Como todos los años en ocasión de la festividad de san Pedro y san Pablo, patronos de la Iglesia de Roma, el Papa ha recibido en el Vaticano la visita de una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla encabezada por Methodios, Metropolita de Boston, a quien acompañaba el arzobispo Job de Telmessos y el reverendo diácono patriarcal Nephon Tsimalis; visita que devolverá al Patriarcado una delegación de la Iglesia Romana el día de su santo patrono, san Andrés.
En el discurso que dirigió a los representantes de Constantinopla, el Santo Padre subrayó la importancia de la experiencia del perdón y de la gracia, que acomuna a todos los creyentes en Cristo, y del diálogo teológico que contribuye a superar los obstáculos que impiden a los cristianos recobrar la unidad vivida en el primer milenio.
“Hay, desde los primeros siglos, muchas diferencias entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Constantinopla en ámbito litúrgico, en las disciplinas eclesiásticas y también en el modo de formular la única verdad revelada –observó Francisco- Sin embargo, detrás de todas estas formas concretas que nuestras iglesias han asumido con el tiempo, siempre existe la misma experiencia del amor infinito de Dios por nuestra pequeñez y fragilidad y la misma vocación de ser testigos de este amor para todos. Reconocer que la experiencia de la misericordia de Dios es el lazo que nos une implica que la misericordia debe, cada vez más, ser el criterio de nuestras relaciones mutuas. Si, como católicos y ortodoxos, queremos proclamar juntos las maravillas de la misericordia de Dios al mundo entero no podemos conservar entre nosotros sentimientos y actitudes de rivalidad, de desconfianza, de resentimiento. La misma misericordia nos libera de la carga de un pasado marcado por los conflictos y nos permite abrirnos al futuro hacia el que el Espíritu Santo nos guía”.
Recordando a continuación que la unidad vivida por los cristianos en el primer milenio “no fue nunca uniformidad, sino siempre comunión en el respeto de las diversidades legítimas”, el Papa expresó al Metropolita Metodio su agradecimiento por la labor de la Consulta teológica ortodoxa-católica de América del Norte, -de la que éste es co-presidente- y que desde hace más de cincuenta años brinda una decisiva aportación en el debate de cuestiones teológicas clave en las relaciones entre ambas Iglesias y favorece las buenas relaciones de sus seguidores en ese continente. En ese contexto, Francisco anunció que la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa, cuya tarea es inapreciable, se reunirá el próximo mes de septiembre. También manifestó sus mejores deseos al Arzobispo Job, que ha sido nombrado co-presidente ortodoxo de la misma y su agradecimiento al Metropolita Ioannis de Pergamo, que durante muchos años desempeñó con entrega y competencia ese cargo.
No olvidó el Pontífice su encuentro el pasado mes de abril con el Patriarca Ecuménico Bartolomé y el Arzobispo de Atenas y de toda Grecia Ieronymo II en la isla de Lesbos donde encontraron a los refugiados y a los emigrantes. “Ver la desesperación en los rostros de los hombres, mujeres y niños, inciertos sobre su suerte, escuchar con impotencia la historia de sus infortunios y rezar en la orilla de ese mar que se ha apoderado de la vida de tantos seres humanos inocentes fue una experiencia conmovedora, que confirmó cuanto queda por hacer para garantizar la dignidad y la justicia a tantos hermanos y hermanas –rememoró- Un gran consuelo, en aquellos momentos tan tristes, fue la fuerte cercanía humana y espiritual del Patriarca Bartolomé y el Arzobispo Ieronymo. Guiados por el Espíritu Santo, somos cada vez más conscientes de que nosotros, católicos y ortodoxos, tenemos una responsabilidad común hacia los necesitados, en obediencia al único Evangelio de Jesucristo nuestro Señor. Asumir juntos esta responsabilidad es un deber que toca la credibilidad de nuestro ser cristianos. Por tanto, animo todas las formas de colaboración entre católicos y ortodoxos en actividades concretas al servicio de la humanidad que sufre”.
Por último el Papa habló del recién concluido Concilio panortodoxo celebrado en Creta, evento histórico- en que participaron como observadores fraternos de la Iglesia Católica el cardenal Koch y mons. Farrell -y pidió que el Espíritu Santo haga surgir de este evento abundantes frutos para el bien de la Iglesia.