Publicamos a continuación el mensaje que el Santo Padre Francisco ha enviado, con motivo de la apertura de los trabajos del XXV Convenio Ecuménico Internacional de Espiritualidad Ortodoxa,, organizado por la Comunidad Monástica de Bose (Italia) en colaboración con las Iglesias Ortodoxas (6-9 septiembre 20117, Monasterio de Bose):
Mensaje del Santo Padre
Al Hermano Enzo Bianchi
Monasterio de Bose
Con motivo de la apertura del XXV Convenio Ecuménico Internacional de Espiritualidad Ortodoxa, deseo dirigir a todos vosotros, organizadores y participantes, mi cordial saludo. En particular, quisiera hacer llegar un caluroso abrazo de paz a Su Santidad el Patriarca Ecuménico, el queridísimo hermano Bartolomé y a Su Beatitud Theodoros, Patriarca de Alejandría: vuestra presencia importante honra los 25 años del Convenio que el Monasterio de Bose organiza en colaboración con las Iglesias Ortodoxas y resalta su contribución al camino común hacia la plena unidad.
El tema de este año, "el don de la hospitalidad", es sugestivo y actual. Es cierto, la hospitalidad es un don, un don que, ante todo, hemos recibido: somos huéspedes de un mundo creado por nosotros, y que debe ser custodiado, pero también estamos aquí de paso, extranjeros en la tierra, porque somos invitados y esperados en el cielo, donde está nuestra ciudadanía (Fil. 3:20).
Mientras tanto, como discípulos viandantes, estamos llamados a fijar la mirada en lo que no desaparece, en la caridad que no acaba nunca (cf. 1 Cor 13,8), a acogernos los unos a los otros como dones del Señor, a favorecer la atención y el afecto mutuos, a "tener compasión, tomar parte en el dolor de los que sufren, considerar como un mal propio las desventuras de los demás" (N. CABASILAS, La vida en Cristo, VI, 8). Os deseo que esta llamada se reavive con la escucha humilde y sincera y con las reflexiones de estos días, para que crezcan cada vez más sentimientos fraternales y maduros, una verdadera "hospitalidad del corazón", de modo que mientras peregrinamos juntos hacia el Reino, nos veamos impulsados a dar pasos más valientes y concretos hacia la plena comunión.
Con esos sentimientos, invoco sobre vosotros y sobre los trabajos del Convenio la abundancia de los dones del Espíritu mientras os pido que me reservéis un lugar en vuestras oraciones.
En el Vaticano, 18 de agosto de 2017