En el ángelus rezado después de la misa de canonización el Santo Padre recordó a los Misioneros y Misioneras de la Caridad, la familia espiritual de la Madre Teresa, pidiendo que su santa fundadora velase siempre su camino y obtuviera que fueran fieles a Dios, a la Iglesia y a los pobres. Asimismo saludó a las autoridades presentes, en particular a las más ligadas a la figura de la nueva santa y a los numerosos peregrinos procedentes de los países que más tuvieron que ver con ella, y rogó a Dios que bendijera a sus naciones.

“Con afecto saludos a todos vosotros, queridos voluntarios y operarios de la misericordia. Os confío a la protección de la Madre Teresa –dijo- para que os enseñe a contemplar y a adorar cada día a Jesús crucificado para reconocerlo y servirlo en los hermanos necesitados. Pidamos esta gracia también para todos los que están unidos a nosotros a  través de los medios de comunicación en todo el mundo”.

Por último habló de los que se entregan al servicio de los hermanos en contextos difíciles y arriesgados, citando especialmente a las religiosas que no ahorran su vida. “Recemos en particular por la misionera española, sor Isabel, asesinada hace dos días en la capital de Haití, un país tan probado, para el que espero que cesen actos de violencia como ese y que haya mayor seguridad para todos. Recordemos también a otras hermanas que, recientemente, han sufrido violencias en otros países”. “Y lo hacemos –finalizó- rezando a la Virgen María, Madre y Reina de todos los santos”.