VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA SEMANA SANTA DE MÉRIDA
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Queridos Cofrades de Mérida,
queridos emeritenses,
hermanos y hermanas:
Gracias por permitirme formar parte del Pregón de vuestra Semana Santa, única en el mundo, porque muy pocas ciudades pueden revivir estos días que cambiaron la historia de la humanidad en escenarios de más de 2.000 años de antigüedad, contemporáneos a los que Cristo sufrió la pasión.
Este año, cuando asista al rezo del Vía Crucis junto al Coliseo de Roma, tendré presente que vosotros también lo estaréis celebrando en el impresionante Anfiteatro Romano de Mérida, que congrega a tantos fieles de todo el mundo.
Ustedes se encuentran también en pleno Año Jubilar Eulaliense, con el que honran la figura de la niña mártir Santa Eulalia, cuyo culto convirtió a Mérida en cuna del cristianismo hispano y destino de peregrinaciones a lo largo de la historia.
Recuerdo perfectamente cuando el arzobispo de Mérida-Badajoz, D. Celso Morga, el alcalde D. Antonio Rodríguez Osuna y el presidente de la Asociación de la Mártir Santa Eulalia, Luis Miguel González vinieron a Roma para explicarme todos los proyectos que están poniendo en marcha en este importante año jubilar.
Me dirijo ahora a todas las Hermandades y Cofradías de Mérida, a todas, que durante todo el año trabajan para contribuir a que la Semana Santa deje huella, huella indeleble y permanente en las vidas de todos los que contemplan las Estaciones de Penitencia. No es un acontecimiento de espectáculo, es una proclamación de nuestra salvación, por eso debe dejar huella.
En el mensaje para la Cuaresma de este año recordaba que en la Semana Santa es necesario dedicar tiempo para la oración, para acoger la Palabra de Dios, para detenerse como el samaritano ante el hermano herido: "El amor a Dios y al prójimo es un único amor. Delante de la presencia de Dios nos convertimos en hermanas y hermanos y percibimos a los demás con nueva intensidad”; en lugar de figurarnos que son enemigos y separarnos cada vez más.
La Semana Santa es un tiempo de gracia, no lo olvidemos, es un tiempo de gracia, que el Señor nos da para abrir las puertas de nuestros corazones, de nuestras parroquias, de nuestras cofradías. “Abrir” y "salir" es lo que se nos pide en la Semana Santa, abrir el corazón y salir al encuentro de Jesús y de los demás y también para llevar la luz y la alegría de nuestra fe. ¡Salir siempre! Y hacer esto con amor y con la ternura de Dios, con respeto y paciencia, sabiendo que nosotros ponemos nuestras manos, nuestros pies, nuestro corazón, pero que es Dios el que nos guía y nos marca el camino.
Queridos hermanos y hermanas emeritenses: rezo por ustedes, especialmente por las familias que tienen algún ser querido enfermo, por los que se encuentran solos, por los necesitados, por quienes pasan apuros económicos, y también por los jóvenes, que sois el presente y el futuro de las Cofradías de Mérida.
Les deseo una Semana Santa llena de frutos bajo la protección de Santa Eulalia y les envío mi Bendición y les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí. ¡Muchas gracias!
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