Esta mañana, poco después de las 9, el Papa llegó por sorpresa a la ciudad italiana de Amatrice para encontrar a la población afectada por el terremoto del pasado 24 de agosto. Acompañado por el obispo de Rieti, Domenico Pompili, el Santo Padre fue en primer lugar a la escuela Romolo Capranica -habilitada por los miembros de la Protección Civil en un container- donde saludó a los niños de la escuela primaria, que le regalaron los dibujos que habían pintado tras el terremoto, y a los maestros.
A la salida de la escuela, rodeado de la gente, el Papa dijo: “He pensado durante los primeros días de tanto dolor que mi visita, quizás, iba a ser más un estorbo que una ayuda o que un saludo y no quería molestaros. Por eso he dejado pasar algo de tiempo para que se arreglasen algunas cosas, como la escuela. Pero, desde el primer momento, sentí que tenía que venir aquí. Sencillamente para decir que estoy cerca de vosotros, que estoy cerca de vosotros, nada más ,y que rezo, rezo por vosotros. Cercanía y oración, esto es lo que os ofrezco. Que el Señor os bendiga a todos, que la Virgen os guarde en este momento de tristeza y de prueba”.
Después de bendecir a los presentes, el Santo Padre rezó con ellos un Ave María y añadió: “Sigamos adelante, siempre hay futuro. Hay tantos seres queridos que nos han dejado, que han perecido aquí, bajo los escombros. Recemos a la Virgen por ellos, hagámoslo todos juntos (Ave María) .Mirad siempre hacia delante. Adelante, valor, y ayudaros unos a otros. Se camina mejor en compañía, solos no se va. Adelante .Gracias”.
Tras saludar al alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi, a las fuerzas del orden, a los bomberos, se encaminó hacia la denominada “zona roja”, donde el seísmo fue más devastador, acercándose lo más posible a los edificios derrumbados y rezó en silencio. También saludó al jefe de la Comunicación de Emergencia del Cuerpo de bomberos con estas palabras :”Rezo para que no tengáis que trabajar, el vuestro es un trabajo doloroso. Os doy las gracias por lo que hacéis”. Y pidió a los miembros del Cuerpo que se hicieran una foto con él porque eran “los que salvan a la gente”.
El Pontífice prosiguió su viaje otra de las zonas afectadas por el terremoto, deteniéndose en Rieti para visitar la Residencia Sanitaria Asistencial San Raffaele Borbona que acoge a enfermos crónicos y no autosuficientes. Francisco saludó a todos los pacientes, entre los cuales muchos ancianos desplazados por el terremoto, y se quedó a comer con ellos.
Dos horas más tarde fue al puesto de bomberos de Cittàreale, campo base de las zonas del seísmo, desde donde se desplazó a Accumoli, una de las ciudades más afectadas, en la que saludó a varias personas, entre ellas el alcalde, y en la Plaza de san Francisco rezó ante la iglesia del mismo nombre destruida por el terremoto. Desde allí prosiguió hasta Pescara del Tronto y se detuvo tres veces en la carretera para saludar a pequeños grupos de personas. Poco después de las 14 llegó a Arquata del Tronto. En ambas localidades estuvo acompañado por mons. Giovanni D’Ercole, obispo de Ascoli Piceno.
En Arquata del Tronto el Papa saludó a más de 100 personas con las que rezó y después visitó la escuela habilitada en tiendas de campaña. “Buenas tardes a todos –dijo a los paisanos de Arquata- Quiero estar con vosotros en estos momentos y deciros que os llevo en mi corazón y que conozco, sí, conozco vuestros sufrimientos y vuestras angustias y se también que han muerto personas que queriaís y estoy con vosotros. Y por eso hoy he querido estar aquí”.
“Ahora-continuó –recemos al Señor para que os bendiga y recemos también por vuestros seres queridos que se han quedado..allí debajo y ahora están en el cielo. Ave María”.
Después de impartir la bendición el Papa instó nuevamente a los presentes a “tener valor y a seguir siempre adelante. Los tiempos cambiarán y se podrá salir adelante. Yo estoy cerca de vosotros; yo estoy con vosotros”.
Por la tarde llegó a la última etapa de su visita a las zonas del terremoto: San Peregrín de Norcia, en Umbría, acompañado por el arzobispo de Spoleto-Norica, mons. Renato Boccardo. El Santo Padre rezó en la llamada "zona roja" frente a la iglesia de San Peregrín,muy afectada por el seísmo. Después saludó a cuantos lo esperaban fuera y, sirviéndose del altavoz de la Policía, les dijo: "Os saludo a todos. He estado cerca de vosotros; me siento muy cercano en este momento de tristeza y rezo por vosotros pidiendo al Señor que os de fuerzas para salir adelante. Y ahora os invito a rezar juntos un Ave María".
A las 15,30 el Pontífice emprendió el regreso a Roma, llegando al Vaticano a las 17.40. Todo el trayecto de la visita se hizo en automóvil.
Como se recordará el pasado domingo, durante el coloquio con los periodistas , en el vuelo de regreso a Roma tras su viaje a Georgia y Azerbaiyán, el Papa dijo que habría ido a visitar a los afectados por el terremoto “privadamente, solo, como sacerdote, como obispo, como Papa. Pero solo. Quiero hacerlo así. Y quiero estar cerca de la gente”.
También en el ángelus del pasado 28 de agosto había expresado su “cercanía espiritual a los habitantes del Lacio, de las Marcas y de Umbría, duramente golpeados por el terremoto de estos días. Pienso en particular en la gente de Amatrice, Accumoli, Arquata y Pescara del Tronto, Norcia. Una vez más digo a esas queridas poblaciones que la Iglesia comparte sus sufrimientos y sus preocupaciones. Recemos por los difuntos y por los supervivientes …Queridos hermanos y hermanas, también yo espero ir a veros para llevaros personalmente el consuelo de la fe, el abrazo de padre y hermano y el apoyo de la esperanza cristiana”.