Esta mañana, después de celebrar misa en privado en la capilla del arzobispado de Cracovia, el Papa se trasladó en automóvil a Oswiecim. La historia de la ciudad está marcada sobre todo por los trágicos acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. En Oswiecim los nazis construyeron el campo de exterminio más grande de la historia de la humanidad: Auschwitz-Birkenau, donde entre 1940 y 1945 fueron asesinadas más de un millón y cien mil personas. Hoy, con más de 40.000 residentes, Oswiecim es centro de numerosas iniciativas de paz, un lugar de encuentro para las personas de diversas nacionalidades y religiones. En 1998 recibió del Secretario General de la ONU el título de “Peace Advocate” (Mensajera de paz).
En el período de actividad del campo los nazis enviaron a Auschwitz sobre todo a los prisioneros políticos polacos, en gran parte representantes de la élite cultural del país, en total 150.000. Con el paso del tiempo empezaron a enviar también a prisioneros de otras nacionalidades y en la primavera de 1942 comenzó el exterminio de masa de los judíos. En ese lugar encontraron la muerte más de un millón de judíos europeos, 23.000 gitanos. 15.000 prisioneros de guerra soviéticos, además de decenas de miles de ciudadanos de otras nacionalidades. Entre los mártires de Auschwitz el sacerdote polaco san Maximiliano María Kolbe (1894-1941) y la monja carmelita de origen judío Santa Teresa Benedicta de la Cruz, conocida en el mundo como Edith Stein.
La fecha de la liberación de Auschwitz, el 27 de enero, fue designada en 2005 por las Naciones Unidas como Jornada Internacional de la Memoria en recuerdo de las víctimas del Holocausto. Después de la liberación del país, el 2 de julio de 1947 el Parlamento polaco sancionó la conservación del lugar del campo de concentración instituyendo el Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau. En 1979, a petición de Polonia, fue incluido en la lista mundial de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
El Papa se trasladó en automóvil hasta la entrada del Museo de Auschwitz donde lo esperaba el director del mismo. Francisco entró a pie en el campo de concentración pasando a través del arco de entrada para dirigirse después a bordo de un coche eléctrico - hacia el Bloque 11, quizás el lugar más simbólico de Auschwitz, donde se encuentra el "Muro de la Muerte", donde los nazis fusilaban a los prisioneros para trasladar sus cuerpos después al crematorio. En otoño de 1943, cuando los fusilamientos se trasladaron al crematorio de Birkenau el Muro se desmanteló pero en 1946 los ex prisioneros del campo lo reconstruyeron.
Francisco se detuvo para rezar en silencio en la Plaza del Pasaje de Lista, donde eran ahorcados los prisioneros, y donde san Maximiliano Kolbe ofreció su vida a cambio de la de otro preso. En la entrada del Bloque 11 fue recibido por la primer ministro de Polonia Beata María Szydło y a continuación se encontró, uno por uno, con doce supervivientes del campo de concentración, el último de los cuales le entregó una vela con la que el Papa encendió la lámpara que ha llevado como regalo personal al campo.
Después de ser recibido a las puertas de la “celda del hambre” el lugar del martirio de san Maximiliano Kolbe, por el Superior General y el Provincial de la Orden Franciscana de los Hermanos Menores Conventuales, entró solo en la celda 18 del sótano del Bloque 11 donde murió el sacerdote polaco. El hambre fue una de las múltiples formas de pena de muerte en Auschwitz. Los detenidos, elegidos del grupo de trabajo del que un detenido había intentado escapar, eran condenados a una muerte lenta en ese lugar. En la celda de san Maximiliano Kolbe hoy hay una placa conmemorativa y una vela, regalo de san Juan Pablo II. Al salir, el Papa firmó en el Libro de Honor con las siguientes palabras: “Señor de ten piedad de tu pueblo, señor perdón por tanta crueldad” Franciscus, 29.7.2016.
A las 10:30 Francisco entró en el campo de Birkenau, el campo más grande en el complejo ubicado en Oswiecim. Los nazis iniciaron su construcción en otoño de 1941, desalojando a los habitantes del pueblo de Brzazinka y destruyendo sus casas. En Birkenau construyeron la mayor parte de las instalaciones de exterminio: 4 crematorios con cámaras de gas, 2 cámaras de gas provisionales y se edificaron alrededor de 300 barracas para el alojamiento de los detenidos destinados a trabajar y condenados a una muerte lenta. Los detenidos en 1944 eran unos 100.000
El Papa, siempre en un coche eléctrico recorrió las vías del tren hasta llegar al Monumento a las víctimas de las Naciones, inaugurado en 1967 entre los crematorios II y III. El monumento es una alta plataforma sobre varios niveles y la forma de sus elementos recuerda los sarcófagos y las lápidas mientras el elemento más alto simboliza la chimenea del crematorio. Ante el monumento están las estelas conmemorativas con una frase en los 23 idiomas empleados por los prisioneros que dice: “Dejad que este lugar sea para siempre un grito de desesperación y una advertencia para la humanidad, donde los nazis asesinaron a casi un millón y medio de hombres, mujeres y niños, en la mayoría judíos, procedentes de varios países de Europa . Auschwitz-Birkenau 1940-1945”.
A su llegada al Monumento el Papa fue recibido por la primer ministro polaca y el director del museo, en presencia de unas 1.000 personas y recorrió a pie las lápidas conmemorativas para rezar después en silencio y colocar una vela encendida. Al final del recorrido encontró a 25 Justos entre las Naciones, es decir a cuantos sin ser de confesión o ascendencia judía prestaron ayuda de forma altruista a las víctimas, por su condición de judíos, de la persecución nazi. Al final, un rabino cantó en hebreo el Salmo 130, leído a continuación por uno de los supervivientes en polaco.
Terminada la visita a Birkenau, el Santo Padre regresó a Cracovia.