Catequesis del Santo Padre
Saludos en las diversas lenguas
Llamamiento
La audiencia general ha tenido lugar esta mañana a las 9,30 en el Aula Pablo VI donde el Santo Padre Francisco ha encontrado a los grupos de peregrinos y fieles procedentes de Italia y de todos los lugares del mundo.
El Papa ha dedicado su catequesis al tema: “El perdón divino: motor de la esperanza. ¿Quién es éste que perdona también los pecados? (Lc 7,49). Tras resumir su catequesis en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes.
La audiencia general ha terminado con el canto del Pater Noster y la bendición apostólica.
Catequesis del Santo Padre
Queridos hermanos, ¡buenos días!
Hemos oído la reacción de los comensales de Simón el fariseo: «¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?» (Lucas 7, 49). Jesús acaba de cumplir un gesto escandaloso. Una mujer de la ciudad, conocida por todos como una pecadora, ha entrado en casa de Simón, se ha inclinado a los pies de Jesús y ha derramado sobre sus pies un aceite perfumado. Todos los que estaban allí en la mesa murmuraban: si Jesús es un profeta, no debería aceptar gestos semejantes de una mujer como esa. Aquellas mujeres, pobrecitas, que servían solo para encontrarse con ellas a escondidas, también por parte de los jefes, o para ser lapidadas. Según la mentalidad del tiempo, entre el santo y el pecador, entre lo puro y lo impuro, la separación debía ser neta.
Pero la actitud de Jesús es diversa. Desde los inicios de su ministerio de Galilea, Él se acerca a leprosos, a endemoniados, a todos los enfermos y a los marginados. Un comportamiento tal no era para nada habitual, tanto es así que esta simpatía de Jesús por los excluidos, los «intocables», será una de las cosas que más desconcertarán a sus contemporáneos. Allí donde hay una persona que sufre, Jesús se hace cargo, y ese sufrimiento se hace suyo. Jesús no predica que la condición de pena debe ser soportada con heroísmo, según el estilo de los filósofos estoicos. Jesús comparte el dolor humano, y cuando se le cruza, desde lo más íntimo prorrumpe esa actitud que caracteriza al cristianismo: la misericordia. Jesús, ante el dolor humano siente misericordia; el corazón de Jesús es misericordioso. Jesús siente compasión. Literalmente: Jesús siente temblar sus entrañas. Cuántas veces en los Evangelios encontramos reacciones parecidas. El corazón de Cristo encarna y revela el corazón de Dios, que allí donde hay un hombre o una mujer que sufre, quiere su sanación, su liberación, su vida plena.
Es por ello que Jesús abre los brazos de par en par a los pecadores. Cuánta gente perdura también hoy en una vida equivocada porque no encuentra a nadie dispuesto a mirarlo o mirarla de manera diferente, con los ojos, mejor, con el corazón de Dios, es decir mirarles con esperanza. Jesús en cambio ve una posibilidad de resurrección incluso en quien ha acumulado muchas elecciones equivocadas. Jesús siempre está allí, con el corazón abierto; abre de par en par esa misericordia que tiene en el corazón; perdona, abraza, entiende, se acerca: ¡así es Jesús!
A veces olvidamos que para Jesús no se ha tratado de un amor fácil, a bajo precio. Los Evangelios conservan las primeras reacciones negativas hacia Jesús precisamente cuando Él perdonó los pecados de un hombre (cf. Marcos 2, 1-12). Era un hombre que sufría doblemente: porque no podía caminar y porque se sentía «equivocado». Y Jesús entiende que el segundo dolor es más grande que el primero, hasta tal punto que le acoge enseguida con un anuncio de liberación: «Hijo, tus pecados te son perdonados» (v. 5). Libera esa sensación de opresión de sentirse equivocado. Es entonces cuando algunos escribas —los que se creen perfectos: yo pienso en muchos católicos que se creen perfectos y desprecian a los demás... es triste, esto...— algunos escribas allí presentes se escandalizan por las palabras de Jesús, que suenan como una blasfemia, porque solo Dios puede perdonar los pecados.
Nosotros que estamos acostumbrados a experimentar el perdón de los pecados, quizás demasiado «a buen precio», deberíamos recordar de vez en cuando cuánto hemos costado al amor de Dios. Cada uno de nosotros ha costado bastante: ¡la vida de Jesús! Él la habría dado incluso solo por uno de nosotros. Jesús no va a la cruz porque sana a los enfermos, sino por que predica la caridad, porque proclama las bienaventuranzas. El Hijo de Dios va a la cruz sobre todo porque perdona los pecados, porque quiere la liberación total, definitiva del corazón del hombre. Porque no acepta que el ser humano consume toda su existencia con este «tatuaje» imborrable, con el pensamiento de no poder ser acogido por el corazón misericordioso de Dios. Y con estos sentimientos Jesús sale al encuentro de los pecadores, que somos todos. Así los pecadores son perdonados. No solo son tranquilizados a nivel psicológico, porque son liberados del sentimiento de culpa. Jesús hace mucho más: ofrece a las personas que se han equivocado la esperanza de una vida nueva. «Pero, Señor, yo soy un trapo» — «Mira adelante y te hago un corazón nuevo». Esta es la esperanza que nos da Jesús. Una vida marcada por el amor. Mateo el publicano se convierte en apóstol de Cristo: Mateo, que es un traidor de la patria, un explotador de la gente. Zaqueo, rico corrupto —este seguramente tenía una licenciatura en sobornos— de Jericó, se convierte en un benefactor de los pobres. La mujer de Samaria, que ha tenido cinco maridos y ahora vive con otro, escucha cómo se le promete «un agua viva» que podrá manar para siempre dentro de ella (cf. Juan 4, 14). Así Jesús cambia el corazón; hace así con todos nosotros. Nos hace bien pensar que Dios no ha elegido como primera masa para formar su Iglesia a las personas que no se equivocaban nunca. La Iglesia es un pueblo de pecadores que experimentan la misericordia y el perdón de Dios. Pedro entendió más verdades de sí mismo cuando el gallo cantó, que de sus impulsos de generosidad, que le hinchaban el pecho, haciéndole sentir superior a los demás.
Hermanos y hermanas, somos todos pobres pecadores, necesitados de la misericordia de Dios que tiene la fuerza de transformarnos y devolvernos esperanza, y esto cada día. ¡Y lo hace! Y a la gente que ha entendido esta verdad básica, Dios regala la misión más bonita del mundo, es decir el amor por los hermanos y hermanas, y el anuncio de una misericordia que Él no niega a nadie. Y esta es nuestra esperanza. Vayamos adelante con esta confianza en el perdón, en el amor misericordioso de Jesús.
Saludos en las diversas lenguas
Saludos en francés
Me complace saludar a los peregrinos francófonos, especialmente a los fieles venidos de Francia y de los países de habla francesa. La misericordia y el perdón nos transforman y nos ofrecen esperanza, para dar testimonio de una vida marcada por el amor. Dios os bendiga.
Saludos en inglés
Saludo a los peregrinos ingleses presentes en la audiencia de hoy, especialmente a los de Malta, Nigeria, Guam, Canadá y los Estados Unidos de América. Sobre todos vosotros y vuestras familias, invoco la gracia del Señor Jesús para que podáis ser una señal de misericordia y esperanza cristiana en vuestros hogares y comunidades. Dios os bendiga.
Saludos en alemán
Una afectuosa bienvenida a todos los peregrinos de habla alemana. Este período de vacaciones nos ofrece grandes oportunidades para experimentar la alegría de vivir el amor de Cristo en nuestras familias y con los amigos. Jesús nos enseña a hacer el bien, a perdonar y a entregarnos a los demás. Buenas vacaciones.
Saludos en español
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Veo que hay españoles, que hay panameños, mexicanos, chilenos, colombianos. ¡Cuántos latinoamericanos hay hoy! Los exhorto a ser testigos de ese amor en medio de los hermanos y anunciadores de la misericordia que el Señor no niega a nadie. Que Dios los bendiga y bendiga a sus naciones.
Saludos en portugués
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua portuguesa, invitando a todos a permanecer fieles a Cristo Jesús. Él nos reta a salir de nuestro mundo pequeño y estrecho hacia el Reino de Dios y la verdadera libertad. Que el Espíritu Santo os ilumine para que llevéis la Bendición de Dios a todos los hombres. La Virgen Madre os guarde y proteja.
Saludos en árabe
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua árabe, especialmente a los de Egipto, Tierra Santa y Medio Oriente. Jesús no fundó una iglesia compuesta de personas buenas y justas, sino de pecadores y débiles que han experimentado la misericordia de Dios y buscan vivir su voluntad a través de los caminos de sus vidas diarias. Por lo tanto, la misión primaria y fundamental de la Iglesia es ser un hospital de campaña, y un lugar de curación, de misericordia y de perdón, y de ser la fuente de esperanza para todos los que sufren, los desesperados, los pobres, los pecadores, y los descartados. ¡El Señor os bendiga y os proteja siempre del maligno!
Saludos en polaco
Saludo cordialmente a los peregrinos polacos. Queridos hermanos y hermanas, el perdón de nuestros pecados que recibimos como un regalo del amor misericordioso de Cristo es para nosotros una fuente de esperanza y una razón para ser misericordiosos con los demás.
Hoy, en particular, me uniré espiritualmente a aquellos que desde diferentes ciudades de Polonia caminan en peregrinación al Santuario de la Madre de Dios en Jasna Gora. La Madre y Reina de Polonia acoja las fatigas y las oraciones de los peregrinos y obtenga de su Hijo la plenitud de las gracias para ellos, sus familias y toda la nación. Dios os bendiga.
Saludos en italiano
Saludo a los peregrinos de lengua italiana. En particular, deseo dirigir unas palabras de bienvenida a las Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas, reunidas para el Capítulo General, así como a las Hermanas de la Caridad de Santa Giovanna Antida, que se están preparando para celebrar la profesión perpetua. Queridas hermanas, sed siempre alegres, incluso ruidosas, y atestiguad en todas partes la belleza de vuestra consagración a Dios y al Evangelio. Saludo a los fieles de la parroquia de Santa María del Carmen en Sant'Elia Fiumerapido, confiándoles a a la Virgen para que haga que la existencia de cada uno de ellos esté llena de frutos de bien.
Mi pensamiento más sincero finalmente se dirige a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados llegados a Roma en este tiempo. Espero, queridos jóvenes, que el encuentro con tantos lugares llenos de cultura, de arte y fe sean una ocasión propicia para conocer e imitar el ejemplo que nos dejaron tantos testigos del Evangelio vividos aquí, como San Lorenzo, cuya fiesta es mañana . Os animo, queridos enfermos, a uniros constantemente a Jesús que sufre al cargar la cruz por la redención del mundo. Os deseo a vosotros, queridos recién casados que construyáis vuestra nueva familia sobre la base sólida de la fidelidad al Evangelio del amor.
Llamamiento
Me he quedado profundamente dolido por la masacre sucedida el domingo pasado en Nigeria, dentro de una iglesia, donde fueron asesinadas personas inocentes. Y lamentablemente esta mañana ha llegado la noticia de violencias homicidas en la República Centroafricana, contra las comunidades cristianas. Deseo que cese cualquier forma de odio y de violencia y no se repitan más crímenes tan vergonzosos, perpetrados en lugares de culto, donde los fieles se reúnen para rezar. Pensemos en nuestros hermanos y hermanas de Nigeria y de la República Centroafricana. Rezamos por ellos, todos juntos: Dios te salve María...