en curso, el Mensaje del Día Mundial de la Paz de este año nos invita a considerar a los migrantes y refugiados como hombres y mujeres que buscan, llevan y construyen la paz.
El misterio es precisamente éste: lo que se les ha denegado en el país de origen, los migrantes ayudan a construirlo allí donde llegan. Ese misterio lo experimentan aquellas comunidades, cristianas o no cristianas que brindan acogida y construyen integración. Con palabras proféticas, el Papa Francisco nos recuerda en el Mensaje (§3) que tenemos la capacidad transformar en “ talleres de paz nuestras ciudades, a menudo divididas y polarizadas por conflictos que están relacionados precisamente con la presencia de migrantes y refugiados”.
[1] Viaje de regreso de Suecia , 1.11.16 y de Colombia, 10.09.2017
[2] Cfr. Juan XXIII, Lett. Enc. Pacem in terris, 57.
[3] Felicitaciones al Cuerpo Diplomático, 9.01.17
[4] 20 Puntos de Acción Pastoral: https://goo.gl/aeFyQ5
20 Puntos de Acción de los Pactos Globales: https://goo.gl/1dazou