Después de rezar el ángelus el Santo Padre recordó la beatificación, ayer en Madrid, España, de los sacerdotes benedictinos José Antón Gómez, Antolín Pablos Villanueva, Juan Rafael Mariano Alcocer Martínez y Luis Vidaurrázaga González, asesinados el siglo pasado durante la persecución contra la Iglesia. “Alabemos al Señor y confiemos a su intercesión a los hermanos y hermanas que hoy todavía, desgraciadamente, en varias partes del mundo son perseguidos por su fe en Cristo”, dijo.
También expresó el Papa su cercanía a los habitantes de Italia central afectados por el terremoto que ayer continuó sacudiendo esa región del país. “Rezo por los heridos y por las familias que han sufirdo los daños más fuertes, así como por el personal de socorro y asistencia. Que el Señor Resucitado les de fuerza y que la Virgen los proteja”, afirmó.
A continuación saludó a los peregrinos procedentes de Italia y de diversos países, en particular a los de Liubliana (Eslovenia) y Sligo (Irlanda), así como a los participantes en la peregrinación mundial de los peluqueros y estetistas y a varios grupos, entre ellos los de la Unitalsi de Cerdeña.
Francisco habló de su inminente viaje apostólico a Suecia para conmemorar el quinientos aniversario de la Reforma en el que católicos y luteranos se unirán en el recuerdo y la oración y pidió a todos que rezasen para que ese encuentro sea “una nueva etapa en el camino de fraternidad hacia la comunión plena”.
El Papa se despidió deseando a todos un buen domingo y una buena festividad de Todos los Santos.
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