Sala Stampa

www.vatican.va

Sala Stampa Back Top Print Pdf
Sala Stampa


Carta del Santo Padre al Custodio de Tierra Santa con motivo de los 800 años de la presencia franciscana, 17.10.2017

El Santo Padre Francisco ha mandado al Custodio de Tierra Santa,  el Padre Francesco Patton, O.F.M., una carta con motivo de los 800 años de la presencia franciscana en esa tierra.

La carta ha sido entregada por S.E. el cardenal Leonardo Sandri,   Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales,  en visita a Tierra Santa dal 16 al 21 de octubre con motivo de ese aniversario, en el curso del solemne pontifical que ha presidido esta mañana en la iglesia de San Salvador en Jerusalén.

Sigue el texto .

Carta del Santo Padre

Para el Reverendísimo Padre
Francisco Patton, O.F.M.
Custodio de Tierra Santa



He sabido con alegría que esta Custodia.con motivo de los 800 años de la presencia franciscana en Tierra Santa, ha querido celebrar  ese aniversario  importante y feliz con numerosas  iniciativas religiosas, pastorales y culturales, todas ellos orientadas al  redescubrimiento de la encomiable contribución  de los "hermanos de la cuerda "- como se les llamaba - en  los lugares donde el Hijo de Dios se hizo carne, y habitó entre nosotros (cf. Jn 1,14). En esta ocasión, me complace dirigirle  un saludo especial  al igual que a todos  los hermanos, que así mantienen  vivo el testimonio cristiano, estudian las Escrituras y acogen a los  peregrinos.

El seráfico Padre Francisco, en el capítulo de Pentecostés  en mayo de 1217, abrió  la Orden a la  dimensión “misionera y universal", enviando a sus hermanos a todas las naciones como testigos de  fe, de  fraternidad y de  paz; y así se  creó la Provincia de Tierra Santa, en un principio llamada de Ultramar  o de Siria. Este ampliarse del horizonte  de la evangelización fue el comienzo de una aventura extraordinaria, que llevó hace ocho siglos, a los primeros frailes menores a desembarcar en Acre, donde el pasado 11 de junio, empezasteis  las celebraciones del centenario, renovando vuestra adhesión a la llamada de Jesús, en fidelidad al Evangelio y a la Iglesia.


Asiduos  en la contemplación y la oración, sencillos  y pobres, obedientes al Obispo de Roma, también estáis comprometidos en  el presente a  vivir en  Tierra Santa junto a los hermanos de diferentes culturas, etnias y religiones, sembrando la paz,  la hermandad y  el respeto. Es bien sabida  vuestra disponibilidad para  acompañar  los pasos de los peregrinos procedentes  de todo el mundo a través de la acogida y la guía. Os habéis  dedicado a la búsqueda de los testimonios arqueológicos y al estudio atento de las Sagradas Escrituras, atesorando la famosa frase de San Jerónimo, que durante muchos años vivió retirado en Belén: "La ignorancia de las Escrituras es ignorancia de  Cristo" (Comm En. Is. Prol:.. PL 24,17).


No quiero olvidar, además de la custodia y  de  la animación de los santuarios, vuestro compromiso en  servicio de  la comunidad eclesial local. Os animo a perseverar alegres en el apoyo  a nuestros hermanos, especialmente los más pobres y los más débiles;  en la educación de la juventud - que a menudo  corre el riesgo de perder la esperanza en un contexto todavía sin paz -; en la acogida de los ancianos y el cuidado de los enfermos, viviendo concretamente en la cotidianidad  las obras de misericordia.

Uniéndome a mis venerados predecesores, comenzando con Clemente VI que, con la bula Gratias agimus os  confío  la custodia de los Santos Lugares, quiero renovar ese mandato, alentándoos a ser testigos alegres del Resucitado en Tierra Santa.


Sois embajadores de todo el Pueblo de Dios  que con generosidad siempre os ha sostenido, en particular, a través de la "Colecta para Tierra Santa", que contribuye a garantizar que en la Tierra de Jesús la fe se haga  visible mediante las obras. De manera especial os sostiene, en nombre del Sucesor de Pedro, la Congregación para las Iglesias Orientales, que en estos días celebra su centenario.

Por último, deseo recordaos las palabras de vuestro fundador, " Aconsejo de veras, amonesto y exhorto a mis hermanos en el Señor Jesucristo que, cuando van por el mundo, no litiguen ni contiendan con palabras (cf. 2 Tim 2,14), ni juzguen a los otros; sino sean apacibles, pacíficos y moderados, mansos y humildes, hablando a todos honestamente, como conviene. "(Regla bulada , 3, 10-11: FF 85).


Confío la Custodia de Tierra Santa, cada una de sus comunidades y todos los frailes  a la protección maternal de la Virgen María y ,mientras  invoco la intercesión de vuestro santo patrón  Antonio de Padua, os imparto de corazón la bendición apostólica.


Desde el Vaticano, 17 de octubre, 2017