Intervento di S.E. Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, S.D.B.
Intervento di P. Juan Carlos Garzón
Intervento di P. Corrado Maggioni, S.M.M.
Questa mattina, alle ore 11.30, presso la Sala Stampa della Santa Sede, ha avuto luogo in diretta streaming la Conferenza Stampa di presentazione del 53° Congresso Eucaristico Internazionale (IEC2024), che si terrà a Quito, in Ecuador, dall’8 al 15 settembre 2024, sul tema “Fraternidad para sanar el mundo”.
Sono intervenuti: S.E. Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, S.D.B., Arcivescovo di Quito, Presidente del Comitato locale; P. Juan Carlos Garzón, Segretario Generale dell’IEC2024: e P. Corrado Maggioni, S.M.M., Presidente del Pontificio Comitato per i Congressi Eucaristici Internazionali.
Ne riportiamo di seguito gli interventi:
Intervento di S.E. Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, S.D.B.
Hace casi nueve años, el 8 de julio de 2015, el Santo Padre Francisco, en su visita al Ecuador, más concretamente al Santuario de la Virgen de El Quinche, en el encuentro que tuvo con obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas, se hacía una pregunta, que traigo en este momento a la memoria: “Le pregunté a Jesús varias veces en la oración, qué tiene este pueblo de distinto. Esta mañana orando se me impuso aquella consagración al Sagrado Corazón. Pienso que se los debo decir, como un mensaje de Jesús. Todo esto de riqueza que tienen ustedes, de riqueza espiritual, de piedad, de profundidad, vienen de haber tenido la valentía, porque fueron momentos muy difíciles, la valentía de consagrar la Nación al Corazón de Cristo, ese Corazón Divino y humano que nos quiere tanto… Y después, pocos años después, la consagración al corazón de María. No olviden, esa consagración es un hito en la historia del pueblo del Ecuador y de esa consagración siento como que le viene esa gracia que tienen ustedes, esa piedad, esa cosa que los hace distintos”.
Y precisamente, el celebrar los CIENTO CINCUENTA AÑOS de la Consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, hace que en el año 2014 los Obispos del Ecuador, reunidos en Asamblea Plenaria, con mi voto incluido pues era ya Obispo desde hacía tres meses, ratifiquen el pedido al Santo Padre para que el Ecuador, Quito de manera particular, sea la Sede del Quincuagésimo Tercer Congreso Eucarístico del año 2024.
El 20 de marzo de 2021 recibimos con profunda alegría el anuncio oficial de que el Santo Padre Francisco había designado a la ciudad de Quito como Sede del 53° Congreso Eucarístico Internacional, y ello con motivo de la celebración de los 150 años de la Consagración del Ecuador al Corazón de Jesús. Sus palabras se constituyeron en un verdadero desafío, y me atrevo a decir que marcaban e iluminaban desde ese momento el Congreso Eucarístico: “En esta reunión eclesial se manifestará la fecundidad de la Eucaristía para la evangelización y la renovación de la fe en el continente latinoamericano”.
El Congreso Eucarístico a celebrarse en Quito debe ser esa voz con acento latinoamericano para la Iglesia del mundo entero. Será una voz de esperanza que se anuncia desde este Continente de la Esperanza. Buscará ser esa voz profética que proclamará a todos que la Fraternidad es el único camino posible para hacer y construir un mundo nuevo.
“Fraternidad para sanar el mundo” fue el tema escogido por el Papa Francisco para este Congreso Eucarístico. Sabemos que son muchas las heridas del mundo, no podemos negarlas. El hombre y la mujer de hoy sufren estas heridas. ¿Sabemos mirar al hermano que sufre? ¿Sabemos escuchar la voz del que grita desde sus heridas? ¿Sabemos sanar esas heridas? ¿Estamos dispuestos a ser “misioneros eucarísticos” de la fraternidad?
Estamos convencidos de que este es el gran desafío de nuestro Congreso, nos lo dice con claridad el Documento Base: “Quito, ciudad de la mitad del mundo, situada en la latitud cero, extiende su tienda para convertirse en una inmensa tienda eucarística donde estamos todos invitados a unirnos a este gran sueño de una fraternidad redimida y sanada por el amor total de Cristo. El Papa Francisco nos invita: «Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos»” (D. Base # 10).
Este es el significado profundo del Congreso Eucarístico. La Eucaristía nos lleva a ser constructores de Fraternidad. El Documento Base afirma que, “Una vez celebrada la Misa, las asambleas litúrgicas se disuelven lentamente y se dispersan como semillas en los surcos de la tierra. Después de escuchar su Palabra, de compartir el mismo Pan y beber el mismo Cáliz, los cristianos vuelven a sus casas, escuelas, oficinas, comercios, lugares de ocio, trazando nuevos caminos que a través de la red de fraternidad construyen el Reino” (D.B. #49). El Congreso Eucarístico nos hará tomar plena conciencia de que somos “misioneros Eucarísticos de Fraternidad” y juntos elevaremos el Salmo de Fraternidad: “Ayúdanos tú, Señor, a ser Iglesia en Sinodal camino, siempre hermanos y ya sin odios, egoísmos ni rencores saborear íntima paz de diálogo y amores, tu bálsamo que sana las heridas, las heridas del mundo que a ti claman” (D.B. #58).
A Quito llegarán desde los cinco continentes, desde ya, “La Carita de Dios”, como se llama a la capital ecuatoriana, les abre las puertas y les dice ¡BIENVENIDOS!
[00845-ES.01] [Texto original: Español]
Intervento di P. Juan Carlos Garzón
El 25 de Mayo de 2022, el Papa Francisco aprobó el tema del 53° Congreso Eucarístico Internacional Quito 2024: “Fraternidad para sanar el mundo”, iluminado con el texto bíblico “Ustedes son todos hermanos” (Mt 23, 8). Este tema evoca la encíclica Fratelli Tutti y coincide con el significado eclesial de la Eucaristía, fuente de comunión para quien la celebra, con su misión de hacervisible en las heridas del mundo la obra sanadora de Cristo.
El Documento Base, fue elaborado por la Comisión Teológica del Congreso Eucarístico y el Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales. La intencionalidad del documento es destacar “la centralidad de la Eucaristía en la vida de la Iglesia. Su finalidad es “favorecer la profundización teológica, la renovación espiritual y el bien de la Iglesia particular.”
El Documento consta de tres partes, con su introducción y sus conclusiones. La Introducción del Documento nos rememora: un sueño de fraternidad, hoy vivimos la urgencia de una fraternidad que brote de la experiencia eucarística y tienda hacia ella como a su fin. Los temas de cada una de las partes de este Documento Base, nos hablan por sí solos de esta anhelada fraternidad.
La primera parte titula: Unafraternidadherida: «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4, 9).
“Esta fue la pregunta que Dios dirigió a Caín después de haber matado a su hermano. Pregunta que bajó del cielo después que el grito de la sangre de Abel subiera desde el suelo. Pregunta que resuena eternamente recordándonos la vocación original humana y de toda la creación a la fraternidad.” (N° 12, Documento Base)
“Hay un mundo herido que nos precede. Constatamos que hay muchas heridas que siguen abiertas. Y hay nuevas heridas que van lacerando el mundo que vivimos. Estas si se tapan terminan por infectarse. Así el miedo, el rechazo, el desprecio y la insensibilidad se traducen en xenofobia, violencia, exclusión, marginación, descarte del niño que está por nacer y del anciano; en fin, destrucción de la casa común”. (N° 19, Documento Base); por eso “El desafío de nuestro siglo, es la fraternidad.” (N° 21 Documento Base). Cerramos esta primera parte con el testimonio de Monseñor Óscar Romero.
En la segunda parte el tema está enmarcado en el contexto de: “La Fraternidad Realizada en Cristo”: «¡Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!» (Sal 133, 1).
“El lugar privilegiado de nuestra unidad corporal con el Señor y entre nosotros, su nuevo fundamento, es sin duda la acción litúrgica y, en particular, la celebración eucarística, especialmente la dominical. Es allí donde la comunidad cristiana custodia la verdad de las relaciones expresadas en la caridad y, es allí donde se abre el camino hacia la realización concreta de la fraternidad humana”. (N° 25, Documento Base)
“La Eucaristía es sanación para el mundo herido en la fraternidad. Ahí donde el pecado nos hizo desconocernos como hermanos y nos puso en relación de oposición y rivalidad, la Eucaristía nos hace sentarnos a la misma mesa del Cuerpo y de la Sangre de Cristo como hijos de un mismo Padre y por lo mismo, hermanos entre nosotros.” (N° 30, Documento Base). En esta segunda parte del Documento Base, encontramos el testimonio de Fray Antonio de Montesinos.
El tercer capítulo titula: Fraternidad para sanarel mundo: «Denles de comer ustedes mismos» (Lc 9, 13).
“«La Iglesia vive de la Eucaristía» y la Eucaristía sana el mundo, por ello, necesariamente tenemos que volver nuestra mirada a la comunidad cristiana, a la Iglesia, comunidad de hombres y mujeres reunidos por el Señor para estar con Él y llevar el pan de su Palabra y de su Cuerpo a todas las naciones. Es la vivencia humilde y tierna del «denles de comer ustedes mismos» (Lc 9, 13) de Jesús. Hombres y mujeres que desde su vocación propia son enviados como sal y luz, como levadura en la masa, llamados a ser la memoria y el fermento de esta sanación en medio del mundo. La fuerza sanadora de la Eucaristía se juega en el testimonio de los cristianos, en ser esa comunidad fraterna, esa Iglesia en salida que vive el mandato de Cristo.”. (N° 48, Documento Base).
La Eucaristía es, en realidad, la curación de nuestro amor. En la oración de Cristo todos tenemos un lugar especial porque todos estamos llamados a la comunión: «Padre que todos sean uno» (Jn 17, 21). Y al mismo tiempo, este nuevo “nosotros” de la Eucaristía no se queda en un cenáculo cerrado, sino que nos orienta al servicio mutuo en el prójimo real y visible, es decir el amor eucarístico se desborda para sanar las heridas del mundo”. (N° 47, Documento Base). Este tercer capítulo se ilumina con el testimonio de Mons. Leonidas Proaño.
[00847-ES.01] [Texto original: Español]
Intervento di P. Corrado Maggioni, S.M.M.
La storia dei 52 Congressi Eucaristici Internazionali attesta l’incidenza di questi eventi nei Paesi che li hanno ospitati e offre una visione “storica” della teologia, liturgia e spiritualità eucaristica nel corso del tempo e in varie culture (cf. V. Boccardi, Eucaristia, Chiesa e mondo. I Congressi Eucaristici Internazionali. Lineamenti di storia, Libreria Editrice Vaticana, 2021, 768 pp.).
Sguardo alla storia
A partire dal primo Congresso Internazionale di Lille, nel 1881, tutti i seguenti furono caratterizzati da imponenti manifestazioni volte a confermare la fede nella “presenza reale” di Cristo nell’Eucaristia e a incrementare il culto eucaristico. Il movimento dei Congressi era maturato in Francia nel solco della spiritualità di san Pierre-Julien Eymard (+1868), di sacerdoti influenti come il beato Antoine Chevrier (+ 1879) e Gaston-Adrien de Ségur (+ 1880), di laici ferventi, tra cui Léon Dupont (+ 1876) e in particolare Émilie Tamisier (+ 1910), animatrice dell’Opera dei Congressi. Fin dall’inizio è stato determinante il ruolo dei laici, donne e uomini che ci credevano sul serio e mettevano a disposizione le loro energie.
La fisionomia dei Congressi Eucaristici divenne progressivamente più internazionale e missionaria, varcando i confini dei Paesi europei: lo attestano i Congressi di Montreal (1910), Chicago (1926), Sydney (1928), Cartagine (1930), Buenos Aires (1934), Manila (1937), Rio de Janeiro (1952), Bombay (1964), Bogotá (1968), Melbourne (1973), Filadelfia (1976), Nairobi (1985), Seul (1989), Guadalajara (2004), Québec (2008) Cebu (2016). Sono stati eventi che hanno segnato “eucaristicamente” il cammino della Chiesa in questi Paesi e nei rispettivi continenti. Considerando l’America Latina si possono ricordare il Congresso di Buenos Aires in Argentina, sul tema “La regalità sociale di Cristo per mezzo dell’Eucaristia” (1934), di Rio de Janeiro in Brasile sul tema “Il Regno eucaristico di Cristo Redentore” (1955), di Bogotà in Colombia sul tema “Vinculum charitatis”, con lo storico viaggio di Paolo VI e il suo incontro con 300.000 campesinos latinoamericani (1968), di Guadalajara in Messico sul tema “L’Eucaristia, luce e vita del nuovo millennio (2004). Ora il 53° Congresso di Quito in Ecuador risuona come un deciso appello alla “fraternità” vista come dono del Cielo ed insieme impegno umano a convertire le relazioni inimicali in legami fraterni, dentro il travaglio del presente. Il cambiamento d’epoca che stiamo vivendo ha portato tutti, pur per strade diverse, a maturare la convinzione che «nessuno si salva da solo» come ama ripetere Papa Francesco.
Cosa è oggi un Congresso Eucaristico
La ricomprensione del Mistero eucaristico iniziata con il movimento liturgico e maturata con il Concilio Vaticano II, ha riorientato anche i Congressi Eucaristici a promuovere l’indissociabile vincolo tra la Messa e il culto eucaristico fuori di essa, ponendo attenzione al vissuto. Il Congresso Eucaristico è così divenuto occasione per esprimere la Chiesa dell’Eucaristia, alla luce del Vaticano II e della riforma liturgica che ne è derivata.
Ne ha tenuto conto il rinnovato Rito della Comunione fuori della Messa e Culto eucaristico (1978), che dedica ai Congressi Eucaristici i nn. 109 – 112, dando indicazioni anzitutto sul significato del Congresso, inteso come «sosta di preghiera e di impegno»; si ricordano poi gli elementi cui prestare attenzione nella preparazione: catechesi sull’Eucaristia, «specialmente in quanto mistero di Cristo vivente e operante nella Chiesa»; partecipazione alla liturgia «che promuova il religioso ascolto della parola di Dio e il senso fraterno della comunità»; iniziative di fermento evangelico e realizzazione di opere sociali «che favoriscano la promozione umana e la dovuta comunanza di beni anche temporali»; infine, si rammentano i criteri ispiratori del Congresso: «la celebrazione eucaristica sia il centro e il culmine di tutte le varie manifestazioni e forme di pietà»; l’approfondimento del tema proposto in varie modalità favorisca il coinvolgimento pratico; riunioni di preghiera e adorazione prolungata del Santissimo in determinate chiese della città; la processione con il Santissimo Sacramento deve essere esemplare.
L’internazionalità del Congresso Eucaristico
L’idea di chiamare a Congresso gente di vari Paesi per celebrare l’Eucaristia e riflettere sulla sua portata ecclesiale e sociale, ha avuto fin dall’inizio l’intento di ravvivare la coscienza che la presenza di Cristo in mezzo a noi e attraverso di noi è il cuore della Chiesa e della sua missione. Riguarda infatti tutte le Chiese, ogni parrocchia, in tutti i Paesi. Riunirsi insieme per l’Eucaristia, con diverse sensibilità, culture, storie, nonostante le differenze linguistiche, forse con ferite ancora aperte da ostilità fratricide, significa puntare sull’unico Fermento capace di lievitare davvero la storia umana rendendola pasta nuova del Regno dei cieli.
L’internazionalità del Congresso manifesta l’universalità del Mistero eucaristico che plasma ogni battezzato, nel suo stato di vita, come ogni famiglia cristiana, comunità religiosa, parrocchia, diocesi. La città di Quito si vestirà a festa e allargherà le sue tende per ospitare, al 53° Congresso Eucaristico, delegazioni delle varie Chiese sparse nel mondo, specialmente dell’America Latina; le iscrizioni sono aperte sulla pagina web www.iec2024.ec
Fino all’avvento delle Giornate mondiali della Gioventù, poi della Famiglia, oggi anche dei Bambini, ciascuna con le sue caratteristiche, il Congresso Eucaristico Internazionale era l’evento ecclesiale mondiale capace di mettere in moto migliaia di persone di tutti i continenti. Ancora oggi si deve dire che ha conservato, a differenza di altri eventi, l’impronta di una convocazione di “popolo”, del popolo santo di Dio chiamato per vocazione ad accogliere tutti senza scartare nessuno, come ricorda Papa Francesco. In questo spirito, la messa conclusiva del Congresso è denominata “Statio Orbis” poiché raccoglie in preghiera credenti di tutto il mondo.
[00846-IT.01] [Testo originale: Italiano]
[B0417-XX.02]