Comunicato della Segretaria per l’Economia
Bilancio di Missione 2022
Con il Bilancio Preventivo 2022 la Santa Sede consolida l’impegno verso una maggiore trasparenza e un rigoroso controllo delle proprie risorse economiche. Il perimetro degli enti inclusi si è allargato di 30 unità, portando a 90 il numero delle istituzioni presenti nel Budget. Con queste parole padre Juan Antonio Guerrero Alves, S.I., Prefetto della Segreteria per l’Economia, introduce le novità del Bilancio di missione 2022. Con i nuovi confini si registrano entrate per 769,6 milioni di euro e uscite per 803 milioni di euro, con un deficit totale di 33,4 milioni di euro, rispetto ai 42 milioni di euro previsti lo scorso anno.
Il Budget, approvato lo scorso dicembre, in anticipo di tre mesi rispetto all’anno precedente, estende il proprio sguardo anche a entità che, pur non essendo riconducibili in senso stretto alla Curia Romana, sono di proprietà della Santa Sede o sono sotto la responsabilità della Santa Sede. Le nuove disposizioni del Consiglio dell’Economia, approvate lo scorso luglio, hanno permesso di inserire realtà come l’Ospedale Pediatrico Bambino Gesù, tutte le quattro Basiliche Papali di Roma e i santuari di Loreto, Pompei e Padova. E già si guarda al prossimo anno, con ulteriori inclusioni, per restringere ancora i margini di rischio. Intanto, per il Consuntivo 2021, che dovrebbe essere presentato tra qualche mese, è stata anche introdotta la chiusura trimestrale dei conti.
Comprensibilmente sulle voci del Preventivo pesano ancora gli effetti della pandemia da Covid-19, pur essendo atteso per il 2022 un progressivo recupero delle attività economiche, meno per le donazioni e i contributi. L’Obolo di San Pietro, insieme con altri fondi intitolati, si prevede che resti sui 47,3 milioni di euro, come per il 2021.
Rispetto alle previsioni dello scorso anno, riferite alle iniziali 60 realtà considerate, la spesa raggiunge un’ulteriore contrazione, scendendo di 4 e attestandosi sui 289 milioni di euro. Con il nuovo perimetro, aumenta di 10 milioni di euro. La maggior parte delle risorse dedicate alla missione apostolica sono destinate a sostenere le chiese locali in difficoltà e in contesti specifici di evangelizzazione (21%); comunicare il messaggio della Santa Sede (16%); preservare la sua presenza nel mondo (16%); supportare il culto e l’evangelizzazione (16%); promuovere la carità (9%).
La Segreteria per l’Economia prosegue nel suo impegno per migliorare la trasparenza, l’efficienza e il contenimento dei costi, per assicurare in tal modo la sostenibilità della Santa Sede e favorire la missione del Santo Padre. Si tratta di un cammino paziente e scrupoloso, che passa attraverso nuove procedure e modalità operative
Intervista con il Prefetto della Segreteria per l'Economia (SPE),
Padre Juan Antonio Guerrero Alves, S.I.
Testo in lingua spagnola
Traduzione in lingua italiana
Traduzione in lingua inglese
Traduzione in lingua francese
Testo in lingua spagnola
Prefecto de la Secretaria para la Economía: hemos reducido los costos
Entrevista con el Prefecto de la Secretaria para la Economía, padre Juan Antonio Guerrero Alves: el perímetro del presupuesto de la Santa Sede aumenta con la inclusión de nuevas entidades. El déficit total es de 33 millones frente a los 42 presupuestados: "Contención de gastos, sin reducir la caridad del Papa, sino aumentándola". Pronto un informe sobre el Óbolo, que se prevé que haya disminuido en un 15%.
ANDREA TORNIELLI
"Ayudar a la economía de la Santa Sede a satisfacer sus necesidades, procurando que la actividad económica no distraiga ni reste credibilidad a la misión de ayudar a la unidad en la caridad, y a la misión evangelizadora de la Iglesia". Así describe el Prefecto de la Secretaría para la Economía, el padre Juan Antonio Guerrero Alves, la tarea del Dicasterio que dirige desde hace dos años. En esta entrevista con los medios vaticanos, Guerrero ofrece algunos datos sobre el nuevo presupuesto de la Santa Sede, que ha aumentado considerablemente este año debido a la inclusión de nuevas entidades. Continúa la contención de los costos (con una nueva reducción de 4 millones de euros). El déficit es inferior al presupuestado, y el Prefecto espera poder ofrecer pronto datos sobre los ingresos y gastos del Óbolo de San Pedro, anticipando que las ofrendas de los fieles también han disminuido este año.
El presupuesto de la Santa Sede ha pasado este año de 300 a 800 millones. ¿Puede explicar detalladamente a qué se debe este aumento?
La novedad este año es que aumenta el numero de entes incluidos en el presupuesto de la Santa Sede. En Julio el Consejo para la Economía (CpE) ha aprobado un nuevo perímetro para el balance de la Santa sede. El año pasado eran 60 entes y este año son 90. La razón por la que el CpE tomó esta decisión es porque este nuevo perímetro permite tener una visión más completa de la situación económica de la Santa Sede. Más visibilidad, más trasparencia y más control. La Secretaría para la Economía (SpE) ha trabajado para que esto sea posible, porque nos preocupa no tener visión sobre los riesgos fuera del presupuesto, que cuando hay problemas recaen sobre la Curia.
¿Puede precisar mejor el nuevo perímetro del presupuesto? ¿Y qué decir de la inclusión de la Casa Sollievo della Sofferenza, el gran hospital de San Giovanni Rotondo construido por San Pío de Pietrelcina?
Se han incluido los entes que, aunque no son propiamente dicasterios o curia romana, o son propiedad de la Santa Sede o dependen y están bajo la responsabilidad económica de ella, por ejemplo, el Hospital pediátrico Bambino Gesù o la casa del Sollievo della Sofferenza, algunas fundaciones instrumentales a los dicasterios o el fondo de pensiones, el Fondo de asistencia Sanitaria, las cuatro basílicas mayores Romanas y los Santuarios de Loreto, Pompei y Padova. Esto significa que hemos pasado de considerar un presupuesto en torno a los 300 M€ a uno que pasará de los 1.000 M€. El hospital que menciona en su pregunta y algún otro ente aún no están incluidos en este presupuesto que presentamos, lo estarán en el del próximo año. La aprobación de la incorporación de nuevos entes al balance es de julio de 2021, los nuevos entes han hecho un esfuerzo por adecuarse en tan poco tiempo al calendario propuesto por la SPE, esta integración es un proceso que está casi concluido, faltan solo tres entes. Por eso este año el presupuesto se queda en torno a 800 M€. Además, si recuerda, el año pasado el presupuesto se aprobó en febrero, este año el CpE lo aprobó en diciembre. También en estas pequeñas cosas vamos avanzando.
¿Puede describir brevemente cuales son las principales cifras al cierre de las cuentas en diciembre pasado?
Hablamos más del presupuesto que del balance fin de año, ese lo presentaremos a mitad de año. En el nuevo perímetro los ingresos son 770 M€ y los gastos 803 M€, es decir un déficit total de 33M€ frente a los 42 M€ presupuestados el año pasado. Si consideramos el presupuesto de los 60 entes, como el año pasado, el déficit sería de 45,8M€. El año pasado presupuestamos para 2021 49,7€ de déficit. Se puede entender que el CpE haya tenido dificultad para aprobar un presupuesto con tal déficit otro año más y nos haya pedido hacer reducción de gastos ulterior y plan de aumento de ingresos. Según nuestras previsiones en 2021 esperamos un déficit algo menor del presupuestado. No me atrevo a dar números sobre el cierre de 2021, como me pide, porque aún no hemos cerrado el ejercicio y, aunque este año hemos introducido el cierre trimestral de las cuentas, los forecast aún son bastante mejorables, no tenemos el dato del último trimestre y estamos probando un nuevo sistema de estimación, y aún no sabemos cuán fiable es hasta que no lo probemos más de un año.
¿Cuáles son los más importantes resultados que se han obtenido en los últimos doce meses?
Los mismos que en el nuevo presupuesto. Contención del gasto, sin reducir la caridad del Papa, sino más bien aumentándola, con vacunas a los sin techo, aumento de ayudas a las Iglesias en necesidad, etc. y al mismo tiempo una mayor disminución de los ingresos. Creo que los dicasterios toman conciencia de la situación económica y reducen sus gastos en lo que pueden, a veces les pedimos que reduzcan aún más. Obviamente, la reducción tiene un límite, la misión tiene que ser realizada. En general se hace con bastantes sacrificios personales de muchos.
Usted subraya como un dato prevalentemente positivo, el aspecto fundamental del control: ¿cómo se puede conjugar esto con la necesidad de aligerar los procedimientos burocráticos para una mayor eficiencia del sistema?
No debemos confundir burocracia con procedimiento y disciplina. Se han introducido nuevos procedimientos y mayor disciplina en los procesos y esto requiere un tiempo de ajuste, tomará su tiempo acostumbrarse, porque se trata de un cambio cultural. El solo hecho de que las operaciones económicas sean vistas y examinadas por otro ente, o que en el mismo dicasterio haya una segregación de funciones, introduce un paso más. En cuanto a la burocratización, cada uno tenemos que reconocer la parte de tarea que nos queda. Pongamos como ejemplo el caso de los appalti, que tenemos una nueva ley desde hace más de un año. Nosotros con humildad tenemos que reconocer que hay una parte de verdad y que hemos producido un exceso de burocracia innecesaria. Como órgano de control nos encontramos con una nueva ley que aplicar, además de nuestra inexperiencia en la aplicación, queremos hacer buena letra y aplicarlo bien, probablemente nos pesan excesivamente los pocos errores del pasado que nos han restado tanta credibilidad como Iglesia y podemos ser excesivamente minuciosos por miedo a caer en la arbitrariedad que condujo a esos errores. Estamos intentando simplificar procesos y estandarizarlos para facilitar la aplicabilidad de la ley. La otra parte, los entes y dicasterios que contratan, también tienen que reconocer que han de dar pasos y cambiar muchos usos consolidados. Con frecuencia se subrayan excesivamente las dificultades y complejidades del nuevo proceso al que aún no estamos acostumbrados, quizá para seguir haciendo las cosas como siempre, evitando los nuevos procedimientos.
¿Puede poner un ejemplo sobre lo que ha apenas dicho?
Supongamos que una institución, o un Dicasterio, tiene que afrontar un gasto importante (el proceso complejo se hace para grandes sumas). para una compra o un contrato Lo primero que tiene que hacer es pedir autorización. Pero una vez que lo ha obtenido, no puede dirigirse -digamos- a un amigo y darle la orden o comprarle. Por supuesto, ese sería el método más inmediato y sin burocracia. Pero esto lo puedo hacer en mi casa y con mi propio dinero, no en el Vaticano y con un dinero del que no soy dueño sino custodio. En el proceso diseñado por la nueva ley, hay que definir cuál es la necesidad, abrir un concurso público a los distintos licitadores (donde incluso un amigo puede participar haciendo su oferta, pero también otros distribuidores y marcas). Una vez recibidas todas las ofertas, son evaluadas técnica y económicamente por una comisión independiente y se elige la mejor. Todo ello debe quedar registrado por escrito o en formato informático. Se han introducido más trámites, necesarios para evitar el clientelismo, las comisiones extras, etc. Esto ha generado algo más de burocracia (más bien procedimiento y disciplina), pero también más trasparencia y ahorro. El tiempo de hacer operaciones económicas individualmente y sin dar cuenta se ha acabado. Hoy por encima de una cantidad hace falta dar una explicación pormenorizada de la operación para obtener autorización y además seguir los procedimientos estipulados para los contratos, que deben dejar traza de las acciones realizadas y su justificación.
¿En qué medida ha afectado la pandemia a las arcas de la Santa Sede y en qué medida sigue haciéndolo?
Este año presentamos el Budget del tercer año de pandemia, que sigue siendo restrictivo. La característica más notable, dado que los ingresos siguen más bajos que en la pre-pandemia, es contención de gastos. Comparando con el presupuesto del año pasado de los mismos 60 entes -que son los que podemos decir que constituyen la Curia- este año los gastos de la curia alcanzan un nuevo mínimo histórico al presupuestar 289 M€ frente a los 293 M€ del año pasado: se reducen en 4M€. En el presupuesto del nuevo perímetro aumentan 10M€, 9,5 de los cuales es aumento de gastos de personal como consecuencia de un ajuste extraordinario en un hospital. Este año, intentando ser optimistas, hemos presupuestado 13M€ más de ingresos ordinarios que el año pasado, veremos como se comporta la pandemia.
¿Cuánto han ayudado los fieles de todo el mundo a la Santa Sede en el año que acaba de terminar?
Dependemos mucho de unos ingresos inciertos que vemos que disminuyen cada año en este tiempo de pandemia. Ha de ser así, puesto que el modo como recibimos la mayor parte de los donativos de los fieles es a través de la colecta del Óbolo en las iglesias y la asistencia en tiempos de COVID se ha reducido. Esto debe hacernos pensar en otros métodos de solicitar la ayuda de los fieles y de recibir donativos. Pero para responder más exactamente a su pregunta debemos esperar a cuando presente las cuentas del Óbolo, que aún no están cerradas, cerraremos a final de febrero, aún nos están llegando los donativos de la colecta de 2021 de algunos países a través de las nunciaturas. Grosso modo puedo decir que en 2021 se ha vuelto a experimentar un descenso respecto al año anterior que me atrevo a cuantificar en no menor del 15%. Si en 2020 la colecta total del Óbolo fue de 44M€, en 2021 no creo que supere los 37M€. La disminución de 2021 se suma a la que hubo entre 2015 y 2019, del 23%, y del 18% de 2020, primer año de pandemia.
¿Cómo piensa hacer frente a la falta de recursos a corto y medio plazo?
Ciertamente tenemos necesidad de un plan de mejora de los ingresos. La reducción de gastos tiene un límite. En el breve período estamos reduciendo patrimonio. A medio plazo, en primer lugar, tenemos planes de mejorar la eficiencia interna, optimizando el rendimiento del patrimonio. En la parte inmobiliaria -siempre se habla del gran patrimonio de la Santa Sede- hay muchos edificios cedidos para servicio de la misión de la Iglesia, unos 60 templos en Roma, no pocos edificios cedidos a instituciones universitarias, hospitales y otras instituciones al servicio de la Misión de la Iglesia. Esta gran parte de la propiedad inmobiliaria no tiene beneficio económico sino solo social y a veces tiene costes económicos. Otra parte es de uso institucional, las oficinas vaticanas, las instalaciones de los dicasterios, sólo tienen costes. Queda para rendimiento económico sólo el 20% de la superficie inmobiliaria. Un plan que está en la mesa de APSA es el aumento de esta superficie con reducción de la de uso institucional propio. Otro aspecto es la centralización de las inversiones financieras, que esperamos se concluya, por fin, este año.
¿Cuáles son sus previsiones?
Según nuestras previsiones, sólo con mayor eficiencia interna no somos sostenibles. Necesitamos también buscar modos de atraer más donaciones. El primer requisito es la transparencia y el dar cuenta con limpieza, en lo que creo que hemos dado muchos pasos. Aparte de dar cuenta cada año por este medio del presupuesto y del balance, este año esperamos dar cuenta de las entradas y salidas del Óbolo y enviar a las Conferencias Episcopales para su conocimiento las cuentas de la Santa Sede. Tenemos que hacer más conscientes a las iglesias locales de las necesidades de la Santa Sede, la curia está al servicio de ellas y debe estar en gran medida mantenida por ellas. Hay una gran diferencia en el compromiso de las diversas Iglesias en el sostenimiento de la curia Romana. Y también atraer la ayuda de los fieles, que quieran apoyar al Papa en su misión de unidad en la caridad, que es al fin y al cabo lo que hace la curia Romana.
¿Puede decir cómo ha funcionado y funciona el grupo de trabajo sobre recursos económicos en el que participan la SPE, la APSA y la Secretaría de Estado?
El grupo de trabajo funcionó muy bien hasta mayo-junio de 2021 en que acabó su función. Los activos se pasaron a APSA inmediatamente, quedaban flecos, algunos poderes que firmar, relaciones y funciones que definir, información que compartir y los pasos jurídicos para que todo fuera efectivo; ese fue el trabajo de ese grupo. Luego hemos seguido trabajando en actualizar y estandarizar los procedimientos contables y administrativos en los departamentos de la SdS, incluidas las nunciaturas, pero ya en la comunicación y colaboración habitual entre los tres dicasterios. La gestión de los activos pasó al APSA, con el control de la SPE, y en esto hemos seguido colaborando estrechamente los dos dicasterios.
¿Cómo terminó el asunto del edificio de Sloane Avenue en Londres?
Ha sido una operación realizada con toda trasparencia y según las nuevas reglas de contratos vaticanos. Se contrató un bróker en Londres y una firma de abogados, ambos en un concurso restringido, además de una persona de confianza en Londres para acompañar el proceso y representar nuestros intereses, y el proceso ha sido acompañado por un equipo de la Santa Sede con alguna ayuda profesional externa desde Roma. Se recibieron 16 ofertas, se seleccionaron cuatro, después de una segunda ronda de ofertas se seleccionó la mejor. Ya está firmado el contrato de venta, hemos recibido el 10% de las arras y se concluirá en junio de 2022. La pérdida por la presunta estafa, de la que tanto se ha hablado y sobre la que ahora juzgan los tribunales vaticanos, ya estaba considerada en balance. El edificio ha sido vendido por encima de la valoración que teníamos en balance y de la valoración que hicieron las instituciones especializadas. Tanto el traspaso al APSA de los activos de la SdS como la venta de Sloane 60, como otras operaciones económicas especiales de la Santa Sede han sido y están siendo un trabajo de equipo interno con las ayudas profesionales externas que hemos necesitado. Hemos aprendido mucho unos de otros y hemos encontrado un método de trabajo de equipo que no era muy practicado en la Santa Sede y que ayuda.
Tras dos años como Prefecto de la SPE, ¿cómo ve la economía de la Santa Sede en la actualidad?
La curia Romana está compuesta por centros de gasto que tienen pocos ingresos en retorno por el servicio que prestan. Lo que renta el patrimonio ayuda, pero, como hemos dicho, es insuficiente para hacer sostenible a la curia. Si vivimos de donativos no es para tener superávit sino para emplearlos en la finalidad para la que han sido dados. Nuestro objetivo es ser sostenibles, no tener superávit. Somos muy conscientes de haber cometido errores gruesos en la gestión económica, que han restado credibilidad a la Santa Sede. Buscamos aprender de ello y creemos haber puesto remedio para que no suceda más. En los últimos años, impulsados por el Santo Padre, hemos dado pasos importantes en la gestión económica en la buena dirección: mayor profesionalización, más trabajo en equipo, más transparencia y menos secretismo, establecimiento procedimientos de control, más reconocimiento de nuestras fragilidades y tratar de poner remedio… Se han hecho cambios importantes con la publicación de algunas leyes y más lentamente se va cambiando la cultura. Trabajamos en la buena dirección. A la economía de la Santa Sede se le ha dado demasiada importancia, no es de grandes dimensiones, ni es una actividad importante entre las que se realizan aquí, no me parece que, si hacemos las cosas bien, tenga un interés objetivo para el gran público. Como me dijo una periodista después de presentar el último balance: “aquí no hay noticia”. Y así es, puesto que solo hay noticia cuando hay errores, estafas o corrupción. Nuestro deber es informar con trasparencia, quizá las cuentas de la Santa Sede tengan interés para quienes contribuyen, que puedan ver cómo se gasta el dinero con el que ayudan.
Y, ¿cómo ve su Dicasterio?
Si debo resumir cuál es para mí la finalidad más importante de un dicasterio dedicado a la economía como la SpE diría: ayudar a que la economía de la Santa Sede cubra sus necesidades, vigilando para que la actividad económica no distraiga de, ni quite credibilidad a la misión de la Santa Sede de ayudar a la unidad en la caridad y a la misión evangelizadora de la Iglesia, que es lo que importa.
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Testo in lingua italiana
Guerrero: abbiamo ridotto i costi, faremo vedere i nostri conti agli episcopati
Intervista con il prefetto della Segreteria per l’Economia: aumenta il perimetro del bilancio della Santa Sede con l’inclusione di nuovi enti. Il deficit totale previsto per il 2022 è di 33 milioni rispetto ai 42 preventivati per il 2021: “Contenimento delle spese, senza ridurre la carità del Papa, ma anzi aumentandola”. Presto un resoconto sull’Obolo, che si prevede sia diminuito nel 2021 del 15%
ANDREA TORNIELLI
“Aiutare l'economia della Santa Sede a soddisfare i suoi bisogni, facendo attenzione che l'attività economica non distragga o tolga credibilità alla missione di aiutare l'unità nella carità, e alla missione evangelizzatrice della Chiesa”. Così il prefetto della Segreteria per l’Economia, padre Juan Antonio Guerrero Alves, descrive il compito del dicastero che guida ormai da due anni. In questa intervista con i media vaticani, Guerrero offre alcuni dati del nuovo budget della Santa Sede, che quest’anno è notevolmente aumentato a motivo dell’inclusione di nuovi enti. Continua il contenimento dei costi (ulteriormente ridotti di 4 milioni di euro). Il deficit preventivato è inferiore a quello preventivato l’anno scorso e il prefetto spera di poter presto fornire anche i dati sulle entrate e le uscite dell’Obolo di San Pietro, anticipando che anche quest’anno le offerte dei fedeli sono diminuite.
Il budget della Santa Sede quest’anno è passato da 300 a 800 milioni. Può spiegare nel dettaglio il perché di questo aumento
La novità di quest'anno è che il numero di enti inclusi nel bilancio della Santa Sede è aumentato. A luglio, il Consiglio dell'Economia (CpE) ha approvato un nuovo perimetro per il bilancio della Santa Sede. L'anno scorso erano 60 enti e quest'anno sono 90. La ragione per cui il CpE ha preso questa decisione è che questo nuovo perimetro permette una visione più completa della situazione economica della Santa Sede. Più visibilità, più trasparenza e più controllo. La Segreteria per l'Economia (SpE) ha lavorato per renderlo possibile, perché siamo preoccupati di non avere una visione dei rischi fuori dal bilancio, che quando ci sono problemi ricadono sulla Curia.
Può precisare meglio il nuovo perimetro del budget? E che cosa si può dire sull’inclusione in esso anche di Casa Sollievo della Sofferenza, il grande ospedale di San Giovanni Rotondo voluto da san Pio da Pietrelcina?
Sono state inclusi gli enti che, pur non essendo propriamente dicasteri o curia romana, sono di proprietà della Santa Sede o dipendono e sono sotto la responsabilità finanziaria della Santa Sede. Per esempio, l'ospedale pediatrico Bambino Gesù o l'ospedale Casa Sollievo della Sofferenza, alcune fondazioni strumentali ai dicasteri o al fondo pensioni, il Fondo di Assistenza Sanitaria, le quattro maggiori basiliche romane e i santuari di Loreto, Pompei e Padova. Ciò significa che siamo passati dal considerare un bilancio di circa 300 milioni di euro a uno che supererà il miliardo di euro. L'ospedale di cui parla nella sua domanda e alcuni altri enti non sono ancora inclusi in questo bilancio che stiamo presentando, saranno inclusi nel bilancio del prossimo anno. L'approvazione dell'incorporazione di nuovi enti nel bilancio è del luglio 2021, i nuovi enti hanno fatto uno sforzo per adattarsi in così poco tempo al calendario proposto dalla SpE e questa integrazione è un processo che è quasi completato: mancano solo tre enti. Ecco perché il bilancio di quest'anno rimane intorno agli 800 milioni di euro. Inoltre, se ricordate, l'anno scorso il bilancio è stato approvato a febbraio, quest'anno il CpE lo ha approvato a dicembre. Stiamo facendo progressi anche su queste piccole cose.
Può descrivere sinteticamente quali sono i principali numeri alla chiusura dei conti nel dicembre scorso?
Stiamo parlando più del budget che del bilancio di fine anno, che presenteremo a metà 2022. Nel nuovo perimetro, le entrate sono di 770 milioni di euro e le spese di 803 milioni di euro, cioè un deficit totale di 33 milioni di euro rispetto ai 42 milioni di euro preventivati l'anno scorso. Se consideriamo il bilancio dei 60 enti, come l'anno scorso, il deficit sarebbe di 45,8 milioni di euro. L'anno scorso abbiamo preventivato un deficit di 49,7 milioni di euro per il 2021. È comprensibile che il CpE abbia avuto difficoltà ad approvare un bilancio con un tale deficit per un altro anno e ci ha chiesto di fare ulteriori piani di riduzione delle spese e di aumento delle entrate. Secondo le nostre previsioni ci aspettiamo un deficit un po' più basso di quello preventivato nel 2021. Non oso dare cifre per la chiusura del 2021, come lei mi chiede, perché non abbiamo ancora chiuso l'anno e, anche se quest'anno abbiamo introdotto la chiusura trimestrale dei conti, le previsioni possono ancora essere migliorate. Non abbiamo i dati dell'ultimo trimestre: stiamo testando un nuovo sistema di stima, e non sappiamo ancora quanto sia affidabile finché non lo avremo testato per più di un anno.
Quali sono i più importanti risultati che sono stati ottenuti negli ultimi dodici mesi?
Gli stessi del nuovo bilancio. Contenimento delle spese, senza ridurre la carità del Papa, ma anzi aumentandola, con vaccinazioni per i senzatetto; aumento degli aiuti alle Chiese bisognose, ecc. e allo stesso tempo un'ulteriore diminuzione delle entrate. Credo che i dicasteri siano consapevoli della situazione economica e riducono le loro spese il più possibile, a volte chiediamo loro di ridurre ancora di più. Ovviamente, c'è un limite alla riduzione, la missione deve essere compiuta. In generale si fa con un bel po' di sacrifici personali da parte di molti.
Lei sottolinea come prevalente dato positivo, l’aspetto fondamentale del controllo: come si può coniugare questo con la necessità di snellire le procedure burocratiche per una maggiore efficienza del sistema?
Non dobbiamo confondere la burocrazia con la procedura e la disciplina. Sono state introdotte nuove procedure e una maggiore disciplina nei processi e questo richiede tempo di adattamento, ci vorrà tempo per abituarsi, perché è un cambiamento culturale. Il semplice fatto che le operazioni economiche siano viste ed esaminate da un altro organismo, o che nello stesso dicastero ci sia una separazione di funzioni, introduce un ulteriore passo. Per quanto riguarda la burocratizzazione, ognuno di noi deve riconoscere la parte di compito che gli rimane da svolgere. Prendiamo come esempio il caso degli appalti, dove abbiamo una nuova legge da più di un anno. Dobbiamo umilmente riconoscere che c'è del vero in questo e che abbiamo prodotto un eccesso di burocrazia inutile. Come organo di controllo ci troviamo con una nuova legge da applicare, oltre alla nostra inesperienza nell'applicazione, vogliamo fare un buon lavoro e applicarla bene, probabilmente ci pesano troppo i pochi errori del passato che ci hanno tolto tanta credibilità come Chiesa e possiamo essere troppo scrupolosi per paura di cadere nell'arbitrarietà che ha portato a quegli errori. Stiamo cercando di semplificare i processi e di standardizzarli per facilitare l'applicabilità della legge. D’altra parte, gli enti e i dicasteri che contrattano, devono anche riconoscere che devono fare dei passi e cambiare molte pratiche consolidate da tempo. Le difficoltà e le complessità del nuovo processo, a cui non siamo ancora abituati, sono spesso enfatizzate eccessivamente, forse per continuare a fare le cose come al solito, evitando le nuove procedure.
Può fare un esempio su ciò che ha appena detto?
Supponiamo che un'istituzione, o un Dicastero, debba affrontare una spesa importante - il processo complesso si fa per grandi somme - per un acquisto o un contratto. La prima cosa che deve fare è chiedere l'autorizzazione. Ma una volta ottenuta, non si può andare - diciamo così - da un amico e dargli l'ordine o comprare da lui. Naturalmente, questo sarebbe il metodo più immediato e meno burocratico. Ma questo posso farlo a casa mia e con i miei soldi, non in Vaticano e con soldi di cui non sono il proprietario ma il custode. Nel processo disegnato dalla nuova legge, bisogna definire qual è il bisogno, aprire una gara pubblica ai vari offerenti, alla quale anche un amico può partecipare facendo un'offerta, ma insieme ad altri distributori e marche. Una volta ricevute tutte le offerte, queste vengono valutate tecnicamente ed economicamente da una commissione indipendente e viene scelta l'offerta migliore. Tutto questo deve essere registrato per iscritto o in formato elettronico. Sono state introdotte più formalità, necessarie per evitare il clientelismo, le commissioni extra, ecc. Questo ha portato a più burocrazia o piuttosto procedura e disciplina, ma anche a più trasparenza e risparmio. Il tempo di fare operazioni economiche individualmente e senza rendere conto è finito. Oggi, al di sopra di un certo importo, si deve dare una spiegazione dettagliata dell'operazione per ottenere l'autorizzazione, oltre a seguire le procedure previste per i contratti, che devono lasciare una traccia delle azioni compiute e la loro giustificazione.
Quanto ha inciso e quanto sta continuando a incidere nelle casse della Santa Sede la pandemia?
Quest'anno presentiamo il bilancio del terzo anno della pandemia, che continua ad essere restrittivo. La caratteristica più notevole, dato che i ricavi sono ancora inferiori al periodo pre-pandemico, è il contenimento dei costi. Rispetto al bilancio dell'anno scorso, per le stesse 60 entità - quelle che possiamo dire costituiscano la Curia - quest'anno le spese raggiungono un nuovo minimo storico, mettendo a bilancio 289 milioni di euro contro i 293 milioni dell'anno scorso: una riduzione di 4 milioni di euro. Nel bilancio del nuovo perimetro le spese aumentano di 10 milioni di euro, di cui 9,5 milioni di euro sono un aumento dei costi del personale a causa di un adeguamento straordinario in un ospedale. Quest'anno, cercando di essere ottimisti, abbiamo preventivato 13 milioni di euro in più di entrate ordinarie rispetto all'anno scorso. Vedremo come si comporterà la pandemia.
Nell’anno appena concluso i fedeli nel mondo in che misura hanno aiutato la Santa Sede?
Siamo molto dipendenti da entrate incerte che vediamo diminuire ogni anno in questo tempo di pandemia. Deve essere così, dato che il modo in cui riceviamo la maggior parte delle donazioni dai fedeli è attraverso la raccolta dell'Obolo nelle Chiese e l'affluenza in tempi di COVID si è ridotta. Questo dovrebbe farci pensare ad altri metodi per sollecitare l'aiuto dei fedeli e ricevere donazioni. Ma per rispondere più precisamente alla sua domanda, dobbiamo aspettare che io presenti i conti dell'Obolo, che non sono ancora chiusi: li chiuderemo alla fine di febbraio. Le donazioni della raccolta 2021 stanno ancora arrivando da alcuni Paesi attraverso le nunziature. Grosso modo, posso dire che nel 2021 c'è stato di nuovo un calo rispetto all'anno precedente, che oserei quantificare in non meno del 15%. Se nel 2020 l'incasso totale dell'Obolo era di 44 milioni di euro, nel 2021 non credo che sarà più di 37 milioni di euro. La diminuzione nel 2021 si aggiunge alla diminuzione del 23% tra il 2015 e il 2019 e alla diminuzione del 18% nel 2020, il primo anno della pandemia.
Come pensate di far fronte nel breve e medio periodo alla mancanza di risorse?
Abbiamo certamente bisogno di un piano di incremento delle entrate. C'è un limite alla riduzione delle spese. Nel breve periodo stiamo riducendo le attività. A medio termine, prima di tutto, abbiamo piani per migliorare l'efficienza interna, ottimizzando il rendimento del patrimonio. Dal lato immobiliare - parliamo sempre del grande patrimonio della Santa Sede - ci sono molti edifici dati al servizio della missione della Chiesa, circa 60 templi a Roma, non pochi edifici dati a istituzioni universitarie, ospedali e altre istituzioni al servizio della missione della Chiesa. Questa grande parte del patrimonio immobiliare non ha una rendita economica, ma solo una rendita sociale e a volte ha dei costi. Un'altra parte di questo patrimonio è per uso istituzionale: gli uffici vaticani, le strutture dei dicasteri, che hanno solo costi. Solo il 20% del patrimonio immobiliare rimane per un rendimento economico. Un piano che è sul tavolo di APSA è quello di aumentare questa superficie con una riduzione dell'uso istituzionale. Un altro aspetto è la centralizzazione degli investimenti finanziari, che speriamo sia finalmente completata quest'anno.
Quali sono le sue previsioni?
Secondo le nostre previsioni, non siamo sostenibili solo con una maggiore efficienza interna. Dobbiamo anche cercare dei modi per attrarre più donazioni. Il primo requisito è la trasparenza e la rendicontazione pulita, e credo che abbiamo fatto molti passi in questa direzione. Oltre a dare un resoconto annuale del budget e del bilancio, quest'anno speriamo di offrire anche un resoconto delle entrate e delle uscite dell'Obolo, e di inviare per conoscenza i conti della Santa Sede alle Conferenze Episcopali. Dobbiamo rendere le Chiese locali più consapevoli delle necessità della Santa Sede, la Curia è al loro servizio e deve essere in gran parte mantenuta da loro. C'è una grande differenza nell'impegno delle varie Chiese per il sostegno della Curia Romana. E anche per attirare l'aiuto dei fedeli, che vogliono sostenere il Papa nella sua missione di unità nella carità, che in fondo è ciò che fa la Curia romana.
Può dire come ha funzionato il gruppo di lavoro sulle risorse economiche che coinvolge SpE, APSA e Segreteria di Stato?
Il gruppo di lavoro ha funzionato molto bene fino a maggio-giugno 2021, quando il suo ruolo è finito. I beni sono stati consegnati all'APSA immediatamente, c'erano ancora alcuni dettagli, alcune procure da firmare, relazioni e ruoli da definire, informazioni da condividere e i passi legali per rendere il tutto effettivo: questo è stato il lavoro di quel gruppo. Abbiamo poi continuato a lavorare per aggiornare e uniformare le procedure contabili e amministrative nei dipartimenti della Segreteria di Stato, comprese le nunziature, ma questo rientra già nella consueta comunicazione e collaborazione tra i tre dicasteri. La gestione del patrimonio è stata trasferita all'APSA, sotto il controllo della SpE, e abbiamo continuato a lavorare a stretto contatto ambedue dicasteri su questo.
Come si è conclusa la questione del palazzo di Sloane Avenue a Londra?
È stata un'operazione condotta in piena trasparenza e secondo le nuove regole dei contratti vaticani. Sono stati assunti un broker a Londra e uno studio legale, entrambi con una gara ristretta, così come una persona di fiducia a Londra per accompagnare il processo e rappresentare i nostri interessi. Il processo è stato accompagnato da un team della Santa Sede con alcuni aiuti professionali esterni da Roma. Sono state ricevute sedici offerte, quattro sono state selezionate, dopo una seconda tornata di offerte, è stata scelta la migliore. Il contratto di vendita è stato firmato, abbiamo ricevuto il 10% del deposito e tutto sarà concluso nel giugno 2022. La perdita della presunta truffa, di cui si è parlato molto e che ora è sottoposta al giudizio dei tribunali vaticani, era già stata presa in considerazione nel bilancio. L'edificio è stato venduto al di sopra della valutazione che avevamo in bilancio e della valutazione fatta dagli istituti specializzati. Sia il trasferimento dei beni della SdS all'APSA che la vendita di Sloane 60, così come altre operazioni economiche speciali della Santa Sede, hanno rappresentato e rappresentano un lavoro di squadra interno con degli aiuti di professionisti esterni di cui abbiamo avuto bisogno. Abbiamo imparato molto gli uni dagli altri e abbiamo trovato un metodo di lavoro di squadra che non era molto praticato nella Santa Sede. E questo aiuta.
Dopo due anni come Prefetto della SpE, come vede oggi l’economia della Santa Sede?
La Curia romana è composta da centri di spesa che hanno poche entrate in cambio del servizio che forniscono. Le entrate del patrimonio aiutano ma, come abbiamo detto, sono insufficienti per rendere sostenibile la Curia. Se viviamo di donazioni, non è per avere un surplus, ma per usarle per lo scopo per cui sono state date. Il nostro obiettivo è di essere sostenibili, non di avere un'eccedenza. Siamo ben consapevoli di aver commesso degli errori nella gestione finanziaria, che hanno minato la credibilità della Santa Sede. Cerchiamo di imparare da essi e crediamo di avervi posto rimedio affinché non si ripetano. Negli ultimi anni, incoraggiati dal Santo Padre, abbiamo fatto passi importanti nella gestione economica nella giusta direzione: più professionalizzazione, più lavoro di squadra, più trasparenza e meno segretezza, istituzione di procedure di controllo, più riconoscimento delle nostre debolezze e tentativo di porvi rimedio... Sono stati fatti cambiamenti importanti con la pubblicazione di alcune leggi e più lentamente la cultura sta cambiando. Stiamo lavorando nella giusta direzione. All'economia della Santa Sede è stata data troppa importanza: non è di grandi dimensioni, né è un'attività importante tra quelle che si realizzano qui. Non mi sembra che, se facciamo le cose bene, ciò abbia un interesse oggettivo per il pubblico. Come mi ha detto un giornalista dopo aver presentato l'ultimo bilancio: "qui non c’è notizia". Ed è vero, perché ci sono notizie solo quando ci sono errori, frodi o corruzione. Il nostro dovere è di riferire in modo trasparente, forse i conti della Santa Sede sono interessanti per coloro che contribuiscono, che possono così vedere come vengono spesi i soldi con cui aiutano.
Per finire, come vede il suo dicastero?
Se dovessi riassumere quello che per me è lo scopo più importante di un dicastero dedicato all'economia come la SpE, direi: aiutare l'economia della Santa Sede a soddisfare i suoi bisogni, facendo attenzione che l'attività economica non distragga o tolga credibilità alla missione della Santa Sede di aiutare l'unità nella carità, e alla missione evangelizzatrice della Chiesa, che è quella che conta.
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Traduzione in lingua inglese
Fr. Guerrero: we have reduced costs, we will show our accounts to the Bishops’ Conferences
Interview with the Prefect of the Secretariat for Economy: the scope of the Holy See's budget has increased with the inclusion of new entities. The total deficit expected for 2022 is €33 million, compared to the €42 budgeted for 2021: "Containment of expenditures, without reducing the Pope's charitable work, but rather increasing it." A forthcoming report on Peter’s Pence is expected to have decreased in 2021 by 15%.
ANDREA TORNIELLI
"To help the economy of the Holy See to meet its needs, taking care that economic activity does not distract or detract from the credibility of the Holy See's mission of fostering unity in charity and the evangelising mission of the Church, which is what matters.” This is how the Prefect of the Secretariat for the Economy, Father Juan Antonio Guerrero Alves, describes the task of the Dicastery he has led for two years now. In this interview with Vatican Media, Guerrero offers some data on the new budget of the Holy See, which has increased significantly this year due to the inclusion of new entities. Cost containment continues (further reduced by €4 million). The budgeted deficit is lower than that of last year, and the Prefect hopes to soon be able to provide data on the income and expenditure of Peter’s Pence as well, anticipating that this year too contribution of the faithful has decreased.
The Holy See's budget this year has increased from 300 to 800 million euro. Can you explain in detail the reason for this increase?
What is new this year is that the number of entities included in the budget of the Holy See has increased. In July, the Council for the Economy (Consiglio per L’Economia, CpE) approved new parameters for the Holy See's balance sheet. Last year there were 60 entities and this year there are 90. The reason why the CpE took this decision is because these new parameters allow for a more complete view of the economic situation of the Holy See. More visibility, more transparency and more control. The Secretariat for the Economy (Segretaria per l’Economia, SpE) has worked to make this possible, because we are concerned about not having a vision of the risks outside the budget, which fall on the Curia when there are problems.
Can you clarify the new scope of the budget? And what can you say about the inclusion of the Casa Sollievo della Sofferenza (“Home for Relief of Suffering”), the large hospital in San Giovanni Rotondo founded by Saint Pio of Pietrelcina (Padre Pio)?
Entities have been included which, although they are not properly speaking dicasteries or parts of the Roman Curia, are either the property of the Holy See or depend on and are under the financial responsibility of the Holy See; for example, the Bambino Gesù Paediatric Hospital or the Casa Sollievo della Sofferenza, some foundations instrumental to the dicasteries or the pension fund, the health care fund, the four major Roman basilicas and the shrines of Loreto, Pompei, and Padua. This means that we have gone from considering a budget of around €300 million to one that will exceed one billion euros. The hospital you mention in your question and some other entities are not yet included in this budget that we are presenting; they will be included in next year's budget. The approval of the incorporation of new entities to the balance sheet dates from July 2021. The new entities have made an effort to adapt in such a short time to the timetable proposed by the SPE; this integration is a process that is almost complete, with only three entities missing. That is why this year's budget remains at around €800 million. Also, if you remember, last year the budget was approved in February, while this year the CpE approved it in December. We are also making progress on these small things.
Can you briefly describe the key figures at the close of the accounts last December?
We are talking more about the budget than the year-end balance sheet, which we will present in the middle of the year. Within the new parameters, revenue is €770 million with expenditures at €803 million, that is, a total deficit of €33 million compared with the €42 million budgeted last year. If we consider the budget of the 60 entities, as last year, the deficit would be €45.8 million. Last year we budgeted for a €49.7 million deficit for 2021. It is understandable that the CpE has had difficulty in approving a budget with such a deficit for another year and has asked us to make plans to further reduce expenditures and increase revenues. According to our forecasts we expect a somewhat lower deficit than budgeted in 2021. I do not dare give figures for the 2021 closure, as you ask me to do, because we have not yet closed the year, and although this year we have introduced the quarterly closure of the accounts, the forecasts can still be improved. We do not have the data for the last quarter and we are testing a new estimation system, and we do not yet know how reliable it is until we have tested it for more than one year.
What are the most important results that have been achieved in the last twelve months?
The same as in the new budget: containment of expenditures, without reducing the Pope's charitable work, but rather increasing it, with vaccinations for the homeless, increased aid to the Churches in need, etc.; and at the same time a further decrease in income. I believe that the dicasteries are aware of the economic situation and are reducing their expenses as much as they can. Sometimes we ask them to reduce even more. Obviously, there is a limit to the reduction — the mission has to be accomplished. In general, it is done with quite a few personal sacrifices from many people.
You emphasise the fundamental aspect of monitoring as the main positive factor: how can this be combined with the need to streamline bureaucratic procedures to make the system more efficient?
We must not confuse bureaucracy [in a negative sense] with procedure and discipline. New procedures and greater discipline in processes have been introduced, and it takes time to adjust, it will take time to get used to, because it is a cultural change. The mere fact that economic operations are seen and examined by another body, or that in the same dicastery there is a segregation of functions, introduces a further step. As far as bureaucratisation is concerned, we each have to recognise the part of the task that remains to us. Let us take as an example the case of procurements, where we have had a new law for more than a year. We must humbly recognise that there is some truth in this and that we have produced an excess of unnecessary bureaucracy. As a control body we find ourselves with a new law to apply, in addition to our inexperience in application; and we want to do a good job and apply it well. We are probably weighed down too much by a few mistakes of the past that have detracted from our credibility as a Church and we may be overly thorough for fear of falling into the arbitrariness that led to those mistakes. We are trying to simplify processes and standardise them to facilitate the applicability of the law. The other side, the contracting entities and dicasteries, also have to recognise that they have to take steps and change many long-established practices. The difficulties and complexities of the new process to which we are not yet accustomed are often over-emphasised, perhaps in order to continue doing things as usual, avoiding the new procedures.
Can you give an example?
Let us suppose that an institution or a Dicastery has to face a major expense (a complex process is done for large sums) for a purchase or a contract. The first thing it has to do is to ask for authorisation. But once you have obtained it, you cannot go to, say, a friend and give him the order or buy from him. Of course, that would be the most immediate and unbureaucratic method. I can do it at home and with my own money, but not in the Vatican and with money of which I am not the owner but the custodian. In the process designed by the new law, you have to define what the need is, open a public tender to the various bidders (where even a friend can participate by making a bid, but there are also other distributors and brands). Once all the bids have been received, they are evaluated technically and economically by an independent commission and the best bid is chosen. All this must be recorded in writing or in computer format. More formalities have been introduced, which are necessary to avoid clientelism, extra commissions, etc. This has led to more bureaucracy (or rather, procedures and discipline), but also to more transparency and savings. The time of making economic operations arbitrarily and without giving an account is over. Today, above a certain amount, a detailed explanation of the operation must be given in order to obtain authorisation, the procedures stipulated for contracts must be followed, which must provide a record of the actions carried out and their justification.
How much has the pandemic affected and how much is it continuing to affect the Holy See's accounts?
This year we are presenting the Budget for the third year of the pandemic, which remains restrictive. The most notable feature, given that revenues are still lower than in the pre-pandemic period, is cost containment. Compared to last year's budget for the same 60 entities — which we can say constitute the Curia — this year the Curia’s expenditures reached a new all-time low by budgeting €289 million compared to last year's €293 million: a reduction of €4 million. The budget for the new parameters increases by €10 million, €9.5 million of which is an increase in staff costs as a result of an extraordinary adjustment in a hospital. This year, trying to be optimistic, we have budgeted €13 million more ordinary income than last year, [but] we will see how the pandemic behaves.
In the year just ended, to what extent have the faithful around the world helped the Holy See?
We are very dependent on uncertain income, which we see decreasing every year in this time of pandemic. It has to be this way, since the way we receive most of the donations from the faithful is through the collection of the Peter’s Pence in the churches, and the attendance in times of COVID has been reduced. This should make us think about other methods of soliciting the help of the faithful and receiving donations. But to answer your question more precisely, we have to wait until I present the accounts of the Peter’s Pence collection, which are not yet closed, which we will close at the end of February as donations from the 2021 collection are still arriving from some countries through the nunciatures. Roughly speaking, I can say that in 2021 there has again been a decrease compared to the previous year, which I would venture to quantify at no less than 15%. If in 2020 the total collection of the Peter’s Pence was €44 million, in 2021 I do not think it will amount to more than €37 million. The decrease in 2021 is in addition to the 23% decrease between 2015 and 2019 and the 18% decrease in 2020, the first year of the pandemic.
How do you plan to address the lack of resources in the short and medium term?
We certainly need a plan to improve revenues. There is a limit to the reduction of expenses. In the short term we are reducing assets. In the medium term, first of all, we have plans to improve internal efficiency, optimising the return on assets. On the real estate side — we always speak of the great patrimony of the Holy See — there are many buildings given for the service of the mission of the Church, about 60 churches in Rome, and not a few buildings given to university institutions, hospitals and other institutions at the service of the mission of the Church. This large portion of the real estate holdings has no economic benefit but only social benefit, and sometimes has economic costs. Another portion is set aside for institutional use: the Vatican offices and the facilities of the dicasteries [for instance] only have costs. Only 20% of the real estate is left for economic return. A plan on the table at APSA is to increase this area through a reduction of the area for institutional use. Another aspect is the centralisation of financial investments, which we hope will finally be completed this year.
What are your projections?
According to our projections, we are not sustainable with more internal efficiency alone. We also need to look for ways to attract more donations. The first requirement is transparency and clear accountability, and I think we have taken many steps in this direction. Apart from giving an annual account of the budget and the balance sheet, this year we hope to give an account of the inflow and outflow of the Peter’s Pence collection and to send the accounts of the Holy See to the Bishops' Conferences for their information. We have to make the local churches more aware of the needs of the Holy See; the Curia is at their service and must be largely maintained by them. There is a great difference in the commitment of the various Churches to the support of the Roman Curia. And [we also need] to enlist the help of the faithful, who want to support the Pope in his mission of unity in charity, which is after all what the Roman Curia does.
Can you say something about how the working group on economic resources – which involves the SPE, APSA and the Secretariat of State — has worked and is working?
The working group worked very well up to May-June 2021 when its work ceased. The assets were handed over to APSA immediately, but then there were still a few details, some powers of attorney to sign, relationships and roles to define, information to share and the legal steps to make it all effective; that was the work of that group. We then continued to work on updating and standardising accounting and administrative procedures in the departments of the Secretariat of State, including the nunciatures, but already in the usual communication and collaboration between the three dicasteries. The management of assets was transferred to the APSA, with the oversight of the SpE, and in this way we have continued to work closely with the two dicasteries.
How was the issue/question/matter of the Sloane Avenue building in London resolved?
It was an operation carried out in full transparency and according to the new rules for Vatican contracts. A broker in London and a law firm were hired, both in a restricted tender, as well as a trusted person in London to oversee the process and represent our interests, and the process has been monitored by a team from the Holy See with some external professional help from Rome. Sixteen bids were received, four were selected; after a second round of bids the best one was selected. The contract of sale has been signed, we have received 10% of the deposit and it will be concluded in June 2022. The loss from the alleged swindle, which has been much talked about and is now being judged by the Vatican courts, was already taken into account in the balance sheet. The building has been sold above the valuation we had in the balance sheet and the appraisal made by the specialised institutions. Both the transfer of the assets of the Secretariat of State to APSA and the sale of 60 Sloane Avenue, as well as other special economic operations of the Holy See, have been and continue to be an internal team effort with the external professional help we have needed. We have learned a lot from each other and we have found a method of teamwork that was not widely practised in the Holy See, and that helps.
After two years as Prefect of the SPE, how do you see the Holy See's economy today?
The Roman Curia is made up of centres that have expenses, but little income in return for the service they provide. The income from the patrimony helps, but as we have said, it is insufficient to make the Curia sustainable. If we live on donations, it is not in order to have a surplus, but to use them for the purposes for which they were given. Our aim is to be sustainable, not to have a surplus.We are well aware that we have made major mistakes in financial management, which have undermined the credibility of the Holy See. We seek to learn from them and we believe we have remedied them so that they do not happen again. In recent years, encouraged by the Holy Father, we have taken important steps in the right direction in economic management: greater professionalisation, more teamwork, more transparency and less secrecy, establishment of oversight procedures, greater recognition of our weaknesses and attempting to remedy them... Important changes have been made with the publication of certain laws. But slowly, the culture is changing. We are working in the right direction. The economy of the Holy See has been accorded too much significance. It is not of great dimensions, nor is it a particularly important activity among those carried out here. It seems to me that, if we do things well, it does not have much objective interest for the general public. As a journalist said to me after presenting the last balance sheet: "There’s no news here." And that is true, because there is only news when there are mistakes, fraud, or corruption. Our duty is to report transparently. Perhaps the accounts of the Holy See are of interest to those who contribute, who are then able see how the money with which they help is spent.
And how do you see your Dicastery?
If I were to summarise what, for me, is the most important purpose of a dicastery dedicated to the economy, such as the SpE, I would say: to help the economy of the Holy See to meet its needs, taking care that economic activity does not distract or detract from the credibility of the Holy See's mission of fostering unity in charity and the evangelising mission of the Church, which is what matters.
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Testo in lingua francese
Le Saint Siège a réduit ses coûts et les comptes seront rendus publics aux épiscopats.
Entretien avec le préfet du Secrétariat pour l'économie: le périmètre du budget du Saint-Siège a augmenté avec l'inclusion de nouvelles entités. Le déficit total est de 33 millions par rapport aux 42 prévus dans le budget prévisionnel: «Contenir les dépenses, sans réduire la charité du Pape, mais plutôt l'augmenter». Le compte rendu du le Denier de Saint Pierre, sera publié bientôt. Il devrait enregistrer un baisse de 15%.
ANDREA TORNIELLI
«Aider l'économie du Saint-Siège à répondre à ses besoins, en veillant à ce que l'activité économique ne se détourne pas, ni n’entame la crédibilité, de la mission d'aide à l'unité dans la charité, et de la mission d'évangélisation de l'Église». C'est par ces mots que le préfet du Secrétariat pour l'économie, le père Juan Antonio Guerrero Alves, décrit la tâche du dicastère qu'il dirige maintenant depuis deux ans. Dans cet entretien avec les médias du Vatican, le père Guerrero fournit quelques données sur le nouveau budget du Saint-Siège, qui a considérablement augmenté cette année en raison de l'inclusion de nouvelles entités. La maîtrise des coûts se poursuit (avec une réduction ultérieure de 4 millions d'euros). Le déficit est inférieur aux prévisions budgétaires et le préfet espère pouvoir bientôt publier des données sur les recettes et les dépenses du denier de Saint Pierre, qui selon les premières anticipations reflètera une diminution des dons des fidèles.
Le budget du Saint-Siège est passé cette année de 300 à 800 millions. Pouvez-vous expliquer en détail les raisons de cette augmentation ?
La nouveauté cette année est que le nombre d'entités incluses dans le budget du Saint-Siège a augmenté. En juillet, le Conseil pour l'économie (CpE) a approuvé un nouveau périmètre pour le budget du Saint-Siège. L'année dernière, il comptait 60 entités et cette année, il en compte 90. La raison pour laquelle le CpE a pris cette décision est que ce nouveau périmètre permet une vision plus complète de la situation économique du Saint-Siège. Plus de visibilité, plus de transparence et plus de contrôle. Le Secrétariat à l'économie (SpE) a travaillé pour que cela soit possible, car nous sommes préoccupés par le fait de ne pas avoir une vision des risques hors bilan, qui, lorsqu'il y a des problèmes, retombent sur la Curie.
Pouvez-vous préciser le nouveau périmètre du budget ? Et que dire de l'inclusion de la Casa Sollievo della Sofferenza, le grand hôpital de San Giovanni Rotondo voulu par Saint Pio de Pietrelcina ?
Des entités qui, bien qu'elles ne soient pas à proprement parler des dicastères ou de la Curie romaine, sont la propriété du Saint-Siège ou dépendent du Saint-Siège et sont sous sa responsabilité financière, ont été incluses dans le budget. Par exemple, l'hôpital pédiatrique Bambino Gesù ou l'hôpital Casa Sollievo della Sofferenza, certaines fondations liées aux dicastères ou au fonds de retraite, le fonds d’asistance sanitaire, les quatre grandes basiliques romaines et les sanctuaires de Lorette, Pompéi et Padoue. Cela signifie que nous sommes passés d'un budget d'environ 300 millions d'euros à un budget qui dépassera un milliard d'euros. L'hôpital que vous mentionnez dans votre question et quelques autres entités ne sont pas encore inclus dans le budget que nous présentons. Ils le seront dans le budget de l'année prochaine. L'approbation de l'incorporation des nouvelles entités dans le budget date de juillet 2021. Les nouvelles entités ont fait un effort pour s'adapter en si peu de temps au calendrier proposé par le SpE et cette intégration est un processus qui est presque entièrement complété : il ne manque que trois entités. C'est pourquoi le budget de cette année reste autour de 800 millions d'euros. De plus, si vous vous rappelez, l'année dernière le budget a été approuvé en février, cette année le CpE l'a approuvé en décembre. Nous faisons des progrès, même sur ces petites choses.
Pouvez-vous décrire brièvement quels étaient les principaux chiffres à la clôture des comptes en décembre dernier ?
Nous parlons davantage du budget que du bilan de fin d'année, que nous présenterons à la mi-2022. Dans le nouveau périmètre, les recettes sont de 770 millions d'euros et les dépenses de 803 millions d'euros, soit un déficit total de 33 millions d'euros par rapport aux 42 millions d'euros budgétés l'an dernier. Si nous considérons le budget des 60 entités, comme nous l'avons fait l'année dernière, le déficit serait de 45,8 millions d'euros. L'an dernier, nous avions budgété un déficit de 49,7 millions d'euros pour 2021. Il est compréhensible que le CpE ait eu des difficultés à approuver un budget aussi déficitaire pour une année supplémentaire et il nous a été demandé d'élaborer de nouveaux plans pour réduire les dépenses et augmenter les recettes. Selon nos prévisions, nous nous attendons à un déficit légèrement inférieur à celui du budget prévisionnel de 2021. Je n'ose pas donner de chiffres pour la clôture de 2021, comme vous le demandez, car nous n'avons pas encore clôturé l'année et, bien que nous ayons introduit cette année la clôture trimestrielle des comptes, les prévisions peuvent encore être améliorées. Nous n'avons pas les données du dernier trimestre. Nous testons un nouveau système d'estimation, et nous ne connaitrons pas son niveau de fiabilité avant de l'avoir testé pendant plus d'un an.
Quels sont les résultats les plus importants qui ont été obtenus au cours des douze derniers mois ?
Les mêmes que pour le nouveau budget. Contenir les dépenses, sans réduire la charité du Pape, mais au contraire en l'augmentant, avec la vaccination des sans-abri ; l’augmentation de l'aide aux Églises en difficulté, etc. Et parallèlement une nouvelle diminution des revenus. Je pense que les dicastères sont conscients de la situation économique et réduisent leurs dépenses autant que possible, parfois nous leur demandons de réduire encore plus. Bien sûr, il y a une limite à la réduction, la mission doit être accomplie. En général, cela se fait avec beaucoup de sacrifices personnels pour un grand nombre.
Vous soulignez, comme point positif prédominant, l'aspect fondamental du contrôle: comment le combiner avec la nécessité d’alléger les procédures bureaucratiques pour rendre le système plus efficace ?
Nous ne devons pas confondre bureaucratie avec la procédure et la discipline. De nouvelles procédures et une plus grande discipline dans les processus ont été introduites et il faut du temps pour s'adapter, il faudra du temps pour s'y habituer, car il s'agit d'un changement culturel. Le simple fait que les transactions économiques soient vues et examinées par un autre organisme, ou qu'il y ait une séparation des fonctions au sein d'un même service, introduit une étape supplémentaire. En ce qui concerne la bureaucratisation, chacun d'entre nous doit reconnaître la part de la tâche qui reste à accomplir. Prenons par exemple le cas des marchés publics, pour lesquels nous avons une nouvelle loi depuis plus d'un an. Nous devons humblement reconnaître qu'il y a une part de vérité dans ces propos et que nous avons produit un excès de bureaucratie inutile. En tant qu'organe de contrôle, nous nous trouvons avec une nouvelle loi à appliquer. En sus de notre inexpérience dans son application, nous voulons faire du bon travail et bien l'appliquer. Nous sommes probablement trop alourdis par les quelques erreurs du passé qui nous ont beaucoup couté en terme de crédibilité en tant qu’Église, et nous pouvons être trop scrupuleux de peur de tomber dans l'arbitraire qui a conduit à ces erreurs. Nous essayons de simplifier les processus et de les standardiser pour faciliter l'application de la loi. D'autre part, les organismes contractants et les dicastères doivent également reconnaître qu'ils doivent prendre des mesures et changer de nombreuses pratiques établies de longue date. Les difficultés et les complexités du nouveau processus, auquel nous ne sommes pas encore habitués, sont souvent exagérées, peut-être pour continuer à faire les choses par habitude et éviter les nouvelles procédures.
Pouvez-vous donner un exemple de ce que vous venez de dire ?
Supposons qu'une institution, ou un service, doive engager une dépense importante - le processus complexe s’applique pour des sommes importantes - pour un achat ou un contrat. La première chose qu'elle doit faire est de demander une autorisation. Mais une fois que vous l'avez, vous ne pouvez pas aller - disons - chez un ami et lui passer la commande ou acheter chez lui. Bien sûr, ce serait la méthode la plus immédiate et la moins bureaucratique. Je peux le faire chez moi et avec mon propre argent, mais pas au Vatican et avec de l'argent dont je ne suis pas le propriétaire mais le dépositaire. Dans le processus indiqué par la nouvelle loi, il faut définir quel est le besoin, ouvrir un appel d'offres public aux différents soumissionnaires, auquel même un ami peut participer en faisant une offre, mais avec d'autres distributeurs et marques. Une fois toutes les offres reçues, elles sont évaluées techniquement et économiquement par une commission indépendante et la meilleure offre est choisie. Tout cela doit être consigné par écrit ou par voie électronique. Des formalités supplémentaires ont été introduites, nécessaires pour éviter le favoritisme, les commissions supplémentaires, etc. Cela a conduit à plus de bureaucratie ou plutôt à plus de procédures et de discipline, mais aussi à plus de transparence et d'économies. Le temps des opérations comptables individuelles et sans responsabilité est révolu. Aujourd'hui, au-delà d'un certain montant, il faut donner une explication détaillée de l'opération pour obtenir une autorisation, en plus de suivre les procédures prévues pour les contrats, qui doivent laisser une trace des actions entreprises et de leur justification.
Dans quelle mesure la pandémie a-t-elle affecté les caisses du Saint-Siège et dans quelle mesure continue-t-elle de le faire ?
Cette année, nous présentons le bilan de la troisième année de la pandémie, qui continue d'être restrictive. La caractéristique la plus notable, étant donné que les revenus sont encore inférieurs à ceux de la période pré-pandémique, est la maîtrise des coûts. Par rapport au budget de l'année dernière, pour les mêmes 60 entités - celles dont on peut dire qu'elles composent la Curie - les dépenses de cette année atteignent un nouveau plancher historique, en prévoyant 289 millions d'euros contre 293 millions l'année dernière : une réduction de 4 millions d'euros. Le budget du nouveau périmètre augmente de 10 millions d'euros, dont 9,5 millions d'euros sont une augmentation des frais de personnel due à un ajustement extraordinaire dans un hôpital. Cette année, en essayant d'être optimistes, nous avons budgétisé 13 millions d'euros de plus que l'année dernière en revenus ordinaires. Nous verrons comment la pandémie évolue.
Dans quelle mesure les fidèles du monde entier ont-ils aidé le Saint-Siège au cours de l'année qui vient de s'écouler ?
Nous sommes très dépendants de revenus incertains qui, en cette période de pandémie, diminuent chaque année. Il doit en être ainsi, car la manière dont nous recevons la plupart des dons des fidèles est la collecte du Denier dans les églises, et la participation en période de COVID a été réduite. Cela doit nous faire réfléchir à d'autres méthodes pour solliciter l'aide des fidèles et recevoir des dons. Mais pour répondre plus précisément à votre question, il faut attendre que je présente les comptes du Denier de Saint Pierre, qui ne sont pas encore clôturés: nous les clôturerons à la fin du mois de février. Les dons pour la collecte de 2021 arrivent encore de certains pays par l'intermédiaire des nonciatures. Grosso modo, je peux dire qu'en 2021, il y a eu une nouvelle diminution par rapport à l'année précédente, que j'oserais chiffrer à environ 15%. Si en 2020 la collecte totale du Denier de Saint Pierre était de 44 millions d'euros, en 2021 je ne pense pas qu'elle sera supérieure à 37 millions d'euros. La diminution de 2021 s'ajoute à la baisse de 23 % entre 2015 et 2019 et à celle de 18 % en 2020, première année de la pandémie.
Comment comptez-vous remédier au manque de ressources à court et moyen terme ?
Nous avons certainement besoin d'un plan pour augmenter les revenus. Il y a une limite à la réduction des dépenses. À court terme, nous réduisons les activités. À moyen terme, nous avons tout d'abord prévu d'améliorer l'efficacité interne, en optimisant le rendement du patrimoine. Sur le plan immobilier - nous parlons toujours du grand patrimoine du Saint-Siège - il y a de nombreux bâtiments donnés au service de la mission de l'Église, environ 60 temples à Rome, pas mal de bâtiments donnés à des institutions universitaires, des hôpitaux et d'autres institutions au service de la mission de l'Église. Cette grande partie de l'immobilier n'a pas de rendement économique, mais uniquement un rendement social, et parfois elle comporte des coûts. Une autre partie de ce patrimoine est à usage institutionnel : les bureaux du Vatican, les structures des dicastères, qui n'ont que des coûts. Seuls 20 % des biens immobiliers sont disponibles pour un rendement économique. Une hypothèse à l’étude de la part de l'APSA (l’Administration du Patrimoine du Siège Apostolique) serait d'augmenter cette superficie par une réduction de l'utilisation institutionnelle. Un autre aspect concerne la centralisation des investissements financiers, qui, nous l'espérons, sera enfin achevée cette année.
Quelles sont vos prévisions ?
D'après nos prévisions, une plus grande efficacité interne n’est pas suffisante pour être viables. Nous devons également chercher des moyens pour attirer davantage de dons. La première exigence est la transparence et une comptabilité propre, et je pense que nous avons pris de nombreuses mesures en ce sens. Outre le compte rendu annuel du budget et du bilan, nous espérons cette année rendre compte des recettes et des dépenses du Denier de Saint Pierre, et envoyer, pour information, les comptes du Saint-Siège aux conférences épiscopales. Nous devons sensibiliser les Églises locales aux nécessités du Saint-Siège. La Curie est à leur service et doit être en grande partie soutenue par ces dernières. Il existe une grande différence dans l'engagement des différentes Églises pour le soutien de la Curie romaine. Et aussi pour attirer l'aide des fidèles, qui souhaitent soutenir le Pape dans sa mission d'unité dans la charité, ce qui, finalement, est ce que fait la Curie romaine.
Pouvez-vous nous dire comment a fonctionné le groupe de travail sur les ressources économiques impliquant la SPE, l'APSA et le Secrétariat d'Etat ?
Le groupe de travail a très bien fonctionné jusqu'en mai-juin 2021, date à laquelle son rôle a pris fin. Les actifs ont été remis à l'APSA immédiatement, il restait quelques détails, des procurations à signer, des relations et des rôles à définir, des informations à partager et les démarches légales pour rendre tout cela effectif : c'était le travail de ce groupe. Nous avons ensuite continué à travailler à la mise à jour et à l'uniformisation des procédures comptables et administratives dans les départements de la Secrétairerie d'État, y compris les nonciatures, mais cela faisait déjà partie de la communication et de la collaboration habituelles entre les trois dicastères. La gestion du patrimoine a été transférée à l'APSA, sous le contrôle du SpE, et nous avons continué à travailler dans ce domaine en lien étroit avec les deux dicastères.
Comment s'est terminée l'affaire de l'immeuble de Sloane Avenue à Londres ?
Il s'agissait d'une transaction menée en toute transparence et selon les nouvelles règles des contrats du Vatican. Un courtier à Londres et un cabinet d'avocats ont été engagés, tous deux dans le cadre d'un appel d'offres restreint, ainsi qu'une personne de confiance à Londres pour accompagner le processus et représenter nos intérêts. Le processus a été accompagné par une équipe du Saint-Siège avec une aide professionnelle externe de Rome. Seize offres ont été reçues, quatre ont été présélectionnées et, après une deuxième série d'offres, la meilleure a été choisie. Le contrat de vente a été signé, nous avons reçu 10% de l'acompte et tout sera conclu en juin 2022. La perte de la fraude présumée, qui a fait couler beaucoup d'encre et qui est actuellement jugée par les tribunaux du Vatican, avait déjà été prise en compte dans le budget. Le bâtiment a été vendu au-dessus de l'évaluation que nous avions dans le budget et de l'évaluation faite par des institutions spécialisées. Le transfert des actifs de la Secrétairerie d’État à l'APSA et la vente de Sloane 60, ainsi que d'autres opérations économiques spéciales du Saint-Siège, étaient et sont toujours le fruit d'un travail d'équipe interne, avec l'aide de professionnels extérieurs dont nous avons eu besoin. Nous avons beaucoup appris les uns des autres et nous avons trouvé une méthode de travail en équipe qui n'était pas beaucoup pratiquée au Saint-Siège. Et cela aide.
Après deux ans comme Préfet du Secrétariat pour l’économie, comment voyez-vous les finances du Saint-Siège aujourd'hui ?
La Curie romaine est composée de centres de dépenses qui ont peu de revenus en échange du service qu'ils fournissent. Les revenus du patrimoine aident mais, comme nous l'avons dit, ils sont insuffisants pour rendre la Curie viable. Si nous vivons de dons, ce n'est pas pour avoir un surplus, mais pour les utiliser dans le but pour lequel ces dont ont été faits. Notre objectif est d'être viables et non d'avoir un excédent. Nous sommes bien conscients d'avoir commis de grosses erreurs dans la gestion financière, qui ont sapé la crédibilité du Saint-Siège. Nous cherchons à en tirer des leçons et pensons y avoir remédié afin qu'elles ne se reproduisent pas. Ces dernières années, encouragés par le Saint-Père, nous avons fait des pas importants dans la bonne direction en matière de gestion financière : plus de professionnalisation, plus de travail en équipe, plus de transparence et moins de secret, mise en place de procédures de contrôle, plus de reconnaissance de nos faiblesses et tenter d’y remédier... Des changements importants ont été apportés avec la publication de certaines lois et, lentement, la culture est en train de changer. Nous travaillons dans la bonne direction. On a accordé trop d'importance à l'économie du Saint-Siège : elle n'est pas de grande dimension et ne constitue pas une activité importante parmi celles qui sont menées ici. Il ne me semble pas que, si nous faisons bien les choses, cela ait un intérêt objectif pour le public. Comme me l'a dit un journaliste après la présentation du dernier budget : «il n'y a pas de nouveauté ici ». Et c'est vrai, car ce qui fait l’information, ce sont les erreurs, la fraude ou la corruption. Notre devoir est de rendre compte de manière transparente, car les comptes du Saint-Siège peuvent être intéressants pour ceux qui contribuent et qui peuvent ainsi voir comment l’argent qu’ils ont donné est dépensé.
Enfin, comment voyez-vous votre dicastère ?
Si je devais résumer ce qui est pour moi la finalité la plus importante d'un dicastère consacré à l'économie comme le SpE, je dirais : aider l'économie du Saint-Siège à répondre à ses besoins, en veillant à ce que l'activité économique ne se détourne pas, ni n’ôte de crédibilité à la mission du Saint Siège d'aider à l'unité dans la charité, et à la mission évangélisatrice de l'Église, qui est ce qui compte.
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