VISITA DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LESBOS (GRECIA)
Conferencia de prensa del Santo Padre durante el vuelo de regreso a Roma
Sábado 16 de abril de 2016
(Padre Lombardi)
Demos la bienvenida al Santo Padre, que viene para tener con nosotros una conversación después de este viaje, breve pero muy intenso. Vuelvo a leer el comunicado que han recibido, de manera que, si alguien no lo pudo escuchar o recibir en su teléfono, tenga ahora el texto completo. El Papa desea que sea claro todo su contenido.
«El Papa ha querido tener un gesto de acogida hacia los refugiados, trayendo consigo, en su mismo avión, tres familias de refugiados de Siria, 12 personas en total, de las cuales, 6 menores de edad. Se trata de personas que ya estaban presentes en los campos de Lesbos antes del acuerdo entre Europa y Turquía. La iniciativa del Papa se llevó a cabo a través de negociaciones de la Secretaría de Estado con las competentes autoridades griegas e italianas. Los miembros de las familias son todos musulmanes. Dos familias vienen de Damasco, y una de Deir Azzor, que es la zona ocupada por el Daesh. Sus casas fueron bombardeadas. La acogida y el mantenimiento de las familias serán asumidos por el Vaticano. La hospitalidad inicial está garantizada por la Comunidad de San Egidio».
Ahora damos inmediatamente la palabra a los colegas, pidiéndoles que se limiten a hacer preguntas pertinentes al viaje, si bien el Papa, como sabemos, está siempre disponible con nosotros. La primera es Inés San Martín de “Crux”.
(Papa Francisco)
Antes que nada, quiero darles las gracias por el trabajo de este día, que ha sido para mí muy fuerte, muy fuerte. Seguramente, también para ustedes.
Por favor, señora.
(Inés San Martín)
Santo Padre, espero que no le moleste, pero voy a hacerle dos preguntas sobre dos temas distintos. La primera es específicamente sobre el viaje. Este viaje se da luego de un acuerdo entre la Unión Europea y Turquía para tratar de solucionar la cuestión de los refugiados en Grecia. ¿A usted le parece que es un plan que puede funcionar o es sólo una cuestión política para tratar de ganar tiempo y ver qué se hace? La segunda pregunta, si me permite: Esta mañana usted se encontró con el candidato presidencial Bernie Sanders de los Estados Unidos, en Santa Marta. Quería preguntarle su sensación sobre el encuentro y si es su manera de intervenir en la política norteamericana.
(Santo Padre)
No, ante todo no existe ninguna especulación política porque esos acuerdos entre Turquía y Grecia yo no los conocía bien. Lo he visto en los diarios, pero es algo puramente humano [se refiere a la iniciativa de acoger un grupo de prófugos]. Es un hecho humanitario. Fue una inspiración que le vino hace una semana a un colaborador mío. Yo acepté en seguida, en seguida, porque vi que era el Espíritu quien hablaba. Todo se hizo según las reglas: estas personas vienen con documentos, los tres gobiernos –el Estado de la Ciudad del Vaticano, el Gobierno italiano y el Gobierno griego– han verificado todo, todo, y concedieron el visado. Los recibe el Vaticano. Será el Vaticano, con la colaboración de la Comunidad de San Egidio, quien les busque un empleo, si se encuentra; o, en caso contrario, se encargará de su sustento. Son huéspedes del Vaticano, y se añaden a las dos familias sirias que ya han sido acogidas por las dos parroquias vaticanas. Segundo. Esta mañana, cuando yo salía, allí estaba el Senador Sanders, que vino al Convenio de la Fundación Centesimus Annus. Sabía que yo me iba a aquella hora y tuvo la amabilidad de saludarme. Lo saludé, le di la mano a él, a su mujer y a otra pareja que estaba con él. Estaban alojados en Santa Marta, porque todos los miembros del convenio, excepto los dos Presidentes participantes, que creo se alojaban en sus embajadas, estaban hospedados en Santa Marta. Y cuando yo bajaba, él se presentó, me saludó, le di la mano y nada más. Esta es buena educación. Se llama educación y no meterse en política. Y si alguien piensa que saludar sea meterse en política, le aconsejaría que mejor se buscara un psiquiatra.
(Padre Lombardi)
A continuación, la segunda pregunta la hace Franca Giansoldati, que conoce bien al Papa y que el Papa conoce bien.
(Papa Francisco)
Pero debe prepararse para Armenia.
(Franca Giansoldati)
Gracias, Santidad, usted habla mucho de “acogida”, pero tal vez muy poco de “integración”. Viendo lo que está sucediendo en Europa, sobre todo con este consistente flujo de inmigrantes, nos damos cuenta que hay varias ciudades que tienen barrios-gueto… De todo esto, emerge claramente que a los inmigrantes musulmanes les resulta más difícil integrarse a nuestros valores, a los valores occidentales. Le quisiera preguntar, ¿no sería tal vez más útil para la integración dar prioridad a la llegada de inmigrantes no musulmanes? Y luego, ¿por qué usted hoy, con ese gesto tan hermoso y tan noble, ha favorecido a tres familias todas ellas musulmanas?
(Papa Francisco)
No hice ninguna selección entre cristianos y musulmanes. Estas tres familias tenían los papeles en regla, los documentos en regla, y era factible. En la primera lista, por ejemplo, había dos familias cristianas, pero no tenían los documentos en regla. No se trata, pues, de un privilegio; estas doce personas son también hijos de Dios. El “privilegio” es ser hijos de Dios, esto es verdad. Sobre la integración, es muy inteligente lo que usted dice y le agradezco que lo haya dicho. Ha mencionado una palabra que, en nuestra cultura actual, parece haber sido olvidada después de la segunda guerra mundial. Hoy siguen existiendo guetos. Algunos de los extremistas que han perpetrado atentados terroristas – algunos –, son hijos y nietos de personas nacidas en el país, en Europa. ¿Qué es lo que ha pasado? Que no ha habido ninguna política de integración, y esto para mí es fundamental; hasta el punto que usted ve que en la exhortación postsinodal sobre la familia –aun cuando se trate de otra problemática–, una de las tres dimensiones pastorales para las familias en dificultad es su integración en la vida de la Iglesia. Porque a Europa han llegado muchos nómadas, como los Normandos y mucha otra gente, y los ha integrado y ha enriquecido su cultura. Creo que tenemos necesidad de una enseñanza y de una educación a la integración. Gracias.
(Elena Pinardi – European Broadcasting Union)
Santo Padre, se oye hablar de reforzar las fronteras de varios países europeos, de vigilancia, e incluso de despliegue de batallones a lo largo de las fronteras de Europa. ¿Es el final de Schengen y del sueño europeo?
(Papa Francisco)
No lo sé. Entiendo a los gobiernos y también a los pueblos que tienen un cierto temor. Esto lo comprendo y debemos tener una gran responsabilidad en la acogida. Uno de los aspectos de dicha responsabilidad es este: cómo hacer posible integrarnos nosotros y estas personas. Siempre he dicho que construir muros no es la solución. En el siglo pasado vimos la caída de uno. No se resuelve nada. Debemos construir puentes. Pero los puentes se construyen inteligentemente, se hacen con el diálogo, con la integración. Y por eso comprendo que haya un cierto temor. Pero cerrar las fronteras no resuelve nada, porque la clausura, a la larga, perjudica al propio pueblo. Europa debe elaborar urgentemente políticas de acogida, de integración, de crecimiento, de trabajo y de reforma de la economía. Todas estas cosas son los puentes que nos llevarán a no construir muros. El miedo tiene toda mi comprensión, pero después de todo lo que he visto –y cambio de tema, pero quiero decirlo ahora–, y que también ustedes mismos han visto en ese campo de refugiados, daban ganas de llorar. Los niños… Traje estos dibujos conmigo para enseñárselos, los niños me han regalado muchos [el Papa muestra varios dibujos, uno después del otro, y los comenta] Uno; ¿qué quieren estos niños? Paz, porque sufren. Allí, en el campo, tienen cursos de educación. Pero, ¡qué no han visto esos niños! Miren esto: han visto también ahogarse a un niño. Esto lo llevan en su corazón. Hoy, de verdad, daban ganas de llorar. Daban ganas de llorar. El mismo tema lo dibujó también este niño de Afganistán: se ve que la barcaza que viene de Afganistán regresa a Grecia. Los niños tiene esto en la memoria. Se necesitará tiempo para que lo elaboren. Miren este otro dibujo: el sol que observa y llora. Y si el sol es capaz de llorar, también nosotros lo somos. Nos haría bien una lágrima.
(Fanny Carrier, Agence France Presse)
Buenos días. ¿Por qué no hace usted ninguna diferencia entre quienes huyen de la guerra y quienes huyen del hambre? ¿Puede Europa acoger toda la miseria del mundo?
(Papa Francisco)
Es verdad. Hoy dije en mi discurso que “algunos huyen de las guerras y otros, del hambre”. Ambas situaciones son efecto de la explotación. También de la explotación de la tierra. Hace más o menos un mes, un jefe de gobierno de África me decía que la primera decisión de su gobierno fue la reforestación, porque la tierra se había muerto por la explotación de los bosques. Hay que hacer obras buenas con ambas categorías. Porque algunos huyen del hambre y otros de la guerra. Yo invitaría a los traficantes de armas –porque las armas, es verdad que hay acuerdos, hasta cierto punto se fabrican; pero los traficantes, los que trafican para hacer la guerra en diversas partes, como en Siria, por ejemplo, ¿quién arma a los diversos grupos?– los invitaría a que pasaran un día en ese campo de refugiados. Creo que sería saludable para ellos.
(Néstor Pongutá, W Radio Colombia)
Santidad, muy buenas tardes. Esta mañana ha dicho usted algo muy especial, que nos ha llamado mucho la atención: que éste era un viaje triste, y ha demostrado con sus palabras que está muy conmovido. Pero algo debe haber cambiado también en su corazón, sabiendo que trae doce personas, y que con este pequeño gesto ha dado una lección a aquellos que a veces voltean la mirada frente a tanto dolor, a esta Tercera Guerra Mundial en pedazos, que usted ha denunciado.
(Papa Francisco)
Voy a hacer un plagio y a responder con una frase que no es mía. La misma cosa le preguntaron a la Madre Teresa de Calcuta. ¿Por qué tanto esfuerzo, tanto trabajo, sólo para acompañar a las personas a morir? ¡Eso que usted hace no sirve para nada! El mar es inmenso. Y ella contestó: sí, es una gota de agua en el mar, pero después de esa gota, el mar ya no será el mismo. Es un pequeño gesto. Pero son pequeños gestos los que debemos hacer todos nosotros, hombres y mujeres, para tender la mano quien lo necesita.
(Joshua Mc Elwee, National Catholic Reporter)
Gracias Santo Padre. Hemos venido a un país de inmigración, pero también de política económica de austeridad. ¿Quisiera preguntarle cuál es su concepto de economía de austeridad? También en lo que se refiere a otra isla, Puerto Rico. Si tiene usted un concepto sobre esta política de austeridad.
(Papa Francisco)
La palabra austeridad tiene diferentes significados, según el punto de vista desde el que se vea: económicamente significa un capítulo de un programa; políticamente es otra cosa; espiritual y cristianamente es otra. Cuando yo hablo de austeridad, lo hago en contraste con el desperdicio. Escuché en la FAO –creo que fue en una reunión de la FAO– que con la comida desperdiciada se podría resolver el problema del hambre en el mundo. Y nosotros, en nuestra casa, cuánto desperdiciamos sin quererlo. Esta es la cultura del descarte y del desperdicio. Yo hablo de austeridad en este sentido, en sentido cristiano. Detengámonos aquí y vivamos más austeramente.
(Francisco Romero, Rome Reports)
Santidad, usted ha dicho que esta crisis de refugiados es la peor crisis después de la de la Segunda Guerra Mundial. Quisiera preguntarle ¿Qué piensa usted sobre la crisis de los inmigrantes que llegan a los Estados Unidos, de México y de otros países de América Latina?
(Papa Francisco)
Lo mismo. Es lo mismo, porque llegan allí huyendo, sobre todo del hambre. Se trata del mismo problema. En Ciudad Juárez celebré la Misa a cien metros, o tal vez menos, de la valla. Del otro lado, había unos cincuenta Obispo de Estados Unidos y un estadio con cincuenta mil personas que seguían la Misa en pantallas gigantes. Del lado mexicano, aquel campo lleno de gente. Pero se trata de los mismo. Llegan a México, de Centro América. ¿Se acuerda de hace dos meses? Hubo un conflicto con Nicaragua, porque no quería que los refugiados transitaran por su territorio. Al final, se resolvió. Los llevaban en avión al otro país, sin pasar por Nicaragua. Es un problema mundial. Yo se lo dije a los Obispos mexicanos. Pedí que se hicieran cargo de los refugiados.
(Francis Rocca, Wall Street Journal)
Gracias, Santo Padre. Veo que ya le hicieron las preguntas sobre la inmigración que yo tenía en mente. Y usted ha respondido muy bien. Si me permite, quisiera hacerle una pregunta sobre otro acontecimiento de los días pasados: su exhortación apostólica. Como usted bien sabe, después de su publicación ha habido muchas discusiones sobre uno de los puntos – y se han concentrado particularmente en este –. Algunos sostienen que no ha cambiado nada sobre la disciplina que regula el acceso a los sacramentos para los divorciados que se han vuelto a casar; que la ley y la praxis, y obviamente también la doctrina, no han sido tocadas. Otros, en cambio, sostienen que ha cambiado mucho y que hay muchas nuevas aperturas y posibilidades. Mi pregunta sería: para una persona, para un católico, ¿hay nuevas posibilidades concretas que no existían antes de la publicación de la exhortación o no?
(Papa Francisco)
Podría decir que sí, y punto. Pero sería una respuesta muy simplificada. Les recomiendo que lean la presentación del documento que hizo el cardenal Schönborn, que es un gran teólogo. Es miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe y conoce bien la doctrina de la Iglesia. Ahí encontrarça usted la respuesta a su pregunta. Gracias.
(Guénois, Le Figaro)
Tenía la misma pregunta, pero le hago, en cambio, una pregunta complementaria: No se ha entendido bien por qué haya puesto usted en esa famosa nota al pie de página, la nota 351, en la Amoris Laetitia, lo que concierne a los problemas de los divorciados vueltos a casar. ¿Por qué una cuestión tan importante se trata en una pequeña nota al pie de página? ¿Es porque ha previsto oposición, o porque ha querido que no se le diera mucha importancia a ese punto?
(Papa Francisco)
Escuche, uno de los últimos Papas, hablando sobre el Concilio, dijo que había habido dos concilios: el Vaticano II, en la Basílica de San Pedro, y el otro, el “concilio de los medios de comunicación”. Cuando convoqué el primer Sínodo, la gran preocupación de la mayor parte de los medios de comunicación era: ¿podrían recibir la comunión los divorciados que se han vuelto a casar? Y como yo no soy santo, eso me molestó un poco y también me dio un poco de tristeza. Porque yo pienso: pero esos medios de comunicación, que dicen tantas cosas, ¿no se dan cuenta de que no es ese el problema principal? ¿Acaso no se dan cuenta que la familia, en todo el mundo, está en crisis? Y la familia es la base de la sociedad. ¿No se percatan de que los jóvenes no quieren casarse? ¿No ven que la disminución de la natalidad en Europa es como para ponerse a llorar? ¿No saben que la falta de trabajo y la dificultad para encontrarlo obligan a que el padre y la madre tengan dos empleos, y que los niños crezcan solos, sin aprender a crecer en diálogo con papá y mamá? Estos son los grandes problemas. No me recuerdo de esa nota, pero si una cuestión como la que usted señala está en una nota, es porque fue dicha en la Evangelii gaudium. Seguro. Debe tratarse de una cita de la Evangelii gaudium. No recuerdo el número, pero seguro que es así.
(Padre Lombardi)
Gracias Santidad. Nos ha concedido una amplia conversación sobre temas de este viaje, extendiéndose, también, a la Exhortación. Le deseamos buen viaje y una fructífera continuación de su obra.
(Papa Francisco)
Les agradezco su compañía. Realmente me siento cómodo con ustedes. Muchas gracias. Gracias por acompañarme.
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