VIAJE APOSTÓLICO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A ECUADOR, BOLIVIA Y PARAGUAY
(5-13 DE JULIO DE 2015)
COLOQUIO DEL SANTO PADRE
CON LOS PERIODISTAS DURANTE EL VUELO DE REGRESO DE ASUNCIÓN A ROMA
Vuelo papal
Pregunta (Aníbal Velázquez – Abc Color): Santidad, soy Aníbal Velázquez, de Paraguay. Nosotros le agradecemos porque haya elevado el Santuario de Caacupé como basílica, pero en el Paraguay se pregunta la gente: ¿Por qué Paraguay no tiene cardenal? ¿cuál es el pecado de Paraguay, que no tenga cardenal? O, en todo caso, ¿está lejos todavía de que tenga un cardenal?
Respuesta: Bueno, no tener cardenal no es un pecado. La mayoría de los países del mundo no tienen cardenales. Las nacionalidades de los cardenales –no recuerdo cuántas son– son minoría respecto a todo el conjunto. Es verdad, Paraguay no ha tenido ningún cardenal hasta ahora. No sabría darle la razón. A veces, para la elección de cardenales, se balancean, se leen, se estudian los legajos de cada uno, se ve la persona, el carisma sobre todo del cardenal, que debería ser el de aconsejar al Papa y asistir al Papa en el gobierno universal de la Iglesia. El cardenal, si bien pertenece a una Iglesia particular, es –y de aquí la palabra– “incardinado” en la Iglesia de Roma, y tiene que tener una visión universal. Esto no quiere decir que en Paraguay no haya obispos que la tengan; la pueden tener. Pero, como siempre hay que elegir hasta un número –uno no puede designar más de 120 cardenales electores–, entonces será por eso. Bolivia ha tenido dos. Uruguay ha tenido dos, Barbieri y el actual. Algunos Países centroamericanos tampoco han tenido, pero no es ningún pecado y todo depende de las circunstancias, las personas, el carisma para incardinarse. Y no quiere decir eso un menosprecio o que no tengan valor los obispos paraguayos. Hay obispos paraguayos geniales. Yo me acuerdo de los dos Bogarín, que hicieron historia en Paraguay. ¿Por qué no fueron cardenales? Bueno, no fueron. No es un ascenso, ¿no es cierto? Yo me hago otra pregunta: ¿Merece Paraguay tener un cardenal, si miramos la Iglesia del Paraguay? Yo diría: Merecería tener dos, pero es por lo otro, no tiene nada que ver con los méritos. Es una Iglesia viva, una Iglesia alegre, una Iglesia luchadora y con una historia gloriosa.
Pregunta (Priscila Quiroga – Cadena A, y Cecilia Dorado Nava – El Deber, de Bolivia): Su Santidad, por favor, a nosotros nos interesa conocer su criterio en torno a si considera justo el anhelo de los bolivianos de tener una salida soberana al mar, de volver a tener una salida soberana al Océano Pacífico. Y, Santo Padre, en caso de que Chile y Bolivia pidan su mediación, ¿usted aceptaría?
Respuesta: Lo de la mediación es una cosa muy delicada, y sería como un último paso. Es decir, Argentina vivió eso con Chile y fue realmente para evitar una guerra. Fue una situación muy límite y muy bien llevada por quienes la Santa Sede encargó, detrás de los cuales siempre estaba san Juan Pablo II interesándose, y con la buena voluntad de los dos países, que dijeron: “Probemos esto si va”. Y –es curioso– hubo un grupo, al menos en Argentina, que nunca quiso esa mediación y, cuando el presidente Alfonsín hizo el plebiscito sobre si se aceptaba la propuesta de mediación, obviamente la mayoría del País dijo que sí, pero hubo un grupo que se resistió. Siempre, cuando se hace una mediación, difícilmente todo el país estaría de acuerdo. Pero es la última instancia, siempre hay otras figuras diplomáticas que ayudan, en ese caso, facilitadores, etc.
En este momento yo tengo que ser muy respetuoso de esto, porque Bolivia hizo un recurso a un tribunal internacional. Entonces, si yo en este momento hago un comentario –yo soy Jefe de un Estado–, podría ser interpretado como inmiscuirme, o una presión. Tengo que ser muy respetuoso de la decisión que tomó el pueblo boliviano que hizo ese recurso. También sé que hubo instancias anteriores de querer dialogar. No tengo muy claro. El que me dijo una cosa por el estilo, que se estaba cerca de una solución, fue en tiempos del presidente chileno Lagos, pero lo digo sin tener datos exactos. Fue un comentario que me hizo el cardenal Errázuriz. Así que no quisiera decir una “macana” en eso.
También una tercera cosa que quiero dejar clara. Yo, en la catedral de Bolivia, toqué ese tema de una manera muy delicada, teniendo en cuenta la situación de recurso al tribunal internacional. Recuerdo perfectamente el contexto: “Los hermanos tienen que dialogar, los pueblos latinoamericanos dialogan para crear la Patria Grande, el diálogo es necesario”. Ahí me detuve, hice un silencio, y dije: “Pienso en el mar”. Y continué: “Diálogo y diálogo”. Quiero que quede claro que mi intervención fue un recuerdo a ese problema, pero respetando la situación como está planteada ahora. Estando en un tribunal internacional, no se puede hablar de mediación, ni facilitación, hay que esperar.
Pregunta (continuación): ¿Es justo o no el anhelo de los bolivianos?
Respuesta: Siempre hay una base de justicia cuando hay cambio de límites territoriales y, sobre todo, después de una guerra. Hay una revisión continua de eso. Yo diría que no es injusto plantearse una cosa de este tipo, ese anhelo. Yo recuerdo que en el año 61, estando en primer año de filosofía, nos pasaron un documental sobre Bolivia –un padre que había venido de Bolivia–, y creo que se llamaba “Las doce estrellas”. ¿Cuántas provincias tiene Bolivia? [Le responden que son nueve departamentos] Entonces se llamaba “Las diez estrellas”. Y presentaba cada uno de los nueve departamentos y, al final, el décimo departamento; y se veía el mar sin ninguna palabra. Me quedó grabado. Eso fue en el año 61. O sea, que se ve que hay un anhelo. Claro, después de una guerra de ese tipo, surgen las pérdidas y creo que es importante, primero, el diálogo, la sana negociación. Ahora, en este momento, el diálogo está detenido obviamente por este recurso a La Haya.
Pregunta: (Fredy Paredes – Teleamazonas, de Ecuador). Su Santidad, buenas noches. Muchas gracias. El Ecuador estaba convulsionado antes de su visita. Después de que abandonó el País, volvieron las personas que hacen oposición al gobierno a salir a las calles. Parece ser que su presencia en el Ecuador se quiere utilizar políticamente, especialmente por la frase que usted pronunció: “El pueblo del Ecuador se ha puesto de pie con dignidad”. Yo le pregunto de manera puntual, si es que es posible: ¿A qué responde esa frase? ¿Usted simpatiza con el proyecto político del Presidente Correa? ¿Usted cree que las recomendaciones generales que ha dado en la visita al Ecuador, con miras a alcanzar el desarrollo, el diálogo, la construcción de democracia y a no continuar con la política del descarte, como usted la denomina, ya se practican en el Ecuador?
Respuesta: Evidentemente que sé que había problemas políticos y huelgas. Eso lo sé. No conozco los intríngulis de la política del Ecuador y sería necio de mi parte que diera una opinión. Después me dijeron que hubo como un paréntesis durante mi visita, lo cual agradezco, porque es un gesto de un pueblo en pie, respetar la visita del Papa. Lo agradezco y lo valoro. Ahora, si vuelven las cosas, evidentemente que los problemas y las discusiones políticas siguen. Respecto a la frase que usted dice, me refiero a la mayor conciencia que el pueblo ecuatoriano ha ido tomando de su valor. Hubo una guerra limítrofe con Perú no hace mucho. Hay historias de guerra. Después, una mayor conciencia de la variedad de riqueza étnica del Ecuador. Y eso da dignidad. Ecuador no es un país de descarte. O sea, que se refiere a todo el pueblo y a toda la dignidad de ese pueblo que, después de la guerra limítrofe, se ha puesto de pie y ha tomado cada vez más conciencia de su dignidad y de la riqueza de la unidad en la variedad que tiene. O sea, que no puede atribuirse a una situación concreta. Porque esa misma frase –me comentaron, yo no lo vi– fue instrumentalizada para explicar ambas situaciones: que el gobierno ha puesto de pie a Ecuador o que se han puesto de pie los contrarios al gobierno. Una frase se puede instrumentalizar y en eso creo que hay que ser muy cuidadosos. Y le agradezco la pregunta, porque es una manera de ser cuidadoso. Usted está dando un ejemplo de ser cuidadoso.
Si ustedes me permiten… Esto, como no me lo preguntaron, son cinco minutos más de concesión que les doy si hacen falta. Es muy importante en el trabajo de ustedes la hermenéutica de un texto. Un texto no se puede interpretar con una frase. La hermenéutica tiene que ser en todo el contexto. Hay frases que son justo la clave de la hermenéutica y hay frases que no, que son dichas de paso o plásticas. Entonces, ver todo el contexto, ver la situación, incluso ver la historia. Ver la historia de ese momento o si estamos hablando del pasado, interpretar un hecho del pasado con la hermenéutica de ese tiempo. O sea, las cruzadas: interpretemos las cruzadas con la hermenéutica como se pensaba en ese tiempo. Es clave interpretar un discurso, cualquier texto, con una hermenéutica totalizante, no aislada. Lo digo como ayuda para ustedes. Muchas gracias. Ahora pasamos al guaraní.
Pregunta (Stefania Falasca – Avvenire): En el discurso que hizo en Bolivia a los movimientos populares habló del nuevo colonialismo y de la idolatría del dinero que domina la economía, y de la imposición de medidas de austeridad que siempre “aprietan el cinturón de los pobres”. En Europa está el caso de Grecia y de la suerte de Grecia, que corre el riesgo de salir de la moneda europea. ¿Qué piensa de lo que está sucediendo en Grecia, y que afecta también a toda Europa?
Respuesta: Antes que nada, la razón de mi intervención en el Encuentro de los movimientos populares. Es el segundo [Encuentro]. El primero se hizo en el Vaticano, en el Aula vieja del Sínodo. Eran unas 120 personas. Es un evento que organiza [el Pontificio Consejo de] Justicia y Paz. Yo me siento cercano a esta realidad, porque es un fenómeno presente en todo el mundo. También en oriente, en Filipinas, en India, en Tailandia. Son movimientos que se organizan entre ellos, no sólo para protestar, sino también para salir adelante y poder vivir. Y son movimientos que tienen fuerza, y estas personas, que son muchas, no se sienten representados por los sindicatos, porque dicen que los sindicatos ahora son una corporación, no luchan –estoy simplificando un poco– por los derechos de los más pobres. Y la Iglesia no puede permanecer indiferente. La Iglesia tiene una Doctrina social y dialoga con este movimiento, y dialoga bien. Ustedes lo han visto, han visto el entusiasmo de oír que la Iglesia –dicen ellos– “no está lejos de nosotros, la Iglesia tiene una doctrina que nos ayuda a luchar por esto”. Es un diálogo. No es que la Iglesia haga una opción por la vía anárquica. No, no son anárquicos: trabajan, intentan hacer muchos trabajos también con los residuos, con lo que sobra; son trabajadores. Esto es lo primero, la importancia de este [movimiento].
Después, sobre Grecia y el sistema internacional. Le tengo una gran alergia a la economía, porque mi papá era contador y, cuando no terminaba el trabajo en la fábrica, se lo traía a casa, el sábado y el domingo, con esos libros, en aquellos tiempos, cuando los títulos se hacían en gótico… y trabajaba, y yo veía a papá… y me da alergia. No entiendo bien cómo es la cosa [la cuestión de Grecia], pero ciertamente sería simple decir: la culpa es solo de esta parte. Los gobernantes griegos, que han llevado adelante esta situación de deuda internacional, también tienen una responsabilidad. Con el nuevo gobierno griego se ha ido hacia una revisión un poco justa. Espero –es lo único que puedo decirle, porque no lo conozco bien– que encuentren una vía para resolver el problema griego y también una vía de control para que otros países no caigan en el mismo problema; y que esto nos ayude a ir adelante, porque esa vía de los préstamos y de las deudas al final no se acaba nunca. Me dijeron –hace un año más o menos, pero no estoy seguro; es algo que he oído– que había un proyecto de las Naciones Unidas –si alguno de ustedes lo sabe, sería bueno que lo explicase–, un proyecto por el cual un País puede declararse en bancarrota, que no es lo mismo que el default, pero es un proyecto del que oí hablar y no sé cómo ha ido, si era verdad o no. Si una empresa puede declararse en bancarrota, ¿por qué un país no lo puede hacer y así se recurre a la ayuda de los demás? Esas eran las razones de ese proyecto, pero de esto no puedo decir nada más.
Y después, en cuanto a las nuevas colonizaciones, evidentemente van todas sobre los valores. La colonización del consumismo, por ejemplo. El hábito del consumismo ha sido un proceso de colonización, porque te lleva a un hábito que no es tuyo y también te desequilibra la personalidad. El consumismo desequilibra también la economía interna y la justicia social, y también la salud física y mental, por poner un ejemplo.
Pregunta (Anna Matranga – Cbs News): Santidad, uno de los mensajes más fuertes de este viaje ha sido que el sistema económico global a menudo impone la mentalidad del beneficio a toda costa, en detrimento de los pobres. Esto es percibido por los estadounidenses como una crítica directa a su sistema y a su modo de vivir. ¿Cómo responde usted a esta percepción? Y ¿cuál es su valoración del impacto de Estados Unidos en el mundo?
Respuesta: Lo que he dicho, esa frase, no es nueva. Lo dije en Evangelii gaudium: “Esa economía mata” (n. 53). Me acuerdo bien de esa frase; hay un contexto. Lo dije en Laudato si’. La crítica no es una cosa nueva; se sabe. He oído que se han hecho algunas críticas en Estados Unidos. Lo he oído. Pero no las he leído y no he tenido tiempo de estudiarlas bien, porque toda crítica debe ser recibida y estudiada para poder dialogar después. Usted me pregunta qué pienso pero, si no he dialogado con los que critican, no tengo derecho a hacer un pensamiento así, aislado del diálogo. Esto es cuanto se me ocurre decirle.
Pregunta (continuación): Ahora irá a Estados Unidos. ¿Tiene alguna idea de cómo lo van a recibir? ¿tiene alguna idea sobre la nación?...
Respuesta: No, tengo que empezar a estudiar ahora, porque hasta hoy me he dedicado a estos tres Países bellísimos, que son una riqueza y una belleza. Ahora tengo que comenzar a estudiar Cuba, donde iré dos día y medio, y después Estados Unidos, las tres ciudades del este –porque al oeste no puedo ir–: Washington, Nueva York y Filadelfia. Sí, tengo que empezar a estudiar estas críticas y luego dialogar un poco.
Pregunta (Aura Vistas Miguel): Santidad, ¿qué sintió cuando vio esa hoz y el martillo con el Cristo encima que le regaló el Presidente Morales? ¿Dónde ha ido a parar ese objeto?
Respuesta: Curiosamente, yo no conocía esto y ni siquiera sabía que el Padre Espinal era escultor y además poeta. Lo he sabido en estos días. Lo vi y para mí fue una sorpresa. Segundo: se puede catalogar como del género de arte protesta. Por ejemplo, en Buenos Aires, algunos años atrás, se hizo una exposición de un buen escultor, creativo, argentino, ahora ya muerto: era arte protesta, y recuerdo una obra que era un Cristo crucificado en un bombardero que iba bajando. Era una crítica al cristianismo que se alía con el imperialismo, representado por el bombardero. Así pues, primer punto: no sabía nada; segundo, lo considero arte protesta, que en algunos casos puede ser ofensivo. Tercero, en este caso concreto: el Padre Espinal fue asesinado en el año 80. Era un tiempo en el que la teología de la liberación tenía muchas variantes diferentes, una de las cuales era con el análisis marxista de la realidad, y el Padre Espinal pertenecía a esta. Eso sí lo sabía, porque en aquel tiempo yo era rector en la Facultad de Teología y se hablaba mucho de esto, de las diversas variantes y de quiénes eran sus representantes. En el mismo año, el Padre General de la Compañía de Jesús, Padre Arrupe, mandó una carta a toda la Compañía sobre el análisis marxista de la realidad en teología, un poco parando esto, que decía: No, no va, son cosas diversas, no va, no es adecuado. Y cuatro años más tarde, en el 84, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó el primer documento, pequeño, la primera declaración sobre la teología de la liberación, que crítica esto. Después vino el segundo, que abrió las perspectivas más cristianas. Estoy simplificando. Hagamos la hermenéutica de aquella época. Espinal era un entusiasta de este análisis marxista de la realidad, y también de la teología, usando el marxismo. De ahí surgió esta obra. También las poesías de Espinal son de ese género protesta: era su vida, era su pensamiento, era un hombre especial, con tanta genialidad humana, y que luchaba de buena fe. Haciendo una hermenéutica del género, entiendo esta obra. Para mí no ha sido una ofensa. Pero he tenido que hacer esta hermenéutica y la comparto con ustedes para que no haya opiniones equivocadas.
Ese objeto ahora lo traigo conmigo, viene conmigo. Probablemente usted ha oído que el Presidente Morales quiso darme dos condecoraciones: una es la más importante de Bolivia y la otra es de la Orden del Padre Espinal, una nueva Orden. Sin embargo, yo nunca he aceptado una condecoración, no me va... Pero lo hizo con tan buena voluntad y con el deseo de complacerme. Y pensé que esto viene del pueblo de Bolivia. Recé y me dije: Si las llevo al Vaticano, irán a parar a un museo y nadie las verá. Entonces pensé dejárselas a la Virgen de Copacabana, la Madre de Bolivia. E irán al Santuario de Copacabana, a la Virgen, las dos condecoraciones que he entregado. En cambio, el Cristo lo traigo conmigo. Gracias.
Pregunta (Anaïs Feuga): Durante la misa en Guayaquil, usted dijo que el Sínodo debía hacer madurar un verdadero discernimiento para encontrar soluciones concretas a las dificultades de las familias. Y después pidió a la gente que rezase para que, incluso lo que a nosotros nos parece impuro, nos escandaliza o nos espanta, Dios pueda transformarlo en milagro. ¿Nos puede precisar a qué situaciones “impuras” o “espantosas” o “escandalosas” se refería?
Respuesta: También aquí haré la hermenéutica del texto. Estaba hablando del milagro del buen vino [en las bodas de Caná] y dije que las tinajas de agua estaban llenas, pero eran para la purificación. Es decir, las personas que entraban en esa fiesta hacían su purificación y se limpiaban de su suciedad espiritual. Es un rito de purificación antes de entrar en una casa, o también en el templo, un rito que nosotros ahora realizamos con el agua bendita: ha quedado eso de aquel rito hebreo. Dije que Jesús hace el buen vino precisamente con el agua de la suciedad, de lo peor. En general pensé hacer este comentario: la familia está en crisis, lo sabemos todos, basta leer el Instrumentum laboris que ustedes conocen bien porque ha sido presentado, allí se explica… A todo esto me refería, en general: que el Señor nos purifique de estas crisis, de tantas cosas que están descritas en el libro del Instrumentum laboris. Es algo en general, no pensé en ningún punto concreto. Que nos haga mejores, que nos haga familias más maduras, mejores. La familia está en crisis, que el Señor nos purifique y vayamos adelante. Pero las particularidades de la crisis se encuentran todas en el Instrumentum laboris del Sínodo, que ya está hecho y ustedes lo tienen.
Pregunta (Javier Martínez Brocal – Romereports): Santidad, mil gracias por este diálogo, que nos ayuda tanto personalmente y también en nuestro trabajo. Hago una pregunta en nombre también de todos los periodistas de lengua española. Hemos visto que ha ido muy bien la mediación entre Cuba y Estados Unidos. ¿Cree que se podría hacer algo similar en otras situaciones delicadas del continente latinoamericano –pienso en Venezuela y pienso en Colombia–? Además, tengo una curiosidad: pienso en mi padre, que tiene algún año menos que usted pero la mitad de su energía. Lo hemos visto en este viaje, lo hemos visto en estos dos años y medio. ¿Cuál es su secreto?
Respuesta: ¿Cuál es su “droga”?, quería preguntar él… [ríe], esa era la pregunta.
En el proceso entre Cuba y Estados Unidos no ha habido mediación. No ha tenido el carácter de mediación. Había llegado un deseo. De la otra parte también, un deseo… Y después… digo la verdad, eso fue en enero del año pasado; y después, pasaron tres meses en los que solamente recé, no me decidí… Pero ¿qué se puede hacer con estos dos, después de más de cincuenta años así? Luego el Señor me hizo pensar en un Cardenal. Él fue, habló, y no volví a saber nada; pasaron los meses y un día el Secretario de Estado –que se encuentra aquí– me dijo: “Mañana tendremos la segunda reunión con los dos equipos”. –“¿Cómo?”. –“Sí, se hablan, entre los dos grupos se hablan y están haciendo…”. Fue por sí mismo, no hubo mediación, ha sido la buena voluntad de los dos Países; el mérito es suyo, son ellos los que lo han hecho. Nosotros no hemos hecho casi nada, solo pequeñas cosas, y a mediados de diciembre se hizo el anuncio. Esta es la historia; de verdad, no hay más.
A mí me preocupa en este momento que se detenga el proceso de paz en Colombia. Esto tengo que decirlo y espero que este proceso salga adelante y, en este sentido, nosotros siempre estamos dispuestos a ayudar, en variadas formas de ayuda. Pero sería horrible que no avanzase. En Venezuela, la Conferencia episcopal trabaja para lograr un poco de paz, pero tampoco allí hay mediación. En el caso de Estados Unidos [y Cuba], ha sido el Señor y dos circunstancias casuales, y luego ha ido adelante solo. En cuanto a Colombia, deseo y rezo, y hemos de rezar, para que no se detenga el proceso; es un proceso que también dura más de cincuenta años, y ¡cuántos muertos! He oído que son millones. En cuanto a Venezuela, no tengo más que decir… Ah. La “droga”. Bueno, el mate me ayuda, pero no he probado la coca. Claro está.
Pregunta (Ludwig Ring-Eifel – Kna): Santo Padre, en este viaje hemos escuchado muchos mensajes fuertes para los pobres, también muchos mensajes fuertes, a veces severos, para los ricos y poderosos, pero hemos escuchado poquísimos mensajes para la clase media, es decir, la gente que trabaja, la gente que paga impuestos, la gente normal. Mi pregunta es: ¿Por qué en el magisterio del Santo Padre existen tan pocos mensajes para la clase media? Y si hubiera un mensaje para ellos, ¿cuál sería?
Respuesta: Muchas gracias. Es una buena corrección. Gracias. Tiene razón; es un error por mi parte. Tengo que pensarlo. Haré algún comentario, pero no para justificarme. Usted tiene razón. Tengo que pensar un poco en eso. El mundo está polarizado. La clase media se vuelve más pequeña. La polarización entre ricos y pobres es grande. Esto es verdad. Y quizás esto me ha llevado a no tener en cuenta eso. Hablo del mundo –algunos países no, van muy bien–, pero en el mundo en general, la polarización se ve y el número de pobres es grande. Y además, ¿por qué hablo de los pobres? Porque es el corazón del Evangelio, y siempre hablo de la pobreza a partir del Evangelio, aunque sea sociológica. Además, sobre la clase media hay algunas palabras que he dicho un poco “en passant”. Pero la gente sencilla, la gente común, el obrero… eso es un gran valor. Pero creo que usted me dice algo que debo hacer, debo profundizar más el magisterio sobre esto. Se lo agradezco. Le agradezco la ayuda. Gracias.
Pregunta (Vania De Luca – Rainews 24): En estos días ha insistido en la necesidad de caminos de integración, de inclusión social, contra la mentalidad del descarte. Ha apoyado también proyectos que van en esta dirección del vivir bien. Aunque ya nos ha dicho que debe pensar en el viaje a Estados Unidos, ¿piensa tocar estos temas en la ONU, en la Casa Blanca? ¿Pensaba también en ese viaje cuando ha hablado de estos problemas?
Respuesta: No, pensaba sólo en este viaje concreto y en el mundo en general. En este momento, la deuda de los Países en el mundo es terrible. Todos los Países tienen deuda y hay uno o dos Países que han comprado las deudas de los grandes Países. Es un problema mundial. Pero con esto no he pensado particularmente en el viaje de Estados Unidos.
Pregunta (Courtney Walsh – Fox News): Santidad, hemos hablado un poco de Cuba, donde usted irá en septiembre, antes de ir a Estados Unidos, y del papel que el Vaticano ha tenido en su acercamiento. Ahora que Cuba tendrá un mayor protagonismo en la comunidad internacional, a su parecer, ¿La Habana tendrá que mejorar su reputación sobre el respeto de los derechos humanos y, entre ellos, de la libertad religiosa? ¿Cree que Cuba corre el riesgo de perder algo en esta nueva relación con el País más potente del mundo?
Respuesta: Los derechos humanos son para todos y no se respetan los derechos humanos sólo en uno o dos Países. Yo diría que en muchos Países del mundo no se respetan los derechos humanos, ¡en muchos países del mundo! Y ¿qué pierde Cuba y qué pierde Estados Unidos? Ambos ganarán algo y perderán algo, porque en una negociación es así. Pero lo que seguro ganarán es la paz. Eso seguro. El encuentro, la amistad, la colaboración: eso es ganancia. Lo que perderán, no soy capaz de imaginarlo, serán cosas concretas, pero siempre en una negociación se gana y se pierde. Volviendo a los derechos humanos y a la libertad religiosa, miren: en el mundo hay Países, incluso algún País europeo, que no te permite hacer un signo religioso, por diversos motivos. Y en otros continentes lo mismo. Sí, es así. La libertad religiosa no se respeta en todo el mundo; hay muchos Países en los que no es respetada.
Pregunta (Benedicte Lutaud): Santidad, Usted se presenta como nuevo líder mundial de las políticas alternativas; me gustaría saber por qué incide tanto sobre los movimientos populares y menos sobre el mundo de la empresa, y si cree que la Iglesia lo seguirá en su mano tendida a los movimientos populares, que son muy laicos.
Respuesta: Gracias. El mundo de los movimientos populares es una realidad; es una realidad muy grande, en todo el mundo. Lo que yo hice es darles la Doctrina social de la Iglesia, lo mismo que hago con el mundo de la empresa. Hay una Doctrina social de la Iglesia. Si lee lo que dije a los movimientos populares, que es un discurso bastante largo, es un resumen de la Doctrina social de la Iglesia, pero aplicada a su situación. Pero es la Doctrina social de la Iglesia. Todo lo que dije es Doctrina social de la Iglesia y, cuando me dirijo al mundo de la empresa, digo lo mismo, o sea, qué dice la Doctrina social de la Iglesia al mundo de la empresa. Por ejemplo, en Laudato si’ hay una parte sobre el bien común y la deuda social de la propiedad privada que va en ese sentido; pero es aplicar la Doctrina social de la Iglesia.
Pregunta (continuación): ¿Cree que la Iglesia la seguirá en esa mano tendida?
Respuesta: Soy yo el que sigo a la Iglesia en esto, porque simplemente predico la Doctrina social de la Iglesia a este movimiento. No es una mano tendida a un enemigo, no se trata de un hecho político. Es un hecho catequético. Quiero que esto quede claro. Gracias.
Pregunta (Cristina Cabrejas): Santo Padre, ¿no tiene un poco de miedo de que usted y sus discursos sean instrumentalizados por los gobiernos, por los grupos de poder, por los movimientos? Gracias.
Respuesta: Un poco repito lo que he dicho al inicio. Cada palabra, cada frase de un discurso puede ser instrumentalizada. Es lo que me preguntaba el periodista ecuatoriano. Justo una misma frase, algunos decían que iba a favor del gobierno y otros que iba contra el gobierno. Por eso me he permitido hablar de la hermenéutica total. Y siempre hay instrumentalización. Algunas veces hay noticias que toman una frase y además fuera contexto. Es verdad, no tengo miedo; simplemente digo: Miren el contexto. Si me equivoco, con un poco de vergüenza pido perdón y sigo adelante.
Pregunta (continuación): Me permita una bobada: ¿qué piensa de todas esas “autofotos”, “selfies”, durante la misa, que se hacen los jóvenes, los niños, los compañeros…?
Respuesta: ¿Qué pienso? Es otra cultura. Me siento bisabuelo. Hoy, al despedirme, un policía, mayor –tendrá unos cuarenta años–, me dijo: ¿Me hago un selfie?. Le he dicho: ¡Pero tú eres un adolescente! Sí, es otra cultura, pero la respeto.
Pregunta (Andrea Tornielli): Santo Padre, en síntesis, ¿qué mensaje ha querido dar a la Iglesia latinoamericana en estos días? Y ¿qué papel puede tener la Iglesia latinoamericana, también como signo en el mundo?
Respuesta: La Iglesia latinoamericana tiene una gran riqueza: es una Iglesia joven, y esto es importante. Una Iglesia joven con cierta frescura, también con algunas informalidades, no muy formal. Además tiene una teología rica, de búsqueda. Yo he querido animar a esta Iglesia joven y creo que esta Iglesia puede darnos mucho a nosotros. Digo algo que me ha llamado mucho la atención. En los tres países, en todos ellos, estaban por todas las calles padres y madres con los niños; mostraban a sus niños. Nunca he visto tantos niños, muchos niños. Es un pueblo –y también la Iglesia es así– que es una lección para nosotros, para Europa, donde la caída de la natalidad es un poco alarmante y además las políticas para ayudar a las familias numerosas son escasas. Pienso en Francia que tiene una buena política para ayudar a las familias numerosas y ha llegado –creo– a más del dos por ciento, mientras que otros países están cercanos al cero, aunque no todos. Creo que en Albania el 45 por ciento, pero en Paraguay más del 70 por ciento de la población es de menos de 40 años. La riqueza de este pueblo y de esta Iglesia es que se trata de una iglesia viva. Es una riqueza, una Iglesia de vida. Esto es importante. Creo que tenemos que aprender de esto y corregir, porque de lo contrario, si no vienen los hijos… Es eso que me preocupa tanto del “descarte”: se descartan los niños; se descartan los ancianos; con la falta de trabajo, se descartan los jóvenes. Por eso, los pueblos nuevos, los pueblos jóvenes nos dan más fuerza. Para la Iglesia, que diría una Iglesia joven –con muchos problemas, porque tiene problemas–, creo que este es el mensaje que encuentro: No tengan miedo a esta juventud y frescura de la Iglesia. Puede ser incluso una Iglesia un poco indisciplinada, pero con el tiempo se hará disciplinada, y nos da mucho de bueno.
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