Panamá sera la sede de la XXXII Jornada Mundial de la Juventud en 2019. Lo ha anunciado el Papa Francisco al final de la misa celebrada en el Campus Misericordiae, llamando a su lado a los obispos panameños allí presentes para bendecirlos.
“Al final de esta celebración, deseo unirme a todos vosotros en el agradecimiento a Dios, Padre de infinita misericordia, porque nos ha concedido vivir esta Jornada Mundial de la Juventud”, dijo el Santo Padre agradeciendo al cardenal Dziwisz y al cardenal Rylko, a quienes llamó “trabajadores incansables” la labor y las oraciones con que habían preparado esta Jornada. “Y doy las gracias –añadió- a todos aquellos que han colaborado para su buen desarrollo. Y un inmenso «gracias» a vosotros, queridos jóvenes. Habéis llenado Cracovia con el entusiasmo contagioso de vuestra fe. San Juan Pablo II ha disfrutado desde el cielo, y os ayudará a llevar por todo el mundo la alegría del Evangelio.
“En estos días hemos experimentado la belleza de la fraternidad universal en Cristo, centro y esperanza de nuestra vida –recordó - Hemos escuchado su voz, la voz del Buen Pastor, vivo en medio de nosotros. Él ha hablado al corazón de cada uno de vosotros: os ha renovado con su amor, os ha hecho sentir la luz de su perdón, la fuerza de su gracia. Os ha hecho experimentar la realidad de la oración. Ha sido una «oxigenación» espiritual para que podáis vivir y caminar en la misericordia una vez que hayáis regresado a vuestros países y a vuestras comunidades”.
Después señalando el altar donde había una imagen de la Virgen María venerada por Juan Pablo II en el santuario de Calvaria dijo: “Ella, nuestra Madre, nos enseña cómo la experiencia vivida aquí en Polonia puede ser fecunda nos dice que hagamos como ella: no desperdiciar el don recibido, sino custodiarlo en el corazón, para que germine y dé fruto, con la acción del Espíritu Santo. De este modo, cada uno de vosotros, con vuestras limitaciones y fragilidades, podrá ser testigo de Cristo allá donde vive, en la familia, en la parroquia, en las asociaciones y en los grupos, en los ambientes de estudio, de trabajo, de servicio, de ocio, donde quiera que la providencia os guie en vuestro camino”.
“Con la intercesión de María invocamos el Espíritu Santo para que ilumine y sostenga el camino de los jóvenes en la Iglesia y en el mundo, para que seáis discípulos y testigos de la Misericordia de Dios”, concluyó el Santo Padre invitando a todos a rezar el Angelus.