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Audiencia del Santo Padre a los miembros de la “Papal Foundation”, 27.04.2017

Esta mañana,  a las 10.30, en la  Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre Francesco ha recibido en audiencia a los miembros de la  “Papal Foundation”, con motivo de su peregrinación anual a Roma.

Publicamos a continuación el discurso que el Papa ha dirigido a los presentes en el curso de la audiencia.

 

Texto del discurso del Santo Padre

Me alegra saludaros, miembros de la Papal Foundation, durante vuestra visita anual a Roma. El  encuentro de hoy está impregnado de la alegría del tiempo de Pascua, en el que la Iglesia celebra la victoria del Señor sobre la muerte y el don de la vida nueva en el Espíritu Santo. Espero que vuestra peregrinación a la Ciudad Eterna os fortalezca en la fe y en la esperanza, así como en vuestro compromiso de promover la misión de la Iglesia sosteniendo  muchas iniciativas de naturaleza religiosa y caritativas muy queridas por el Papa.

El mundo de hoy, a menudo marcado por la violencia, la codicia y la indiferencia, tiene gran necesidad de nuestro testimonio del mensaje de esperanza en el poder de redención y reconciliación del  amor  de Dios, que emana del Evangelio. Estoy muy agradecido por vuestro propósito de contribuir a los esfuerzos de la Iglesia en el anuncio de este mensaje de esperanza hastas  los confines de la tierra y de trabajar por el progreso material y espiritual de nuestros hermanos y hermanas en el mundo, especialmente en los países en desarrollo. Cada uno de nosotros, como miembro vivo del Cuerpo de Cristo, está llamado a promover la unidad y la paz de la familia humana y de todos los que la componen, según la voluntad del Padre, en Cristo. Os pido, como  parte esencial de vuestro compromiso con  la obra de la Papal Foundation, que recéis por las necesidades de los pobres, por la conversión de los corazones,  por la difusión del Evangelio y por el crecimiento de la Iglesia en la santidad y en el celo misionero. Y os pido, por favor, que  no os olvidéis de rezar por mí.

Queridos amigos, con estas palabras de aliento, y con gran afecto  os encomiendo, junto con vuestras familias, a la intercesión amorosa de María, Madre de la Iglesia. A todos vosotros os imparto mi bendición apostólica como prenda de alegría y de paz en el Señor.

Gracias.