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Las palabras del Papa en la oración del ángelus, 11.06.2017

Esta mañana  Solemnidad de la Santísima Trinidad, a las 12,00 el Santo Padre Francisco se ha asomado a la ventana del estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para rezar el ángelus con  los fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro
Estas han sido las palabras del Papa antes de la oración mariana

Antes  del ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Las lecturas bíblicas de este domingo, fiesta de la Santísima Trinidad, nos ayudan a entrar en el misterio de la identidad de Dios. La segunda lectura, presenta las palabras  de bienvenidad que san Pablo dirige a la comunidad de Corinto: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros"(2 Cor 13,13). Esta – digamos así- “bendición” del Apóstol es fruto de su experiencia personal del amor de Dios,ese amor que Cristo resucitado le ha revelado, que ha transformado su vida y lo ha “empujado” a llevar el Evangelio a las gentes. A partir de esta experiencia suya de gracia, Pablo puede exhortar a los cristianos con estas palabras: “Alegraos, sed perfectos, animaos,  vivid en  paz”.  (v.11). La comunidad cristiana, aun con todos los límites humanos, puede transformarse en un reflejo de la comunión de la Trinidad, de su bondad,  de su belleza. Pero esto – como el mismo Pablo atestigua – pasa necesariamente a través de la experiencia de la misericordia de Dios, de su perdón.

Es lo que sucede a los judíos en el camino del éxodo. Cuando el pueblo infringió la alianza, Dios se presentó a Moisés en la nube para renovar aquel pacto, proclamando su propio nombre y su significado: “El Señor es un Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera  y rico en amor y fidelidad” (Ex 34,6). Este nombre expresa que Dios no está alejado y encerrado en sí mismo sino que es Vida que quiere comunicarse, es apertura, es Amor que rescata al hombre de la infidelidad. Dios es “misericordioso”, “piadoso” y “rico de gracia” porque se ofrece a nosotros para colmar nuestros límites y nuestras faltas, para perdonar nuestros errores, para volvernos a llevar al camino de la justicia y de la verdad. Esta revelación de Dios llegó a su cumplimiento en el Nuevo Testamento gracias a la palabra de Cristo y a su misión de salvación. Jesús nos ha manifestado el rostro de Dios, Uno en la sustancia y Trino en las personas; Dios es todo y sólo Amor, en una relación subsistente que todo crea, redime y santifica: Padre e Hijo y Espíritu Santo.

Y el  Evangelio de hoy “pone en escena” a Nicodemo, el cual, aun ocupando un lugar importante en la comunidad religiosa y civil de su tiempo, no ha dejado de buscar a Dios. No pensó: “He  llegado”, no cesó de buscar a Dios, y  ahora ha percibido el eco de su voz en Jesús. En el diálogo nocturno con el Nazareno, Nicodemo comprende finalmente que Dios ya lo busca y lo espera, que lo ama personalmente. Dios siempre nos busca antes, nos espera antes, nos ama antes. Es como la flor del almendro, así dice el profeta: “Florece antes” (cfr. Jer 1, 11-12) .Efectivamente así le  habla Jesús: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único para que todo el que crea en él no muera, sino que tenga vida eterna”. ¿Qué es esta vida eterna? Es el amor desmedido y gratuito del Padre que Jesús dio  en la cruz, ofreciendo su vida por nuestra salvación. Y este amor, con la acción del Espíritu Santo, ha irradiado una luz nueva sobre la tierra y en cada corazón humano que lo acoge; una luz que revela los ángulos oscuros, las durezas que nos impiden llevar los frutos buenos de la caridad y de la misericordia.

¡Que la Virgen María nos ayude a entrar siempre más, con todo nosotros, en la Comunión trinitaria, para vivir y dar testimonio del amor que da sentido a nuestra existencia!

Después del ángelus

Queridos hermanos y hermanas,

Ayer, en La Spezia, fue beatificada Itala Mela. Criada en una familia alejada de la fe, en su juventud se profesaba atea, pero se convirtió después a una intensa experiencia espiritual. Trabajó  con  los universitarios católicos, fue después  Oblata benedictina y cumplió un recorrido místico centrado en el misterio de la Santísima Trinidad, que hoy celebramos de manera especial. ¡Que el testimonio de la nueva Beata nos empuje, durante nuestras jornadas, a dirigir a menudo el pensamiento a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo que habita en la celda de nuestro corazón!.

Os saludo a todos, queridos romanos y peregrinos: a los grupos parroquiales, a las familias, a las asociaciones. Saludo en particular a los fieles venidos de Montpellier, de Córcega y Malta; y entre los de Italia, a los fieles de Padua y Norbello y a los jóvenes de Sassuolo.

Un pensamiento especial a la comunidad boliviana que vive en Roma y celebra la Virgen de Copacabana.

Y a todos vosotros  os deseo un buen domingo. Y por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!