ENCUENTRO CON UNA DELEGACIÓN DE PARTICIPANTES
EN EL MEETING INTERNACIONAL DE ATLETISMO
“WE RUN TOGETHER - SIMUL CURREBANT”
Biblioteca del Palacio Apostólico
Miércoles, 20 de mayo de 2020
Os doy las gracias a todos por vuestro trabajo: todos hacéis algo por la comunidad, por los demás. Y esa es la alegría, ¿no? La alegría de hacer algo por los demás. Y luego, como resultado, se recibe de los demás. Pero lo que el Cardenal mencionó, la alegría de dar, de ofrecer, de ofrecer la belleza del deporte, la posibilidad de cada uno: ofrecer para la alegría y la felicidad de los demás algo que yo tengo. Y esto es grandioso, es una actitud humana, es creativa. Y las personas llegan a ofrecer su vida por los demás: las madres por sus hijos, y los padres por sus hijos, y muchos... Dar algo mío por los demás. Y vosotros dais belleza a los demás, la belleza del deporte. Esto es algo importante: entender cómo dar belleza. Esto ayuda, porque lo que hacéis vosotros no es un ejercicio, digamos, de velocidad o de juegos, no. Si, es cierto, pero hay algo más. Es dar a los demás. Es ese lema de la asociación lo que es tan importante: vosotros no estáis separados de los demás, “You run together”, vosotros corréis juntos, juntos.
Y hay siempre una actitud que encontramos en ese pasaje del Evangelio, de los dos discípulos que corrían al sepulcro de Jesús la mañana de la Resurrección (cf. Jn 20,3-6). El más joven [Juan] llega primero, y el más viejo [Pedro] se queda atrás. Pero siempre queda el respeto de esperar al otro. Y hay una antigua regla medieval para los peregrinos, para aquellos que peregrinaban a los santuarios en la Edad Media —también se hace en nuestros días, pensemos en Santiago de Compostela, por ejemplo— una regla que dice: Hay que ir al paso del más débil, del que camina más despacio. “No, pero yo voy primero...”. No. Hay que ir al paso. Como hizo Juan: sí, llegó primero, pero esperó al otro. Es algo muy hermoso que debemos aprender, como humanidad: ir al paso de las personas que tienen otro ritmo, o al menos considerarlas e integrarlas en nuestro paso.
Gracias. Gracias por todo esto. Y ahora me gustaría hacer un... pero, digámoslo como es: un discurso. Así que, a todas las asociaciones, a todos vosotros, para que quede como un mensaje a todos sobre este encuentro con vosotros.
Queridas amigas y amigos deportistas:
Mañana, 21 de mayo, habría tenido que celebrarse en Castel Porziano el encuentro internacional de atletismo We Run Together - Simul Currebant. Los campeones olímpicos habrían corrido —por primera vez— con atletas paralímpicos, atletas con discapacidades mentales, y con refugiados, migrantes y presos, que habrían sido también jueces de la carrera. Todos juntos y con igual dignidad. Un testimonio concreto de cómo debería ser el deporte: un “puente” que une a mujeres y hombres de diferentes religiones y culturas, promoviendo la inclusión, la amistad, la solidaridad, la educación. O sea un “puente” de paz.
Mañana no se podrá correr con las piernas, pero sí con el corazón. El “alma” de este Meeting inclusivo es la solidaridad: correr juntos. Y así los muchos atletas que se han unido —y a los que, con mucho gusto, habría encontrado personalmente— pondrán a disposición algunos objetos y experiencias deportivas para una iniciativa de caridad. La recaudación se destinará íntegramente al personal sanitario de los hospitales “Papa Juan XXIII” de Bérgamo y a la “Fundación Poliambulanza” de Brescia, ambos símbolos de la lucha contra la pandemia que ha golpeado a todo el planeta. Es una iniciativa para ayudar y dar las gracias a las enfermeras, los enfermeros y el personal de los hospitales. ¡Son héroes! Todos están viviendo su profesión como una vocación, heroicamente, arriesgando sus vidas para salvar a otros. Jesús dijo: “Nadie tiene más amor que el que da su vida por los demás” (cf. Jn 15,13).
Me alegro de que esta iniciativa sea promovida por la Athletica Vaticana, una experiencia que testimonia concretamente, en las calles y entre la gente, el rostro solidario del deporte. El primer gesto de la Athletica Vaticana fue recibir como atletas “honorarios” a algunos jóvenes emigrantes y a una niña con una grave enfermedad neurodegenerativa. Hoy han venido aquí, a verme.
Con la Athletica Vaticana colaboran en esta iniciativa las Fiamme Gialle, el Grupo Deportivo de la Guardia di Finanza, y el “Atrio de los gentiles”, una entidad del Consejo Pontificio de la Cultura que promueve el encuentro y el diálogo entre creyentes y no creyentes. Todos han mostrado siempre una sensibilidad particular a las necesidades reales de la gente: en particular con las familias asistidas por el Dispensario Pediátrico Santa Marta, activo aquí en el Vaticano desde hace casi cien años. Junto con ellos, el Comité Regional Fidal-Lazio también colabora con este proyecto deportivo inclusivo y para todos.
Os animo, queridas amigas y queridos amigos deportistas, a vivir cada vez más vuestra pasión como una experiencia de unidad y solidaridad. Los verdaderos valores del deporte son particularmente importantes para enfrentar este tiempo de pandemia y, sobre todo, la difícil reanudación. Y con este espíritu os invito a correr, juntos, la carrera de la vida. Gracias por todo lo que hacéis.
Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 20 de mayo de 2020.
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