DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LA DELEGACIÓN INTERNACIONAL JAINISTA
Sala de los Papas
Lunes, 25 de noviembre de 2024
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Queridos amigos, ¡buenos días!
Les doy la bienvenida a ustedes, que han venido de diferentes partes del mundo, coordinados por el Instituto de Jainología de Londres. Me complace mucho que su visita se inscriba en el creciente diálogo entre jainistas y cristianos, que se desarrolla desde hace décadas, promovido por el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso.
Durante su reunión, discutirán con algunos miembros de este Dicasterio sobre cómo cooperar para un futuro mejor, tocando temas de diversidad e inclusión. Quisiera también comunicarles una noticia no tan buena: el Jefe de este Dicasterio, el Cardenal Ayuso, está muy mal de salud, está llegando al final de la vida. Una oración por él. Les agradezco su compromiso de buscar juntos formas de cuidar la tierra, a los pobres y a los más vulnerables en la sociedad. Estos ámbitos de reflexión y de acción han adquirido una gran importancia para nuestro tiempo, y las iniciativas que requieren deben ser puestas en práctica con seriedad, compromiso y corresponsabilidad.
Gran parte de los problemas que aquejan a la sociedad actual se deben al individualismo y a la indiferencia, que llevan a muchas personas a despreciar la dignidad y los derechos del prójimo, en particular en contextos multiculturales. Por un lado, hay grupos que dominan y excluyen a las minorías, permaneciendo sordos al «grito de la tierra y al clamor de los pobres» (Carta encíclica Laudato si', 49). Por otro lado, están los que aspiran a construir la amistad social, la solidaridad y una paz duradera. Tres cosas que debemos tener siempre presentes: la amistad social, la solidaridad y la paz.
Lamentablemente, estos esfuerzos constructivos se ven a menudo obstaculizados y bloqueados. Sin embargo, no debemos desanimarnos ni temer sembrar la esperanza a través de iniciativas que cultiven el sentido de humanidad en nosotros, los creyentes, y en todos. Este compromiso constante se fundamenta en el hecho de que «Dios ha creado todos los seres humanos iguales en los derechos, en los deberes y en la dignidad, y los ha llamado a convivir como hermanos y hermanas entre ellos» (Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común, Abu Dhabi, 4 de febrero de 2019). Nunca debemos olvidar la fraternidad universal. Toda persona de buena voluntad puede difundir el amor, dedicarse a los necesitados respetando las diferencias. Es este estilo el que siempre nos da nuevas energías para cuidarnos unos a otros y cuidar de la casa común.
Los encuentros interreligiosos como al que ustedes dan vida, contribuyen a reforzar la voluntad común de trabajar juntos para construir un mundo mejor.
Les agradezco su visita y su compromiso, y les deseo un diálogo sereno y fructífero. Muchas gracias.
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Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 25 de noviembre de 2024
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