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Udienza ai partecipanti alla 41.ma Sessione della Conferenza dell’Organizzazione delle Nazioni Unite per l’Alimentazione e l’Agricoltura (F.A.O.), 27.06.2019


Discorso del Santo Padre

Traduzione in lingua inglese

Alle ore 11.35 di questa mattina, nella Sala Regia, il Santo Padre Francesco ha ricevuto in Udienza i partecipanti alla 41.ma Sessione della Conferenza dell’Organizzazione delle Nazioni Unite per l’Alimentazione e l’Agricoltura (F.A.O.), in corso a Roma dal 22 al 29 giugno 2019.

Riportiamo di seguito il discorso che il Papa ha rivolto ai presenti:

Discorso del Santo Padre

Saludo al Presidente, el señor Enzo Benech, a los honorables delegados de las diversas naciones y entidades, y a todos los presentes en esta cuadragésima primera sesión de la Conferencia de la FAO. De manera particular, quisiera dirigir mi saludo y mi reconocimiento al Director General, profesor José Graziano da Silva, que dentro de pocas semanas terminará su servicio al frente de esta Organización. Gracias de corazón por su trabajo. Y expreso mi felicitación por la elección del Director General de la FAO, Su Excelencia el señor Qu Dongyu. Espero que con la ayuda de todos podamos seguir trabajando conjuntamente para profundizar e incrementar, con responsabilidad y determinación, los esfuerzos dirigidos a alcanzar los objetivos 1 y 2 de la Agenda 2030 y así erradicar con mayor rapidez y con fuerza los complejos, graves e inaceptables flagelos del hambre y de la inseguridad alimentaria.

El objetivo “Hambre Cero” en el mundo es todavía un gran desafío, aun cuando se debe reconocer que en los últimos decenios se ha visto un gran avance. Para combatir la falta de alimento y de acceso al agua potable, es necesario actuar sobre las causas que las provocan. En el origen de este drama se halla sobre todo la falta de compasión, el desinterés de muchos y una escasa voluntad social y política a la hora de responder a las obligaciones internacionales.

La falta de alimento y de agua no es un asunto interno y exclusivo de los países más pobres y frágiles, sino que concierne a cada uno de nosotros, porque todos con nuestra actitud participamos de una u otra forma favoreciendo o frenando el sufrimiento de muchos hermanos nuestros (cf. Discurso a los miembros de la Federación Europea de Bancos de Alimentos, 18 mayo 2019). Todos estamos llamados a escuchar el grito desesperado de nuestros hermanos y a poner los medios para que puedan vivir, viendo respetados sus derechos más básicos.

Uno de los medios que está a nuestro alcance es la reducción del derroche de alimentos y de agua; para ello la educación y la sensibilización social es una inversión tanto a corto como a largo plazo; pues las nuevas generaciones pasarán este testigo a las futuras, sabiendo que este drama social no puede ser tolerado por más tiempo (cf. Carta enc. Laudato si’, 50).

Es evidente la conexión entre fragilidad ambiental, la inseguridad alimentaria y los movimientos migratorios. El aumento del número de refugiados en el mundo durante los últimos años – es impresionante la última estadística de las Naciones Unidas – nos ha demostrado que el problema de un país es el problema de toda la familia humana. Para ello se necesita promover un desarrollo agrícola en las regiones más vulnerables, fortaleciendo la resiliencia y la sostenibilidad del territorio. Y esto solo se logrará, por una parte, invirtiendo y desarrollando tecnologías, y por otra, ideando políticas innovadoras y solidarias para el desarrollo.

La FAO, como también otras organizaciones internacionales, son actores idóneos para coordinar medidas perentorias e incisivas que aseguren a todos, particularmente a los más pobres, el acceso a los bienes básicos. Estas entidades multilaterales deben estar acompañadas por el compromiso de los gobiernos, las empresas, el mundo académico, las instituciones de la sociedad civil y las personas individuales. El esfuerzo conjunto de todos logrará hacer realidad las metas y compromisos asumidos a través de programas y políticas que ayuden a la población local a adquirir responsabilidades con su propio país, con sus comunidades y, por último, con sus propias vidas.

Quiero concluir reafirmando el compromiso de la Santa Sede a cooperar con la FAO, apoyando el esfuerzo internacional hacia la eliminación del hambre en el mundo y garantizando un futuro mejor para nuestro planeta y para la humanidad entera. Que Dios los bendiga en sus trabajos, en sus desvelos en favor de un auténtico progreso de nuestra gran familia humana. Muchas gracias.

[01144-ES.02] [Texto original: Español]

 

Traduzione in lingua inglese

I greet the President, Mr Enzo Benech, the distinguished delegates of the different nations and agencies, and all those taking part in this 41st Session of the FAO Conference. In particular, I wish to convey my greetings and appreciation to the Director-General, Professor José Graziano da Silva, who in a few weeks will conclude his service to this Organization. My heartfelt thanks for your work. And I congratulate His Excellency Mr Qu Dongyu on his election as FAO Director-General. I am confident that, with the help and cooperation of all, we will continue to cooperate in expanding and increasing, with responsibility and commitment, the effort to attain Goals 1 and 2 of the 2030 Agenda, and thus eliminate the complex, grave and unacceptable scourges of hunger and food insecurity with greater speed and efficacy.

The goal of Zero Hunger worldwide remains a great challenge, even if it must be acknowledged that great progress has been made in recent decades. In order to combat lack of food and access to drinkable water, there is a need to intervene on their underlying causes. The origin of this tragedy lies above all in a failure of compassion, the lack of interest on the part of many and a scant social and political will to honour international obligations.

Lack of food and water is not an internal and exclusive affair of the most poor and vulnerable countries, but one that concerns each of us. The approach we take makes us responsible, in one way or another, for increasing or alleviating the suffering of many of our brothers and sisters (cf. Address to the Members of the European Federation of Food Banks, 18 May 2019). We are all called to hear their desperate cry and to find ways of enabling them to remain alive and see their most basic rights respected.

One of these means, which is within our reach, is a reduction in the waste of food and of water. For this to happen, increased awareness of the problem and a greater sense of social responsibility will prove an investment, both short and long term. The younger generation will then pass on this witness to those yet to come, in the realization that this social tragedy can no longer be tolerated (cf. Laudato Si’, 50).

There is an evident link between environmental instability, food insecurity and migratory movements. The increased numbers of refugees throughout the world in recent years – the most recent UN statistics are striking – have shown us that one country’s problem is a problem of the entire human family. For this reason, agricultural development needs to be promoted in the most vulnerable regions, strengthening the resilience and sustainability of the land. This can only be accomplished, on the one hand, by investing in the development of technology and, on the other, by coming up with innovative and solidary policies for development.

FAO and other international organizations are appropriate actors to coordinate necessary and decisive measures aimed at ensuring that all, particularly the poorest, have the access to basic goods. These multilateral bodies need to be supported by the commitment of governments, businesses, academia, institutions of civil society and private individuals. Joint efforts by all will realize the goals and commitments already undertaken, through programmes and policies capable of helping local populations to grow in a sense of responsibility for their countries, communities and, ultimately, their own lives.

I would like to conclude by reaffirming the commitment of the Holy See to cooperate with FAO and to support the global effort to eliminate hunger in the world and to ensure a better future for our planet and for mankind as a whole. May God bless you in your work and your devotion to the authentic progress of our great human family. Thank you very much.

[01148-EN.02] [Original text: Spanish]

[B0549-XX.02]