CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A UN GRUPO DE MIGRANTES REUNIDOS EN LAJAS BLANCAS, PANAMÁ
Queridos migrantes:
Quisiera estar ahora acompañándoles personalmente. Yo también soy hijo de migrantes que salieron en búsqueda de un mejor porvenir. Hubo momentos en que ellos se quedaron sin nada, hasta pasar hambre; con las manos vacías, pero el corazón lleno de esperanza.
Agradezco a mis hermanos obispos y agentes de pastoral que me representan ante ustedes. Ellos son el rostro de una Iglesia madre que marcha con sus hijos e hijas, en los que descubre el rostro de Cristo y, como la Verónica, con cariño, brinda alivio y esperanza en el viacrucis de la migración. Gracias por comprometerse con nuestros hermanos y hermanas migrantes que representan la carne sufriente de Cristo, cuando se ven forzados a abandonar su tierra, a enfrentarse a los riesgos y a las tribulaciones de un camino duro, al no encontrar otra salida.
Hermanos y hermanas migrantes, no se olviden nunca de su dignidad humana. No tengan miedo de mirar a los demás a los ojos porque no son un descarte, sino que también forman parte de la familia humana y de la familia de los hijos de Dios. Y gracias por estar ahí.
Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Y por favor, no se olviden de rezar por mí.
Fraternalmente,
Roma, San Juan de Letrán, 21 de marzo de 2024
FRANCISCO
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