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El Papa celebra la Misa de Difuntos en el cementerio romano de Prima Porta, 02.11.2016

Esta tarde a las 16,00 en la conmemoración de los Fieles Difuntos, el Santo Padre celebró la santa misa, por primera vez, en el cementerio Flaminio, más conocido como Prima Porta, en la periferia norte de Roma, a la que siguió una oración por los difuntos y la bendición de las tumbas.

Concelebraron con el Papa el cardenal vicario de Roma Agostino Vallini, el arzobispo Filippo Iannone, vice-regente de la diócesis de Roma, el obispo Guerino de Tora, auxiliar para la zona norte de la capital y el padre Zbigniew Golebiewski O.S.P.P.E., párroco de los santos Urbano y Lorenzo en Prima Porta.

Después del evangelio, el Papa pronunció una homilía improvisada que reproducimos a continuación:

“Job estaba entre tinieblas. Estaba a las puertas de la muerte.Y en ese momento de angustia, de dolor y de sufrimiento, Job proclama su  esperanza. "¡Yo sé que mi redentor está vivo, y que él, el último se  levantará sobre  el polvo! Yo, sí, yo mismo le veré,  mis ojos le mirarán, ningún otro ". La conmemoración de los Difuntos tiene este doble significado. Un sentimiento de tristeza: un cementerio es triste, nos recuerda a nuestros seres queridos que se han ido, nos recuerda también el futuro, la muerte; pero a esta tristeza, traemos flores como un signo de esperanza , y también, puedo decirlo, de fiesta, pero más adelante, no ahora. Y la tristeza se mezcla con la esperanza. Esto es lo que todos sentimos hoy, en esta celebración: la memoria de nuestros seres queridos, ante  sus despojos, y la esperanza.

Pero además sentimos que esta esperanza nos ayuda, porque nosotros  también tenemos que recorrer este camino. Todos nosotros lo recorreremos. Antes o después, pero todos. Con dolor,  más fuerte o más leve, pero todos. Pero con la flor de la esperanza, con ese hilo fuerte anclado en el más allá. Sí, este ancla no defrauda: la esperanza de la resurrección.

Y el primero que recorrió este camino fue Jesús. Nosotros recorremos el camino por el que él anduvo. Y el que nos abrió la puerta es él, es Jesús: con su Cruz abrió la puerta de la esperanza, abrió la puerta para que entremos donde contemplaremos  a Dios. " ¡Yo sé que mi redentor está vivo, y que él, el último se  levantará sobre  el polvo! Yo, sí, yo mismo le veré,  mis ojos le mirarán, ningún otro”.

Regresemos hoy a nuestras casas con esta doble de memoria: la memoria del pasado, de nuestros seres queridos que se han ido; y la memoria del futuro, el camino que recorreremos. Con  certeza, con seguridad; esa certeza que salió de los labios de Jesús: "Yo te resucitaré en el último día"”.

Después de la celebración de la santa misa en el cementerio de Prima Porta, el Papa regresó al Vaticano donde rezó en privado, en las grutas de la basílica de San Pedro, por los sumos pontífices allí enterrados y por todos los difuntos.