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Viaggio Apostolico di Papa Francesco a Panamá in occasione della XXXIV Giornata Mondiale della Gioventù (23-28 gennaio 2019) – Veglia con i giovani nel Campo San Juan Pablo II (Metro Park), 26.01.2019


Veglia con i giovani nel Campo San Juan Pablo II (Metro Park)

Discorso del Santo Padre

Traduzione in lingua italiana

Traduzione in lingua francese

Traduzione in lingua inglese

Traduzione in lingua tedesca

Traduzione in lingua portoghese

Traduzione in lingua polacca

Traduzione in lingua araba

Questo pomeriggio, prima di lasciare la Nunziatura Apostolica per trasferirsi in auto al Campo San Juan Pablo II (Metro Park) per la Veglia di preghiera dei giovani che partecipano alla XXXIV Giornata Mondiale della Gioventù, il Santo Padre Francesco ha incontrato i gesuiti di Panama e di altri Paesi del Centro America. All’incontro, durato circa un’ora, erano presenti 30 gesuiti, in gran parte novizi.

Al Suo arrivo al Campo San Juan Pablo II (Metro Park) il Papa è stato accolto dall’Arcivescovo di Panamá, S.E. Mons. José Domingo Ulloa Mendieta, O.S.A., che lo ha accompagnato sulla papamobile per il giro tra i fedeli.

La Veglia ha avuto inizio alle ore 18.30 locali (00.30 ora di Roma). Dopo l’esecuzione dell’inno ufficiale della GMG e la presentazione di un video, si sono alternate le testimonianze di una famiglia, di un giovane ex tossicodipendente e di un giovane palestinese. Quindi il Santo Padre ha pronunciato il Suo discorso.

Al termine, dopo l’adorazione del Santissimo, la benedizione finale e la preghiera alla Madonna, Papa Francesco è rientrato alla Nunziatura Apostolica.

Pubblichiamo di seguito il discorso che il Papa ha pronunciato nel corso della veglia con i giovani:

Discorso del Santo Padre

Queridos jóvenes, ¡buenas tardes!

Vimos este hermoso espectáculo sobre el Árbol de la Vida que nos muestra cómo la vida que Jesús nos regala es una historia de amor, una historia de vida que quiere mezclarse con la nuestra y echar raíces en la tierra de cada uno. Esa vida no es una salvación colgada “en la nube” esperando ser descargada, ni una “aplicación” nueva a descubrir o un ejercicio mental fruto de técnicas de autosuperación. Tampoco la vida que Dios nos ofrece es un “tutorial” con el que aprender la última novedad. La salvación que Dios nos regala es una invitación a formar parte de una historia de amor que se entreteje con nuestras historias; que vive y quiere nacer entre nosotros para que demos fruto allí donde estemos, como estemos y con quien estemos. Allí viene el Señor a plantar y a plantarse; es el primero en decir “sí” a nuestra vida, él siempre va primero. Es el primero a decir sí a nuestra historia, y quiere que también digamos “sí” junto a Él. Él siempre nos primerea, es primero.

Y así sorprendió a María y la invitó a formar parte de esta historia de amor. Sin lugar a dudas la joven de Nazaret no salía en las “redes sociales” de la época, ella no era una “influencer”, pero sin quererlo ni buscarlo se volvió la mujer que más influenció en la historia. Y le podemos decir con confianza de hijos: María, la “influencer” de Dios. Con pocas palabras se animó a decir “sí” y a confiar en el amor, a confiar en las promesas de Dios, que es la única fuerza capaz de renovar, de hacer nuevas todas las cosas. Y todos nosotros hoy tenemos algo que hacer nuevo adentro, hoy tenemos que dejar que Dios renueve algo en mi corazón. Pensemos un poquito: ¿qué quiero yo que Dios renueve en mi corazón?

Siempre llama la atención la fuerza del “sí” de María, Joven. La fuerza de ese «hágase» que le dijo al ángel. Fue una cosa distinta a una aceptación pasiva o resignada. Fue algo distinto a un “sí” como diciendo: bueno, vamos a probar a ver qué pasa. María no conocía esa expresión: vamos a ver qué pasa. Era decidida, supo de qué se trataba y dijo “sí”, sin vueltas. Fue algo más, fue algo distinto. Fue el “sí” de quien quiere comprometerse y el que quiere arriesgar, de quien quiere apostarlo todo, sin más seguridad que la certeza de saber que era portadora de una promesa. Y yo les pregunto a cada uno de ustedes. ¿Se sienten portadores de una promesa? ¿Qué promesa tengo en el corazón para llevar adelante? María tendría, sin dudas, una misión difícil, pero las dificultades no eran una razón para decir “no”. Seguro que tendría complicaciones, pero no serían las mismas complicaciones que se producen cuando la cobardía nos paraliza por no tener todo claro o asegurado de antemano. ¡María no compró un seguro de vida! ¡María se jugó y por eso es fuerte, por eso es una influencer, es la influencer de Dios! El “sí” y las ganas de servir fueron más fuertes que las dudas y las dificultades.

Esta tarde también escuchamos cómo el “sí” de María hace eco y se multiplica de generación en generación. Muchos jóvenes a ejemplo de María arriesgan y apuestan, guiados por una promesa. Gracias Erika y Rogelio por el testimonio que nos han regalado. Fueron valientes estos: merecen un aplauso. Gracias. Compartieron sus temores, las dificultades, todo el riesgo vivido ante el nacimiento de Inés. En un momento dijeron: «A los padres, por diversas circunstancias, nos cuesta aceptar la llegada de un bebé con alguna enfermedad o discapacidad», eso es cierto, es comprensible. Pero lo sorprendente fue cuando agregaron: «al nacer nuestra hija decidimos amarla con todo nuestro corazón». Ante su llegada, frente a todos los anuncios y dificultades que aparecían, tomaron una decisión y dijeron como María «hágase», decidieron amarla. Frente a la vida de vuestra hija frágil, indefensa y necesitada la respuesta de ustedes, Erika y Rogelio, fue “sí”, y ahí tenemos a Inés. ¡Ustedes se animaron a creer que el mundo no es solo para los fuertes ¡Gracias!

Decir “sí” al Señor, es animarse a abrazar la vida como viene con toda su fragilidad y pequeñez y hasta muchas veces con todas sus contradicciones e insignificancias con el mismo amor con el que nos hablaron Erika y Rogelio. Asumir la vida como viene. Es abrazar nuestra patria, nuestras familias, nuestros amigos tal como son, también con sus fragilidades y pequeñeces. Abrazar la vida se manifiesta también cuando damos la bienvenida a todo lo que no es perfecto, a todo lo que no es puro ni destilado, pero por eso no es menos digno de amor. ¿Acaso alguien por ser discapacitado o frágil no es digno de amor? Les pregunto: un discapacitado, una persona discapacitada, una persona frágil, ¿es digna de amor? [¡Sí!] No se oye bien… [¡Sí!] Entendieron. Otra pregunta. A ver cómo responden. Alguien por ser extranjero, por haberse equivocado, por estar enfermo o en una prisión ¿es digno de amor? [¡Sííí!] Y así lo hizo Jesús: abrazó al leproso, al ciego, al paralítico, abrazó al fariseo y al pecador. Abrazó al ladrón en la cruz e incluso abrazó y perdonó a quienes lo estaban crucificando.

¿Por qué? Porque solo lo que se ama puede ser salvado. Vos no podés salvar una persona, vos no podés salvar una situación, sino la amás. Solo lo que se ama puede ser salvado. ¿Lo repetimos? [juntos] Solo lo que se ama puede ser salvado. Otra vez. [jóvenes: “Solo lo que se ama puede ser salvado”] No olvidemos. Por eso nosotros somos salvados por Jesús, porque nos ama y no puede con su genio. Podemos hacerle las mil y unas, pero nos ama, y nos salva. Porque solo lo que se ama puede ser salvado. Solo lo que se abraza puede ser transformado. El amor del Señor es más grande que todas nuestras contradicciones, que todas nuestras fragilidades y que todas nuestras pequeñeces. Pero es precisamente a través de nuestras contradicciones, fragilidades y pequeñeces como Él quiere escribir esta historia de amor. Abrazó al hijo pródigo, abrazó a Pedro después de las negaciones y nos abraza siempre, siempre, siempre después de nuestras caídas ayudándonos a levantarnos y ponernos de pie. Porque la verdadera caída –atención a esto– la verdadera caída, la que es capaz de arruinarnos la vida es la de permanecer en el piso y no dejarse ayudar. Hay un canto alpino muy lindo que van cantando mientras suben la montaña: “En el arte de ascender, la victoria no está en no caer, sino en no permanecer caído”. No permanecer caído… La mano para que te alcen. No permanecer caído.

¡El primer paso es no tener miedo de recibir la vida como viene, no tener miedo de abrazar la vida como es. Este es el árbol de la vida que hemos visto hoy.

Gracias Alfredo por tu testimonio y la valentía de compartirlo con todos nosotros. Me impresionó mucho cuando decías: «comencé a trabajar en la construcción hasta que se terminó dicho proyecto. Sin empleo las cosas tomaron otro color: sin colegio, sin ocupación y sin trabajo». Lo resumo en los cuatro “sin” que dejaron nuestra vida sin raíces y se seca: sin trabajo, sin educación, sin comunidad, y sin familia. Es decir vidas sin raíces. Sin trabajo, sin educación, sin comunidad, y sin familia Estos cuatro “sin” matan.

Es imposible que alguien crezca si no tiene raíces fuertes que ayuden a estar bien sostenido y agarrado a la tierra. Es fácil “volarse” cuando no hay desde donde agarrarse, de donde sujetarse. Y esta es una pregunta que los mayores estamos obligados a hacernos, los mayores que estamos aquí, es más, es una pregunta que ustedes tendrán que hacernos, ustedes los jóvenes tendrán que hacernos a los mayores y tendremos el deber de respondérsela: ¿qué raíces les estamos dando? ¿Qué cimientos para construirse como personas les estamos facilitando? Es una pregunta para nosotros los mayores. Qué fácil resulta criticar a los jóvenes y pasar el tiempo murmurando si les privamos de oportunidades laborales, educativas y comunitarias desde donde agarrarse y soñar un futuro. Sin educación es difícil soñar futuro, sin trabajo es muy difícil soñar futuro, sin familia y sin comunidad es casi imposible soñar futuro. Porque soñar el futuro es aprender a responder no solo para qué vivo, sino para quién vivo, para quién vale la pena gastar mi vida. Y eso lo tenemos que facilitar nosotros, los mayores, dándoles trabajo, educación, comunidad, oportunidades.

Como nos decía Alfredo, cuando uno se descuelga y queda sin trabajo, sin educación, sin comunidad y sin familia al final del día nos sentimos vacíos y terminamos llenando ese vacío con cualquier cosa, con cualquier verdura. Porque ya no sabemos para quién vivir, luchar y amar. A los mayores que están aquí y a los que nos están viendo les pregunto: ¿Qué hacés vos para generar futuro, ganas de futuro en los jóvenes de hoy? ¿Sos capaz de luchar para que tengan educación, para que tenga trabajo, para que tengan familia, para que tengan comunidad? Cada uno de los grandes respondámonos en el corazón.

Recuerdo una vez charlando con unos jóvenes que uno me pregunta: ¿por qué hoy muchos jóvenes no se preguntan sobre si Dios existe o les cuesta creer en Él y les falta tanto compromiso por la vida? Les contesté: Y ustedes, ¿qué piensan sobre esto? Entre las respuestas que surgieron en la conversación me acuerdo de una que me tocó el corazón y tiene que ver con la experiencia que Alfredo compartía: Padre, “es que muchos de ellos sienten que, poco a poco, dejaron de existir para otros, se sienten muchas veces invisibles”. Muchos jóvenes sienten que dejaron de existir para otros, para la familia, para la sociedad para la comunidad…, y entonces mucha veces se sienten invisibles. Es la cultura del abandono y de la falta de consideración. No digo todos, pero muchos sienten que no tienen mucho o nada para aportar porque no cuentan con espacios reales desde donde sentirse convocados. ¿Cómo van a pensar que Dios existe si ellos, estos jóvenes, hace tiempo dejaron de existir para sus hermanos y para la sociedad? Así los estamos empujando a no mirar el futuro. Y a caer en las garras de cualquier droga, de cualquier cosa que los destruye. Podemos preguntarnos: ¿Qué hago yo con los jóvenes que veo? ¿Los critico, o no me interesan? ¿Los ayudo, o no me interesan? ¿Es verdad que para mí dejaron de existir hace tiempo?

Lo sabemos bien, no basta estar todo el día conectado para sentirse reconocido y amado. Sentirse considerado e invitado a algo es más grande que estar “en la red”. Significa encontrar espacios en el que puedan con sus manos, con su corazón y con su cabeza sentirse parte de una comunidad más grande que los necesita, y que también ustedes, jóvenes, necesitan.

Y eso los santos lo entendieron bien. Pienso por ejemplo en Don Bosco que no se fue a buscar a los jóvenes a ninguna parte. A ver acá, los que quieren a Don Bosco, un aplauso. Don Bosco no se fue a buscar a los jóvenes a ninguna parte lejana o especial, simplemente aprendió a mirar, a ver todo lo que pasaba a su alrededor en la ciudad con los ojos de Dios y, así, su corazón fue golpeado por cientos de niños, de jóvenes abandonados sin estudio, sin trabajo y sin la mano amiga de una comunidad. Muchos vivían en la misma ciudad, muchos criticaban a esos jóvenes, pero no sabían mirarlos con los ojos de Dios. A los jóvenes hay que mirarlos con los ojos de Dios. Él lo hizo, se animó Don Bosco a dar el primer paso: abrazar la vida como se presenta y, a partir de ahí, no tuvo miedo de dar el segundo paso: crear con ellos una comunidad, una familia donde con trabajo y estudio se sintieran amados. Darles raíces desde donde sujetarse para que puedan llegar al cielo. Para que puedan ser alguien en la sociedad. Darles raíces para que se agarren y no los tire abajo el primer viento que viene. Eso hizo Don Bosco, eso hicieron los santos, eso hacen las comunidades que saben mirar a los jóvenes con los ojos de Dios ¿Se animan ustedes los grandes a mirar a los jóvenes con los ojos de Dios? [Sí!]

Pienso en muchos lugares de nuestra América Latina que promueven lo que llaman familia grande hogar de Cristo que, con el mismo espíritu de otros centros, buscan recibir la vida como viene en su totalidad y complejidad porque saben que el árbol siempre guarda una esperanza: si es cortado, aún puede retoñar, y no dejará de echar renuevos» (Jb 14,7).

Y siempre se puede “retoñar echar renuevos” siempre se puede empezar de nuevo cuando hay una comunidad, calor de hogar donde echar raíces, que brinda la confianza necesaria y prepara el corazón para descubrir un nuevo horizonte: horizonte de hijo amado, buscado, encontrado y entregado a una misión. Por medio de rostros concretos es como el Señor se hace presente. Decir “sí” como María a esta historia de amor es decir “sí” a ser instrumentos para construir, en nuestros barrios, comunidades eclesiales capaces de callejear la ciudad, abrazar y tejer nuevas relaciones. Ser un “influencer” en el siglo XXI es ser custodios de las raíces, custodios de todo aquello que impide que nuestra vida se vuelva gaseosa, que nuestra vida se evapore en la nada. Ustedes los mayores sean custodios de todo aquello que nos permita sentirnos parte los unos de los otros. Custodios de todo aquello que nos haga sentir que nos pertenecemos.

Así lo vivió Nirmeen en la JMJ de Cracovia. Se encontró con una comunidad viva, y alegre, que le salió a su encuentro, le dio pertenencia, por lo tanto identidad, y le permitió vivir la alegría que significa ser encontrada por Jesús. Nirmeen le esquivaba a Jesús. Le esquivaba. Tenía sus distancias, hasta que alguien le hizo ver raíces, le dio pertenencia, y esa comunidad la animó a comenzar ese camino que ella nos contó.

Un santo latinoamericano una vez se preguntó: «El progreso de la sociedad, ¿será sólo para llegar a poseer el último auto o adquirir la última técnica del mercado? ¿En eso se resume toda la grandeza del hombre? ¿No hay nada más que vivir para esto?» (cf. S. Alberto Hurtado, Meditación de Semana Santa para jóvenes, 1946). Yo les pregunto a los jóvenes : ¿ Ustedes quieren esta grandeza? O no… [¡No!] Están dudosos. No se oye bien acá…no se oye, ¿Qué pasa?... [“¡No!”] La grandeza non es solamente llegar a poseer el último auto, a adquirir la última técnica del mercado. Ustedes fueron creados para algo más. María lo comprendió y dijo: ¡Hágase! Erika y Rogelio lo comprendieron y dijeron: ¡Hágase! Alfredo lo comprendió y dijo: ¡Hágase! Nirmeen lo comprendió y dijo: ¡Hágase! Los hemos escuchado aquí. Amigos, les pregunto: ¿Están dispuestos a decir que “sí”? [“¡Sí!”] ¡Ahora aprendieron a contestar, ya me gusta más! El evangelio nos enseña que el mundo no será mejor porque haya menos personas enfermas, menos personas débiles, menos personas frágiles o ancianas de quien ocuparse, e incluso no porque haya menos pecadores, no, no será mejor por eso. El mundo será mejor cuando sean más las personas que, como estos amigos que nos han hablado, estén dispuestos y se animen a gestar el mañana y creer en la fuerza transformadora del amor de Dios. A ustedes jóvenes le pregunto: ¿Quieren ser “influencer” al estilo de María? [¡Si!”] Ella se animó a decir «hágase». Solo el amor nos vuelve más humanos, no las peleas, no el bullying, no el estudio solo: solo el amor nos vuelve más humanos, más plenos, todo el resto son buenos pero vacíos placebos.

Dentro de un momento nos encontraremos con Jesús, Jesús vivo en la Eucaristía. Seguro que van a tener muchas cosas que decirle, muchas cosas que contarle sobre distintas situaciones de sus vidas, de sus familias y de sus países.

Estando frente a Jesús, cara a cara, anímense, no tengan miedo de abrirle el corazón, para que Él renueve el fuego de su amor, que los impulse a abrazar la vida con toda su fragilidad, con toda su pequeñez, pero también con toda su grandeza y su hermosura. Que Jesús los ayude a descubrir la belleza de estar vivos y despiertos. Vivos y despiertos.

No tengan miedo de decirle a Jesús que ustedes también quieren tomar parte en su historia de amor en el mundo, ¡que están para más!

Amigos: Les pido también que en ese cara a cara con Jesús sean buenos, y le pidan por mí para que yo tampoco tenga miedo de abrazar la vida, para que sea capaz de cuidar las raíces y diga como María: ¡Hágase según tu palabra!

[00117-ES.02] [Texto original: Español]

Traduzione in lingua italiana

Cari giovani, buonasera!

Abbiamo visto questo bello spettacolo sull’Albero della Vita che ci mostra come la vita che Gesù ci dona è una storia d’amore, una storia di vita che desidera mescolarsi con la nostra e mettere radici nella terra di ognuno. Quella vita non è una salvezza appesa “nella nuvola” in attesa di venire scaricata, né una nuova “applicazione” da scoprire o un esercizio mentale frutto di tecniche di crescita personale. Neppure la vita che Dio ci offre è un tutorial con cui apprendere l’ultima novità. La salvezza che Dio ci dona è un invito a far parte di una storia d’amore che si intreccia con le nostre storie; che vive e vuole nascere tra noi perché possiamo dare frutto lì dove siamo, come siamo e con chi siamo. Lì viene il Signore a piantare e a piantarsi; è Lui il primo nel dire “sì” alla nostra vita, Lui è sempre il primo. È il primo a dire “sì” alla nostra storia, e desidera che anche noi diciamo “sì” insieme a Lui. Lui sempre ci precede, è il primo.

E così sorprese Maria e la invitò a far parte di questa storia d’amore. Senza dubbio la giovane di Nazaret non compariva nelle “reti sociali” dell’epoca, lei non era una influencer, però senza volerlo né cercarlo è diventata la donna che ha avuto la maggiore influenza nella storia.

E le possiamo dire, con fiducia di figli: Maria, la “influencer” di Dio. Con poche parole ha avuto il coraggio di dire “sì” e confidare nell’amore, a confidare nelle promesse di Dio, che è l’unica forza capace di rinnovare, di fare nuove tutte le cose. E tutti noi, oggi, abbiamo qualcosa da rinnovare dentro. Oggi dobbiamo lasciare che Dio rinnovi qualcosa nel nostro cuore. Pensiamoci un po’: che cosa voglio che Dio rinnovi nel mio cuore?

Sempre impressiona la forza del “sì” Maria, giovane. La forza di quell’“avvenga per me” che disse all’angelo. È stata una cosa diversa da un’accettazione passiva o rassegnata. È stato qualcosa di diverso da un “sì” come a dire: “Bene, proviamo a vedere che succede”. Maria non conosceva questa espressione: vediamo cosa succede. Era decisa, ha capito di cosa si trattava e ha detto “sì”, senza giri di parole. È stato qualcosa di più, qualcosa di diverso. È stato il “sì” di chi vuole coinvolgersi e rischiare, di chi vuole scommettere tutto, senza altra garanzia che la certezza di sapere di essere portatrice di una promessa. E domando a ognuno di voi: vi sentite portatori di una promessa? Quale promessa porto nel cuore, da portare avanti? Maria, indubbiamente, avrebbe avuto una missione difficile, ma le difficoltà non erano un motivo per dire “no”. Certo che avrebbe avuto complicazioni, ma non sarebbero state le stesse complicazioni che si verificano quando la viltà ci paralizza per il fatto che non abbiamo tutto chiaro o assicurato in anticipo. Maria non ha comprato una assicurazione sulla vita! Maria si è messa in gioco, e per questo è forte, per questo è una influencer, è l’influencer di Dio! Il “sì” e il desiderio di servire sono stati più forti dei dubbi e delle difficoltà.

Questa sera ascoltiamo anche come il “sì” di Maria riecheggia e si moltiplica di generazione in generazione. Molti giovani sull’esempio di Maria rischiano e scommettono, guidati da una promessa. Grazie, Erika y Rogelio, per la testimonianza che ci avete donato. Sono stati coraggiosi questi due! Meritano un applauso. Grazie! Avete condiviso i vostri timori, le difficoltà, tutto il rischio vissuto prima della nascita di Ines. A un certo punto avete detto: “A noi genitori, per diverse ragioni, costa molto accettare l’arrivo di un bimbo con qualche malattia o disabilità”, questo è sicuro, è comprensibile. Ma la cosa sorprendente è stata quando avete aggiunto: “Quando è nata nostra figlia abbiamo deciso di amarla con tutto il nostro cuore”. Prima del suo arrivo, di fronte a tutte le notizie e le difficoltà che si presentavano, avete preso una decisione e avete detto come Maria “avvenga per noi”, avete deciso di amarla. Davanti alla vita di vostra figlia fragile, indifesa e bisognosa la vostra risposta, di Erika e Rogelio, è stata: “sì”, e così abbiamo Ines. Voi avete avuto il coraggio di credere che il mondo non è soltanto per i forti! Grazie!

Dire “sì” al Signore significa avere il coraggio di abbracciare la vita come viene, con tutta la sua fragilità e piccolezza e molte volte persino con tutte le sue contraddizioni e mancanze di senso, con lo stesso amore con cui ci hanno parlato Erika e Rogelio. Prendere la vita come viene. Significa abbracciare la nostra patria, le nostre famiglie, i nostri amici così come sono, anche con le loro fragilità e piccolezze. Abbracciare la vita si manifesta anche quando diamo il benvenuto a tutto ciò che non è perfetto, a tutto quello che non è puro né distillato, ma non per questo è meno degno di amore. Forse che qualcuno per il fatto di essere disabile o fragile non è degno d’amore? Vi domando: un disabile, una persona disabile, una persona fragile, è degna di amore? [rispondono: sì!] Non si sente bene… [più forte: sì!] Avete capito. Un’altra domanda, vediamo come rispondete. Qualcuno, per il fatto di essere straniero, di avere sbagliato, di essere malato o in una prigione, è degno di amore? [rispondono: sì!] Così ha fatto Gesù: ha abbracciato il lebbroso, il cieco e il paralitico, ha abbracciato il fariseo e il peccatore. Ha abbracciato il ladro sulla croce e ha abbracciato e perdonato persino quelli che lo stavano mettendo in croce.

Perché? Perché solo quello che si ama può essere salvato. Tu non puoi salvare una persona, non puoi salvare una situazione, se non la ami. Solo quello che si ama può essere salvato. Lo ripetiamo? [insieme] Solo quello che si ama può essere salvato. Un’altra volta! [i giovani: “Solo quello che si ama può essere salvato”]. Non dimenticatelo. Per questo noi siamo salvati da Gesù: perché ci ama e non può farne a meno. Possiamo fargli qualunque cosa, ma Lui ci ama, e ci salva. Perché solo quello che si ama può essere salvato. Solo quello che si abbraccia può essere trasformato. L’amore del Signore è più grande di tutte le nostre contraddizioni, di tutte le nostre fragilità e di tutte le nostre meschinità. Ma è precisamente attraverso le nostre contraddizioni, fragilità e meschinità che Lui vuole scrivere questa storia d’amore. Ha abbracciato il figlio prodigo, ha abbracciato Pietro dopo i suoi rinnegamenti e ci abbraccia sempre, sempre, sempre dopo le nostre cadute aiutandoci ad alzarci e a rimetterci in piedi. Perché la vera caduta – attenzione a questo – la vera caduta, quella che può rovinarci la vita, è rimanere a terra e non lasciarsi aiutare. C’è un canto alpino molto bello, che cantano mentre salgono sulla montagna: “Nell’arte dell’ascesa, la vittoria non sta nel non cadere, ma nel non rimanere caduto”. Non rimanere caduto! Dare la mano, perché ti facciano alzare. Non rimanere caduto.

Il primo passo consiste nel non aver paura di ricevere la vita come viene, non avere paura di abbracciare la vita così com’è. Questo è l’albero della vita che abbiamo visto oggi [durante la Veglia].

Grazie, Alfredo, per la tua testimonianza e il coraggio di condividerla con tutti noi. Mi ha molto colpito quando hai detto: “Ho iniziato a lavorare nell’edilizia fino a quando terminò quel progetto. Senza impiego le cose presero un altro colore: senza scuola, senza occupazione e senza lavoro”. Lo riassumo nei quattro “senza” per cui la nostra vita resta senza radici e si secca: senza lavoro, senza istruzione, senza comunità, senza famiglia. Ovvero una vita senza radici. Senza lavoro, senza istruzione, senza comunità e senza famiglia. Questi quattro “senza” uccidono.

È impossibile che uno cresca se non ha radici forti che aiutino a stare bene in piedi e attaccato alla terra. È facile disperdersi quando non si ha dove attaccarsi, dove fissarsi. Questa è una domanda che noi adulti siamo tenuti a farci, noi adulti che siamo qui, anzi, è una domanda che voi dovrete farci, voi giovani dovrete fare a noi adulti, e noi avremo il dovere di rispondervi: quali radici vi stiamo dando?, quali basi per costruirvi come persone vi stiamo offrendo? È una domanda per noi adulti. Com’è facile criticare i giovani e passare il tempo mormorando, se li priviamo di opportunità lavorative, educative e comunitarie a cui aggrapparsi e sognare il futuro! Senza istruzione è difficile sognare un futuro; senza lavoro è molto difficile sognare il futuro; senza famiglia e senza comunità è quasi impossibile sognare il futuro. Perché sognare il futuro significa imparare a rispondere non solo perché vivo, ma per chi vivo, per chi vale la pena di spendere la mia vita. E questo dobbiamo favorirlo noi adulti, dandovi lavoro, istruzione, comunità, opportunità.

Come ci diceva Alfredo, quando uno si sgancia e rimane senza lavoro, senza istruzione, senza comunità e senza famiglia, alla fine della giornata ci si sente vuoti e si finisce per colmare quel vuoto con qualunque cosa, con qualunque bruttura. Perché ormai non sappiamo per chi vivere, lottare e amare. Agli adulti che sono qui, e a quelli che ci stanno vedendo, domando: che cosa fai tu per generare futuro, voglia di futuro nei giovani di oggi? Sei capace di lottare perché abbiano istruzione, perché abbiano lavoro, perché abbiano famiglia, perché abbiano comunità? Ognuno di noi grandi, risponda nel proprio cuore.

Ricordo che una volta, parlando con alcuni giovani, uno mi ha chiesto: “Perché oggi tanti giovani non si domandano se Dio esiste o fanno fatica a credere in Lui ed evitano di impegnarsi nella vita?”. E io ho risposto: “E voi, cosa ne pensate?”. Tra le risposte che sono venute fuori nella conversazione mi ricordo di una che mi ha toccato il cuore ed è legata all’esperienza che Alfredo ha condiviso: “Padre, è che molti di loro sentono che, a poco a poco, per gli altri hanno smesso di esistere, si sentono molte volte invisibili”. Molti giovani sentono che hanno smesso di esistere per gli altri, per la famiglia, per la società, per la comunità…, e allora, molte volte si sentono invisibili. È la cultura dell’abbandono e della mancanza di considerazione. Non dico tutti, ma molti sentono di non avere tanto o nulla da dare perché non hanno spazi reali a partire dai quali sentirsi interpellati. Come penseranno che Dio esiste se loro stessi, questi giovani da tempo hanno smesso di esistere per i loro fratelli e per la società? Così li stiamo spingendo a non guardare al futuro, e a cadere in preda di qualsiasi droga, di qualsiasi cosa che li distrugge. Possiamo chiederci: cosa faccio io con i giovani che vedo? Li critico, o non mi interessano? Li aiuto, o non mi interessano? È vero che per me hanno smesso di esistere da tempo?

Lo sappiamo bene, non basta stare tutto il giorno connessi per sentirsi riconosciuti e amati. Sentirsi considerato e invitato a qualcosa è più grande che stare “nella rete”. Significa trovare spazi in cui con le vostre mani, con il vostro cuore e con la vostra testa potete sentirvi parte di una comunità più grande che ha bisogno di voi e di cui anche voi, giovani, avete bisogno.

E questo i santi l’hanno capito bene. Penso per esempio a Don Bosco [i giovani applaudono] che non se ne andò a cercare i giovani in qualche posto lontano o speciale – si vede che qui ci sono quelli che vogliono bene a Don Bosco!, un applauso! Don Bosco non è andato a cercare i giovani in qualche posto lontano o speciale; semplicemente imparò a guardare, a vedere tutto quello che accadeva attorno nella città e a guardarlo con gli occhi di Dio e, così, fu colpito da centinaia di bambini e di giovani abbandonati senza scuola, senza lavoro e senza la mano amica di una comunità. Molta gente viveva in quella stessa città, e molti criticavano quei giovani, però non sapevano guardarli con gli occhi di Dio. I giovani bisogna guardarli con gli occhi di Dio. Lui lo fece, Don Bosco, seppe fare il primo passo: abbracciare la vita come si presenta; e, a partire da lì, non ebbe paura di fare il secondo passo: creare con loro una comunità, una famiglia in cui con lavoro e studio si sentissero amati. Dare loro radici a cui aggrapparsi per poter arrivare al cielo. Per poter essere qualcuno nella società. Dare loro radici a cui aggrapparsi per non essere abbattuti dal primo vento che viene. Questo ha fatto Don Bosco, questo hanno fatto i santi, questo fanno le comunità che sanno guardare i giovani con gli occhi di Dio. Ve la sentite, voi grandi, di guardare i giovani con gli occhi di Dio?

Penso a tanti luoghi della nostra America Latina che promuovono quello che chiamano famiglia grande casa di Cristo che, col medesimo spirito di altri centri, cercano di accogliere la vita come viene nella sua totalità e complessità, perché sanno che «per l’albero c’è [sempre] speranza: se viene tagliato, ancora si rinnova, e i suoi germogli non cessano di crescere» (Gb 14,7).

E sempre si può “rinnovarsi e germogliare”, sempre si può cominciare di nuovo quando c’è una comunità, il calore di una casa dove mettere radici, che offre la fiducia necessaria e prepara il cuore a scoprire un nuovo orizzonte: orizzonte di figlio amato, cercato, trovato e donato per una missione. Il Signore si fa presente per mezzo di volti concreti. Dire “sì” come Maria a questa storia d’amore è dire “sì” ad essere strumenti, nei nostri quartieri, comunità ecclesiali capaci di percorrere le strade della città, di abbracciare e tessere nuove relazioni. Essere un “influencer” nel secolo XXI significa essere custodi delle radici, custodi di tutto ciò che impedisce che la nostra vita diventi “gassosa”, che la nostra vita evapori nel nulla. Voi adulti, siate custodi di tutto ciò che ci permette di sentirci parte gli uni degli altri, custodi di tutto ciò che ci fa sentire che apparteniamo gli uni agli altri.

Così l’ha vissuto Nirmeen nella GMG di Cracovia. Ha incontrato una comunità viva, gioiosa, che le è andata incontro, le ha dato un senso di appartenenza, e dunque di identità, e le ha permesso di vivere la gioia che comunica l’essere incontrata da Gesù. Nirmeen evitava Gesù, lo evitava, teneva le distanze, finché qualcuno le ha fatto mettere radici, le ha dato un’appartenenza, e quella comunità le ha dato il coraggio di incominciare questo cammino che ci lei ci ha raccontato.

Un santo – latinoamericano – una volta si domandò: «Il progresso della società, sarà solo per arrivare a possedere l’ultimo modello di automobile o acquistare l’ultima tecnologia sul mercato? In questo consiste tutta la grandezza dell’uomo? Non c’è niente di più che vivere per questo?» (S. Alberto Hurtado, Meditación de Semana Santa para jóvenes, 1946). Io vi domando, ai voi giovani: voi volete questa grandezza? O no? [“No!”] Siete incerti… Qui non si sente bene, che succede?… [“No!”] La grandezza non è soltanto possedere la macchina ultimo modello, o comprare l’ultima tecnologia sul mercato. Voi siete stati creati per qualcosa di più grande! Maria l’ha capito e ha detto: “Avvenga per me!”. Erika e Rogelio l’hanno capito e hanno detto: “Avvenga per noi!”. Alfredo l’ha capito e ha detto: “Avvenga per me!”. Nirmeen l’ha capito e ha detto: “Avvenga per me!”. Li abbiamo ascoltati qui. Amici, vi domando: Siete disposti a dire “sì”? [“Sì!”] Adesso rispondete, così mi piace di più! Il Vangelo ci insegna che il mondo non sarà migliore perché ci saranno meno persone malate, meno persone deboli, meno persone fragili o anziane di cui occuparsi, e neppure perché ci saranno meno peccatori, no, non sarà migliore per questo. Il mondo sarà migliore quando saranno di più le persone che, come questi amici che ci hanno parlato, sono disposte e hanno il coraggio di portare in grembo il domani e credere nella forza trasformatrice dell’amore di Dio. A voi giovani chiedo: volete essere “influencer” nello stile di Maria [“Sì!”] Lei ha avuto il coraggio di dire “avvenga per me”. Solo l’amore ci rende più umani, non i litigi, non lo studio soltanto: solo l’amore ci rende più umani, più pieni, tutto il resto sono buoni ma vuoti placebo.

Fra poco ci incontreremo con Gesù, Gesù vivo nell’eucaristia. Di certo avrete molte cose da dirgli, molte cose da raccontargli su varie situazioni della vostra vita, delle vostre famiglie e dei vostri paesi.

Stando di fronte a Gesù, faccia a faccia, abbiate il coraggio, non abbiate paura di aprirgli il cuore, perché Lui rinnovi il fuoco del Suo amore, perché vi spinga ad abbracciare la vita con tutta la sua fragilità, con tutta la sua piccolezza, ma anche con tutta la sua grandezza e bellezza. Che Gesù vi aiuti a scoprire la bellezza di essere vivi e svegli. Vivi e svegli.

Non abbiate paura di dire a Gesù che anche voi desiderate partecipare alla sua storia d’amore nel mondo, che siete fatti per un “di più”!

Amici, vi chiedo anche che, in questo faccia a faccia con Gesù, siate buoni e preghiate per me, perché anch’io non abbia paura di abbracciare la vita, perché sia capace di custodire le radici, e dica come Maria: “Avvenga per me secondo la tua parola!”.

[00117-IT.02] [Testo originale: Spagnolo]

Traduzione in lingua francese

Chers jeunes, bonsoir!

Nous avons regardé ce beau spectacle sur l’Arbre de Vie qui nous montre comment la vie que Jésus nous offre est une histoire d’amour, une histoire de vie qui veut se mêler à la nôtre et plonger ses racines dans la terre de chacun. Cette vie n’est pas un salut suspendu “dans les nuages” attendant d’être déversé, ni une “application” nouvelle à découvrir, ni un exercice mental fruit de techniques de dépassement de soi. La vie que Dieu nous offre n’est pas non plus un “tutoriel” avec lequel on apprendrait la dernière nouveauté. Le salut que Dieu nous offre est une invitation à faire partie d’une histoire d’amour qui se tisse avec nos histoires; qui vit et veut naître parmi nous pour que nous puissions donner du fruit là où nous sommes, comme nous sommes et avec qui nous sommes. C’est là que le Seigneur vient planter et se planter; il est le premier à dire “oui” à notre vie, il est toujours le premier. Il est le premier à dire «oui» à notre histoire, et il veut que nous aussi disions “oui” avec lui. Il nous précède toujours, il est le premier.

Et de cette manière il a surpris Marie et il l’a invitée à faire partie de cette histoire d’amour. Bien sûr, la jeune de Nazareth ne sortait pas sur les “réseaux sociaux” de l’époque, elle n’était pas une “influencer”, mais sans le demander ni le rechercher, elle est devenue la femme qui a eu la plus grande influence dans l’histoire.

Et nous pouvons le dire, avec une confiance de fils: Marie, l’“influencer” de Dieu. En peu de mots elle a eu le courage de dire “oui” et de faire confiance à l’amour, de faire confiance aux promesses de Dieu, qui est la seule force capable de renouveler, de rendre toutes choses nouvelles. Et nous tous, aujourd’hui, nous avons quelque chose à renouveler à l’intérieur. Aujourd’hui, nous devons laisser Dieu renouveler quelque chose dans notre cœur. Pensons-y un peu: qu’est-ce que je veux que Dieu rénove dans mon cœur?

Le force du “oui” de Marie, une jeune, impressionne toujours. La force de ce “qu’il en soit ainsi” qu’elle dit à l’ange. Ce fut une chose différente d’une acceptation passive ou résignée. Ce fut quelque chose d’autre qu’un “oui” voulant dire: on verra bien ce qui va se passer. Marie ne connaissait pas cette expression: voyons ce qui se passe. Elle était résolue, elle a compris de quoi il s’agissait et elle a dit «oui», sans détour. Ce fut quelque chose de plus, quelque chose de différent. Ce fut le “oui” de celle qui veut s’engager et risquer, de celle qui veut tout parier, sans autre sécurité que la certitude de savoir qu’elle était porteuse d’une promesse. Et je demande à chacun de vous: vous sentez-vous porteurs d’une promesse? Quelle promesse est-ce que je porte dans le cœur, à poursuivre? Marie, sans aucun doute, aura eu une mission difficile, mais les difficultés n’étaient pas une raison pour dire “non”. Certes elle aura des difficultés, mais ce ne seront pas les mêmes difficultés qui apparaissent quand la lâcheté nous paralyse du fait que tout n’est pas clair ni assuré par avance. Marie n’a pas acheté une assurance sur la vie! Marie s’est mise en jeu, et pour cela elle est forte, pour cela elle est une influencer, elle est l’influencer de Dieu! Le “oui” et les envies de servir ont été plus forts que les doutes et les difficultés.

Ce soir aussi, nous écoutons comment le “oui” de Marie fait écho et se multiplie de génération en génération. Beaucoup de jeunes, à l’exemple de Marie, risquent et parient guidés par une promesse. Merci Erika et Rogelio pour le témoignage que vous nous avez offert. Ils ont été courageux ces deux-là! Ils méritent un applaudissement. Merci.! Vous avez partagé vos craintes, vos difficultés et le risque vécu avant la naissance d’Inès. Vous avez dit à un moment: «A nous parents, en diverses circonstances, il en coûte d’accepter l’arrivée d’un bébé qui a une maladie ou un handicap», cela est certain, c’est compréhensible. Mais le plus surprenant est lorsque vous avez ajouté: «A la naissance de notre fille, nous avons décidé de l’aimer de tout notre cœur». Avant son arrivée, face à toutes les annonces et les difficultés qui apparaissaient, vous avez pris une décision et avez dit comme Marie: «Qu’il en soit ainsi», vous avez décidé de l’aimer. Devant la vie de votre fille fragile, sans défense et dans le besoin, votre réponse, Erika et Rogelio, a été; “oui” et ainsi nous avons Inès. Vous avez eu le courage de croire que le monde n’est pas seulement pour les forts! Merci!

Dire “oui” au Seigneur, c’est oser embrasser la vie comme elle vient, avec toute sa fragilité, sa petitesse et, souvent, avec toutes ses contradictions et ses insignifiances, du même amour dont Erika et Rogelio nous ont parlé. Prendre la vie comme elle vient. Cela signifie embrasser notre patrie, nos familles, nos amis tels qu’ils sont, aussi avec leurs fragilités et petitesses. Embrasser la vie se manifeste aussi quand nous accueillons tout ce qui n’est pas parfait, tout ce qui n’est pas pur ni distillé, mais non pas moins digne d’amour. Peut-être qu’une personne, n’est-elle pas digne d’amourparce qu’elle est handicapée ou fragile ? Je vous demande: un handicapé, une personne handicapée, une personne fragile, est-elle digne d’amour? [ ils répondent: oui! ] On n’entend pas bien… [plus fort: oui!] vous avez compris. Une autre question, voyons comment vous répondez. Quelqu’un, du fait d’être étranger, de s’être trompé, d’être malade ou en prison, n’est-il pas digne d’amour ? [ils répondent: oui!]. Jésus a fait ainsi: il a embrassé le lépreux, l’aveugle et le paralytique, il a embrassé le pharisien et le pécheur. Il a embrassé le larron sur la croix et il a même embrassé et pardonné ceux qui le crucifiaient.

Pourquoi? Parce que seul celui qu’on aime peut être sauvé. Tu ne peux pas sauver une personne, tu ne peux pas sauver une situation, si tu ne l’aimes pas. Seul celui qu’on aime peut être sauvé. Nous le répétons? [ensemble] Seul celui qu’on aime peut être sauvé. Une autre fois! [les jeunes: «Seul celui qu’on aime peut être sauvé»]. Ne l’oubliez pas. Pour cela nous sommes sauvés par Jésus: parce qu’il nous aime et ne peut pas s’en passer. Nous pouvons lui faire n’importe quoi, mais lui nous aime, et nous sauve. Parce que seul celui qu’on aime peut être sauvé. Seul celui qu’on embrasse peut être transformé. L’amour du Seigneur est plus grand que toutes nos contradictions, que toutes nos fragilités et que toutes nos petitesses. Mais c’est précisément à travers nos contradictions, nos fragilités et nos petitesses qu’il veut écrire cette histoire d’amour. Il a embrassé le fils prodigue, il a embrassé Pierre après son reniement et il nous embrasse toujours, toujours, toujours après nos chutes, en nous aidant à nous relever et nous remettre sur pieds. Parce que la véritable chute, - attention à cela – la vraie chute, celle qui est capable de ruiner notre vie, c’est de rester à terre et ne pas se laisser aider. Il y a un très beau chant alpin, qu’ils chantent quand ils montent sur la montagne: «Dans l’art de la montée, la victoire n’est pas dans le fait de ne pas tomber, mais de ne pas rester tombé». Ne pas rester tombé! Donner la main, pour qu’ils te fassent te lever. Ne pas rester tombé.

Le premier pas consiste à ne pas avoir peur de recevoir la vie comme elle vient, ne pas avoir peur d’embrasser la vie comme elle est. C’est l’arbre de la vie que nous avons vu aujourd’hui [durant la veillée].

Merci Alfred pour ton témoignage et pour le courage de l’avoir partagé avec nous tous. J’ai été très impressionné quand tu as dit: «J’ai commencé à travailler dans le bâtiment jusqu’à ce que tel projet se termine. Sans emploi, les choses ont pris une autre couleur: sans école, sans occupation et sans travail». Je le résume dans les quatre “sans” qui rendent notre vie sans racines et la dessèche: sans travail, sans éducation, sans communauté, sans famille. Ou bien une vie sans racines. Sans travail, sans instruction, sans communauté et sans famille. Ces quatre «sans» tuent.

Il est impossible que quelqu’un grandisse s’il n’a pas de racines fortes qui aident à être bien debout et enraciné dans la terre. Il est facile de se disperser, quand on n’a pas où s’attacher, où se fixer.il n’y a pas de lieu pour se fixer. Cela c’est une question que nous, adultes, sommes obligés de nous poser, nous adultes qui sommes ici, et plus encore, c’est une question que vous aurez à nous poser, que vous jeunes devrez nous faire à nous adultes, et à laquelle nous aurons le devoir de répondre: quelles racines nous donnonsvous ? Quels fondements, pour vous construire comme personnes, nous fournissonsvous? C’est une question pour nous adultes. Combien il est facile de critiquer les jeunes et de passer son temps à murmurer, si nous vous privons des opportunités de travail, éducatives et communautaires auxquelles vous raccrocher et rêver l’avenir. Sans instruction il est difficile de rêver l’avenir, sans travail, il est très difficile de rêver l’avenir, sans famille et sans communauté il est quasi impossible de rêver un avenir. Parce que rêver l’avenir, c’est apprendre non seulement pour quoi je vis, mais aussi pour qui je vis, pour qui il vaut la peine de dépenser ma vie. Et cela nous devons le favoriser, nous adultes, en vous donnant travail, instruction, communauté, opportunité.

Comme nous le disait Alfred, quand quelqu’un décroche et reste sans travail, sans éducation, sans communauté et sans famille, à la fin de la journée on se sent vide et on termine en remplissant ce vide avec n’importe quoi, avec n’importe quelle saleté. Parce que nous ne savons pas encore pour qui vivre, lutter et aimer. Aux adultes qui sont ici, et à ceux qui nous voient, je demande: qu’est-ce que tu fais pour engendrer un avenir, une envie d’avenir chez les jeunes d’aujourd’hui? Es-tu capable de lutter pour qu’ils aient de l’instruction, pour qu’ils aient du travail, pour qu’ils aient une famille, pour qu’ils aient une communauté? Que chacun de nous les grands, réponde dans son cœur.

Je me rappelle une fois en bavardant avec des jeunes, l’un d’eux me demanda: Pourquoi aujourd’hui beaucoup de jeunes ne se demandent pas si Dieu existe ou pourquoi il leur est difficile de croire en lui et pourquoi ils n’ont pas beaucoup d’engagements dans la vie? Je leur ai répondu: et vous, qu’en pensez-vous? Parmi les réponses qui furent données dans la conversation, je me souviens d’une qui m’a touché au cœur et qui a rapport avec l’expérience qu’Alfred a partagée: “Père, c’est parce que beaucoup d’entre eux sentent que, peu à peu, ils cessent d’exister pour les autres, ils se sentent souvent invisibles”. Beaucoup de jeunes sentent qu’ils ont cessé d’exister pour les autres, pour la famille, pour la société, pour la communauté…, et alors, bien des fois ils se sentent invisibles. C’est la culture de l’abandon et du manque de considération. Je ne dis pas tous, mais beaucoup sentent qu’’ils n’ont pas beaucoup ou rien à apporter, parce qu’ils n’ont pas de véritables espaces où ils se sentent appelés. Comment vont-ils penser que Dieu existe si eux-mêmes, ces jeunes, il y a longtemps qu’ils ont cessé d’exister pour leurs frèreset pour la société ? Ainsi, nous les poussons à ne pas regarder vers l’avenir, et à devenir une proie pour n’importe quelle drogue, pour n’importe quoi qui les détruit. Nous pouvons nous demander: qu’est ce que je fais moi avec les jeunes que je vois? Je les critique, ou ils ne m’intéressent pas? Je les aide, ou ils ne m’intéressent pas? Est-il vrai que pour moi ils ont cessé d’exister depuis longtemps?

Nous le savons bien, il ne suffit pas d’être toute la journée connecté pour se sentir reconnu et aimé. Se sentir considéré et invité à quelque chose est plus important qu’être “sur le réseau”. Cela signifie trouver des espaces où avec vos mains, avec votre cœur et avec votre tête vous pouvez vous sentir faisant partie d’une communauté plus grande qui a besoin de vous et dont vous aussi, vous jeunes, avez besoin.

Et cela, les saints l’ont bien compris. Je pense par exemple à Don Bosco [les jeunes applaudissent] qui n’est pas allé chercher les jeunes en des lieux lointains ou particuliers, - on voit qu’ici il y en a qui aiment bien Don bosco! un applaudissement! Don Bosco n’est pas allé chercher les jeunes dans quelque lieu lointain ou spécial; simplement il a appris à regarder, à voir tout ce qui se passait autour dans la ville et à le regarder avec les yeux de Dieu et, ainsi, il a été touché par des centaines d’enfants et de jeunes abandonnés sans études, sans travail et sans la main amie d’une communauté. Beaucoup vivaient dans la même ville, beaucoup critiquaient ces jeunes, mais ils ne savaient pas les regarder avec les yeux de Dieu. Les jeunes ont besoin d’être regardés avec les yeux de Dieu. Lui l’a fait, Don Bosco, il osé faire le premier pas: embrasser la vie comme elle se présente et, à partir de là, il n’a pas eu peur de faire le secondpas : créer avec eux une communauté, une famille où, avec le travail et l’étude, ils se sentent aimés. Leur donner des racines où se fixer pour qu’ils puissent parvenir au ciel. Pour pouvoir être quelqu’un dans la société. Leur donner des racines auxquelles s’agripper pour ne pas être abattus au premier vent qui arrive. C’est ce qu’a fait Don Bosco, c’est ce qu’ont fait les saints, c’est ce que font les communautés qui savent regarder les jeunes avec les yeux de Dieu. Le sentez-vous, vous les grands, de regarder les jeunes avec les yeux de Dieu?

Je pense à beaucoup de lieux de notre Amérique Latine qui promeuvent ce qu’on appelle la grande famille foyer du Christ qui, avec le même esprit d’autres centres, cherchent à recevoir la vie comme elle vient dans sa totalité et sa complexité, parce qu’ils savent qu’«il y a pour l’arbre un espoir: une fois coupé, il peut verdir encore et les jeunes pousses ne lui feront pas défaut» (Jb, 14, 7).

Et toujours on peut“reverdir et donner de jeunes pousses”, on peut toujours commencer de nouveau quand il y a une communauté, la chaleur d’un foyer où prendre racine, qui donne la confiance nécessaire et prépare le cœur à découvrir un nouvel horizon: horizon d’enfant aimé, cherché, rencontré et donné à une mission. C’est par le moyen de visages concrets que le Seigneur se rend présent. Dire: “oui” comme Marie à cette histoire d’amour, c’est dire “oui” au fait d’être des instruments pour construire, dans nos quartiers, des communautés ecclésiales capables de se promener dans la ville, d’embrasser et de tisser de nouvelles relations. Etre un “influencer” au XXIème siècle, c’est être gardien des racines, gardien de tout ce qui empêche que notre vie devienne «évanescente», que notre vie s’évapore dans le rien. Vous adultes, soyez des gardiens de tout ce qui nous permet de nous sentir partie les uns des autres, gardiens de tout ce qui nous fait sentir que nous appartenons les uns aux autres.

C’est ainsi que l’a vécu Nirmeen, lors des JMJ de Cracovie. Elle a rencontré une communauté vivante, joyeuse, qui est sortie à sa rencontre, qui lui a donné un sens d’appartenance et donc d’identité, et lui a permis de vivre la joie qu’implique d’être rencontrée par Jésus. Nirmeen évitait Jésus, elle l’évitait, le tenait à distance, jusqu’à ce que quelqu’un lui a fait mettre des racines, lui a donné une appartenance, et cette communauté lui a donné le courage de commencer ce cheminement qu’elle nous a raconté.

Une fois, un saint – latinoaméricain – s’est demandé: «Le progrès de la société, consistera-t-il seulement à parvenir à posséder la dernière voiture ou acquérir la dernière technique du marché? Est-ce en cela que se résume la grandeur de l’homme? N’y a-t-il rien d’autre que de vivre pour cela? (cf. Saint Alberto Hurtado, Meditación de Semana Santa para jóvenes, 1946). Je vous demande à vous les jeunes: est-ce que vous voulez cette grandeur? Ou non? [«Non! »] Vous êtes incertains… Ici on n’entend pas bien, qu’est ce qui se passe? … [«Non!»] La grandeur n’est pas seulement posséder la voiture dernier modèle, ou acheter la dernière technologie sur le marché. Vous avez été créés pour quelque chose de plus grand! Marie l’a compris et a dit: «Qu’il en soit ainsi!» Erika et Rogelio l’ont compris et ils ont dit: «Qu’il en soit ainsi!» Alfredo l’a compris et a dit: «Qu’il en soit ainsi!» Nirmeen l’a compris et a dit: «Qu’il en soit ainsi!» Nous les avons entendus ici. Chers amis, je vous demande: êtes-vous disposés à dire “oui”? [«Oui!»] Maintenant vous répondez, ainsi cela me plaît plus! L’Evangile nous apprend que le monde ne sera pas meilleur, parce qu’il y aurait moins de personnes malades, moins de personnes faibles, moins de personnes fragiles ou âgées dont il faut s’occuper, pas même parce qu’il y aurait moins de pécheurs, non, il ne sera pas meilleur pour cela. Le monde sera meilleur quand plus nombreuses seront les personnes qui, comme ces amis qui nous ont parlé, seront prêtes et auront le courage de concevoir le demain et de croire en la force transformante de l’amour de Dieu. A vous jeunes je demande: Voulez-vous être “influencer” à la manière de Marie [«Oui!»] Elle a eu le courage de dire «qu’il en soit ainsi». Seul l’amour nous rend plus humains, non pas les querelles, non pas l’étude seulement: seul l’amour nous rend plus humains, plus complets, tout le reste ce sont des placebos, bons mais vides.

Dans un moment, nous allons rencontrer Jésus, Jésus vivant dans l’Eucharistie. Je suis certain que vous aurez beaucoup de choses à lui dire, beaucoup de choses à lui raconter sur les situations diverses de vos vies, de vos familles et de vos pays.

Vous tenant devant Jésus, face à face, ayez le courage, n’ayez pas peur de lui ouvrir votre cœur, pour qu’il renouvelle le feu de son amour, pour qu’il vous pousse à embrasser la vie avec toute sa fragilité, avec toute sa petitesse, mais aussi avec toute sa grandeur et sa beauté. Que Jésus vous aide à découvrir la beauté d’être vivants et éveillés. Vivants et éveillés.

N’ayez pas peur de dire à Jésus que vous aussi, vous voulez prendre part à son histoire d’amour dans le monde, que vous pouvez faire plus!

Chers amis, je vous demande aussi que, dans ce face à face avec Jésus, vous soyez bons et priez pour moi pour que moi aussi je n’ai pas peur d’embrasser la vie, pour être capable de garder les racines et dire comme Marie: «Qu’il me soit fait selon ta parole!».

[00117-FR.02] [Texte original: Espagnol]

 

Traduzione in lingua inglese

Dear young friends, good afternoon!

We’ve seen this beautiful presentation about the Tree of Life. It shows us how the life that Jesus gives us is a love story, a life history that wants to blend with ours and sink roots in the soil of our own lives. That life is not a salvation up “in the cloud” and waiting to be downloaded, a new “app” to be discovered, or a technique of mental self-improvement. Still less is that life a “tutorial” for finding out the latest news. The salvation that God offers us is an invitation to be part of a love story interwoven with our personal stories; it is alive and wants to be born in our midst so that we can bear fruit just as we are, wherever we are and with everyone all around us. The Lord comes there to sow and to be sown. He is the first to say “yes” to our lives, he always precedes us. He’s the first to say yes to our history, and he wants us to say “yes” along with him. He always precedes us, he’s first.

That was how he surprised Mary, and asked her to be part of this love story. Obviously, the young woman of Nazareth was not part of the “social networks” of the time. She was not an “influencer”, but without wanting or trying to, she became the most influential woman in history. So we can say, with the confidence of children: Mary, the “influencer” of God. With just a few words, she was able to say “yes” and to trust in the love and promises of God, who is the only force capable of renewing, of making all things new. And all of us today have something that needs to be renewed within. Today we have to allow God to renew something in our hearts. Let us reflect: what do I want God to renew in my heart?

We are always struck by the strength of that young woman’s “yes”, the power of those words “be it done” that she spoke to the angel. This was no merely passive or resigned acceptance. It was different to a faint “yes”, as if to say, “well, let’s give it a try, and see what happens”. Mary did not know that expression: let’s see what happens. She was determined, she knew what was at stake and said “yes”, getting straight to the point. It was something more, something different. It was the “yes” of someone prepared to be committed, someone willing to take a risk, ready to stake everything she had, with no more security than the certainty of knowing that she was the bearer of a promise. And I ask each one of you: do you see yourselves as bearers of a promise? What promise is there within my heart to take forward? Mary’s would undoubtedly be a difficult mission, but the challenges that lay ahead were no reason to say “no”. Things would get complicated, of course, but not in the same way as happens when cowardice paralyzes us because things are not clear or sure in advance. Mary did not take out an insurance policy! Mary took the risk and for this reason she is strong, for this reason she is an “influencer”, the “influencer” of God! The “yes” and the desire to serve were stronger than any doubts and difficulties.

This afternoon we also heard how Mary’s “yes” echoes and expands in every generation. Many young people, like Mary, take a risk and stake their future on a promise. Thank you, Erika and Rogelio, for the witness you gave us. They’ve been courageous and deserve an applause. Thank you. You shared your fears and difficulties and the risks you faced with the birth of your daughter Inés. At one point, you said, “We parents, for various reasons, find it hard to accept that our child will be born with an illness or disability”. That is true, it is understandable. Yet the amazing thing was what you went on to say, “When our daughter was born, we decided to love her with all our heart”. Before her birth, when faced with all the issues and problems that came up, you made a decision and said, like Mary, “let it be done”; you decided to love her. Presented with the life of your frail, helpless and needy daughter, your answer, Erika and Rogelio, was “yes”, and so we have Inés. You found the courage to believe that the world is not only for the strong! Thank you!

Saying “yes” to the Lord means preparing to embrace life as it comes, with all its fragility, its simplicity, and often enough too, with its conflicts and annoyances, and to do so with the same love with which Erika and Rogelio spoke. To embrace life as it comes. It means embracing our country, our families and our friends as they are, with all their weak points and their flaws. Embracing life is also seen in accepting things that are not perfect, pure or “distilled”, yet no less worthy of love. Is a disabled or frail person not worthy of love? I ask you: is a disabled person, a frail person not worthy of love? [young people reply: “Yes!”]. I can’t hear you very well… [“Yes!”]. Another question and let’s see how you reply. Someone who happens to be a foreigner, someone who made a mistake, someone ill or in prison, is that person not worthy of love? [“Yes!”] And we know what Jesus did: he embraced the leper, the blind man, the paralytic, the Pharisee and the sinner. He embraced the thief on the cross and even embraced and forgave those who crucified him.

Why did he do this? Because only what is loved can be saved. You cannot save a person, you cannot save a situation, if you do not love it. Only that which is loved can be saved. Can we repeat this together? Only that which is loved can be saved. Once again. [young people repeat: “Only that which is loved can be saved”]. Let’s not forget. For this reason we’re saved by Jesus, because he loves us and can’t go against his nature. We can do any number of things against him, yet he loves us and he saves us. Because only that which is loved can be saved. Only that which is embraced can be transformed. The Lord’s love is greater than all our problems, frailties and flaws. Yet it is precisely through our problems, frailties and flaws that he wants to write this love story. He embraced the prodigal son, he embraced Peter after the denials and he always, always, always embraces us whenever we fall: he helps us to get up and get back on our feet. Because the worst fall, and pay attention to this, the worst fall, that can ruin our lives, is to remain down and not allow ourselves to be helped up. There is a beautiful alpine tune that is sung while going up a mountain: “In the art of climbing, the victory lies not so much in not falling down, but in not staying fallen down”. Don’t stay down.

So, the first step is not to be afraid to welcome life as it comes, not to be afraid to embrace life as it is! This is the tree of life that we have seen today.

Thank you, Alfredo, for your testimony and your courage in sharing it with us all. I was impressed when you told us: “I started working on a construction project, but once it was finished, I was without a job and things changed fast: without an education, a trade and a job”. Let me summarize this in four “withouts” that left our life rootless and parched: without work, without education, without community and without family. In other words, life without roots. Without work, without education, without community and without family. These are the four “withouts” that kill.

It is impossible for us to grow unless we have strong roots to support us and to keep us firmly grounded. It is easy to drift off, when there is nothing to clutch onto, to hold onto. And here is a question that we older people have to ask ourselves, those of us who are here, but also a question that you need to ask us, a question that you, young people, need to ask us, older people, and which we have to answer: What roots are we providing for you, what foundations are we providing for you to grow as persons? It is a question for us older persons. It is easy enough to criticize and complain about young people if we are depriving them of the jobs, education and community opportunities they need to take root and to dream of a future. Without education, it is difficult to dream of a future; without work, it is very difficult to dream of a future; without a family and without a community, it is almost impossible to dream of a future. Because dreaming of a future means learning how to answer not only the question what I am living for, but also who I am living for, the one who makes it worthwhile for me to offer my life. And that is something we, older persons, must facilitate by providing work, education, community and opportunities.

As Alfredo told us, when we find ourselves at a loss and without work, without education, without community and without family, at the end of the day we feel empty and we end up filling that emptiness with anything we can, any useless thing. Because we no longer know for whom to live, to fight and to love. To the older persons who are here and to those who are following us I ask: What are you doing to build the future and to foster aspirations for the future in today’s young people? Are you able to make determined efforts so that they can have education, work, family and community? Each of us older persons can respond to this question in our hearts.

I remember once talking with some young people, and one of them asked me: “Why are so many young people today not interested in whether God exists or find it difficult to believe in him, and they seem so bored and aimless in life? I asked them in return what they thought. I remember one particular answer that touched me and it relates to the experience Alfredo shared – “Father, it’s because many of them feel that, little by little, they stopped existing for others; often they feel invisible”. Many young people feel that they have stopped existing for others, for the family, for society, for the community… They often feel, as a result, invisible. This is the culture of abandonment and lack of concern for others. Not everyone, but many people feel that they have little or nothing to contribute, because there is no one around to ask them to get involved. How can they think that God exists, if they, these young people, have long since stopped thinking that they exist for their brothers and sisters and for society? In this way we are encouraging them not to look to the future and to fall into the clutches of drugs and anything that destroys them. We can ask ourselves: What do I do for the young people I see? Do I criticize them or am I disinterested in them? Do I help them or show disinterest? Can it be true that, for me, they stopped existing a long time ago?

We know well that to feel acknowledged or loved it is not enough to be connected all day long. To feel respected and asked to get involved is greater than simply being “on-line”. It means finding spaces where, with your hands, your heart and your head, you can feel part of a larger community that needs you and that you yourselves, young people, need.

The saints understood this very well. I think, for example, of Saint John Bosco [young people applaud]. He did not go off to seek young people in far-off places – I can see here those who love Don Bosco, an applause! Don Bosco did not go off to seek young people in far-off or special places; he simply learned to see with God’s eyes everything that was going on around him in his city. Thus he was deeply affected by the hundreds of children and young people left to themselves, without education, without work and without the helping hand of a community. Many other people were living in the same city, and many criticized those young people, but they were unable to see them with God’s eyes. We need to see young people with God’s eyes. Don Bosco did, and found the energy to take the first step: to embrace life as it presented itself. From there, he was not afraid to take the second step: to create a community, a family with them, where through work and study they could feel loved. He gave them roots from which they could reach up to heaven. So that they could be someone in society. To give them roots to hold onto and to help them stand securely when the first stormy winds come their way. That is what Saint John Bosco did, this is what the saint did, this is what communities do that know how to look at young people with God’s eyes. Would you older persons like to look at young people with God’s eyes? [“Yes!”]

I think of many places in our Latin America that promote what they call familia grande hogar de Cristo. With the same spirit as other centres, they seek to accept life as it comes, in its totality and complexity, because they know that the tree always holds a hope: “if it be cut down, it will sprout again, and its shoots will not cease” (Job 14:7).

It is always possible to “sprout shoots and grow”, it is always possible to start again when there is a community, a warm home that enables us to take root, that provides the confidence we need and prepares our hearts to discover a new horizon: the horizon of a beloved son or daughter who is sought, found and entrusted with a mission. Through real faces, the Lord makes himself present. To say “yes”, like Mary, to this love story is to say “yes” to becoming a means of building in our neighbourhoods those ecclesial communities capable of walking the streets of our cities, embracing and weaving new relationships. To be an “influencer” in the twenty-first century is to be guardians of roots, guardians of all that prevents our life from dissipating and evaporating into nothingness. You, older people, be guardians of everything that can make us feel part of one another. Guardians of all that which makes us feel that we belong.

That was what Nirmeen experienced at World Youth Day in Krakow. She found a lively, happy community that welcomed her, gave her a sense of belonging and therefore identity, and allowed her to live the joy that comes from being found by Jesus. Nirmeen avoided Jesus. She avoided him. She kept her distance until someone helped her to see the roots, gave her a sense of belonging. That community encouraged her to embark on the journey she spoke to us about.

A Latin American saint once asked: “Will the progress of society consist only in owning the latest car or buying the newest gadget on the market? Is that the extent of our greatness as human beings? Is that all there is to live for?” (cf. SAINT ALBERTO HURTADO, Holy Week Meditation for Young People, 1946). So let me ask you young people: Do you want that greatness? Or not? [“No!”] You don’t seem sure. I can’t hear you well here… What’s wrong? [“No!”] Greatness is not only about acquiring the latest car or the newest gadget on the market. You were created for something greater. The Virgin Mary understood this and said, “Let it be done!” Erika and Rogelio understood this and said, “Let it be done!” Alfredo understood this and said, “Let it be done!” Nirmeen understood this and said, “Let it be done!” We heard it here. Young friends, I ask you: Are you willing to say “yes”? [“Yes!”] Now you are learning how to reply and I like it more! The Gospel teaches us that the world will not be better because there are fewer sick, weak, frail or elderly people to be concerned about, or because there are fewer sinners. No, the world will not be better on account of this. It will be better when more people, like these friends who have spoken to us, are willing and enthused enough to give birth to the future and believe in the transforming power of God’s love. To you, young people, I ask: are you willing to be an “influencer” like Mary? [“Yes!”] She dared to say, “Let it be done”. Only love makes us more human, not fights, not bullying, not studies on their own: only love makes us more human and fulfilled; everything else is a pleasant but useless placebo.

In a few moments, we will encounter Jesus, the living Jesus, in the Eucharistic. You will surely have many things to say to him, many things to tell him about the different situations in your lives, families and countries.

Face to face with Jesus, have courage and don’t be afraid to open your heart to him so that he may renew the fire of his love, so that you can embrace life with all its frailty and flaws, but also with its grandeur and beauty. May Jesus help you to discover the beauty of being alive and awake. Alive and awake.

Do not be afraid to tell Jesus that you too want to be a part of his love story in this world, that you are ready for something greater!

Friends: when you meet Jesus face to face, be good and ask him for me, that I too will be unafraid to embrace life, so that I will be able to care for its roots and to say, like Mary, “Let it be done, according to your word!”.

[00117-EN.02] [Original text: Spanish]

Traduzione in lingua tedesca

Liebe junge Freunde, guten Abend!

Wir haben gerade diese schöne Darbietung zum Baum des Lebens gesehen, die uns zeigt, wie das Leben, das Jesus uns schenkt, eine Geschichte der Liebe ist, eine Geschichte des Lebens, die sich mit unserer eigenen Geschichte vermischen und im Erdreich eines jeden Wurzeln schlagen will. Jenes Leben ist weder ein Rettungsprogramm, das „in der Cloud“ hängt und darauf wartet, heruntergeladen zu werden, noch ist es eine neue „App“, die man entdecken müsste, oder eine mentale Übung im Sinne einer Technik zum persönlichen Wachstum. Das Leben, das Gott uns anbietet, ist auch kein Tutorial, mit dem man etwas über die letzten Neuheiten erfahren kann. Die Rettung, die Gott uns schenkt, ist eine Einladung zur Teilnahme an einer Liebesgeschichte, die sich mit unseren Geschichten verknüpft; sie lebt fort und will mitten unter uns geboren werden, damit wir dort, wo wir sind, wie wir sind und mit wem wir sind, fruchtbringen können. Dorthin kommt der Herr, um zu pflanzen und sich selbst einzupflanzen; er ist der Erste, der „Ja“ zu unserem Leben sagt, er ist immer der Erste. Er ist der Erste, der „Ja“ zu unserer Geschichte sagt, und er wünscht, dass auch wir zusammen mit ihm „Ja“ sagen. Er geht uns immer voraus, er ist der Erste.

Und so überraschte er Maria und lud sie ein, Teil dieser Liebesgeschichte zu sein. Die junge Frau aus Nazareth tauchte zweifellos nicht in den „sozialen Netzwerken“ der damaligen Zeit auf, sie war keine Influencerin, aber ohne es zu wollen oder danach zu streben, wurde sie die Frau mit dem größten Einfluss aller Zeiten.

Und wir können von ihr mit kindlichen Vertrauen sagen: Maria, die „Influencerin“ Gottes. Mit wenigen Worten hatte sie den Mut, „Ja“ zu sagen und auf die Liebe, auf die Verheißungen Gottes zu vertrauen, die einzige Kraft, die in der Lage ist, alles zu erneuern, neu zu machen. Und wir alle haben heute etwas, das in unserem Inneren neu gemacht werden muss. Wir müssen heute zulassen, dass Gott etwas in unserem Herzen neu macht. Denken wir ein wenig darüber nach: Was will ich, dass Gott es in meinem Herzen neu macht?

Noch immer beeindruckt die Kraft des „Ja“ der jungen Maria. Die Kraft jenes „Mir geschehe“, das sie zu dem Engel sagte. Dies war keine passive oder resignierte Einwilligung. Es war etwas Anderes als ein „Ja“, im Sinne eines „Gut, schauen wir mal, was passiert“. Maria kannte diesen Ausdruck nicht: „Schauen wir mal, was passiert.“ Sie war entschlossen, sie hat verstanden, worum es ging, und sagte „Ja“, ohne Umschweife. Es war mehr, es war etwas Anderes. Es war das „Ja“ eines Menschen, der sich einbringen und Risiken eingehen will und alles auf eine Karte setzen will, mit keiner anderen Garantie als der Gewissheit, Trägerin einer Verheißung zu sein. Und ich frage einen jeden von euch: Fühlt ihr euch als Träger einer Verheißung? Welche Verheißung trage ich im Herzen, für die ich mich einsetzen muss? Maria würde zweifelsohne eine schwierige Mission haben, aber die Schwierigkeiten waren kein Grund, „Nein“ zu sagen. Es war klar, dass es Komplikationen geben würde, aber es wären nicht dieselben Komplikationen gewesen, die auftreten, wenn die Feigheit uns lähmt, weil wir nicht im Voraus schon alles geklärt oder abgesichert haben. Maria hat keine Lebensversicherung abgeschlossen! Maria ging das Risiko ein und deswegen war sie stark, deswegen ist sie eine Influencerin, ist sie die Influencerin Gottes! Das „Ja“ und der Wunsch zu dienen waren stärker als die Zweifel und Schwierigkeiten.

Heute Abend hören wir auch, wie das „Ja“ Mariens von Generation zu Generation widerhallt und sich vervielfältigt. Viele junge Menschen, die dem Beispiel Mariens folgen, riskieren etwas und setzen auf etwas, weil sie einer Verheißung folgen. Danke, Erika und Rogelio, für das Zeugnis, das ihr uns gegeben habt. Diese beiden waren mutig! Sie verdienen einen Applaus. Danke! Ihr habt uns von euren Ängsten, von den Schwierigkeiten, von all den Risiken erzählt, die ihr vor der Geburt von Ines erlebt habt. An einem gewissen Punkt habt ihr gesagt: „Es verlangt uns Eltern aus verschiedenen Gründen viel ab, ein Kind anzunehmen, das krank oder behindert auf die Welt kommen wird“, das ist klar, das ist verständlich. Aber das Erstaunliche war, als ihr hinzugefügt habt: „Als unsere Tochter geboren wurde, haben wir beschlossen, sie von ganzem Herzen zu lieben“. Vor ihrer Geburt und angesichts all der schlechten Nachrichten und Schwierigkeiten, die auftauchten, habt ihr eine Entscheidung getroffen und wie Maria gesagt: „Uns geschehe …“ Ihr habt beschlossen, sie zu lieben. Angesichts des schwachen, hilflosen und bedürftigen Lebens eurer Tochter war eure Antwort – Erika und Rogelio –: „Ja“, und so haben wir Ines. Ihr hattet den Mut, daran zu glauben, dass die Welt nicht nur für die Starken ist! Danke!

„Ja“ zu sagen zum Herrn bedeutet, den Mut zu haben, das Leben, wie es kommt, mit all seiner Zerbrechlichkeit und Begrenztheit und oft sogar mit all seinen Widersprüchen und Sinnlosigkeiten, mit der gleichen Liebe anzunehmen, mit der Erika und Rogelio zu uns gesprochen haben. Das Leben so annehmen, wie es kommt. Dies bedeutet, unser Land, unsere Familien, unsere Freunde so anzunehmen, wie sie sind, auch mit ihren Schwächen und ihrer Begrenztheit. Das Leben annehmen kann auch bedeuten, all das willkommen zu heißen, was nicht vollkommen ist, was nicht rein oder gefiltert, aber deswegen nicht weniger liebenswert ist. Ist jemand, nur, weil er behindert oder fragil ist, nicht der Liebe würdig? Ich frage euch: Ist ein Behinderter, ein Mensch mit Behinderung, ein fragiler Mensch der Liebe würdig? [Antwort: „Ja!“] Ich höre es nicht gut [lauter: „Ja!“] Ihr habt verstanden. Eine andere Frage, schauen wir, wie ihr antwortet. Ist jemand, nur, weil er ein Fremder ist, weil er Fehler gemacht hat, weil er krank ist oder weil er in einem Gefängnis sitzt, der Liebe würdig? [Antwort: „Ja!“] Und so handelte Jesus: Er nahm sich des Aussätzigen, des Blinden und des Lahmen, des Pharisäers und des Sünders liebevoll an. Er nahm den Verbrecher am Kreuz an und sogar diejenigen, die ihn ans Kreuz lieferten, und verzieh ihnen.

Warum? Weil nur das, was man liebt, gerettet werden kann. Du kannst keine Person retten, keine Situation retten, wenn du sie nicht liebst. Nur das, was man liebt, kann gerettet werden. Wiederholen wir das? [gemeinsam:] Nur was man liebt, kann gerettet werden. Noch einmal! [Die Jugendlichen: „Nur was man liebt, kann gerettet werden.“] Vergesst das nicht. Darum hat Jesus uns gerettet: Weil er uns liebt und nicht anders kann. Wir können ihm was auch immer antun, er jedoch liebt uns und rettet uns. Denn nur was man liebt, kann gerettet werden. Nur was man annimmt, kann verwandelt werden. Die Liebe des Herrn ist größer als all unsere Widersprüche, als all unsere Schwächen und als all unsere Begrenztheiten. Aber gerade mithilfe unserer Widersprüche, Schwächen und Begrenztheiten will er diese Liebesgeschichte schreiben. Er hat den verlorenen Sohn angenommen, er hat Petrus nach seiner Verleugnung angenommen; er nimmt auch uns immer, immer, immer an, wenn wir gefallen sind und hilft uns, aufzustehen und wieder auf die Beine zu kommen. Denn der wirkliche Fall – Achtung! –, der wirkliche Fall, der unser Leben zerstören kann, besteht darin, am Boden liegen zu bleiben und sich nicht helfen zu lassen. Es gibt ein sehr schönes Berglied, das beim Hinaufgehen auf den Berg gesungen wird: „Das ist die Kunst des Aufstiegs: Der Sieg besteht nicht darin, nicht zu stürzen, sondern nicht liegen zu bleiben.“ Nicht liegen bleiben! Die Hand ausstrecken, damit sie dich hochziehen. Nicht liegen bleiben.

Der erste Schritt besteht darin, keine Angst davor zu haben, das Leben so zu nehmen, wie es kommt, nicht Angst davor zu haben, das Leben anzunehmen, wie es ist. Das ist der Baum des Lebens, den wir heute [während der Gebetsvigil] gesehen haben.

Danke, Alfredo, für dein Zeugnis und den Mut, es mit uns allen zu teilen. Ich war sehr beeindruckt, als du gesagt hast: „Ich begann im Bauwesen zu arbeiten, bis das Projekt beendet war. Ohne Arbeitsplatz sahen die Dinge anders aus: ohne Schule, ohne Beschäftigung und ohne Arbeit“. Ich fasse in einem vierfachen „Ohne“ die Faktoren zusammen, die unser Leben entwurzeln und austrocknen: ohne Arbeit, ohne Bildung, ohne Gemeinschaft, ohne Familie. Beziehungsweise ein Leben ohne Wurzeln. Ohne Arbeit, ohne Bildung, ohne Gemeinschaft und ohne Familie: diese vier „Ohne“ töten.

Es ist unmöglich, dass jemand wächst, wenn er keine starken Wurzeln hat, die helfen, gut und fest mit beiden Beinen auf dem Boden zu stehen. Es ist leicht, sich zu verlieren, wenn man keinen Ort hat, wo man feststehen, Halt finden kann. Das ist eine Frage, die wir Erwachsenen uns stellen müssen, die wir hier sind. Ja, eigentlich ist es eine Frage, die ihr uns stellen müsstet, ihr junge Menschen müsstet sie uns Erwachsenen stellen, und wir werden euch darauf antworten müssen: Welche Wurzeln geben wir euch? Welche Grundlagen, auf denen ihr euer Menschsein aufbauen könnt? Es ist eine Frage an uns Erwachsene. Wie leicht ist es, junge Menschen zu kritisieren und die ganze Zeit herumzunörgeln, wenn wir ihnen Arbeits- und Bildungsmöglichkeiten sowie Gemeinschaftserfahrungen vorenthalten, die Halt geben und Zukunftsträume wecken! Ohne Bildung ist es schwierig, von der Zukunft zu träumen; ohne Arbeit ist es sehr schwierig, von der Zukunft zu träumen; ohne Familie und ohne Gemeinschaft ist es schier unmöglich, von der Zukunft zu träumen. Denn von der Zukunft zu träumen bedeutet, nicht nur eine Antwort auf die Frage „Warum lebe ich?“ zu finden, sondern auch auf die Frage „Für wen lebe ich?“, für wen lohnt es sich zu leben. Und das müssen wir Erwachsene fördern, indem wir euch Arbeit, Bildung, Gemeinschaft und Chancen geben.

Es ist, wie Alfredo sagte: wenn einer in der Luft hängt und ohne Arbeit, Bildung, Gemeinschaft oder Familie dasteht, fühlt er sich am Ende des Tages leer und füllt diese Lücke schließlich mit allem Möglichen aus, mit etwas Schlechtem. Denn mit der Zeit weiß man dann nicht mehr, für wen man leben, kämpfen und lieben soll. Ich frage die Erwachsenen hier und die, die uns zuschauen: Was tust du für die Zukunft, für die Lust auf Zukunft dieser jungen Menschen von heute? Bist du fähig, dafür zu kämpfen, dass sie Möglichkeiten zur Bildung haben, dass sie Arbeit finden, dass sie Familie haben, dass sie Gemeinschaft haben? Jeder von uns Erwachsenen antworte im eigenen Herzen.

Ich erinnere mich an ein Gespräch mit einigen Jugendlichen, wo einer von ihnen mich fragte: „Warum fragen sich heute so wenige junge Menschen, ob es Gott gibt oder warum fällt es ihnen so schwer, an ihn zu glauben und sich im Leben für etwas einzusetzen?“ Ich antwortete: „Und ihr, was denkt ihr?“ Unter den Antworten, die aus dem Gespräch heraus entstanden, erinnere ich mich an eine, die mein Herz berührte und die mit der Erfahrung zusammenhängt, von der Alfredo sprach: „Padre, weil viele von ihnen das Gefühl haben, dass sie nach und nach für die anderen aufgehört haben zu existieren, oft fühlen sie sich wie unsichtbar“. Viele junge Menschen haben das Gefühl, dass sie für die anderen aufgehört haben zu existieren: für die Familie, für die Gesellschaft, für die Gemeinschaft …, und so fühlen sie sich oft unsichtbar. Das ist die Kultur der Verlassenheit und mangelnder Achtsamkeit. Ich sage nicht alle, aber viele haben das Gefühl, dass sie nicht viel oder nichts zu geben haben, weil sie keinen realen Ort haben, wo sie erleben, dass sie gefragt sind. Wie sollen sie da denken, dass Gott existiert, wenn sie selbst, diese jungen Menschen, für ihre Brüder und Schwestern und für die Gesellschaft schon längst nicht mehr existieren? So bringen wir sie dazu, nicht an die Zukunft zu denken und zu Opfern von Drogen oder anderen zerstörerischen Dingen zu werden. Wir können uns fragen: Wie gehe ich mit den Jugendlichen um, die ich sehe? Kritisiere ich sie oder interessieren sie mich nicht? Helfe ich ihnen oder interessieren sie mich nicht? Stimmt es, dass sie für mich schon lange aufgehört haben zu existieren?

Wir wissen genau, dass es nicht ausreicht, den ganzen Tag online zu sein, um sich anerkannt und geliebt zu fühlen. Beachtung zu erfahren und zu etwas eingeladen zu sein, ist mehr wert als „im Netz“ zu sein. Es bedeutet, Orte zu finden, in denen ihr euch mit euren Händen, eurem Herzen und eurem Kopf als Teil einer größeren Gemeinschaft fühlen könnt, die euch braucht und die auch ihr Jugendliche braucht.

Dies haben die Heiligen gut verstanden. Ich denke zum Beispiel an Don Bosco [Applaus], der nicht sonst wohin gegangen ist, um die Jugendlichen an einem fernen oder speziellen Ort zu suchen – Man sieht, dass welche da sind, die Don Bosco gerne haben, ein Applaus! Don Bosco zog nicht los, um die jungen Menschen an einem fernen oder speziellen Ort zu suchen; er lernte einfach nur, alles, was in der Stadt geschah, zu sehen, mit den Augen Gottes anzuschauen, und so kam er zu den Hunderten von verlassenen Kindern und Jugendlichen ohne Schule, ohne Arbeit und ohne die freundliche Hand einer Gemeinschaft. Viele Menschen lebten in derselben Stadt, und viele kritisierten diese jungen Menschen, aber sie waren nicht fähig, sie mit den Augen Gottes betrachten. Die Jugendlichen muss man mit den Augen Gottes anschauen. Er tat dies, Don Bosco, er wusste, wie man den ersten Schritt macht: das Leben so anzunehmen, wie es einem begegnet; und von daher hatte er keine Angst, den zweiten Schritt zu tun: mit ihnen eine Gemeinschaft zu gründen, eine Familie, in der sie sich bei Arbeit und Studium geliebt fühlen konnten. Ihnen Wurzeln geben, mit denen sie Halt finden, damit sie den Himmel erreichen können; damit sie jemand sind in der Gesellschaft. Ihnen Wurzeln geben, mit denen sie Halt finden, damit nicht der erste Windstoß sie umwirft. Dies hat Don Bosco getan, dies haben die Heiligen getan, das tun die Gemeinschaften, die es verstehen, die jungen Menschen mit den Augen Gottes zu sehen. Wollt ihr Erwachsenen die Jugendlichen mit den Augen Gottes sehen?

Ich denke an viele Orte in unserem Lateinamerika, wo Einrichtungen gefördert werden, die Große Familie - Haus Christi [Familia grande hogar de Cristo] heißen, und die im gleichen Geist wie andere ähnliche Zentren versuchen, das Leben so anzunehmen, wie es in seiner Gesamtheit und Komplexität vorkommt, weil sie wissen, dass »für den Baum noch Hoffnung besteht: Ist er gefällt, so treibt er wieder, sein Sprössling bleibt nicht aus« (vgl. Ijob 14,7).

Und immer kann man „neu austreiben und sprießen“, immer kann man neu beginnen, wenn es eine Gemeinschaft gibt, die Nestwärme eines Hauses, wo man Wurzeln schlagen kann, wo das notwendige Vertrauen besteht und das Herz darauf vorbereitet wird, einen neuen Horizont zu entdecken: den Horizont eines Sohnes und einer Tochter, die erfahren, dass sie geliebt, gesucht und gefunden sind, dass sie für eine Mission bestimmt sind. Der Herr macht sich durch konkrete Gesichter gegenwärtig. Zu dieser Liebesgeschichte wie Maria „Ja“ zu sagen bedeutet auch zu bejahen, dass wir Werkzeuge sind, um in unserer Umgebung kirchliche Gemeinschaften aufzubauen, die in der Lage sind, durch die Straßen der Stadt zu ziehen, die Anderen anzunehmen und neue Beziehungen zu knüpfen. Ein „Influencer“ des 21. Jahrhunderts zu sein bedeutet, ein Hüter unserer Wurzeln zu sein, Hüter all dessen, was verhindert, dass unser Leben „gasförmig“ wird, dass unser Leben im Nichts verdunstet. Ihr Erwachsenen, seid Hüter all dessen, was es uns erlaubt, uns als Teil voneinander zu fühlen, Hüter all dessen, was uns erfahren lässt, dass wir zueinander gehören.

So hat Nirmeen das auf dem Weltjugendtag in Krakau erlebt. Sie begegnete einer lebendigen, freudigen Gemeinschaft, die auf sie zuging, ihr ein Gefühl der Zugehörigkeit und damit auch der Identität gab und ihr erlaubte, die Freude zu leben, die die Begegnung mit Jesus vermittelt. Nirmeen mied Jesus, sie hat ihn gemieden, hielt ihn auf Distanz, bis jemand sie dazu brachte, Wurzeln zu schlagen, und ihr eine Zugehörigkeit gab, und diese Gemeinschaft gab ihr den Mut, diesen Weg zu beginnen, von dem sie uns erzählt hat.

Ein lateinamerikanischer Heiliger fragte sich einmal: »Dient der Fortschritt der Gesellschaft einzig dazu, dass man sich das neueste Automodell oder die neueste auf dem Markt befindliche Technologie erwerben kann? Besteht darin die ganze Größe des Menschen? Gibt es nichts Größeres, als dafür zu leben?« (Alberto Hurtado, Meditación de Semana Santa para jóvenes, 1946). Ich frage euch, euch Jugendliche: Wollt ihr diese Art von Größe? Oder nicht? Seid ihr unsicher … Hier hört man nicht gut, was ist los? ... [„Nein!“] Größe besteht nicht darin, das neueste Automodell zu besitzen oder die neueste Technologie zu erwerben. Ihr seid für etwas Größeres geschaffen! Maria hat das verstanden und so sagte sie: „Mir geschehe!“ Erika und Rogelio haben das verstanden und sagten: „Uns geschehe!“ Alfredo hat das verstanden und sagte: „Mir geschehe!“ Nirmeen hat das verstanden und sagte: „Mir geschehe!“ Wir haben sie hier gehört. Liebe Freunde, ich frage euch: Seid ihr bereit, „ja“ zu sagen? [„Ja!“] Jetzt antwortet ihr, so gefällt es mir besser! Das Evangelium lehrt uns, dass die Welt nicht besser wäre, wenn es weniger kranke Menschen, weniger schwache Menschen, weniger gebrechliche oder ältere Menschen gäbe, um die man sich kümmern muss, oder wenn es weniger Sünder gäbe, nein, sie wäre nicht besser deshalb. Die Welt wird erst dann besser, wenn es mehr Menschen gibt, welche wie diese Freunde, die zu uns gesprochen haben, die Bereitschaft und den Mut aufbringen, mit der Zukunft schwanger zu gehen und an die verwandelnde Kraft der Liebe Gottes zu glauben. Euch, junge Leute, frage ich: Wollt ihr „Influencer“ nach der Art Marias sein? [„Ja!“] Sie hatte den Mut, „Mir geschehe“ zu sagen. Nur die Liebe macht uns menschlicher, nicht die Streitereien, nicht allein das Studium: nur die Liebe macht uns menschlicher und erfüllter, alles andere sind wohlschmeckende, aber leere Placebos.

Bald werden wir Jesus begegnen, Jesus, der in der Eucharistie fortlebt. Ihr werdet ihm sicher vieles zu sagen und viel von den verschiedenen Situationen eures Lebens, eurer Familien und eurer Länder zu erzählen haben.

Wenn ihr so von Angesicht zu Angesicht vor Jesus steht, dann habt Mut und keine Angst, ihm euer Herz zu öffnen, damit er das Feuer seiner Liebe in euch erneuere, damit er euch ermutige, das Leben mit all seiner Schwäche, mit all seiner Begrenztheit, aber auch mit all seiner Größe und Schönheit anzunehmen. Jesus helfe euch zu entdecken, wie schön es ist, lebendig und wach zu sein. Lebendig und wach.

Scheut euch nicht, Jesus zu sagen, dass auch ihr an seiner Liebesgeschichte in der Welt teilnehmen wollt, dass ihr „mehr“ wollt!

Liebe Freunde, ich bitte euch, seid so gut, betet in diesem persönlichen Gespräch mit Jesus auch für mich, damit auch ich keine Angst habe, das Leben anzunehmen, dass auch ich in der Lage bin, die Wurzeln zu bewahren, und wie Maria sage: „Mir geschehe, wie du es gesagt hast!“.

[00117-DE.02] [Originalsprache: Spanisch]

Traduzione in lingua portoghese

Queridos jovens, boa noite!

Acabamos de ver este belo espetáculo sobre a Árvore da Vida, que mostra como a vida que Jesus nos dá é uma história de amor, uma história de vida que quer misturar-se com a nossa e criar raízes na terra de cada um. Essa vida não é uma salvação suspensa «na nuvem» – no disco virtual – à espera de ser descarregada, nem uma nova «aplicação» para descobrir ou um exercício mental fruto de técnicas de crescimento pessoal. Nem a vida que Deus nos oferece é um «tutorial» com o qual apreender as últimas novidades. A salvação, que Deus nos dá, é um convite para fazer parte duma história de amor, que está entrelaçada com as nossas histórias; que vive e quer nascer entre nós, para podermos dar fruto onde, como e com quem estivermos. Precisamente aí vem o Senhor plantar e plantar-Se a Si mesmo; Ele é o primeiro a dizer «sim» à nossa vida; Ele é sempre o primeiro. É o primeiro a dizer «sim» à nossa história e quer que também nós digamos «sim» juntamente com Ele. Ele sempre nos antecede, é o primeiro.

E foi assim que surpreendeu Maria, convidando-A para fazer parte desta história de amor. Sem dúvida, a jovem de Nazaré não aparecia nas «redes sociais» de então; Ela não era um «influenciador» (influencer, em sentido digital) mas, sem querer nem procurá-lo, tornou-Se a mulher que maior influência teve na história.

E poderíamos, com confiança de filhos, defini-La: Maria, a influenciadora [às ordens] de Deus. Com poucas palavras, teve a coragem de dizer «sim», confiando no amor, confiando nas promessas de Deus, que é a única força capaz de renovar, de fazer novas todas as coisas. E, hoje, todos temos algo para renovar dentro de nós. Hoje devemos deixar que Deus renove algo no nosso coração. Pensemos um pouco: Que quero que Deus renove no meu coração?

Sempre impressiona a força do «sim» de Maria, jovem. A força daquele «faça-se em Mim», que disse ao anjo. Foi uma coisa distinta duma aceitação passiva ou resignada. Foi qualquer coisa distinta daquele «sim» que por vezes se diz: «Bem; provemos a ver que sucede». Maria não conhecia a frase «provemos a ver que sucede». Era determinada: compreendeu do que se tratava e disse «sim», sem rodeios de palavras. Foi algo mais, qualquer coisa de diferente. Foi o «sim» de quem quer comprometer-se e arriscar, de quem quer apostar tudo, sem ter outra garantia para além da certeza de saber que é portadora duma promessa. Pergunto a cada um de vós: Sentes-te portador duma promessa? Que promessa trago no meu coração, devendo dar-lhe continuidade? Maria teria, sem dúvida, uma missão difícil, mas as dificuldades não eram motivo para dizer «não». Com certeza teria complicações, mas não haveriam de ser idênticas às que se verificam quando a cobardia nos paralisa por não vermos, antecipadamente, tudo claro ou garantido. Maria não comprou um seguro de vida! Maria embarcou no jogo e, por isso, é forte, é uma «influenciadora», é a «influenciadora» de Deus! O «sim» e o desejo de servir foram mais fortes do que as dúvidas e dificuldades.

Esta noite ouvimos também como o «sim» de Maria ecoa e se multiplica de geração para geração. Seguindo o exemplo de Maria, muitos jovens arriscam e apostam, guiados por uma promessa. Obrigado, Erika e Rogelio, pelo testemunho que nos destes. Foram ambos corajosos! Merecem um aplauso. Obrigado! Compartilhastes os vossos medos, dificuldades, todo o risco que vivestes antes do nascimento da Inês. A dada altura dissestes: «A nós, pais, por várias razões, custa muito aceitar a chegada dum bebé portador de doença ou deficiência». Isso é verdade, é compreensível! O facto surpreendente, porém, encerra-se naquilo que acrescentastes: «Quando nasceu a nossa filha, decidimos amá-la com todo o nosso coração». Antes da sua chegada, perante todas as notícias e dificuldades que surgiram, tomastes uma decisão e dissestes como Maria «faça-se em nós», decidistes amá-la. Face à vida de vossa filha frágil, inerme e necessitada, a vossa resposta, de Erika e Rogelio, foi «sim» e, deste modo, temos a Inês. Tivestes a coragem de acreditar que o mundo não é só para os fortes! Obrigado!

Dizer «sim» ao Senhor é ter a coragem de abraçar a vida como vem, com toda a sua fragilidade e pequenez e, muitas vezes, até com todas as suas contradições e insignificâncias, abraçá-la com o mesmo amor que Erika e Rogelio nos contaram. Receber a vida como vem significa abraçar a nossa pátria, as nossas famílias, os nossos amigos como são, mesmo com as suas fragilidades e mesquinhices. Damos também provas de que se abraça a vida, quando acolhemos tudo o que não é perfeito, tudo o que não é puro nem destilado, mas lá por isso não menos digno de amor. Pergunto-vos: uma pessoa portadora de deficiência, uma pessoa frágil é digna de amor? [respondem: Sim!] Não se ouve bem… [mais forte: Sim!] Compreendestes? Outra pergunta; vejamos como respondeis. Uma pessoa, mesmo que seja estrangeira, tenha errado, se encontre doente ou numa prisão, é digna de amor? [respondem: Sim!] Assim fez Jesus: abraçou o leproso, o cego e o paralítico, abraçou o fariseu e o pecador. Abraçou o ladrão na cruz, abraçou e perdoou até àqueles que O estavam a crucificar.

Porquê? Porque, só o que se ama, pode ser salvo. Tu não podes salvar uma pessoa, não podes salvar uma situação, se não a amas. Só o que se ama pode ser salvo. Vamos repeti-lo? [juntos] Só o que se ama pode ser salvo. Outra vez! [os jovens: Só o que se ama pode ser salvo]. Não o esqueçais. É por isso que fomos salvos por Jesus: porque nos ama e não pode deixar de o fazer. Podemos combiná-la de todas as cores, mas Ele continua a amar-nos e salva-nos. Porque só o que se ama pode ser salvo. Só o que se abraça, pode ser transformado. O amor do Senhor é maior que todas as nossas contradições, que todas as nossas fragilidades e que todas as nossas mesquinhices, mas é precisamente através das nossas contradições, fragilidades e mesquinhices que Ele quer escrever esta história de amor. Abraçou o filho pródigo, abraçou Pedro depois de O ter negado e abraça-nos sempre, sempre, sempre, depois das nossas quedas, ajudando-nos a levantar e ficar de pé. Porque a verdadeira queda – atenção a isto! – a verdadeira queda, aquela que nos pode arruinar a vida, é ficar por terra e não se deixar ajudar. Há uma canção alpina muito bonita, que cantam enquanto sobem a montanha: «Na arte de subir, a vitória não está em não cair, mas em não ficar caído». Não ficar caído! Estender a mão, para que te levantem. Não ficar caído.

O primeiro passo é não ter medo de receber a vida como ela vem, não ter medo de abraçar a vida como é! Esta é a árvore da vida que vimos hoje [durante a Vigília].

Obrigado, Alfredo, pelo teu testemunho e a coragem de o partilhares com todos nós. Fiquei muito impressionado quando disseste: «Comecei a trabalhar na construção até quando terminou aquele projeto. Sem emprego, as coisas complicaram-se: sem escola, sem ocupação e sem trabalho». Resumo-o nos quatro «sem» que deixam a nossa vida sem raízes e ela seca: sem trabalho, sem instrução, sem comunidade, sem família. Ou seja: uma vida sem raízes. Sem trabalho, sem instrução, sem comunidade e sem família. Estes quatro «sem» matam.

É impossível uma pessoa crescer, se não possui raízes fortes que a ajudem a estar firme de pé e agarrada à terra. É fácil extraviar-se, quando não temos onde agarrar-nos, onde firmar-nos. Esta é uma questão que nós, adultos, nos devemos colocar, nós adultos que estamos aqui; mais, é uma questão que vós devereis colocar-nos – vós jovens devereis colocar a nós adultos – e nós temos o dever de vos responder: Que raízes estamos a dar-vos? Quais são as bases que estamos a oferecer-vos para vos construirdes como pessoas? É uma pergunta para nós adultos. Como é fácil criticar os jovens e passar o tempo murmurando, se os deixamos sem oportunidades laborais, educativas e comunitárias a que agarrar-se para sonhar o futuro! Sem instrução, é difícil sonhar um futuro; sem trabalho, é muito difícil sonhar o futuro; sem família nem comunidade, é quase impossível sonhar o futuro. Porque sonhar o futuro é aprender a responder não só porque vivo, mas também para quem vivo, por quem vale a pena gastar a minha vida. E isto devemos proporcionar-vo-lo nós adultos, dando-vos trabalho, instrução, comunidade, oportunidades.

Como nos dizia Alfredo, quando alguém se vê despedido e fica sem trabalho, sem instrução, sem comunidade e sem família, no fim do dia sente-se vazio e acaba por preencher aquele vazio com uma coisa qualquer, com qualquer coisa ruim. Porque já não sabemos para quem viver, lutar e amar. Aos adultos que estão aqui e a quantos nos estão a ver, pergunto: Que fazes tu para gerar futuro, vontade de futuro nos jovens de hoje? És capaz de lutar para que tenham instrução, para que tenham trabalho, para que tenham família, para que tenham comunidade? Cada um de nós, adultos, responda no seu coração.

Lembro-me que uma vez, conversando com alguns jovens, me perguntaram: «Porque é que hoje muitos jovens não se interrogam se Deus existe, ou sentem dificuldade em crer n’Ele e evitam comprometer-se na vida?» Respondi: «E vós, que achais?» Dentre as respostas que surgiram na conversa, recordo uma que me tocou o coração e está relacionada com a experiência que Alfredo partilhou: «Padre, é que muitos deles sentem que, para os outros, pouco a pouco deixaram de existir, frequentemente sentem-se invisíveis». Muitos jovens sentem que deixaram de existir para os outros, para a família, para a sociedade, para a comunidade... e assim, muitas vezes, sentem-se invisíveis. É a cultura do abandono e da falta de consideração. Não digo todos, mas muitos sentem que não têm nem muito nem pouco para dar, por falta de espaços reais que a isso os convoquem. Como hão de pensar que Deus existe se eles mesmos – estes jovens –, para seus irmãos e para a sociedade, há muito que deixaram de existir? Assim, estamos forçando-os a não olhar para o futuro e a cair como presa de qualquer droga, de qualquer coisa que os destrói. Podemos perguntar-nos: Que faço pelos jovens que vejo? Critico-os, ou desinteresso-me deles? Ajudo-os, ou desinteresso-me deles? É verdade que, para mim, deixaram de existir há muito?

Bem sabemos que não basta estar conectado o dia inteiro para se sentir reconhecido e amado. Sentir-se considerado e convidado para algo é mais do que permanecer «em rede». Significa encontrar espaços onde possais, com as vossas mãos, com o vosso coração e com a vossa cabeça, sentir-vos parte duma comunidade maior que precisa de vós e, vice-versa, vós, jovens, precisais dela também.

Isto, compreenderam-no bem os santos. Penso, por exemplo, em São João Bosco [os jovens aplaudem], que não foi procurar os jovens em qualquer lugar distante ou especial. Vê-se que aqui estão os que gostam de São João Bosco: um aplauso! São João Bosco não foi procurar os jovens em qualquer lugar distante ou especial; simplesmente aprendeu a olhar, a ver tudo o que acontecia em redor na cidade e a vê-lo com os olhos de Deus, ficando impressionado com as centenas de crianças e de jovens abandonados, sem escola, sem trabalho e sem a mão amiga duma comunidade. Havia muita gente que vivia naquela mesma cidade, e muitos criticavam aqueles jovens, mas não sabiam vê-los com os olhos de Deus. Os jovens, é preciso vê-los com os olhos de Deus. João Bosco fê-lo e animou-se a dar o primeiro passo: abraçar a vida como ela se apresenta; e, a partir disto, não teve medo de dar o segundo passo: criar com eles uma comunidade, uma família onde se sentissem amados com trabalho e estudo, ou seja, dar-lhes raízes a que agarrar-se para poderem chegar ao céu, para poderem ser alguém na sociedade. Dar-lhes raízes onde se agarrar para não ser derrubados pelo primeiro vento que vem. Isto fez São João Bosco, isto fizeram os santos, isto fazem as comunidades que sabem ver os jovens com os olhos de Deus. Vós, adultos, aceitais ver os jovens com os olhos de Deus?

Penso em muitos lugares da nossa América Latina onde se promove a chamada família grande lar de Cristo, com o mesmo espírito de outros centros, que procuram receber a vida como ela vem na sua totalidade e complexidade, porque sabem que «para a árvore há uma esperança: cortada, pode ainda reverdecer e deitar novos rebentos» (Job 14, 7).

E sempre é possível «reverdecer e deitar novos rebentos», sempre é possível começar de novo quando há uma comunidade, o calor duma casa onde criar raízes, que oferece a confiança necessária e prepara o coração para descobrir um novo horizonte: horizonte de filho amado, procurado, encontrado e dedicado a uma missão. O Senhor torna-Se presente por meio de rostos concretos. Dizer «sim» como Maria a esta história de amor é dizer «sim» como instrumentos para construir, nos nossos bairros, comunidades eclesiais capazes de percorrer as estradas da cidade, abraçando e tecendo novas relações. Ser um «influenciador» no século XXI significa ser guardião das raízes, guardião de tudo aquilo que impede a nossa vida de se tornar «gasosa», impede que a nossa vida se evapore no nada. Vós, adultos, sede guardiões de tudo o que permite sentir-nos parte uns dos outros, guardiões de tudo aquilo que nos faz sentir que pertencemos uns aos outros.

Isto mesmo viveu Nirmeen na JMJ de Cracóvia. Encontrou uma comunidade viva, alegre, que veio ao encontro dela, deu-lhe um sentido de pertença e, consequentemente, de identidade e permitiu-lhe viver a alegria que comunica a maravilha de ser encontrada por Jesus. Nirmeen evitava Jesus, evitava-O, mantinha-se à distância, até que alguém lhe fez criar raízes, lhe deu uma pertença, e aquela comunidade deu-lhe a coragem para começar este caminho que ela nos contou.

Uma vez, um santo – latino-americano – interrogou-se: «O progresso da sociedade servirá apenas para chegar a possuir o último modelo de carro ou adquirir a última tecnologia do mercado? Nisto se resume toda a grandeza do homem? Não há mais nada que isto para viver?» (Santo Alberto Furtado, Meditación de Semana Santa para jovens, 1946). E, a vós jovens, eu pergunto: É esta grandeza que quereis, ou não? [respondem: «Não!»] Não tendes a certeza… Aqui não se ouve bem, que acontece?... [«Não!»] A grandeza não é apenas possuir o último modelo de carro ou adquirir a última tecnologia do mercado. Fostes criados para algo maior? Maria compreendeu-o e disse: «Faça-se em Mim». Erika e Rogelio compreenderam-no e disseram: «Faça-se em nós». Alfredo compreendeu-o e disse: «Faça-se em mim». Nirmeen compreendeu-o e disse: «Faça-se em mim». Ouvimo-los dizer isso mesmo aqui. Amigos, pergunto-vos: Estais dispostos a dizer «sim»? [respondem: «Sim!»] Agora respondestes… gosto mais assim! O Evangelho ensina-nos que o mundo não será melhor por haver menos pessoas doentes, menos pessoas debilitadas, menos pessoas frágeis ou idosas de que ocupar-se, nem por haver menos pecadores. Não! Não será melhor por isso. O mundo será melhor quando forem mais as pessoas que, como estes amigos que nos falaram, estiverem dispostas e tiverem a coragem de levar no ventre o amanhã e acreditar na força transformadora do amor de Deus. A vós, jovens, pergunto: Quereis ser «influenciadores» no estilo de Maria? [respondem: «Sim!»] Ela teve a coragem de dizer «faça-se em Mim»? Só o amor nos torna mais humanos, não os conflitos, nem meramente o estudo; só o amor nos torna mais humanos, mais plenificados, o resto não passa de remedeio bom, mas vazio.

Dentro de momentos, encontrar-nos-emos com Jesus vivo na Eucaristia. Certamente tereis muitas coisas para Lhe dizer, muitas coisas para Lhe contar sobre várias situações da vossa vida, das vossas famílias e dos vossos países.

Encontrando-vos na presença de Jesus, face a face, sede corajosos, não tenhais medo de Lhe abrir o coração pedindo que renove o fogo do amor d’Ele, que vos induza a abraçar a vida com toda a sua fragilidade, com toda a sua pequenez, mas também com toda a sua grandeza e beleza. Que Jesus vos ajude a descobrir a beleza de estar vivos e acordados. Vivos e acordados.

Não tenhais medo de dizer a Jesus que vós também quereis fazer parte da sua história de amor no mundo, que sois para um «mais»!

Amigos, peço-vos também que, neste face a face com Jesus, tenhais a bondade de rezar por mim, para que também eu não tenha medo de abraçar a vida, para que seja capaz de guardar as raízes e diga como Maria: «Faça-se em mim segundo a tua palavra».

[00117-PO.02] [Texto original: Espanhol]

Traduzione in lingua polacca

Drodzy młodzi, dobry wieczór!

Widzieliśmy ten piękny spektakl o Drzewie Życia, ukazujący nam, jak życie dane nam przez Jezusa jest opowieścią o miłości, opowieścią o życiu, które chce się połączyć z naszym życiem i zapuścić korzenie w ziemi każdego z nas. To życie nie jest zbawieniem zawieszonym „w chmurze”, czekającym na pobranie, ani nową „aplikacją” do odkrycia lub ćwiczeniem umysłowym będącym owocem technik rozwoju osobowego. Życie, jakie daje nam Bóg nie jest też tutorialem, przy pomocy którego można nauczyć się ostatnich nowości. Zbawienie, które daje nam Bóg, jest zaproszeniem do uczestnictwa w historii miłości, która przeplata się z naszymi dziejami; która żyje i chce się zrodzić wśród nas, abyśmy mogli przynosić owoce tam, gdzie jesteśmy, jakimi jesteśmy i z kim jesteśmy. Tam Pan przychodzi, aby sadzić i by umieścić siebie; to On jako pierwszy mówi „tak” naszemu życiu. On jest zawsze pierwszy. To On pierwszy mówi „tak” naszej historii i chce, abyśmy również my powiedzieli „tak” wraz z Nim. On nas zawsze uprzedza, jest pierwszy.

Tak zaskoczył Maryję i zaprosił Ją do udziału w tej historii miłości. Niewątpliwie młoda dziewczyna z Nazaretu nie pojawiła się w ówczesnych „sieciach społecznościowych”, nie była „wpływową”, ale ani tego nie chcąc, ani nie szukając, stała się kobietą, która miała największy wpływ na historię.

I możemy ją określić, z ufnością dzieci: Maryja, osoba wpływowa Boga. Za pomocą kilku słów miała odwagę powiedzieć „tak” i zaufać miłości, zaufać obietnicom Boga, który jest jedyną siłą zdolną do odnowienia, uczynienia wszystkiego nowym. I wszyscy dzisiaj mamy coś do odnowienia w naszym wnętrzu. Dzisiaj musimy pozwolić Bogu, by odnowił coś w naszych sercach. Pomyślmy o tym trochę: co chcę, by Bóg odnowił w moim sercu?

Zawsze głębokie wrażenie budzi siła „tak” Maryi, młodej kobiety. Siła tego „niech mi się stanie”, jakie powiedziała aniołowi. To było coś innego niż bierna lub zrezygnowana akceptacja. Maryja nie znała tego wyrażenia: widzimy, co się dzieje. Była zdecydowana, zrozumiała, o co chodziło i powiedziała „tak”, nie wykrzykując słów. To było coś znacznie więcej, coś innego. Było to „tak” osób, które chcą się zaangażować i podjąć ryzyko, które chcą postawić wszystko na jedną szalę, bez innych gwarancji, niż pewność, że niosą obietnicę. I pytam każdego z was: czy czujecie się tymi, którzy niosą obietnicę? Jaką obietnicę niosę w sercu, aby ją nieść dalej? Maryja niewątpliwie miała trudną misję, ale trudności nie były powodem, by powiedzieć „nie”. Z pewnością jawiły się komplikacje, ale nie były to te same komplikacje, które pojawiają się, gdy paraliżuje nas tchórzostwo z powodu braku wcześniej zapewnionej jasności i bezpieczeństwa. Maryja nie kupiła ubezpieczenia na życie! Maria się zaangażowała, i dlatego jest silna, dlatego jest wpływową, jest osobą wpływową Boga! „Tak” i chęć służenia były silniejsze, niż wątpliwości i trudności.

Dziś wieczorem słyszymy również, jak „tak” Maryi rozbrzmiewa echem z pokolenia na pokolenie. Wielu ludzi młodych, na wzór Maryi podejmuje ryzyko i stawia wszystko na jedną szalę, kierując się obietnicą. Dziękuję Eriko i Rogelio za złożone przez was świadectwo. Tych dwoje było odważnych! Zasługują na brawa. Dziękuję! Podzieliliście się swoimi lękami, trudnościami i wszystkimi zagrożeniami, z jakimi się borykaliście się przed narodzinami waszej córki, Inés. W pewnym momencie powiedzieliście: „Nas rodziców z różnych powodów wiele kosztuje zaakceptowanie narodzin dziecka z jakąkolwiek chorobą lub niepełnosprawnością” - to pewne i jest zrozumiałe. Ale zaskakujące było to, gdy dodaliście: „Gdy urodziła się nasza córka, postanowiliśmy ją kochać z całego serca”. Zanim się narodziła, w obliczu wszystkich wiadomości i pojawiających się trudności, podjęliście decyzję i powiedzieliście jak Maryja „niech nam się stanie”, postanowiliście ją pokochać. Wobec życia waszej kruchej, bezbronnej i potrzebującej córki, wasza odpowiedź, Eriki i Rogelio, brzmiała „tak” i oto mamy Inés. Mieliście odwagę, by uwierzyć, że świat jest nie tylko dla silnych! Dziękuję!

Powiedzenie Panu „tak” to odwaga, by przyjąć życie takim, jakim jest, wraz z całą jego kruchością i małością, a często nawet ze wszystkimi jego sprzecznościami i brakiem sensu, z tą samą miłością, o której opowiedzieli nam Erika i Rogelio. Przyjąć życie takim, jakim jest. Oznacza przyjęcie naszej ojczyzny, naszych rodzin, naszych przyjaciół, takich, jakimi są, także z ich słabościami i małostkowością. Przyjęcie życia ukazuje się także, kiedy akceptujemy to wszystko, co nie jest doskonałe, to wszystko, co nie jest czyste ani przefiltrowane, ale tym niemniej warte jest miłości. Czy ktoś z tego powodu, że jest niepełnosprawny lub wrażliwy, nie jest godny miłości? Pytam was: czy niepełnosprawny, niepełnosprawna, osoba krucha zasługuje na miłość? [odpowiadają: tak!] Nie słychać dobrze ... [silniej: tak!] Zrozumieliście. Kolejne pytanie, zobaczmy, jak odpowiecie. Czy ktoś, kto jest cudzoziemcem, jest chory czy w więzieniu, nie jest godny miłości? [odpowiadają: tak!] Tak czynił Jezus: wziął w ramiona trędowatego, ślepca i paralityka, objął faryzeusza i grzesznika. Objął łotra na krzyżu, a nawet uściskał i przebaczył nawet tym, którzy Go krzyżowali.

Dlaczego? Ponieważ tylko to, co się miłuje może być zbawione. Nie możesz ocalić osoby, nie możesz uratować sytuacji, jeśli jej nie kochasz. Tylko to, co się miłuje, może być zbawione. Powtarzamy? [razem] Tylko to, co się miłuje, może być zbawione. Jeszcze raz! [młodzi: „Tylko to, co się miłuje, może być zbawione”]. Nie zapomnijcie tego. Z tego względu jesteśmy zbawieni przez Jezusa: ponieważ nas kocha i tej miłości nie może się oprzeć. Niezależnie od tego, co byśmy Mu uczynili, On nas kocha i zbawia. Ponieważ tylko to, co się miłuje może być zbawione. Tylko to, co bierze się w ramiona, może zostać przemienione. Miłość Pana jest większa niż wszystkie nasze sprzeczności, wszystkie nasze kruchości i wszystkie nasze małości. Ale właśnie poprzez nasze sprzeczności, kruchości i małostkowości chce On napisać tę historię miłości. Wziął w ramiona syna marnotrawnego, objął Piotra po jego zaparciu się, i zawsze, nieustannie, bierze nas w ramiona, po naszych upadkach, pomagając nam powstać i stanąć na nogi. Ponieważ prawdziwy upadek – zwróćcie na to uwagę - prawdziwy upadek, który może zrujnować nam życie, polega na tym, by zostać na ziemi i nie pozwolić sobie pomóc. Jest taka bardzo piękna pieśń alpinistów, którą śpiewają wchodząc na górę: „w sztuce wspinaczki to, co się liczy, to nie by nie upadać, ale aby nie zostać w upadku”. Nie trwać w upadku! Podać rękę, by cię podnieśli. Nie trwać w upadku.

Pierwszy krok polega na tym, by nie lękać się przyjmować życie takim, jakim jest, nie lękać objąć życia takim, jakim jest. To jest drzewo życia, które dzisiaj widzieliśmy [podczas czuwania].

Dziękuję Alfredo za twoje świadectwo i odwagę, że podzieliłeś się nim z nami wszystkimi. Byłem pod wielkim wrażeniem, gdy powiedziałeś: „Zacząłem pracować w budownictwie, aż do zakończenia tego projektu. Bez zatrudnienia rzeczy nabrały innego koloru: bez szkoły, bez zajęcia i bez pracy”. Podsumowuję to w czterech słowach „bez”, z powodu których nasze życie nie ma korzeni i wysycha: bez pracy, bez edukacji, bez wspólnoty, bez rodziny. To jest życie bez korzeni. Bez pracy, bez edukacji, bez wspólnoty i bez rodziny. Te cztery „bez” zabijają.

Nie jest możliwe, aby ktoś się rozwinął, jeśli nie ma silnych korzeni, które pomagają, by stać mocno na nogach i trzymać się ziemi. Łatwo jest „latać”, gdy nie ma nic, czego można by się uchwycić, gdzie się umocować. To jest pytanie, które my dorośli musimy sobie postawić, my dorośli tutaj obecni, co więcej, jest to pytanie, jakie wy musicie nam postawić, jakie wy młodzi musicie postawić nam dorosłym, a my mamy obowiązek, żeby wam odpowiedzieć: jakie korzenie wam dajemy, jakie dajemy wam podstawy, abyście się budowali jako osoby? Jest to pytanie skierowane do nas dorosłych. Jakże łatwo jest krytykować ludzi młodych i marnować czas na szemranie, jeśli pozbawiamy ich szans na pracę, edukację i budowanie wspólnoty, których można się uchwycić i marzyć o przyszłości. Bez wykształcenia trudno marzyć o jakiejś przyszłości; bez pracy bardzo trudno marzyć o przyszłości; bez rodziny i bez wspólnoty niemal nie można marzyć o przyszłości. Marzenie o przyszłości oznacza bowiem uczenie się odpowiadania nie tylko na pytanie dlaczego żyję, ale także dla kogo żyję, ale także dla kogo warto poświęcić moje życie. I to musimy ułatwić my dorośli, dając wam pracę, edukację, wspólnotę, możliwości.

Jak powiedział nam Alfredo, kiedy ktoś się wyłącza i pozostaje bez pracy, bez wykształcenia, bez wspólnoty i bez rodziny, to na koniec dnia odczuwa pustkę i w końcu wypełniamy tę lukę czymkolwiek, byle jaką szpetotą. Nie wiemy już bowiem dla kogo żyć, zmagać się i kochać. Dorosłych, którzy tutaj są, i tych, którzy nas widzą, pytam: co robisz ty, aby zrodzić przyszłość, pragnienie przyszłości w ludziach młodych dnia dzisiejszego? Czy jesteś zdolny, by walczyć, aby mieli edukację, by mieli pracę, by mieli rodzinę, by mieli wspólnotę? Niech każdy z nas dorosłych odpowie w swoim sercu.

Pamiętam, że kiedy pewnego razu, gdy rozmawiałem z kilkoma osobami młodymi, ktoś mnie zapytał: „Dlaczego dzisiaj wielu młodych nie pyta, czy Bóg istnieje, lub trudno im jest w Niego uwierzyć i unikają zaangażowania w życie?”. Odpowiedziałem: „A wy, co o tym myślicie?” Wśród odpowiedzi, które pojawiły się w rozmowie, pamiętam o jednej, która poruszyła moje serce i ma związek z doświadczeniem, którym podzielił się Alfredo: „Ojcze, wielu z nich czuje, iż stopniowo przestali istnieć dla innych, często czują się niewidzialni”. Wielu młodych ludzi odczuwa, że przestali istnieć dla innych, dla rodziny, dla społeczeństwa, dla wspólnoty... a potem, wielokrotnie, czują się niewidzialni. Jest to kultura porzucenia i braku zainteresowania. Nie mówię, że wszyscy, ale wielu czuje, iż nie mają wiele lub nic do dania, ponieważ nie mają rzeczywistych przestrzeni, z których wychodząc można by się poczuć wezwanymi. Jak pomyślą, że Bóg istnieje, jeśli oni sami, ci młodzi, od dawna przestali istnieć dla swoich braci i dla społeczeństwa? W ten sposób popychamy ich, by nie patrzyli w przyszłość i padali ofiarą jakichkolwiek narkotyków, wszystkiego, co ich niszczy. Możemy zadać sobie pytanie: co czynię z młodymi ludźmi, których widzę? Czy ich krytykuję, czy może mnie nie interesują? Czy im pomagam, czy też mnie nie interesują? Czy to prawda, że dla mnie od dawna przestali istnieć?

Dobrze wiemy, że nie wystarczy być połączonym przez cały dzień do internetu, aby czuć się uznanym i kochanym. Poczucie uznanym i zaproszonym do czegoś, to więcej, niż bycie „w sieci”. Oznacza znalezienie przestrzeni, w których z waszymi rękoma, sercem i głową możecie poczuć się częścią większej wspólnoty, która was potrzebuje i której wy młodzi również potrzebujecie.

A to bardzo dobrze rozumieli święci. Myślę na przykład o księdzu Bosko [młodzież klaszcze], który nie poszedł szukać ludzi młodych w jakimiś miejscu dalekim czy specjalnym - widać, że są tutaj ci, którzy kochają Księdza Bosko!, oklaski! Ksiądz Bosko nie szukał młodych ludzi w jakimś odległym lub szczególnym miejscu; po prostu nauczył się widzieć to wszystko, co się wydarzyło wokół w mieście, i widzieć to oczyma Boga i dlatego wielkie wrażenie wywarły na nim setki dzieci i młodych opuszczonych bez nauki, bez pracy i bez pomocnej dłoni wspólnoty. W tym samym mieście mieszkało wielu ludzi i wielu krytykowało tych młodych, ale nie potrafili patrzeć na nich oczyma Boga. Młodych trzeba widzieć oczyma Boga. On to czynił, Ksiądz Bosko, potrafił postawić pierwszy krok: przyjąć życie takim, jakie jest. Wychodząc z tego, nie bał się uczynić drugiego kroku: stworzyć wraz z nimi wspólnotę, rodzinę, w której, mając pracę i naukę, czuli się kochani. Dać im korzenie, których mogą się trzymać, aby mogli dojść do nieba. Aby mogli być kimś w społeczeństwie. Dawać im korzenie, których mogą się trzymać, aby nie zostali powaleni przez pierwszy wiatr, który nadchodzi. To czynił Ksiądz Bosko, to czynili święci, to czynią wspólnoty, które wiedzą, jak patrzeć na młodych ludzi oczyma Boga. Czy to słyszycie, wy dorośli - patrzeć na młodych ludzi oczyma Boga?

Myślę o wielu miejscach w naszej Ameryce Łacińskiej, które promują to, co nazywają wielką rodziną, domem Chrystusa, co z tym samym duchem jak inne ośrodki, starają się przyjąć życie takim, jakim jest, w jego całości i złożoności, gdyż wiedzą, że „drzewo ma jeszcze nadzieję: chociaż zostało ścięte, odrasta, a jego pęd nie usycha” (Hi 14,7).

I zawsze można „odnowić się i odrastać”, zawsze można zaczynać od nowa, gdy jest jakaś wspólnota, ciepło domu, w którym można zapuścić korzenie, zapewniające niezbędną ufność i przygotowujące serce do odkrycia nowej perspektywy: perspektywy syna umiłowanego, poszukiwanego, odnalezionego i oddanego na misję. Pan staje się obecny poprzez konkretne twarze. Powiedzieć „tak” jak Maryja tej miłosnej historii, to powiedzieć „tak”, by być narzędziami do budowania w naszych dzielnicach wspólnot kościelnych zdolnych do przemierzania ulic miasta, przyjęcia i nawiązywania nowych relacji. Być „osobą wpływową” w XXI wieku, oznacza być stróżami korzeni, stróżami tego wszystkiego, co przeciwdziała, by nasze życie stało się ulotnym, by nasze życie wyparowało w nicości. Wy dorośli bądźcie stróżami tego wszystkiego, co pozwala nam czuć się częścią jedni drugich, stróżami tego wszystkiego, co sprawia, że czujemy, iż należymy do siebie nawzajem.

Tego doświadczyła Nirmeen na Światowym Dniu Młodzieży w Krakowie. Spotkała żywą, radosną wspólnotę, która wyszła jej naprzeciw, dała jej poczucie przynależności, a zatem tożsamość i pozwoliła jej przeżyć radość, która wyraża bycie spotkaną przez Jezusa. Nirmeen unikała Jezusa, unikała Go, zachowywała dystans, aż do chwili, kiedy ktoś pozwolił jej zapuścić korzenie, dał jej przynależność, a wspólnota dała jej odwagę do rozpoczęcia tej drogi, o której nam opowiedziała.

Pewien święty latynoamerykański zastanawiał się kiedyś: „Czy postęp społeczeństwa, będzie prowadził jedynie do zdobycia najnowszego modelu samochodu, lub zdobycia najnowszej techniki rynkowej? Czy na tym polega cała wielkość człowieka? Czy nie ma nic więcej, niż żyć dla tych celów?” (por. San Alberto Hurtado, Meditación de Semana Santa para jóvenes, 1946). Pytam was młodych: czy chcecie tej wielkości, czy też nie? [odpowiadają: nie!] Jesteście niepewni… Tutaj dobrze nie słychać? [odpowiadają: nie!] Nie słychać, co się dzieje? [odpowiadają: nie!] Wielkość polega nie tylko na posiadaniu najnowszego modelu samochodu, czy nabyciu najnowszej technologii dostępnej na rynku. Zostaliście stworzeni dla czegoś większego. Maryja to zrozumiała i powiedziała: „Niech mi się stanie!”. Erika i Rogelio to zrozumieli i powiedzieli: „Niech nam się stanie!”. Alfredo zrozumiał i powiedział: „Niech mi się stanie!”. Nirmeen zrozumiała i powiedziała: „Niech mi się stanie!”. Usłyszeliśmy ich tutaj. Przyjaciele, pytam was: czy jesteście gotowi powiedzieć „tak”? [odpowiadają: tak!]. Teraz odpowiadacie, tak mi się bardziej podoba. Ewangelia uczy nas, że świat nie będzie lepszy, gdy będzie mniej osób chorych, mniej osób słabych, mniej osób kruchych lub starszych, którymi trzeba się zajmować, a nawet nie dlatego, że będzie mniej grzeszników, nie, nie będzie lepszy z tego powodu. Świat będzie lepszy, gdy będzie więcej osób, które - jak ci przyjaciele, którzy do nas mówili - są gotowi i mają odwagę nieść w łonie jutro i uwierzyć w przemieniającą moc Bożej miłości. Pytam was młodych: Czy chcesz być „osobą wpływową” w stylu Maryi [odpowiadają: tak!]. Ona odważyła się powiedzieć „niech mi się stanie”? Tylko miłość czyni nas bardziej ludzkimi, a nie sprzeczki, nie samo uczenie się. Tylko miłość czyni nas bardziej ludzkimi, pełniejszymi, a cała reszta to dobre, lecz puste placebo.

Za chwilę spotkamy Jezusa, Jezusa żywego w Eucharystii. Z pewnością będziecie mieli Mu wiele do powiedzenia, wiele do opowiedzenia o różnych sytuacjach w waszym życiu, waszych rodzinach i krajach.

Stając przed Jezusem twarzą w twarz, bądźcie odważni, nie bójcie się otworzyć przed Nim swego serca, by odnowił On ogień swojej miłości, aby pobudził was do przyjęcia życia ze wszystkimi jego kruchościami i małościami, ale również z całą jego wspaniałością i pięknem. Niech Jezus wam pomoże odkryć piękno, że żyjemy i jesteśmy przebudzeni, żywi i przebudzeni.

Nie bójcie się powiedzieć Jezusowi, że także i wy chcecie wziąć udział w Jego historii miłości w świecie, że jesteście gotowi na coś więcej!

Przyjaciele: proszę was, abyście w tym spotkaniu twarzą w twarz z Jezusem byli dobrzy i pomodlili się także za mnie, abym i ja nie bał się przyjąć życia, bym potrafił strzec korzeni i mówił jak Maryja: „Niech mi się stanie według Twego słowa!”.

[00117-PL.02] [Testo originale: Spagnolo]

 

Traduzione in lingua araba

أيّها الشبيبة الأعزاء، مساء الخير!

لقد رأينا هذا العرض الجميل حول شجرة الحياة الذي يبين لنا كيف أن الحياة التي يعطينا إياها يسوع هي قصّة حبّ، قصّة حياة تريد أن تختلط بنا وتترسّخ في أرض الجميع. هذه الحياة ليست خلاصًا معلّقًا "في السحاب" في انتظار تنزيلها، ولا "تطبيقًا" جديدًا علينا اكتشافه، أو تمرينًا عقليًّا ناجمًا عن تقنيات النمو الشخصي. الحياة التي يهبنا الله إياها ليست حتى برنامجًا تعليميًا تصلنا به آخر الأخبار. الخلاص الذي يمنحه لنا الله هو دعوة لنكون جزءا من قصّة حبّ تتداخل مع قصصنا. حبّ يعيش ويريد أن يولد بيننا حتى نتمكّن من أن نعطي ثمرًا حيث نعيش، وكيفما نكون، ومع من نكون. هناك يأتي الربّ ليلقي زرعه وليزرع نفسه. إنه أوّل من يقول "نعم" لحياتنا، إنه دائما الأوّل. وهو الأوّل الذي يقول "نعم" لتاريخنا، ويريد منّا أن نقول "نعم" معه. وهو يسبقنا دومًا، هو الأوّل.

هكذا فاجأ مريم ودعاها لتكون جزءًا من قصّة الحبّ هذه. لم تَظهر بالطبع صبية الناصرة في "الشبكات الاجتماعية" في ذلك الوقت، لم تكن ذات تأثير كبير، ولكنّها أصبحت، دون إرادتها ودون أن تبحث عنه، المرأة التي لها أكبر تأثير في التاريخ.

ويمكننا أن نقوله بثقة الأبناء: مريم، "المؤثّرة" على الله. وعبر كلمات قليلة، كانت لها الشجاعة لتقول "نعم" ولتثق بمحبّة الله ولتثق بوعوده، التي هي القوّة الوحيدة القادرة على التجديد، على أن تجعل كُلَّ شَيءٍ جَديدًا. وكلّنا اليوم، لدينا شيء نريد أن نجدّده في داخلنا. يجب أن نسمح لله اليوم بأن يجدّد شيئًا في قلبنا. لنفكّر قليلًا: ماذا أريد أن يجدّد الله في قلبي؟

إن قوّة كلمة "نعم" التي قالتها مريم، الشابّة، تثير الإعجاب دائمًا. قوّة كلمة "فَليَكُنْ لي" التي قالتها للملاك. لم يكن قبولًا سلبيًّا أو قبولًا خاضعًا. كان مختلفًا عن "نعم" يشبه القول: "حسنًا، لنرى ما سيحدث". لم تكن تعرف مريم هذه العبارة: لنرى ما سيحدث. كانت عازمة، فهمت المسألة وقالت "نعم"، دون تلطيف. كان أكثر من ذلك، كان أمرًا مختلفًا. كان "نعم" الذين يريدون المشاركة والمخاطرة، الذين يريدون أن يراهنوا على كلّ شيء، دون أيّ ضمانات أخرى سوى أنهم على يقين من أنهم حاملي الوعد. وأسال كلّ منكم: هل تشعرون أنكم حاملو الوعد؟ أيّ وعد أحمل في قلبي، وعد أتقدّم به؟ كانت مريم دون شكّ أمام مهمّة صعبة، لكن الصعوبات لم تكن سببًا لتقول "كلا". كان عليها بالطبع أن تواجه تعقيدات، لكن لم تكن نفس التعقيدات التي تحدث عندما يشلّنا الخوف لأن كلّ شيء ليس واضحًا بالنسبة لنا أو مضمونًا مسبقًا. لم تشترِ مريم تأمينا على حياتها! مريم خاطرت بحياتها، ولذا فهي قوية، ولذا هي "ذات تأثير"، هي "ذات تأثير" عند الله! لقد كان الـ "نعم" والرغبة في الخدمة أقوى من الشكوك والصعوبات.

نسمع الليلة أيضًا كيف أن أصداء "نعم" مريم تعود وتتكاثر من جيل إلى جيل. كثير من الشباب الذين يتبعون مثال مريم يخاطرون ويراهنون، يقودهم الوعد. شكراً لكما، إريكا وروجيليو، على الشهادة التي قدمتماها لنا. كانا شجاعان! يستحقّان التصفيق. شكرًا. لقد شاركتمانا بمخاوفكما وصعوباتكما وكلّ المخاطر التي مررتما بها قبل ولادة إيناس. لقد قلتم في وقت معيّن: "بالنسبة لنا نحن الآباء والأمهات، ولأسباب مختلفة، يصعب علينا كثيرا قبول مجيء طفل مريض أو معاق"، وهذا أمر أكيد ومفهوم. لكن الأمر المذهل كان عندما أضفتما: "عندما ولدت ابنتنا قرّرنا أن نحبّها بكلّ قلبنا". قبل ولادتها، إزاء كلّ المعلومات والصعوبات التي ظهرت، كنتما قد اتّخذتما قرارًا وقلتما مثل مريم "فَليَكُنْ لنا"، قرّرتما أن تحبّاها. إزاء حياة ابنتكما الهشّة والعاجزة والمحتاجة، كانت إجابتكما، إريكا وروجيليو: "نعم"، وهكذا لدينا إيناس. كانت لديكما الشجاعة للإيمان بأن العالم ليس فقط للأقوياء! شكرًا!

أن قول "نعم" للربّ يعني أن تكون لدينا الشجاعة لمعانقة الحياة كما هي، مع كلّ هشاشتها، وصغرها، وحتى غالبًا مع كلّ تحمله من تناقضات وما ينقصها من معنى، بنفس الحبّ الذي دفع إريكا وروجيليو في حديثهما معنا. نأخذ الحياة كما تأتي. يعني معانقة وطننا وعائلاتنا وأصدقائنا كما هم، مع هشاشتهم وصغرهم. تظهر معانقة الحياة أيضًا عندما نرحّب بكلّ ما هو غير كامل، أو كلّ ما هو غير نقي أو غير مقطّر، وليس لهذا السبب لا يستحقّ الحبّ. هل يمكن لشخص ألّا يستحقّ الحبّ لأنه معاق أو هشّ؟ أسألكم: هل المعاق، الشخص المعاق، الشخص الهشّ، جدير بأن يُحبّ؟ [يجيبون نعم!] لم أسمع جيّدًا... [بصوت أعلى: نعم!] لقد فهمتم. سؤال آخر، لنرى كيف تجيبون. هل يستحقّ الحبّ شخص أجنبيّ أو شخص قد أخطأ أو أنه مريض أو في السجن؟ [يجيبون: نعم!] هذا ما فعله يسوع: لقد عانق الأبرص والأعمى والمقعد، وعانق الفريسي والخاطئ. عانق اللصّ على الصليب وعانق حتى أولئك الذين كانوا يصلبونه وصفح عنهم.

لماذا؟ لأن وحده الذي نحبّه يمكنه أن يخلص. لا يمكنك أن تخلّص شخصًا ما، ولا يمكنك أن تخلص وضعًا ما إذا كنت لا تحبّه. وحده الذي نحبّه يمكنه أن يخلص. نكرّره؟ [معًا] وحده الذي نحبّه يمكنه أن يخلص. مرّة أخرى! [الشبيبة: "وحده الذي نحبّه يمكنه أن يخلص"]. لا تنسوا هذا. لهذا السبب خلّصنا يسوع: لأنه يحبّنا ولا يستطيع الاستغناء عنا. يمكننا أن نقوم بأيّ شيء، لكنّه يحبّنا، ويخلّصنا. لأن وحده الذي نحبّه يمكنه أن يخلص. وحده الذي نعانقه يمكن أن يتغيّر. إن حبّ الربّ أكبر من كلّ تناقضاتنا وكلّ هشاشتنا وكلّ صغرنا. ولكن عبر تناقضاتنا بالتحديد وهشاشتنا وصغرنا يريد هو أن يكتب قصّة الحبّ هذه. لقد عانق الابن الضال، واحتضن بطرس بعد أن نكره، وهو دائما يعانقنا، دائمًا، دائمًا، دائمًا، يساعدنا بعد سقوطنا على النهوض والوقوف على أقدامنا. لأن السقوط الحقيقي –انتبهوا لهذا-، السقوط الحقيقي، الذي يستطيع أن يدمّر حياتنا، هو البقاء في وضع السقوط وعدم قبول المساعدة. هناك أغنية رائعة يغنّيها متسلّقو الجبال أثناء تسلّقهم: "في فنّ التسلّق، لا يكمن الانتصار في عدم السقوط، بل في عدم البقاء في وضع السقوط". لا تبقى في وضع السقوط! مدّ يدك كيما يجعلوك تقف. لا تبقى في وضع السقوط.

الخطوة الأولى هي عدم الخوف من قبول الحياة كما هي، لا تخف من معانقة الحياة كما هي. هذه هي شجرة الحياة التي رأيناها اليوم [أثناء السهرة].

شكراً لك، ألفريدو، على شهادتك وشجاعتك لمشاركتنا بها جميعاً. لقد تأثرت كثيرا عندما قلت: "بدأت العمل في البناء حتى انتهي ذلك المشروع. فبدون التزام، تأخذ الأمور لوناً آخر: دون مدرسة، دون مهنة، ودون عمل". ألخّصه في أربعة "دون" تُفقِدُ حياتَنا جذورَها وتجفّ: دون عمل، دون تربية، دون مجتمع، دون أسرة. أو حياة دون جذور. دون عمل، ودون تربية، ودون جماعة، ودون أسرة. هذه الـ "دون" الأربعة تقتل.

من المستحيل أن ينمو المرء إذا لم يكن لديه جذور قوّية تساعده على الوقوف بثبات وتعلّقه بالأرض. من السهل أن نضيع عندما لا نملك مكانًا نتمسّك به، نثبت فيه. إنه سؤال يتوجّب علينا نحن البالغين أن نطرحه على ذواتنا، نحن البالغين الموجودين هنا، لا بل، إنه سؤال يجب أن تطرحوه أنتم علينا، أن تطرحوه أنتم الشبيبة علينا، وعلينا نحن واجب الإجابة عليه: ما هي الجذور التي نقدّمها لكم؟ أية أسس تبنون عليها شخصكم نقدمها لكم؟ إنه سؤال لنا نحن البالغين. كم هو سهل انتقاد الشبيبة وقضاء الوقت في الثرثرة، إن كنا نحرمهم من فرص العمل والتربية والمجتمع، يمكنهم التمسك بها كي يحلموا بالمستقبل! بدون تربية، من الصعب أن نحلم بمستقبل؛ بدون عمل، من الصعب جدا أن نحلم بالمستقبل؛ بدون عائلة، ودون جماعة، يكاد يكون من المستحيل أن نحلم بالمستقبل. لأن الحلم بالمستقبل يعني أن نتعلم الإجابة ليس فقط على السؤال لماذا أعيش، ولكن لمن أعيش، من يستحقّ أن أبذل حياتي من أجله. وهذا، علينا أن نعمل عليه نحن البالغين، فنؤمّن لكم عملا، وتربية، وجماعة، وفرص.

كما قاله لنا ألفريدو، عندما "نتحرّر" ونبقى بلا عمل، وبدون تربية، وبدون مجتمع وبدون أسرة، في نهاية اليوم نشعر بالفراغ وينتهي بنا المطاف إلى أن نملأ هذا الفراغ بأيّ شيء، بأي انحلال. لأننا لم نعد نعرف مِن أجل مَن نعيش ونجاهد ونحبّ. أسأل البالغين الموجودين هنا، والذين يتابعوننا عبر الشاشة: ماذا تفعل أنت كي تولد مستقبلا، كي توقظ في شبيبة اليوم الرغبة في المستقبل؟ هل أنت قادر على الكفاح من أجل أن ينالوا التربية، ويجدوا عملا، ويؤسسوا أسرة، ويكون لهم مجتمع؟ ليجِب كل منا، نحن البالغين، في قلبه.

أتذكّر أنه، عندما تحدّثت مرّة مع بعض الشبيبة، سألني أحدهم: "لماذا هناك الكثير من الشبيبة الذين لا يتساءلون اليوم عمّا إذا كان الله موجودًا، أو لماذا يصعب عليهم الإيمان به ويتجنّبون الالتزام في الحياة؟". وأجبته: "أنت ما رأيك؟" من بين الإجابات التي وردت في المحادثة، أتذكّر واحدة لمست قلبي وترتبط بالخبرة التي شاركنا بها ألفريدو: "أبتي، هو أن العديد منهم يشعرون أنهم، شيئا فشيئا، لم يعودوا موجودين بالنسبة للآخرين. وغالبًا ما يشعرون بأنهم غير مرئيّين". يشعر العديد من الشبيبة أنهم لم يعودوا موجودين بالنسبة للآخرين، بالنسبة للعائلة، والمجتمع، والجماعة...، غالبا ما يشعرون بالتالي أنهم غير مرئيين. إنها ثقافة التخلّي وعدم الاهتمام. لا أقول الجميع، لكن الكثيرين، يشعرون أنه ليس لديهم الكثير أو ليس لديهم شيء يعطونه لأنهم لا يملكون مساحات حقيقية يمكنها أن تحفّزهم. كيف يمكنهم أن يؤمنوا أن الله موجود إذا لم يعودوا موجودين، هم أنفسهم، هؤلاء الشبيبة، ومنذ فترة طويلة، بالنسبة لإخوتهم وللمجتمع؟ إننا بهذه الطريقة ندفعهم لعدم النظر إلى المستقبل، وإلى الوقوع ضحية أي نوع من المخدرات، وأي شيء يدمرهم. يمكننا أن نسأل أنفسنا: ماذا أصنع أنا مع الشبيبة الذين ألتقيهم؟ هل أنتقدهم أم لا يهمونني؟ هل أساعدهم، أم لا يهمونني؟ هل صحيح أنهم لم يعودوا موجودين بالنسبة لي منذ زمن؟

نحن نعرف ذلك جيدا، لا يكفي أن نبقى "على اتصال" طوال اليوم كي نشعر بأننا مقدّرون ومحبوبون. الشعور بالتقدير وبالدعوة إلى عيش أمر ما هو أعظم من البقاء على "شبكة الإنترنت". يعني إيجاد مساحات حيث يمكنكم، بأيديكم وقلبكم ورأسكم، أن تشعروا بأنكم جزء من مجتمع أكبر يحتاج إليكم وتحتاجون إليه أنتم الشبيبة.

لقد فهم القديسون هذا الأمر. أفكّر على سبيل المثال في دون بوسكو [الشبيبة يصفقون] الذي لم يذهب للبحث عن الشبيبة في بعض الأماكن البعيدة أو الخاصة –من الواضح ان هناك أشخاص هنا يحبون دون بوسكو! لنصفق! لم يذهب دون بوسكو للبحث عن الشبيبة في بعض الأماكن البعيدة أو الخاصة-، إنما ببساطة تعلم أن يرى، أن يرى كل ما كان يحدث حوله في المدينة، وأن يراه بأعين الله، وبالتالي، تأثّر للغاية بالمئات من الأطفال والشبّان المتروكين بدون مدرسة وبدون عمل وبدون مساعدة المجتمع. عاش العديد من الناس في تلك المدينة نفسها، وانتقد العديد منهم الشبببة، لكنهم لم يعرفوا كيف ينظرون إليهم بأعين الله. يجب أن ننظر إلى الشبيبة بأعين الله. أما دون بوسكو فنظر إليهم بأعين الله، وكان قادراً على اتخاذ الخطوة الأولى: معانقة الحياة كما هي. وانطلاقًا من هذا، لم يكن خائفاً من القيام بالخطوة الثانية: أن يخلق معهم جماعة، عائلة، يشعرون فيها بأنهم محبوبون، من خلال العمل والدراسة. منحهم جذورا يتمسّكون بها كي يبلغوا الجنّة. كي يكون لهم مكان في المجتمع. نعطيهم الجذور كي يتمسكوا بها كيلا تسقطهم أول رياح تهبّ. هذا ما فعله دون بوسكو، هذا ما فعله القديسون، هذا ما تصنعه المجتمعات التي تعرف كيف تنظر إلى الشبيبة بأعين الله. هل باستطاعتكم أنتم الكبار أن تنظروا إلى الشبيبة بأعين الله؟

أفكر في العديد من الأماكن في أمريكا اللاتينية التي تشجّع ما يسمّونه بعائلة بيت المسيح الكبير التي، بنفس روح العديد من المراكز الأخرى، تسعى لاستضافة الحياة كما هي في كليتها وتعقيدها، لأنهم يعرفون أن "الشَّجَرَة لها رَجاء فإِنَّها إِذا قُطِعَت تُخلِفُ أَيضا وفِراخُها لا تَزول" (14، 7).

يمكننا دوما أن "نتجدّد وننمو"، يمكننا دوما أن نبدأ من جديد، عندما يكون هناك جماعة، ودفء منزل نتجذّر فيه، يوفّر الثقة اللازمة ويهيّئ القلب لاكتشاف أفق جديد: أفق ابن محبوب، مطلوب، موجود ومرسل في مهمّة. إن الرب حاضر من خلال وجوه ملموسة. أن نقول "نعم"، مثل مريم، لقصّة الحبّ هذه هو أن نقول "نعم" لنكون أدوات لنبني، في أحيائنا، جماعات كنسية قادرة على السير في شوارع المدينة، لاحتضان ونسج علاقات جديدة. أن نكون "ذات تأثير" في القرن الواحد والعشرون يعني أن نحافظ على الجذور، نحافظ على كل ما يمنع حياتنا من أن تصبح "غازية"، من أن تتبخر في الفناء. أنتم البالغون، كونوا حراسًا لكل ما يتيح لنا أن نشعر بأننا جزء بعضنا من بعض، حراسا لكل ما يجعلنا نشعر أننا ننتمي بعضنا إلى بعض.

هكذا عاشته نيرمين في اليوم العالمي للشبيبة في كراكاو. التقت بمجتمع حيّ ومفرح أتى للقائها، وأعطاها حسا بالانتماء، وبالتالي هوية، وسمح لها بأن تعيش الفرح الذي يولّده مجيء يسوع للقائها. كانت نيرمين تتجنب يسوع، كانت تتجنبه، وضعت مسافة بينها وبينه، إلى أن جعلها شخص ما تتجذر، وأعطاها انتماء، وأعطتها تلك الجماعة الشجاعة لبدء هذه المسيرة التي أخبرتنا بها.

سأل قدّيس –من أمريكا اللاتينية- نفسه ذات مرّة: "هل سيكون تقدم المجتمع هو فقط بهدف امتلاك أحدث طراز من السيارات أو شراء أحدث التقنيات في السوق؟ هل تختصر كلّ عظمة الإنسان على هذا؟ أليس هناك شيء أعظم من هذا نعيش من أجله؟" (القدّيس ألبيرتو هورتادو، تأمّل في أسبوع الآلام للشبيبة، 1946). وأنا أسألكم أنتم الشبيبة: أتريدون أنتم هذه العظمة؟ أم لا؟ ["كلا!"] لستم على يقين... هنا لا نسمع جيدا، ماذا يحدث؟... ["كلا!"] فالعظمة ليست فقط باقتناء أحدث طراز من السيارات، أو شراء أحدث التقنيات في السوق. لقد خلقتم لشيء أعظم من هذا؟ لقد أدركته مريم وقالت: "فَليَكُنْ لي!". إريكا وروجيليو قد فهما ذلك وقالا: "فَليَكُنْ لنا!". ألفريدو فهمه وقال: "فَليَكُنْ لي!". فهمت نيرمين وقالت: "فَليَكُنْ لي!". لقد سمعناهم هنا. أيها الأصدقاء، أسألكم: هل أنتم على استعداد لتقولوا "نعم"؟ ["نعم!"] الآن أجبتم، وأفضّل هذا! يعلّمنا الإنجيل أن العالم لن يكون أفضل بسبب وجود عدد أقلّ من المرضى، عدد أقلّ من الضعفاء، عدد أقلّ من الأشخاص الهشّة أو مسنّين نهتّم بهم، وليس بسبب وجود عدد أقلّ من الخطأة، كلا، لن يكون افضل لهذا السبب. يكون العالم أفضل عندما يكون هناك المزيد من الأشخاص الذين، مثل هؤلاء الأصدقاء الذين كلمونا، هم على استعداد ولهم الشجاعة بأن يحملوا في أحشائهم المستقبل ويؤمنون بقدرة محبّة الله على التغيير. وأسالكم انتم الشبيبة: هل تريدون أن تكونوا "ذات تأثير" على نمط مريم ["نعم!"]. كانت لديها الشجاعة لتقول "فَليَكُنْ لي"؟ وحده الحب يجعلنا أكثر إنسانية، لا المشاجرات ولا العلم فقط: وحده الحب يجعلنا أكثر إنسانية، ويملأنا؛ كل ما تبقى هو جيّد لكنّه "مهدّيء" فارغ.

سوف نلتقي بعد قليل بيسوع، بيسوع حيًّا في الافخارستيا. وسيكون لديكم بالطبع الكثير من الأشياء تقولونها له، وتخبرونه الكثير عن مختلف أوضاع حياتكم وعائلاتكم وبلدانكم.

وإذ تقفون أمام يسوع، وجهاً لوجه، تشجعوا، لا تخافوا من أن تفتحوا قلبكم كي يجدّد نار حبّه، وكي يشجعكم على معانقة الحياة بكلّ هشاشتها وكل صغرها، ولكن أيضاً بكلّ عظمتها وجمالها. ليساعدكم يسوع على اكتشاف جمال أن نكون أحياء ويقظين. أحياء ويقظين.

لا تخافوا من أن تقولوا ليسوع بأنكم تريدون أنتم أيضًا المشاركة بقصّة حبّه في العالم، وأن هدف وجودكم هو "أعظم"!

أيها الأصدقاء، أطلب منكم أيضًا أن تصلوا من أجلي، في هذا اللقاء وجهاً لوجه مع يسوع، كيلا أخاف من معانقة الحياة، وكي يكون باستطاعتي المحافظة على الجذور والقول مثل مريم: "فَليَكُنْ لي بِحَسَبِ قَوْلِكَ!".

[00117-AR.02] [Original text: Spanish]

[B0069-XX.02]