“Es vivo en nuestros corazones el dolor por el atentado que, durante la noche del jueves pasado en Niza, ha segado tantas vidas inocentes, incluso las de tantos niños –dijo el Papa después de rezar el ángelus- Estoy cercano a cada familia y a la entera nación francesa en luto. ¡Que Dios, Padre bueno, acoja a todas las víctimas en su paz y  consuele a sus familiares! ¡Que disperda cualquier proyecto de terror y de  muerte  para que ningún hombre ose jamás derramar la sangre de su hermano! Un abrazo paternal y fraternal a toda la nación francesa. Y ahora, todos juntos recemos, pensando en esta masacre, en las víctimas, en los familiares. Recemos en silencio: “Ave María”.