Esta mañana, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, tuvo lugar una conferencia de presentación de las dos exposiciones que, a partir de la primavera de 2018, se llevarán a cabo de forma simultánea en los Museos Vaticanos y la Ciudad Prohibida de Pekín.
El 27 de noviembre tendrá lugar una segunda conferencia de prensa de presentación en la Diaoyutai State Guesthouse en Pekín.
Han intervenido en la conferencia de prensa: Barbara Jatta, Directora de los Museos Vaticanos, Mons. Paolo Nicolini, Delegado Administrativo de los Museos Vaticanos; P. Nicola Mapelli, Comisario del Museo Anima Mundi de los Museos Vaticanos, Zhu Jiancheng, Secretario General de China Culture Investment Fund, y el Maestro Yan Zhang.
Siguen las intervenciones de Barbara Jatta, Zhu Jiancheng y Yan Zhang.
Intervención de Barbara Jatta
Me complace particularmente abrir esta conferencia de prensa agradeciendo a todos su presencia. Un agradecimiento especial a nuestros distinguidos invitados, diría mejor, amigos de la República Popular China, reunidos aquí en una ocasión tan especial.
En la vida, compleja y fascinante, de una realidad multifacética como la de los Museos Vaticanos, a veces sucede que las actividades ordinarias se colorean con matices particulares.
Yo diría que organizar exposiciones es, efectivamente, un esfuerzo diario en un museo internacional como el nuestro. Algunos las promovemos directamente: pocas y selectas. Muchas más, alrededor de decenas por año, son aquellas en los que participamos en diferentes países del mundo. A veces, como simples prestamistas de obras, otras como coorganizadores (pienso en la exposición que se realiza actualmente en Santiago de Chile y que recientemente he inaugurado personalmente).
En este sentido, no sería noticia que los Museos del Vaticano organizasen una exposición y ninguno de vosotros, probablemente, estaría aquí hoy.
En cambio, nuestro encuentro es especial por una serie de razones.
Ante todo porque será la primera vez que los museos del Papa organicen una exposición con instituciones culturales chinas. Me parece un primer dato muy importante.
En segundo lugar, porque no será realmente una "exposición", sino un proyecto mucho más grande que consiste en dos exposiciones "coincidentes", una en el Vaticano y otra en China, y la segunda no se limita a una sola ciudad porque será itinerante. Os explicarán los detalles mis amigos aquí presentes. Yo seré muy breve.
Creo, no obstante, que el verdadero motivo de novedad sea el espíritu que nos anima desde el principio y sobre el que se apoya sólidamente esta amistad y esta relación con las instituciones culturales de China y que ha desembocado en lo que presentamos hoy.
En estos meses, a medida que tomaba forma esta idea, nos hemos encontrado, tal vez de forma inesperada, con una conciencia compartida, la de la tarea común que se requiere, hoy más que en el pasado, a realidades como la nuestra: ser capaces de hablar un lenguaje universal, como sabe serlo solamente el de la belleza, que es un poderoso llamamiento a la armonía y la unidad.
La belleza es un vehículo extraordinario para hablar siempre, en cualquier latitud y longitud, ya sea física o temporal. Sin miedo, sin barreras. En nombre del hombre, porque creo que la belleza, en el sentido más amplio del término, sea necesaria para cada uno.
Creo que ésta es la clave del éxito de lo que en los Museos Vaticanos llamamos la "diplomacia del arte", que ciertamente no es nuestro descubrimiento, está injertada en la tradición secular de la Iglesia, pero que hoy nos corresponde continuar y reinterpretar creativamente en una confrontación constante con el escenario global que está ante nosotros . ¡Creo que esto es lo que el Santo Padre espera de “sus” Museos!
Por lo tanto, estoy convencida de que las actividades que presentamos hoy darán una cosecha abundante y serán un signo positivo y de esperanza del que mirando a nuestro alrededor, ¡todos tenemos gran necesidad!
Intervención de Zhu Jiancheng
Señoras y señores, queridos amigos,
En primer lugar, me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento al Vaticano, promotor del evento, por su escrupulosa organización y cálida hospitalidad. En particular, me gustaría dar las gracias a Mons. Nicolini por todo lo que ha hecho.
Creo firmemente que la próxima "Exposición simultánea Sino-Vaticana" abrirá un nuevo capítulo en el intercambio cultural entre el pueblo chino y el Vaticano, que favorezca el acercamiento y el entendimiento entre dos países con profunda cultura tradicional.
Este evento tiene un significado muy importante para promover el entendimiento y la confianza mutua entre las dos partes,
Un antiguo filósofo chino, el Maestro Han Fei Zi (280 a.C-233 a.C.), dijo: "Las relaciones entre las naciones dependen de la proximidad de los pueblos, la proximidad de los pueblos depende de la comunicación de los corazones". Todos sabemos que este es también el pensamiento del Papa Francisco.
China tiene una larga historia de diplomacia de paz. Hace 2100 años, China abrió la Ruta de la Seda y promovió el intercambio entre la culturas oriental y la occidental.
El intercambio cultural precede la diplomacia. El Fondo de Inversión de la Industria de la Cultura de China (China Culture Industry Investment Fund) fue establecido en 2011 por los departamentos gubernamentales pertinentes de la RPC, pero es una organización no gubernamental dedicada a promover la cultura y los intercambios culturales con otros países.
Ha realizado ya una serie de actividades significativas en el campo de la cultura y la diplomacia para "la paz en el mundo".
El 31 de mayo de este año, se regalaron al Papa dos grandes obras del maestro Zhang Yan en nombre del pueblo chino,. Era la respuesta al saludo dirigida por Francisco en 2014 al Secretario general Xi y al pueblo chino.
Estamos a punto de abrir la "Exposición simultánea Sino-Vaticana",
Un evento que cruza las fronteras, el tiempo y une las culturas, que fortalecerá aún más la amistad entre China y el Vaticano, y promoverá la normalización de las relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano.
Hoy, en el siglo XXI, esperamos que con el impulso del proyecto "One Belt, one Road" propuesto por el presidente Xi Jinping, participemos activamente en el intercambio de cultura y arte entre China y el Vaticano. Juntos, promoveremos la civilización de todo el mundo y el progreso de la humanidad.
La sabiduría expresada por la Madre Tierra y la benevolencia sin límites debida al género humano:
el Monte Kailash, un símbolo natural de comunión entre la cruz gamada y la Cruz, entre el hombre y la naturaleza, la armonía entre el hombre y la sociedad.
Intervención de Yan Zhang
Su Santidad, Papa Francisco, Ilustres invitados
Hoy para mí es un gran honor porque mis obras "Naturaleza y religión" se unen a las piezas más significativas y simbólicas de las colecciones chinas de los Museos Vaticanos y del Museo Nacional de China, que se llevarán a cabo simultáneamente en los Museos Vaticanos y en Pekín.
En este momento histórico de fuerte esfuerzo para el desarrollo de las relaciones entre China y el Vaticano, como miembro de los 1.380 millones de personas de nacionalidad china, quisiera expresar nuestro sincero homenaje de verdadera amistad a Su Santidad el Papa Francisco y a todos aquellos que han contribuido a los intercambios culturales. Las dos exposiciones representan los dos extremos de un puente de diálogo civil. Como mensajero de este intercambio cultural, tengo el placer y el privilegio de transmitirles los saludos y la amistad del pueblo chino.
El Vaticano es el fulcro de la fe para una sexta parte de la población mundial y ha sido el corazón del Renacimiento europeo. Desde el Renacimiento, y luego con la Primera Revolución Industrial, y especialmente a fines del siglo XX y principios del XXI, ha habido un gran aumento en la riqueza material y el progreso tecnológico en el mundo. Y sin embargo, la relación entre los seres humanos y la relación del hombre con la naturaleza nunca ha sido tan tensa. En muchas ocasiones la humanidad ha desarrollado incluso la capacidad de destruir nuestro ecosistema y a nosotros mismos. Esto es válido para los 1.200 millones de católicos, los 1.380 millones de chinos y los 7.200 millones de personas en nuestro mundo: todos, inevitablemente enfrentamos el desafío final que se plantea ante la humanidad. La supervivencia o la destrucción de la vida en la Tierra depende de nuestra respuesta a este desafío final para la humanidad.
Desde 1993- hace 24 años- empecé a reflexionar de manera sistemática y continua sobre estos temas, que me han llevado a la realización de más de 20 pinturas, incluyendo obras como Cradling Arm e Iron Staff Lama,, que ilustran el tema "Naturaleza y religión” mediante el uso de la fuerza expresiva y tolerante que es propia de la pintura al óleo y el enfoque sobre la cuestión final del hombre, que es común tanto a la pintura y la cultura china como a la occidental . El 31 de mayo de 2017, Cradling Arm e Iron Staff Lama - las obras más representativas de todo mi trabajo y de las reflexiones realizadas en los últimos 20 años – fueron ofrecidas como regalo a Su Santidad el Papa Francisco como un signo de amistad en nombre de los 1.400 millones de chinos y luego fueron generosamente entregadas por el Santo Padre a los Museos Vaticanos para formar parte de la colección permanente y exhibidas allí.
Pinté un bosquejo a carboncillo de la Montaña Sagrada, que fue presentado al Santo Padre. A petición de la Biblioteca del Vaticano, completé la reproducción creando un boceto para la colección de la biblioteca.
Para mí, Kanrenmuqi es la montaña sagrada de toda la humanidad, que incorpora la esencia de la religión. ¡Representa el lugar de un espíritu permanente, debería ser la eternidad y no puede ser destruida!
El "Papá" es el amor entre los fieles como padre e hijo: blanco como la nieve, blanco también como el hábito del Papa. La montaña como su físico y como la cruz que lleva.
Al final, me gustaría decir que no importa a qué país pertenecemos o qué credo profesamos, "nada en el mundo es irrelevante para nosotros". La Madre Tierra, que es, como dice el Papa Francisco en su encíclica Laudato Sí, una hermosa madre que nos recibe en sus brazos, muestra que la gran familia de naciones puede ser tolerante y unida. También la culturas china y la vaticana necesitan comunicación e intercambio, al igual que todas las culturas de la Tierra. La montaña sagrada es un símbolo natural del diálogo y de la civilización del encuentro. La amistad desinteresada entre China y el Papa Francisco y la idea de que todos somos una sola familia empujarán a los hombres a repensar la relación entre la humanidad, la vida, la sociedad y la naturaleza. La estética del arte revelará en nosotros la completa conciencia del medio ambiente, la benevolencia y la tolerancia.
El diálogo entre nosotros es posible e inevitable debido a nuestro sentimiento común de benevolencia. ¡En el siglo XXI, el extraordinario plan para construir un sólido puente de diálogo entre Pekín y el Vaticano iluminará nuevamente la Ruta de la Seda! ¡Que reinen la amistad y la paz en el mundo!