Carta del cardenal Secretario de Estado al Presidente de los Estados Unidos de México, presidente de la Plataforma Mundial 2017 para la Reducción de Riesgos de Desastres (Cancún, 22-26 de mayo de 2017), 25.05.2017
Publicamos a continuación la carta que el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin ha enviado en nombre del Santo Padre al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, S. E. Enrique Peña Nieto, presidente de la Plataforma Mundial 2017 para la Reducción de Riesgos de Desastres, celebrada en Cancún del 22 al 26 de mayo:
Su Excelencia,
La comunidad internacional está tomando conciencia de la importancia de la prevención y la resiliencia. Efectivamente, 2015 fue un año que vio la adopción de tres acuerdos, tres planes de acción, importantes para el futuro de la humanidad y fuertemente relacionados entre sí: el Marco de Sendai para la reducción de riesgos de desastres 2015-2030, la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y el Acuerdo de París sobre el cambio climático. El 2017 es un hito importante en el camino para identificar e implementar las maneras más eficaces para su aplicación.
Es un camino que tiene entre sus principales retos la integración de las actividades para reducir los riesgos de desastres con las de desarrollo humano integral, para la erradicación de la pobreza, para la lucha contra la exclusión social, para la adaptación a los cambios climáticos y para su mitigación.
Frente a este desafío, me gustaría destacar tres aspectos que atañen en particular al tema de este encuentro, la reducción de riesgos de desastres.
El primer aspecto se refiere a la necesidad de fortalecer las actividades de prevención, educación y formación para reducir las pérdida humanas, físicas y económicas causadas por los desastres naturales. Es oportuno reconocer que éstas se derivan a menudo de la incompetencia humana en la gestión y se acentúan por iniciativas humanas mal calibradas, que no toman en cuenta el orden de prioridad adecuado. Para concienciar de los riesgos planteados por los desastres naturales es necesario fomentar la sensibilización acerca de los riesgos y de sus posibilidades de prevención; Esto también repercutirá en una mejor gestión de las actividades humanas en muchos campos. Pienso, por ejemplo, en la gestión del agua (Discurso en el Seminario de la Pontificia Academia de Ciencias sobre el derecho humano al agua, Vaticano, 24 de Febrero, 2017), un recurso precioso que es también una de las principales causas de los desastres naturales. En la actualidad hay numerosas herramientas educativas y de "alerta temprana" que si bien utilizadas, por un lado pueden reducir en gran medida el número de vidas perdidas debido a los desastres naturales, por el otro pueden promover a nivel global y local una verdadera y propia cultura de la reducción del riesgo de desastres y de resiliencia; cultura que tiene no pocas repercusiones positivas en la lucha contra la pobreza y el cambio climático, además de en el reconocimiento de la dignidad humana y la centralidad del ser humano.
El segundo aspecto subraya la importancia de que estos procesos de sensibilización dediquen una atención especial a las poblaciones más vulnerables. A menudo los más pobres son las víctimas principales de desastres naturales que desestabilizan las economías y sociedades más frágiles y que afectan a hábitats o ambientes ya precarios. Es deseable que estas personas se impliquen directamente en los procesos educativos, de intercambio de conocimientos y de concienciación en la prevención y reducción de riesgos de desastres. Sin embargo, además de las actividades de prevención, es necesario considerar cuidadosamente las respuestas a la repercusión de los desastres naturales, que, debe recordarse, requieren asistencia no sólo material, sino también humana y espiritual. Entre los daños causados por los desastres naturales también deben ser consideradas las “heridas internas ": el sufrimiento de aquellos que perdieron a sus seres queridos y de aquellos que han visto dispersarse los sacrificios de toda la vida" (Discurso a las víctimas del terremoto, Mirandola, 2 de abril de 2017 ). En esta perspectiva, es bueno esforzarse para reconstruir las condiciones de vida digna para las personas afectadas por estos desastres.
El tercer aspecto se refiere al saber que las víctimas y las personas más vulnerables desempeñan un papel vital en los mismos procesos de prevención, reacción y reconstrucción. Son las más interesadas en la planificación a largo plazo para hacer frente a los riesgos de desastres naturales. La capacidad de movilización de las comunidades locales nunca se debe subestimar en situaciones de catástrofe. En este contexto, las tradiciones religiosas y culturales son muy importantes y representan una fuente de enriquecimiento para la resiliencia. Todo ello requiere una amplia participación, colaboración, integración y diálogo entre todas las partes interesadas, en particular las comunidades locales, entre las cuales las poblaciones indígenas. Son aspectos que ocupan el lugar central de esta Plataforma Global para la Reducción de Riesgos de Desastres, cuyo objetivo es identificar y compartir soluciones innovadoras de cara a un enfoque integrado en todos los niveles, desde el local al internacional.
La correcta aplicación de los tres documentos mencionados requiere un cambio de mentalidad y de estilos de vida. Cuando consideramos el futuro de la humanidad, no podemos limitarnos a las áreas técnicas o sectoriales : estamos hablando de valores, de responsabilidad, de solidaridad compartidos que atañen al bien de toda la familia humana. Como observa el Papa Francisco, " cuando las personas se vuelven autorreferenciales y se aíslan en su propia conciencia, acrecientan su voracidad.. [...]No pensemos sólo en la posibilidad de terribles fenómenos climáticos o en grandes desastres naturales, sino también en catástrofes derivadas de crisis sociales, porque la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca. "(Enc. Laudato si '204) .
A nombre del Santo Padre, el Papa Francisco, expreso el deseo de que los trabajos de la Plataforma Global sean provechosos, fructíferos y capaces de garantizar que la resiliencia vaya de la mano con el desarrollo de una cooperación verdadera, responsable y solidaria basada en el bien común. En esta perspectiva, la Santa Sede está siempre dispuesto a ofrecer su contribución.
Tengo el honor de transmitir a todos ustedes y a todos los que toman parte en este encuentro tan importante los fervientes deseos de Su Santidad de que sus deliberaciones sean fecundas, confiando en que desemboquen en esfuerzos concretos para enfrentar de forma cada vez más solidaria y compartida los retos que se presentan.
Cardenal Pietro Parolin
Secretario de Estado
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