Esta mañana, a las 12, 15 en la Oficina de Prensa de la Santa Sede) se ha presentado el nuevo CD de la Capilla Musical Pontificia “Sixtina” editado por la Deutsche Grammophon: “VENI DOMINE - Advent & Christmas at the Sistine Chapel”.
Un disco de Navidad con un repertorio basado en los manuscritos renacentistas del fondo de la “Capilla Sixtina” en la Biblioteca Apostólica Vaticana con tres primeras grabaciones mundiales y la “Beata viscera Mariae Virginis” di Perotinus, con la participación extraordinaria de Cecilia Bartoli.
Han intervenido en la presentación: S.E. Mons. Georg Gänswein, Prefecto de la Casa Pontificia, - Mons. Massimo Palombella, Director de la Capilla Musical Pontificia “Sixtina” y Mirko Gratton, Director del departamento de Música Clásica y Jazz de Universal Musica Italia.
Intervención de S.E. Mons. Georg Gänswein
Por tercer año consecutivo tengo el honor y el placer de presentar un CD grabado por la Capilla Musical Pontificia en su sede natural de la Capilla Sixtina, publicado por el prestigioso sello discográfico Deutsche Grammophon.
Es para mí y para la Prefectura de la Casa Pontificia, de la que la Capilla Musical Pontificia forma parte, una cita que se ha convertido en tradición que se consolida con el tiempo y expresa un proyecto de amplio alcance y de calidad cultural y espiritual indudable. Sinceramente, cuando se publicó el primer CD hace tres años, no hubiera imaginado que tal iniciativa hubiera encontrado una acogida tan benévola. Por lo tanto, el de hoy es un hito significativo en varios aspectos: en primer lugar, por los resultados obtenidos de los dos CDs ya publicados que han atraído el interés de un vasto público; después por el CD que presentamos y que es particularmente conmovedor no solamente por la calidad de la interpretación, sino también por la elección de las músicas que nos llevan al corazón del misterio cristiano: la encarnación de la Palabra, la Natividad del Señor.
Por lo tanto son textos que inspiran alegría profunda y nos sumergen en un horizonte de rara belleza que expresa, en las palabras de San Alfonso María de Ligorio, la alegría de la creación y del ser humano por el nacimiento del Salvador. Además, esta nueva producción, centrada en el tiempo litúrgico de Navidad, se basa en la característica – más única que rara - de traducir en sonido los manuscritos presentes en el fondo "Capilla Sixtina" conservados en la Biblioteca Apostólica, un tesoro inapreciable que el Coro, bajo la guía del Maestro Palombella y sus colaboradores está abriendo sabiamente, diría, revelando al público.
Viendo este CD, con el folleto adjunto, podemos fácilmente darnos cuenta de la gran labor, - este año además con la colaboración de la famosa mezzosoprano Cecilia Bartoli- de estudio e investigación encaminada al proyecto de valoración del patrimonio cultural y musical de la Santa Sede. De hecho, el fondo "Capilla Sixtina" en la Biblioteca Vaticana es uno de los mayores archivos de música renacentista del mundo donde se hallan los manuscritos de los más grandes compositores de este período histórico.
El logro es el resultado de la colaboración entre la Capilla Musical Pontificia y Deutsche Grammophon, que es un valor agregado para ambas partes, del cual estamos orgullosos y felices.
Todo esto, sin embargo, tiene su razón de ser en el contexto del servicio eclesial que el Coro del Papa también está llamado a desempeñar. Una producción discográfica de este tipo es, de hecho, un anuncio de la Buena Nueva que se realiza a través del arte, específicamente de la música, para que el contacto de tantas personas de cultura y procedencia diversa con un repertorio musical específico y con la búsqueda de Dios que la permea, lleve a un crecimiento en el camino espiritual e incluso a una primera pregunta sobre Aquel que es la fuente de toda belleza. También así, a través de la música se puede, dice Francisco, ir a la "periferia" para que todos tengan la posibilidad real de encontrarse con un Dios que ama, perdona y desea para cada uno de nosotros "vida en abundancia".
Por todo ello se entiende la gran responsabilidad de la Capilla Sixtina a la hora de proponer su repertorio musical ejecutado con perfección estética y alto profesionalismo. Para este instituto histórico las herramientas concretas de su servicio eclesial son el estudio diario, la investigación constante, la debida experimentación y la necesaria confrontación cultural.
Para concluir, quisiera expresar mi agradecimiento a todos aquellos que con su pasión y profesionalismo han hecho posible esta nueva producción: al Maestro de la Capilla Sixtina, a los cantantes adultos, a los pueri cantores y a las familias de estos chicos que, confiando en el proyecto educativo y en clima de serenidad que se respira en la escuela anexa a la Capilla Musical, permiten que sus hijos tengan una experiencia única. Gracias a Deutsche Grammophon y a sus directivos por la fructífera colaboración creada con el Coro del Papa y por su refinada sensibilidad cultural.
¡Que este nuevo CD de música con su belleza llene nuestros corazones de alegría verdadera!
Intervención de Mons. Massimo Palombella
Los fondos musicales antiguos de la Biblioteca del Vaticano, entre los más destacados e importantes en el mundo, han representado para la historiografía musical y la investigación musicológica, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, documentos de referencia imprescindibles. Los tesoros de polifonía de los períodos humanista, renacentista y barroco, que se conservan sobre todo en las colecciones de Capilla Sixtina y Cappella Giulia, han sido y seguirán siendo estudiados por los investigadores de todo el mundo, especialmente después del traslado de las cantorías de las respectivas instituciones de pertenencia a la Biblioteca Apostólica Vaticana ( en los años Treinta a Cuarenta del siglo pasado para los materiales de la Giulia, unas décadas antes para los de la Capilla Sixtina). Los índices y catálogos se pusieron así a disposición para permitir el acceso y la consulta de dichos patrimonios.
El Maestro Director de la Capilla Musical Pontificia "Sixtina" tiene la fantástica oportunidad de tener acceso a todos los fondos musicales presentes en dicha Biblioteca. Esto lo coloca frente a una doble responsabilidad cultural: en primer lugar, devolver la vida a composiciones que ahora están completamente olvidadas; en segundo lugar, experimentar, mediante la comparación de manuscritos y grabados antiguos, una praxis musical pertinente, que traduzca, gracias a los estudios científicos y los medios de que disponemos hoy en día, el "signo gráfico" en "signo sonoro".
Para el uso concreto de la enorme cantidad de material musical presente, es deseable definir un criterio de investigación. En este CD, este criterio ha sido identificado en el tiempo litúrgico de Adviento y Navidad, criterios de búsqueda posteriormente "afinado" a través de consultas con diferentes fuentes que históricamente describen las celebraciones papales y su praxis musical. Por tanto, este trabajo ha identificado una propuesta musical que tiene como fuente primaria el fondo Capilla Sixtina de la Biblioteca Apostólica del Vaticano, como criterio de elección del tiempo de Adviento y Navidad, y como criterio adicional de "identificación", la frecuencia de esta música en las celebraciones papales.
Lo que acomuna las piezas musicales de este CD es la intención de hacer una edición crítica, sea basada en el manuscrito o en el grabado antiguo de la Biblioteca Apostólica Vaticana. Este cuidadoso trabajo ha hecho posible la identificación de todos los "colores minores", ofreciendo una propuesta de realización de los mismos que ha requerido, a veces, una agilidad virtuosa a algunas secciones del coro y ha hecho posible, a través de la grafía renacentista definir el tactus implícito indicado por el compositor y establecer lo mejor posible la relación correcta entre las proporciones.
La comparación entre las composiciones de los siglos XV y XVI, y la consideración del papel que la Capilla Musical Pontificia ha desempeñado históricamente en este cambio de estética, nos lleva necesariamente a reflexionar sobre la reforma litúrgica del Concilio de Trento y sobre lo que éste Concilio y su aplicación requería de la música destinada a la liturgia. En resumen, la atención al texto y la petición de enmendar lo que era "lascivo e impuro" surgía de la instancia conciliar de reconducir la música destinada a la Liturgia a su función primaria, la de dar forma sonora a un texto, efectuando a través de este proceso una "exégesis" del mismo. Eso es exactamente lo que hizo el Canto Gregoriano . Efectivamente, mediante su gramática (los modos, los tonos ...), en ese preciso momento histórico "explicó" la Revelación, hizo "exégesis" de la Palabra de Dios. El mismo proceso fue llevado a cabo por la polifonía renacentista, con otra estética respecto a la del Canto Gregoriano. A través de su gramática, más evolucionada que la monodia, nuevamente dio forma sonora a un texto explicando, a su manera, la Revelación.
Solo desde esta perspectiva podemos ubicar correctamente la producción renacentista navideña, que hoy nos resulta algo alejada de lo que esperaríamos musicalmente de la Navidad. De hecho, el clima navideño al que el barroco en su plenitud y la producción musical sucesiva nos han acostumbrado, todavía no está en la música del Renacimiento, donde la principal preocupación parece ser, en cambio, la de una colocación "teológica" de la Encarnación en relación con toda la vida de Jesús. En ese clima cultural junto con la Navidad resonaba también intrínsecamente la Pascua, el cumplimiento de la Encarnación, y en conjunto se percibe en el fondo, casi como un "regusto", la pasión y muerte de Jesús. Es exactamente igual que en la antigua iconografía, que representaba la Natividad con el Niño recostado en un pesebre en forma de sarcófago, para decir claramente que ese niño tendría que morir por nuestra salvación. En esta perspectiva teológica, el motete Dies sanctificatus de Giovanni Pierluigi da Palestrina es emblemático. De hecho, encontramos la inserción de un fragmento de texto típicamente pascual, "Haec dies quam fecit Dominus "y la sección final con las notas ennegrecidas en el texto "Exultemus, et laetemur in ea" que - si se ejecuta con la pertinencia de los colores minores indicados - obliga a una levedad extrema que parece no ser "conclusiva" del motete, sino que aplaza su cumplimiento al día de Pascua[1].
El estudio de los manuscritos y grabados antiguos, con la preocupación de traducir en sonido la escritura específica, necesariamente impone un estilo vocal particular, que permita las agilidades y refinamientos requeridos por la misma escritura musical. Ese estilo vocal se confirma además por las características acústicas del espacio arquitectónico de la Capilla Sixtina, que requiere un sonido preciso, muy controlado, pero al mismo tiempo rico de matices y colores, al igual que los frescos de Miguel Ángel, un sonido que se aleja decididamente de aquel con el que la Capilla Musical Pontificia se había identificado más recientemente, con la ingenua ilusión de ser heredera de una "vieja escuela".
Toda la música de este CD ha sido compuesta históricamente para las celebraciones papales y continúa hoy en día, incluso después de la reforma litúrgica del Vaticano II, a ser parte de ella con una cuidadosa preocupación por la precisa "pertinencia de la celebración". La grabación de un repertorio calificado como "música antigua", no es llevar a cabo una operación arqueológica o nostálgica o simplemente cultural. La operación corresponde a la voluntad de restituir un signo sonoro "antiguo" y por lo tanto "precioso", capaz de resistir de forma fecunda a la historia y por lo tanto de seguir así siendo actual, "vivo". Esto ha impuesto, con honestidad, en los himnos de las Vísperas de Adviento (Conditor alme siderum) y de Navidad (Redemptor omnium Christe), por cuanto atañe al canto gregoriano, el uso de textos y melodías presentes en el Liber Hymnarius de Solesmes (1983) - en lugar del Graduale Mediceo o del Liber Usualis o según lo reportado en los mismos manuscritos - el libro que nos dio la Reforma Liturgia del Concilio Vaticano II, restituyéndonos , a través de un estudio serio y profesional de los monjes de Solesmes, textos y melodías "antiguas", purificadas de tantas "incrustaciones" históricas.
La oportunidad y la suerte de trabajar constantemente para la Liturgia, y en ésta de enfrentar diariamente los desafíos de la última Gran Reforma Litúrgica de la Iglesia católica, el Concilio Vaticano II, lentamente nos lleva "más allá" de los estudios científicos necesarios y esenciales, hacia el punto de llegada de la profesionalidad seria en la práctica de la música "antigua" escrita para la liturgia. También nos impone, con todas las limitaciones y contingencias, a través del inmenso patrimonio cultural de la Iglesia, el esfuerzo de encontrar lo más posible al hombre de hoy - no al del Renacimiento - para brindarle la oportunidad de ir "más allá" de la contingencia, "más allá" del espacio y el tiempo, y tal vez, de reencontrar una parte de sí mismo.
-
[1] El uso del tempus imperfectum non diminutum, como medidad de este motete introduce un tiempo propio del madrigal en el motete sacro. Este proceso sirve para representar el evento de Navidad en un tiempo “allegramente mosso” y además, las notas negras de la sección final, -en el sentido de una "música para los ojos"-, podrían interpretarse como un símbolo del futuro camino de dolor de Cristo al que ya está predestinado con su nacimiento (véase ACKERMANN P., Edizione Nazionale delle Opere de Giovanni Pierluigi da Palestrina, III, 1 [Istituto Poligrafico e Zecca dello Stato, Librería dello Stato, Roma, 2008], XXXVII).