VIAJE APOSTÓLICO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A SUECIA
(31 DE OCTUBRE - 1 DE NOVIEMBRE 2016)
CONFERENCIA DE PRENSA DEL SANTO PADRE
DURANTE EL VUELO DE REGRESO A ROMA
Martes 1 de noviembre de 2016
Greg Burke
Gracias, Santo Padre. Bienvenido. Usted habla mucho de «caminar juntos», refiriéndose a las distintas religiones. También nosotros hemos caminado juntos una parte del camino, para alguno se trata de la primera vez. Tenemos entre nosotros a una periodista sueca; creo que ya ha pasado algún tiempo desde la última vez que estuvo a bordo un periodista sueco. Comenzamos por ellos. Elin Swewdenmark, de la agencia sueca «TT».
Papa Francisco
Antes de nada, me gustaría darles la bienvenida y las gracias por el trabajo que han hecho, y también por el frío que han pasado... Pero hemos salido a tiempo, porque dicen que esta noche [la temperatura] bajará 5 grados más. ¡Hemos salido a tiempo! Muchas gracias. Gracias por la compañía y por su trabajo.
Elin Swewdenmark
Gracias. Santo Padre, usted ayer habló de la revolución de la ternura. Al mismo tiempo, vemos que cada vez más personas provenientes de países como Siria o Irak buscan refugio en los países europeos. Sin embargo, algunos reaccionan con miedo, incluso hay gente que piensa que la llegada de estos refugiados puede ser una amenaza a la cultura cristiana de Europa. ¿Cuál es su mensaje para la gente que teme ese desarrollo de la situación? Y, ¿cuál es su mensaje para Suecia, que después de una larga tradición de acogida a los refugiados, comienza ahora a cerrar sus fronteras?
Papa Francisco
En primer lugar, como argentino y sudamericano agradezco mucho a Suecia esta acogida, porque muchos argentinos, chilenos, uruguayos en la época de las dictaduras militares fueron acogidos en Suecia. Suecia tiene una larga tradición de hospitalidad. Y no sólo recibir, sino también integrar, buscarles inmediatamente casa, escuela, trabajo… integrarlos en un pueblo. Me dijeron las estadísticas —tal vez me equivoque, no estoy seguro—, pero lo que recuerdo —puedo equivocarme—, ¿cuántos habitantes tiene Suecia? ¿Nueve millones? De estos 9 millones —me dijeron— 850 mil serían «nuevos suecos», es decir, emigrantes o refugiados, o sus hijos. Esto es lo primero. En segundo lugar, hay que distinguir entre emigrante y refugiado. Al emigrante se le debe tratar con ciertas reglas, porque la emigración es un derecho, pero un derecho muy reglamentado. El refugiado, en cambio, viene de una situación de guerra, de angustia, de hambre, de una situación terrible, y el estatus de refugiado requiere más atención, más compromiso. También en esto, Suecia ha sido siempre un ejemplo por su capacidad de organización, de enseñar la lengua, la cultura, y también de integrar en la cultura. En lo que concierne a la integración de las culturas, no debemos asustarnos, porque Europa se ha formado gracias a una continua integración de culturas, de muchas culturas... Creo que —no lo digo de manera ofensiva, no, sino como una mera curiosidad— el hecho de que hoy en Islandia, cualquier islandés, con la lengua islandesa de hoy, pueda leer prácticamente sin dificultad a sus clásicos de hace más de mil años, significa que es un país con poca inmigración, con pocas «oleadas», al contrario de lo que ha sucedido en Europa. Europa se ha formado con las emigraciones. Entonces, ¿qué es lo que pienso de los países que cierran sus fronteras? Creo que en teoría no se puede cerrar el corazón a un refugiado, pero se necesita también la prudencia de los gobernantes; deben estar muy abiertos para recibirlos, pero también para calcular bien cómo organizarlos, porque no sólo se debe recibir a un refugiado, sino que también se le debe integrar. Y si un país tiene capacidad de integrar sólo a veinte, por decirlo así, pues que haga hasta ahí. Otro, puede más, pues que haga más. Pero siempre con el corazón abierto. No es humano cerrar las puertas, no es humano cerrar el corazón, y a largo plazo, esto se paga. Se paga políticamente; así como también se puede pagar políticamente una imprudencia en los cálculos, recibiendo a más de los que se puede integrar. Porque, ¿qué sucede cuando un refugiado o un emigrante —y esto vale para ambos— no se integra, no está integrado? Me permito usar esta palabra —tal vez sea un neologismo—, se guetiza, es decir, entra en un gueto. Y una cultura que no se desarrolla en relación con otra cultura, es peligroso. Creo que el peor consejero para los países que tienden a cerrar las fronteras es el miedo, y el mejor consejero, la prudencia. En estos días he hablado con un funcionario del gobierno sueco, y me contaba algunas dificultades de este momento —esto vale para su última pregunta—, algunas dificultades porque son muchos los que vienen y no da tiempo a ayudarles, a encontrarles escuela, una casa, trabajo, que aprendan el idioma. La prudencia debe hacer este cálculo. Pero Suecia... no creo que si Suecia disminuye su capacidad de acogida lo haga por egoísmo o porque ha perdido esa capacidad. Si sucede algo de esto, es por lo último que he dicho: hoy muchos miran a Suecia porque conocen bien su disposición de hospitalidad, pero no se cuenta con el tiempo necesario para ubicarlos a todos. No sé si he respondido a la pregunta. Gracias.
Greg Burke
Gracias, Santo Padre. Hay ahora una pregunta de la televisión sueca: Anna Cristina Kappelin, de Sveriges TV.
Anna Cristina Kappelin
Buenos días. Suecia, que ha sido sede de este importante encuentro ecuménico, tiene a una mujer como cabeza de su propia Iglesia. ¿Qué opina usted de esto? ¿Es realista pensar que en las próximas décadas pueda haber también en la Iglesia Católica mujeres-sacerdotes? Y, si no fuera así, ¿por qué? ¿Es que los sacerdotes católicos tienen miedo a la competencia?
Papa Francisco
Leyendo un poco la historia de esta zona, donde hemos estado, vi que hubo una reina que enviudó tres veces; y dije: «Esta mujer es fuerte». Y me han dicho: «Las mujeres suecas son muy fuertes, muy valientes, es por eso que los hombres suecos buscan mujeres de otra nacionalidad». No sé si será verdad. Sobre la ordenación de mujeres en la Iglesia Católica, la última palabra clara fue pronunciada por san Juan Pablo II, y esta permanece. Permanece. Sobre la competencia, no sabría…
[Pregunta de la misma periodista fuera de turno]
Papa Francisco
Si leemos atentamente la declaración hecha por san Juan Pablo II, va en esa línea. Sí. Pero las mujeres pueden hacer muchas cosas, y mejor que los hombres. También en el campo dogmático —para clarificar, tal vez para dar más claridad y no hacer referencia sólo a un documento— en la eclesiología católica hay dos dimensiones: la dimensión petrina, que es la de los apóstoles —Pedro y el colegio apostólico, que es la pastoral de los obispos— y la dimensión mariana, que es la dimensión femenina de la Iglesia. Y esto lo he mencionado más de una vez. Me pregunto, ¿quién es más importante en la teología y en la mística de la Iglesia: los apóstoles o María, en el día de Pentecostés? María. Más aún: La Iglesia es mujer. Es «la» Iglesia, no «el» Iglesia. Es la Iglesia. Y la Iglesia esposa a Jesucristo. Es un misterio esponsal. Y a la luz de este misterio se entiende el porqué de estas dos dimensiones: la dimensión petrina, es decir, episcopal, y la dimensión mariana, con todo lo que significa la maternidad de la Iglesia, pero en un sentido profundo. No existe la Iglesia sin esta dimensión femenina, porque ella misma es femenina.
Greg Burke
Gracias. Ahora tenemos la pregunta de Austen Ivereigh, no sé si habla en español o en porteño…; y si Eva Fernández puede acercarse…
Austin Ivereigh
Muchas gracias, Santo Padre. Este otoño ha sido muy rico en encuentros ecuménicos con las Iglesias tradicionales: la ortodoxa, la anglicana y ahora la luterana. Pero la mayoría de los protestantes ahora en el mundo son de tradición evangélica, pentecostal… Yo tengo entendido que en la vigilia de Pentecostés del año que viene habrá un acto en el Circo Máximo celebrando el 50 aniversario de la Renovación Carismática. Usted ha tenido muchas iniciativas —tal vez por primera vez de un Papa— en el 2014 con los líderes evangélicos. ¿Qué ha pasado con esas iniciativas y qué es lo que se espera lograr de la reunión, del encuentro del año que viene? Muchísimas gracias.
Papa Francisco
Con esas iniciativas… Yo diría que tuve dos tipos de iniciativa. Una cuando fui a Caserta a la iglesia carismática y también en esa misma línea cuando en Turín fui a la Iglesia Valdense. Una iniciativa de reparación y de pedir perdón porque los católicos... parte, parte de la Iglesia Católica, no se portó con ellos cristianamente bien. Y ahí había que pedir perdón y había que sanar una herida.
La otra iniciativa fue la del diálogo, y esto ya desde Buenos Aires. En Buenos Aires, por ejemplo, hemos tenido tres encuentros en el Luna Park que tiene capacidad para 7.000 personas. Tres encuentros de fieles evangélicos y católicos en la línea de la renovación carismática, pero abierta también. Y encuentros de todo el día: predicaba un pastor, un obispo evangélico, y predicaba un sacerdote católico o un obispo católico; o dos y dos, se iban variando. En dos de esos encuentros, si no en los tres, pero en dos seguro, predicó el padre Cantalamessa, que es el predicador de la Casa Pontificia.
Creo que la cosa viene ya desde papados anteriores, y desde cuando estaba en Buenos Aires, y eso nos hizo bien. Y también tuvimos dos retiros espirituales de tres días de pastores y sacerdotes conjuntos, predicados también por pastores y un sacerdote o un obispo. Y eso ayudó mucho al diálogo, a la comprensión, al acercamiento, al trabajo… sobre todo al trabajo con los más necesitados, juntos. Y al respeto, al gran respeto. Esas son respecto a las iniciativas, que vienen ya desde Buenos Aires, y esta va… Acá en Roma tuve algunas reuniones con pastores… dos o tres ya. Algunos vinieron de Estados Unidos y de acá, de Europa.
Y lo que usted menciona es la celebración que organiza el ICCRS [International Catholic Charismatic Renewal Services], la celebración de los 50 años de la Renovación Carismática, que nació ecuménica y por eso va a ser ecuménica en ese sentido, y va a ser en el Circo Máximo. Yo tengo previsto —si Dios me da vida— ir a dar una charla allí. Creo que dura dos días, pero todavía no está organizado. Sé que va a ser en la vigilia de Pentecostés, y yo voy a tener una charla en algún momento. Respecto a la renovación carismática y respecto a los pentecostales: la palabra «pentecostal», la denominación «pentecostal», hoy día ya es equívoca, porque menciona muchas cosas, muchas asociaciones, muchas comunidades eclesiales que no son iguales, incluso son hasta opuestas. Entonces hay que precisar más. O sea, se ha universalizado tanto que resulta un término equívoco. En Brasil es típico eso, donde se proliferó bastante.
La renovación carismática nace —uno de los primeros opositores que tuvo en Argentina es el que le está hablando—, porque yo era provincial de los jesuitas en aquella época cuando empezó en Argentina un poco la cosa, y yo prohibí a los jesuitas que se metieran en eso. Y públicamente dije que cuando se iba a hacer una celebración litúrgica había que hacer una cosa litúrgica y no una escuela de samba. Eso lo dije. Y hoy pienso lo contrario, cuando las cosas están bien hechas.
Más aún, en Buenos Aires, en la catedral, todos los años, una vez por año, teníamos la misa del Movimiento de Renovación Carismática, donde venían todos. O sea que yo también he sufrido un proceso de reconocer lo bueno que la Renovación ha dado a la Iglesia. Y aquí no hay que olvidar la gran figura del Cardenal Suenens, que tuvo esa visión profética y ecuménica.
Greg Burke:
Gracias Santo Padre. Ahora Eva Fernández, de la Cadena «Cope», para la radio española.
Eva Fernández:
Santo Padre, me gustaría hacerle esta pregunta en italiano pero todavía no me encuentro capaz. Hace poco tiempo ha estado usted con Nicolás Maduro, Presidente de Venezuela. ¿Qué sensación le ha dado esta reunión y cuál es su opinión sobre el inicio de las conversaciones? Muchas gracias, Santo Padre.
Papa Francisco:
Sí, el Presidente de Venezuela pidió un encuentro y una entrevista porque él venía de Oriente Medio, de Catar, de los otros Emiratos y hacía una escala técnica en Roma. Había pedido un encuentro antes. Vino en el 2013; después pidió otra entrevista, pero se enfermó y no pudo venir, y pidió esta. Cuando un Presidente pide, se le recibe, más aún cuando estaba en Roma, por escala, y lo he escuchado por media hora en esa entrevista; lo he escuchado, le he hecho alguna pregunta y he escuchado su opinión. Siempre es bueno escuchar todas las opiniones. He escuchado su opinión. En referencia al segundo aspecto, el diálogo: Es el único camino para todos los conflictos. Para todos los conflictos. O se dialoga o se grita, pero no hay otro camino. Yo me esfuerzo al máximo, de corazón, en el diálogo y creo que se debe ir por este camino. No sé cómo terminará, no lo sé, porque es muy complicado, pero la gente que se ha comprometido con el diálogo es gente de una estatura política importante. Zapatero, que ha sido dos veces Presidente del Gobierno de España, y Restrepo [y todas las partes] han pedido a la Santa Sede que esté presente en el diálogo. Y la Santa Sede ha designado al Nuncio en Argentina, Mons. Tscherrig, que pienso que está ahora allí, en la mesa de negociaciones. Pero el diálogo que favorece la negociación es el único camino para salir de los conflictos, no hay otro... Si Oriente Medio hubiese hecho esto, cuántas vidas se habrían salvado [n.d.r. S. E. Mons. Tscherrig ha sustituido en la primera reunión a S. E. Mons. Claudio María Celli, que ha sido designado para acompañar en las negociaciones].
Greg Burke:
Gracias, Santo Padre. Ahora de «Radio France» tenemos Mathilde Imberty.
Mathilde Imberty:
Santidad, estamos volviendo de Suecia, donde la secularización es muy fuerte, es un fenómeno que afecta a toda Europa de forma general. Incluso en un país como Francia se calcula que en los próximos años la mayoría de los ciudadanos no tendrá una religión. Según usted, ¿la secularización es una fatalidad? ¿Quiénes son los responsables, los gobiernos laicos o la Iglesia que estaría siendo demasiado tímida? Gracias.
Papa Francisco:
Fatalidad, no. Yo no creo en las fatalidades. ¿Quiénes son los responsables? No sabría decir... Tú [es decir, cada uno] eres el responsable. Yo no lo sé, es un proceso... Pero antes de eso quiero decir algo. El Papa Benedicto XVI ha hablado mucho de esto y de forma clara. Cuando la fe se vuelve tibia es porque, como usted dice, se debilita la Iglesia… Los tiempos más secularizados… Pero pensemos en Francia, por ejemplo, los tiempos de la mundanización de la Corte: los tiempos en los que los curas eran el abbé de la Corte, un funcionalismo clerical… Pero faltaba la fuerza de la evangelización, la fuerza del Evangelio. Siempre, cuando hay secularización podemos decir que hay alguna debilidad en la evangelización, esto es verdad… Pero también hay otro proceso, un proceso cultural, un proceso —creo que una vez he hablado de esto— de la segunda forma de «incultura», cuando el hombre recibe de Dios el mundo y para hacerlo cultura, para hacerlo crecer, dominarlo, a un cierto punto el hombre se siente tan dueño de esa cultura —pensemos en el mito de la Torre de Babel—, se siente tan dueño de esa cultura que comienza a hacer las veces de creador de otra cultura, que es propia, y ocupa el puesto de Dios Creador. En la secularización creo que, antes o después, se llega al pecado contra Dios Creador. El hombre autosuficiente. No es un problema de laicidad, porque se necesita una sana laicidad, que es la autonomía de las cosas, la sana autonomía de las cosas, la sana autonomía de las ciencias, del pensamiento, de la política, se necesita una sana laicidad. Otra cosa es un laicismo más bien como el que nos ha dejado en herencia el iluminismo. Creo que son estas dos cosas: un poco, la autosuficiencia del hombre creador de cultura, pero que va más allá de los límites y se cree Dios, y es un poco también una debilidad de la evangelización, que es tibia y los cristianos son tibios. Ahí nos salva un poco retomar la sana autonomía en el desarrollo de la cultura y de las ciencias, también con el sentido de la dependencia, de ser criaturas y no Dios; y además retomar la fuerza de la evangelización. Creo que esta secularización es hoy muy fuerte en la cultura y en ciertas culturas. Es también muy fuerte en varias formas de mundanidad, la mundanidad espiritual. Cuando la mundanidad espiritual entra en la Iglesia es lo peor. No son palabras mías las que diré ahora, son palabras del Cardenal De Lubac, uno de los grandes teólogos del Concilio [Vaticano II]. Dice que cuando en la Iglesia entra la mundanidad espiritual —este es un modo— es lo peor que le puede ocurrir, mucho peor que lo ocurrido en la época de los Papas corruptos. Y menciona algunas formas de corrupción de los Papas, no recuerdo bien, pero muchas. La mundanidad. Esto para mí es peligroso. A pesar de que esto pueda parecer un sermón, una homilía, diré esto: Jesús cuando reza por todos nosotros en la última cena, pide al Padre una cosa para todos nosotros: que no nos quite del mundo sino que nos defienda del mundo, de la mundanidad. Es peligrosísima, es una secularización un poco maquillada, un poco travestida, un poco prêt-à-porter, en la vida de la Iglesia. No sé si he respondido algo.
Greg Burke:
Gracias, Santidad. Ahora de la televisión alemana «ZDF» Jürgen Erbacher.
Jürgen Erbacher:
Santidad, hace unos días ha recibido al Santa Marta Group, que se ocupa de la lucha contra la esclavitud moderna y el tráfico humano, temas que creo considera importantes, pero no sólo ahora como Papa, porque ya en Buenos Aires usted se ocupaba de estos temas. ¿Por qué? ¿Ha tenido alguna experiencia especial o quizás personal? Y luego como alemán, al inicio del año de la conmemoración de la Reforma, debo preguntar: ¿Va a ir quizás este año al País donde inició esta Reforma hace 500 años?
Papa Francisco
Comienzo por la segunda. El programa de viajes del próximo año no está hecho. Sí, solamente se sabe, y es casi seguro que iré a India y a Bangladesh, pero no está hecho, es una hipótesis.
Con respecto a la primera pregunta. Sí, ya de tiempo, desde la época en Buenos Aires, como sacerdote, siempre he tenido esta inquietud de la carne de Cristo. El hecho de que Cristo siga sufriendo —Cristo es crucificado continuamente en sus hermanos más débiles— siempre me ha conmovido. Como sacerdote, he trabajado en pequeñas cosas con los pobres, pero no exclusivamente, también he trabajado con universitarios… luego, como obispo, en Buenos Aires hemos hecho [actividades], incluso con grupos no católicos y no creyentes, en contra del trabajo esclavo, sobre todo de los emigrantes latinoamericanos que llegaban a Argentina, que llegan. Les quitan el pasaporte y los obligan a realizar el trabajo esclavo en las industrias, encerrados dentro… En una ocasión se incendió una, y los niños los tenían en la terraza, murieron todos, y también alguno que no pudo escapar… Verdaderamente esclavos, y esto me ha conmovido. La trata de personas. También he trabajado con dos congregaciones de religiosas que trabajan con las prostitutas, las mujeres esclavas de la prostitución. No me gusta decir prostitutas: esclavas de la prostitución.
También, una vez al año, todos estos esclavos del sistema celebraban una Misa en la Plaza Constitución, que es una de esas plazas donde llegan los trenes —como en Termini, piense en Termini—; y allí se celebraba la Misa con todos. A esta Misa asistían todas las organizaciones, las religiosas que trabajaban y también los grupos de no creyentes, pero con los que trabajábamos juntos.
Y aquí se trabaja igual. Aquí en Italia hay tantos grupos de voluntariado que trabajan contra toda forma de esclavitud, sea del trabajo, sea de las mujeres. Hace unos meses he visitado una de estas organizaciones, y la gente… Aquí en Italia los voluntarios trabajan bien; nunca hubiera imaginado que fuera así. Es algo hermoso que tiene Italia, los voluntarios. Y esto se debe a los párrocos. Los oratorios y el voluntariado son dos cosas que nacen del celo apostólico de los párrocos italianos. Pero no sé si he respondido.
Greg Burke:
Gracias Santidad, nos dicen que si queremos comer, debemos irnos.
Papa Francisco:
Les doy las gracias de nuevo por las preguntas, muchas gracias. Y rezad por mí. Buen almuerzo.
Copyright © Dicastero per la Comunicazione - Libreria Editrice Vaticana