”En mi ministerio encuentro continuamente a personas con enfermedades así llamadas “raras”. De hecho, estas patologías afectan a millones y millones de personas en todo el mundo y causan, también, sufrimiento y preocupación en los que, de diversas maneras, se ocupan de ellas, comenzando por la familia”, dijo el Papa Francisco recibiendo esta mañana a los participantes en el III Congreso Internacional de Medicina Regeneradora, que se celebra en el Aula Nueva del Sínodo del 28 al 30 de abril y está organizado por el Pontificio Consejo para la Cultura y por “The stem for life Foundation” (SFLF).
En su discurso el Santo Padre hizo hincapié, además, en que a los pacientes con enfermedades de ese tipo muchas veces no se les presta la atención adecuada porque “no se entrevé la suficiente compensación económica de las inversiones efectuadas en favor suyo”, y pasó a continuación a anlizar tres aspectos de la tarea llevada a cabo en ese ámbito por el Pontificio Consejo para la Cultura, la SFLF y la Fundación Vaticana Ciencia y Fe.
El primero fue la sensibilización. “Es de importancia capital -afirmó- promover en la sociedad el aumento de la empatía...Sabemos que a veces no se pueden encontrar soluciones rápidas a las patologías complejas, pero siempre se puede responder con atención a estas personas, que a menudo se sienten abandonadas y descuidadas. La sensibilidad humana, sin embargo, debería ser universal, independiente de las creencias religiosas, de la condición social o del contexto cultural”.
La "investigación", considerados sus dos significados inseparables: el de educación y el de investigación científica, verdadera y propia, fue el segundo aspecto indicado por Francisco. “En este horizonte pedagógico -señaló- es necesario, en el contexto de las ciencias de la vida y de las ciencias médicas, proyectar recorridos interdisciplinarios reservando un espacio notable a la preparación humana con una referencia fundamental a la ética” porque “formación e investigación deben enmarcarse en el horizonte del servicio a valores elevados, como la solidaridad, la generosidad, el altruismo, el intercambio de conocimientos, el respeto por la vida humana y el amor fraterno y desinteresado”.
La última faceta examinada por el Papa fue la de asegurar el acceso a las curas. “En la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium -explicó- señalé el valor del progreso de la humanidad en este momento histórico, por ejemplo en el ámbito de la salud, de la educación y de la comunicación Sin embargo, afirmé con fuerza que hay que combatir una economía de la exclusión y de la desigualdad que siembra víctimas cuando el mecanismo de ganancia prevalece sobre el valor de la vida humana. Esta es la razón por la cual a la globalización de la indiferencia es necesario contraponer la globalización de la empatía”.
“Por lo tanto -concluyó- estamos llamados a dar a conocer el problema de las enfermedades raras a escala mundial, a invertir en la formación más adecuada,a aumentar los recursos para la investigación, a promover la adecuación legislativa, y el cambio del paradigma económico para privilegiar a la persona. Entonces, gracias al compromiso coordinado en varios niveles y en diversos sectores, será posible no sólo encontrar las soluciones a los sufrimientos que afligen a nuestros hermanos y hermanas enfermos, sino también garantizarles el acceso a las curas”.