VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A UNA CONFERENCIA DE SCHOLAS OCCURENTES SOBRE ACOSO Y CIBERACOSO
Queridos jóvenes de Scholas:
Es un gusto poder hablarles. Sé todo lo que están haciendo, sé el trabajo grande, el esfuerzo grande que ponen para lograr estos encuentros cada uno de ustedes.
Un problema que me preocupa mucho, es el que cada uno de ustedes encuentre su propia identidad, y esto sin necesidad de disminuir u obnubilar la identidad de los demás. Encontrar la propia identidad es un camino, es un camino de diálogo, es un camino de reflexión, es un camino de interioridad.
Y una manera muy fácil para no hacer este camino es el de agredir o disminuir la identidad de los demás. Aquí nace el bullying. El bullying es un fenómeno de auto-compensación, de auto-valoración, pero no encontrándome yo, sino disminuyendo al otro para sentirme más alto. Es un aprender a mirar desde arriba a abajo y mal. No se olviden que solamente es lícito a una persona mirar a otra de arriba abajo, ¿saben cuándo? Cuando está ayudando a levantarse. Otra manera de mirar de arriba abajo no es lícita. Y cuando se dan en grupos juveniles, en el colegio, en los barrios, en lo que sea, se dan estas expresiones de agresión, de bullying, se ve la pobreza de la propia identidad de quien agrede, que necesita agredir para sentirse persona. En la farmacia no venden remedios contra el bullying, todavía los laboratorios no han logrado la formula; mientras tanto, ¿qué hacer? La única manera es el compartir, el convivir, el dialogar, el escuchar al otro, tomarse tiempo para caminar juntos, tomarse tiempo porque es el tiempo el que hace la relación. No tengan miedo a dialogar: cada uno de nosotros tiene algo que dar al otro. Cada uno de nosotros tiene algo bueno para dar al otro, cada uno de nosotros necesita recibir algo bueno del otro. El diálogo, el diálogo que nos hace iguales no en la identidad ―somos identidades diferentes―, nos hace iguales en el camino. Somos caminantes, iguales todos, todos caminamos, pero todos diferentes, pero todos en armonía. Declaren la guerra al bullying, porque eso disminuye la dignidad, y jueguen por el diálogo, jueguen por el caminar juntos, jueguen la paciencia del escuchar al otro. Entonces será una paz fuerte, y esa misma paz fuerte hará que descubran la propia dignidad, la propia dignidad. Que Dios los bendiga, y adelante, no le tengan miedo al diálogo, vale la pena.
Copyright © Dicastero per la Comunicazione - Libreria Editrice Vaticana