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Viaggio Apostolico di Sua Santità Francesco in Kenya, Uganda e Repubblica Centrafricana (25-30 novembre 2015) – Incontro con i giovani allo Stadio Kasarani di Nairobi, Incontro con i Vescovi e congedo dal Kenya, 27.11.2015


Incontro con i giovani allo Stadio Kasarani di Nairobi

Incontro con i Vescovi del Kenya allo Stadio Kasarani di Nairobi

Cerimonia di congedo dal Kenya all’aeroporto internazionale di Nairobi

Telegramma al Presidente della Repubblica del Kenya

 

Incontro con i giovani allo Stadio Kasarani di Nairobi

Discorso del Santo Padre

Traduzione in lingua italiana

Traduzione in lingua inglese

Traduzione in lingua francese

Alle ore 10 di questa mattina il Santo Padre Francesco ha incontrato i giovani allo Stadio Kasarani di Nairobi. Con numerosi Vescovi, erano presenti anche il Presidente della Repubblica con la Consorte e il capo della comunità islamica.

Dopo un momento di canti, danze ed esecuzioni musicali, l’incontro si è aperto con il saluto del Vescovo incaricato della Pastorale dei laici, S.E. Mons. Anthony Muheria, quindi due giovani hanno offerto la loro testimonianza e posto al Papa alcune domande. Il Santo Padre ha poi benedetto alcune piante portate dai ragazzi, che Gli hanno anche consegnato una placca indicante il numero di rosari recitati in questi mesi secondo le Sue intenzioni.

Infine, Papa Francesco, rispondendo a braccio alle domande posteGli dai due giovani, ha pronunciato il discorso che riportiamo di seguito:

Discorso del Santo Padre

Thank you for the rosary which you prayed for me! Thank you, Thank you.
Thank you for your presence and your enthusiasm.
Thank you, Linette and Manuel, for your reflections.

[Muchas gracias por el rosario que han rezado por mí. Gracias, gracias, muchas gracias.
Gracias por su presencia, y por su presencia entusiasta.
Gracias a Lynette y gracias a Manuel por sus reflexiones.]

Existe una pregunta en la base de todas las preguntas que me hicieron Lynette y Manuel: ¿Por qué suceden las divisiones, las peleas, las guerras, las muertes, los fanatismos, las destrucciones entre los jóvenes? ¿Por qué existe ese deseo de destruirnos? En las primeras páginas de la Biblia, después de todas esas maravillas que hizo Dios, un hermano mata a otro hermano. El espíritu del mal nos lleva a la destrucción, y el espíritu del mal nos lleva a la desunión, nos lleva al tribalismo, a la corrupción, a la drogadicción, nos lleva a la destrucción por los fanatismos. Manuel preguntaba, ¿cómo hacer para que un fanatismo ideológico no nos robe a un hermano, no nos robe a un amigo? Hay una palabra que puede parecer incómoda pero yo no la quiero evitar, porque ustedes la usaron antes que yo; la usaron cuando me trajeron contándome los rosarios que habían rezado por mí; la usó el Obispo, cuando presentó que se prepararon para esta visita con la oración. Y lo primero que yo respondería es que un hombre pierde lo mejor de su ser humano, una mujer pierde lo mejor de su ser humano, cuando se olvida de rezar, porque se siente omnipotente, porque no siente necesidad de pedir ayuda, delante de tantas tragedias.

La vida está llena de dificultades, pero hay dos maneras de mirar las dificultades: o lo mirás como algo que te bloquea, te destruye y te detiene, o lo mirás como una oportunidad. A vos te toca elegir: Para mí, una dificultad, ¿es un camino de destrucción o es una oportunidad para superar en bien mío, de mi familia, de mis amigos y de mi país? Chicos y chicas, no vivimos en el Cielo, vivimos en la tierra, y la tierra está llena de dificultades. La tierra está llena no sólo de dificultades sino de invitaciones para desviarte hacia el mal, pero hay algo que todos ustedes, los jóvenes, tienen, que dura un tiempo más o menos grande: la capacidad de elegir. ¿Qué camino quiero elegir? ¿Cuál de estas dos cosas quiero elegir: dejarme vencer por la dificultad o transformar la dificultad en una oportunidad para vencer yo? Y ahora, algunas dificultades que ustedes nombraron, que son desafíos. Y entonces, antes, una pregunta: ¿Ustedes quieren superar los desafíos o dejarse vencer por los desafíos? ¿Ustedes son como los deportistas que cuando vienen a jugar al estadio quieren ganar o son como aquellos que ya vendieron la victoria a los otros y se pusieron la plata en el bolsillo? A ustedes les toca elegir.

Un desafío que mencionó Lynette es el del tribalismo. El tribalismo destruye una nación. El tribalismo es tener las manos escondidas por detrás y tener una piedra en cada mano para tirársela al otro. El tribalismo sólo se vence con el oído, con el corazón y con la mano. Con el oído: ¿Cuál es tu cultura?, ¿por qué sos así?, ¿por qué tu tribu tiene estas costumbres?, ¿tu tribu se siente superior o inferior? Con el corazón: una vez que escuché con el oído la respuesta abro el corazón y tiendo la mano para seguir dialogando. Si ustedes no dialogan, y no se escuchan entre ustedes, siempre va a existir el tribalismo, que es como una polilla que va a roer la sociedad. Hoy –ayer, mejor dicho, pero para ustedes lo hacemos hoy–, se declaró un día de oración y de reconciliación. Yo los quiero invitar ahora, a ustedes jóvenes, ‒invitar a Lynette y a Manuel que vengan‒, y que todos nos tomemos de la mano, de pie, como un signo contra el tribalismo. Todos somos una nación, todos somos una nación [la misa frase en inglés]. Así tienen que ser nuestros corazones, y el tribalismo no es solamente un levantar las manos hoy ‒este es el deseo, es la decisión‒, pero el tribalismo es un trabajo de todos los días. Vencer el tribalismo es un trabajo de todos los días. Un trabajo del oído: escuchar al otro. Un trabajo del corazón: abrir mí corazón al otro. Y un trabajo de las manos: darse las manos uno con otro. Y ahora nos damos la mano unos con otros.

Otra pregunta que hizo Lynette es la de la corrupción. Y, en el fondo, me preguntaba: ¿Se puede justificar la corrupción, el pecado, por el sólo hecho de que todos están pecando y están siendo corruptos? ¿Cómo podemos ser cristianos y combatir el mal de la corrupción? Yo me acuerdo que, en mi patria, un joven de 20‒22 años, quería dedicarse a la política, estudiaba entusiasmado, iba de un lado para otro y consiguió un trabajo en un ministerio. Un día tuvo que decidir sobre qué cosa había que comprar y, entonces, pidió tres presupuestos, los estudió y eligió el más barato, el más conveniente, y fue a la oficina de su jefe para que lo firmara: «¿Por qué elegiste éste?». «Porque hay que elegir el más conveniente para las finanzas del país». «No, hay que elegir aquel que te dé más para ponerte en el bolsillo». Y el joven le contesta a su jefe: «Yo vine a hacer política para hacer grande a la patria». Y el jefe le contesta: «Y yo hago política para robar». Un ejemplo, no más, pero no sólo en la política, en todas las instituciones, incluso en el Vaticano, hay casos de corrupción. La corrupción es algo que se nos mete adentro; es como el azúcar, es dulce, nos gusta, es fácil, y después terminamos mal. De tanta azúcar fácil terminamos diabéticos o nuestro país termina diabético. Cada vez que aceptamos una coima, y la metemos en el bolsillo, destruimos nuestro corazón, destruimos nuestra personalidad y destruimos nuestra patria. Por favor, no le tomen el gusto a ese «azúcar» que se llama corrupción. «Padre, pero yo veo que todos corrompen, yo veo tanta gente que se vende por un poco de plata, sin preocuparse de la vida de los demás». Como en todas las cosas, hay que empezar. Si no querés corrupción en tu corazón, en tu vida, en tu patria, empezá vos. Si no empezás vos tampoco va a empezar el vecino. La corrupción además nos roba la alegría, nos roba la paz. La persona corrupta no vive en paz. Una vez –esto es histórico, lo que les voy a contar–, en mi ciudad, murió un hombre que todos sabíamos que era un gran corrupto. Yo pregunté, unos días después, cómo fue el funeral, y una señora, con mucho buen humor, me contestó: «Padre, no podían cerrar la “bara” (ataúd), el cajón, porque se quería llevar toda la plata que había robado». Lo que vos robás con la corrupción va a quedar acá y lo va a usar otro. Pero también va a quedar –y esto grabémoslo en el corazón– en el corazón de tantos hombres y mujeres que quedaron heridos por tu ejemplo de corrupción. Va a quedar en la falta de bien que pudiste hacer y no hiciste. Va a quedar en los chicos enfermos, con hambre, porque el dinero que era para ellos, por tu corrupción, te lo guardaste para vos. Chicos y chicas, la corrupción no es un camino de vida, es un camino de muerte.

Había una pregunta de cómo usar los medios de comunicación para divulgar el mensaje de esperanza de Cristo y promover iniciativas justas para que se vea la diferencia. El primer medio de comunicación es la palabra, es el gesto, es la sonrisa. El primer gesto de comunicación es la cercanía. El primer gesto de comunicación es buscar la amistad. Si ustedes hablan bien entre ustedes, se sonríen y se acercan como hermanos; si ustedes están cerca uno de otro, aunque sean de diversas tribus; y, si ustedes se acercan a los que necesitan, al que está pobre, al enfermo, al abandonado, al anciano a quien nadie visita, esos gestos de comunicación son más contagiosos que cualquier red de televisión.

De las tres preguntas creo que algo dije, que les puede ayudar, pero pídanle mucho a Jesús, recen al Señor para que les dé la fuerza de destruir el tribalismo: todos hermanos; para que les dé el coraje de no dejarse corromper, para que les dé el encanto de poder comunicarse como hermanos, con una sonrisa, con una buena palabra, con un gesto de ayuda, con cercanía.

Manuel hizo preguntas incisivas también. A mí me preocupa la primera que hizo él: ¿Qué podemos hacer para impedir el reclutamiento de nuestros seres queridos? ¿Qué podemos hacer para hacerlos volver? Para responder esto tenemos que saber por qué un joven, lleno de ilusiones, se deja reclutar, o va a buscar ser reclutado, y se aparta de su familia, de sus amigos, de su tribu, de su patria, se aparta de la vida porque aprende a matar. Y ésta es una pregunta que ustedes tienen que hacer a todas las autoridades: Si un joven o una joven no tiene trabajo, no puede estudiar, ¿qué puede hacer? O delinquir o caer en las dependencias o suicidarse –en Europa las estadísticas de suicidio no se publican–, o enrolarse en una actividad que le muestre un fin en la vida, engañado, seducido. Lo primero que tenemos que hacer, para evitar que un joven sea reclutado o quiera ser reclutado, es educación y trabajo. Si un joven no tiene trabajo, ¿qué futuro le espera? Y ahí entra la idea de dejarse reclutar. Si un joven no tiene posibilidades de educación, incluso de educación de emergencia, de pequeños oficios. ¿Qué puede hacer? Ahí está el peligro. Es un peligro social que está más allá de nosotros, incluso más allá del país, porque depende de un sistema internacional que es injusto, que tiene al centro de la economía no a la persona, sino al dios dinero. ¿Qué puedo hacer para ayudarlo o hacerlo volver? Primero, rezar por él, pero fuerte –Dios es más fuerte que todo reclutamiento–; y después, hablarle con cariño, con simpatía, con amor y con paciencia. Invitarlo a ver un partido de fútbol, invitarlo a pasear, invitarlo a estar juntos en el grupo, no dejarlo solo. Eso es lo que se me ocurre ahora.

Evidentemente que hay –tu segunda pregunta [dirigiéndose a Manuel]– comportamientos que dañan, comportamientos que buscan felicidad pasajera y terminan dañándote. La pregunta que vos me hiciste Manuel, es una pregunta de un profesor de teología: ¿Cómo podemos entender que Dios es nuestro Padre? ¿Cómo podemos ver la mano de Dios en las tragedias de la vida? ¿Cómo podemos encontrar la paz de Dios? Mirá, esta pregunta se la hacen los hombres y las mujeres de todo el mundo, de una u otra manera, y no encuentran explicación. Más aún, hay preguntas que por más que te rompas la cabeza pensando no vas a encontrar explicación. ¿Cómo puedo ver la mano de Dios en una tragedia de la vida? Hay una sola… iba a decir una sola respuesta. No, no es respuesta, hay un solo camino: mirá al Hijo de Dios. Dios lo entregó para salvarnos a todos. Dios mismo se hizo tragedia. Dios mismo se dejó destruir en la cruz. Y cuando estés que no entendés algo, cuando estés desesperado, cuando se te viene el mundo encima, mirá la cruz. Ahí está el fracaso de Dios, ahí está la destrucción de Dios, pero también ahí está un desafío a nuestra fe: la esperanza. Porque la historia no terminó en ese fracaso sino en la Resurrección, que nos renovó a todos. Les voy a contar una confidencia –son las doce, ¿tienen hambre?–. Les voy a contar una confidencia: Yo en mi bolsillo llevo siempre dos cosas: un rosario para rezar y una cosa que parece extraña, que es esto [mostrando un pequeño vía crucis], y esto es la historia del fracaso de Dios; es un Vía Crucis, un pequeño Vía Crucis; es como Jesús fue sufriendo desde que lo condenaron a muerte hasta que fue sepultado. Con estas dos cosas me arreglo como puedo, pero gracias a estas dos cosas, no pierdo la esperanza.

Y una última pregunta, también del teólogo Manuel: ¿Qué palabras tiene por los jóvenes que no experimentan amor de sus familias? ¿Es posible salir de esta experiencia? En todas partes hay chicos abandonados, o porque los abandonaron cuando nacieron o porque la vida los abandonó ‒o la familia, o los padres‒, y no sienten el afecto de la familia. Por eso la familia es tan importante. Defiendan la familia, defiéndanla siempre. En todas partes, no sólo hay chicos abandonados sino también ancianos abandonados, que están sin que nadie los visite, sin que nadie los quiera. ¿Cómo salir de esa experiencia negativa, de abandono, de lejanía de amor? Hay un solo remedio para salir de esas experiencias: hacer aquello que yo no recibí. Si vos no recibiste comprensión, sé comprensivo con los demás; si vos no recibiste amor, amá a los demás; si vos sentiste el dolor de la soledad, acercáte a aquellos que están solos. La carne se cura con la carne, y Dios se hizo carne para curarnos a nosotros. Hagamos lo mismo nosotros con los demás.

Bueno, yo creo que antes que el árbitro suene el pito es hora de terminar. Yo les agradezco de corazón que hayan venido, que me hayan permitido hablar en mi lengua materna. Les agradezco que hayan rezado tantos rosarios por mí. Y, por favor, les pido que recen por mí, porque yo también lo necesito, y mucho. Cuento con las oraciones de ustedes. Y, antes de irnos, les pediría que nos pongamos de pie, todos, y recemos juntos a nuestro Padre del Cielo, que tiene un sólo defecto: no puede dejar de ser Padre.

[02051-ES.02] [Texto original: Español]

Traduzione in lingua italiana

(in inglese)

Grazie tante per il rosario che avete pregato per me: grazie, grazie tante!
Grazie per la vostra presenza, per la vostra presenza entusiasta, qui!
Grazie a Linette e grazie a Manuel, per le vostre riflessioni.

(in spagnolo)

Esiste una domanda alla base di tutte le domande che mi hanno rivolto Linette e Manuel: “Perché succedono le divisioni, le lotte, la guerra, la morte, il fanatismo, la distruzione fra i giovani? Perché c’è questo desiderio di autodistruggerci? Nella prima pagina della Bibbia, dopo tutte quelle meraviglie che ha fatto Dio, un fratello uccide il proprio fratello. Lo spirito del male ci porta alla distruzione; lo spirito del male ci porta alla disunità, ci porta al tribalismo, alla corruzione, alla dipendenza dalla droga… Ci porta alla distruzione attraverso il fanatismo.

Manuel mi chiedeva: “Cosa fare perché un fanatismo ideologico non ci rubi un fratello, non ci rubi un amico?”. C’è una parola che può sembrare scomoda, ma non la voglio evitare perché voi la avete usata prima di me: l’avete usata quando mi avete portato i rosari, contando i rosari che avete pregato per me; l’ha usata anche il Vescovo, quando vi ha presentato, e ha detto che vi siete preparati a questa visita con la preghiera. La prima cosa che io risponderei è che un uomo perde il meglio del suo essere umano, una donna perde il meglio della sua umanità, quando si dimentica di pregare, perché si sente onnipotente, perché non sente il bisogno di chiedere aiuto al Signore davanti a tante tragedie.

La vita è piena di difficoltà, ma ci sono due modi di guardare alle difficoltà: o le si guarda come qualcosa che ti blocca, che ti distrugge, che ti tiene fermo, oppure le si guarda come una reale opportunità. A voi scegliere. Per me, una difficoltà è un cammino di distruzione, oppure è una opportunità per superare la mia situazione, quella della mia famiglia, della mia comunità, del mio Paese?

Ragazzi e ragazze, non viviamo in cielo, viviamo sulla terra. E la terra è piena di difficoltà. La terra è piena non soltanto di difficoltà, ma anche di inviti a deviare verso il male. Però c’è qualcosa che tutti voi giovani avete, che dura per un certo tempo, un tempo più o meno lungo: la capacità di scegliere quale cammino voglio scegliere, quale di queste due cose voglio scegliere: farmi sconfiggere dalla difficoltà, oppure trasformare la difficoltà in una opportunità, perché possa vincere io?

Alcune delle difficoltà che voi avete menzionato sono delle vere sfide. E quindi prima una domanda: voi volete superare queste sfide oppure lasciarvi vincere dalle sfide? Voi siete come quegli sportivi che, quando vengono qui a giocare nello stadio, volete vincere, o come quelli che hanno già venduto la vittoria agli altri e si sono messi i soldi in tasca? A voi la scelta!

Una sfida che ha menzionato Linette è quella del tribalismo. Il tribalismo distrugge una nazione; il tribalismo vuol dire tenere le mani nascoste dietro la schiena e avere una pietra in ciascuna mano per lanciarla contro l’altro. Il tribalismo si vince soltanto con l’orecchio, con il cuore e con la mano. Con l’orecchio, ascoltando: qual è la tua cultura?, perché sei così?, perché la tua tribù ha questa abitudine, questa usanza?, la tua tribù si sente superiore o inferiore? Con il cuore: una volta che ho ascoltato con le orecchie la risposta, apro il mio cuore; e poi tendo la mano per continuare il dialogo. Se voi non dialogate e non vi ascoltate fra di voi, allora ci sarà sempre il tribalismo, che è come un tarlo che corrode la società. Ieri - per voi la facciamo oggi - è stata dichiarata una giornata di preghiera e di riconciliazione. Io vi voglio invitare adesso, tutti voi giovani, Linette e Manuel, a venire qui, a prenderci tutti per mano; ci alziamo in piedi e ci prendiamo per mano come segno contro il tribalismo. Tutti siamo un’unica nazione! Siamo tutti un’unica nazione! Così deve essere il nostro cuore. Il tribalismo non è soltanto alzare la mano oggi, questo è il desiderio, ma è la decisione. Ma il tribalismo è un lavoro di tutti i giorni. Vincere il tribalismo è un lavoro di tutti i giorni; è un lavoro dell’orecchio: ascoltare l’altro; un lavoro del cuore: aprire il mio cuore all’altro; un lavoro della mano: darsi la mano l’uno con l’altro… E adesso diamoci la mano gli uni gli altri…. “No al tribalismo!”.

Sedetevi.

Un’altra domanda che ha fatto Linette è sulla corruzione. In fondo mi chiedeva: “Si può giustificare la corruzione semplicemente per il fatto che tutti stanno peccando, che tutti sono corrotti? Come possiamo essere cristiani e combattere il male della corruzione?”.

Io ricordo che nella mia patria, un giovane di 20-22 anni, voleva dedicarsi alla politica; studiava, era entusiasta, andava da una parte all’altra… Ha trovato lavoro in un ministero. Un giorno ha dovuto decidere su quello che bisognava comprare; allora ha chiesto tre preventivi, li ha studiati e ha scelto il più economico. Poi è andato all’ufficio del capo perché lo firmasse. “Perché hai scelto questo?” - “Perché bisogna scegliere il più conveniente per le finanze del Paese” – “No, no! Bisogna scegliere quelli che ti danno di più da metterti in tasca”, disse. Il giovane allora rispose al capo: “Io sono venuto a fare politica per aiutare la patria, per farla crescere”. E il capo gli rispose: “E io faccio politica per rubare!”. Questo è soltanto un esempio. Ma questo non soltanto nella politica, ma in tutte le istituzioni, compreso il Vaticano, ci sono casi di corruzione. La corruzione è qualcosa che ci entra dentro. E’ come lo zucchero: è dolce, ci piace, è facile… e poi? Finiamo male! Facciamo una brutta fine! Con tanto zucchero facile, finiamo diabetici e anche il nostro Paese diventa diabetico!

Ogni volta che accettiamo una “bustarella”, una tangente, ogni volta che accettiamo una “bustarella” e ce la mettiamo in tasca, distruggiamo il nostro cuore, distruggiamo la nostra personalità e distruggiamo la nostra patria. Per favore, non prendete gusto a questo “zucchero” che si chiama corruzione. “Padre, però io vedo che ci sono molti che sono corrotti, vedo tante persone che si vendono per un po’ di soldi, senza preoccuparsi della vita degli altri...”. Come in tutte le cose, bisogna cominciare: se non vuoi la corruzione nel tuo cuore, nella tua vita, nella tua patria, comincia tu, adesso! Se non cominci tu, non comincerà neanche il tuo vicino. La corruzione ci ruba anche la gioia, ci ruba la pace. La persona corrotta non vive in pace.

Una volta - e questo è un fatto storico, che adesso vi racconto – nella mia città è morto un uomo. Tutti sapevamo che era un grande corrotto. Allora io ho chiesto alcuni giorni dopo: come è stato il funerale? E una signora, che aveva molto senso dell’umorismo mi rispose: “Padre, non riuscivano a chiudere la bara, la cassa, perché voleva portarsi via tutto il denaro che aveva rubato”. Quello che voi rubate con la corruzione, rimarrà qui e lo userà qualcun altro. Però rimarrà anche – e questo teniamolo bene a mente – nel cuore di tanti uomini e donne che sono rimasti feriti dal tuo esempio di corruzione. Rimarrà nella mancanza del bene che avresti potuto fare e non hai fatto. Rimarrà nei ragazzi malati, affamati, perché il denaro che era per loro, a causa della tua corruzione, te lo sei goduto tu. Ragazzi e ragazze, la corruzione non è un cammino di vita: è un cammino di morte!

C’era anche una domanda su come usare i mezzi di comunicazione per divulgare il messaggio di speranza di Cristo, e promuovere iniziative giuste perché si veda la differenza. Il primo mezzo di comunicazione è la parola, è il gesto, è il sorriso. Il primo gesto di comunicazione è la vicinanza. Il primo gesto di comunicazione è cercare l’amicizia. Se voi parlate bene tra di voi, se vi sorridete, se vi avvicinate come fratelli; se voi state vicini gli uni agli altri, anche se appartenete a tribù differenti; se voi siete vicini a quelli che hanno bisogno, a quelli che sono poveri, a quelli abbandonati, agli anziani che nessuno visita, se siete vicini a loro, questi gesti di comunicazione sono più contagiosi di qualunque rete televisiva.

Fra tutte queste domande ho detto qualcosa che spero vi possa aiutare. Ma chiedete molto a Gesù, pregate il Signore, affinché vi dia la forza di distruggere il tribalismo, di essere tutti fratelli; affinché vi dia il coraggio di non lasciarvi corrompere, affinché vi dia il desiderio di poter comunicare fra di voi come fratelli, con un sorriso, con una buona parola, con un gesto di aiuto e con la vicinanza.

Anche Manuel nella sua testimonianza ha fatto delle domande incisive. Mi preoccupa la prima cosa che ha detto: “Cosa possiamo fare per fermare il reclutamento dei nostri cari? Cosa possiamo fare per farli tornare? Per rispondere a questo dobbiamo sapere perché un giovane, pieno di speranze, si lasci reclutare oppure vada a cercare di essere reclutato: si allontana dalla sua famiglia, dai suoi amici, dalla sua tribù, dalla sua patria; si allontana dalla vita, perché impara ad uccidere… E questa è una domanda che voi dovete rivolgere a tutte le autorità. Se un giovane, se un ragazzo o una ragazza, se un uomo o una donna, non ha lavoro, non può studiare, che può fare? Può delinquere, oppure cadere in una forma di dipendenza, oppure suicidarsi… - in Europa, le statistiche dei suicidi non vengono pubblicate -, oppure arruolarsi in una attività che gli dia un fine nella vita, ingannandolo…

La prima cosa che dobbiamo fare per evitare che un giovane sia reclutato o che cerchi di farsi reclutare è istruzione e lavoro. Se un giovane non ha lavoro, che futuro lo attende? Da lì viene l’idea di lasciarsi reclutare. Se un giovane non ha possibilità di ricevere una educazione, anche un’educazione di emergenza, di piccoli incarichi, che cosa può fare? Lì c’è il pericolo! E’ un pericolo sociale, che va al di là di noi, anche al di là del Paese, perché dipende da un sistema internazionale, che è ingiusto, che ha al centro dell’economia non la persona, ma il dio denaro. Che cosa posso fare per aiutarlo o per farlo tornare? Prima di tutto pregare. Però con forza! Dio è più forte di ogni campagna di reclutamento. E poi? Parlargli con affetto, con tenerezza, con amore e con pazienza. Invitarlo a vedere una partita di calcio, invitarlo a fare una passeggiata, invitarlo a stare insieme nel gruppo. Non lasciarlo da solo. Questo è quello che mi viene in mente adesso.

Certamente ci sono – è la tua seconda domanda – ci sono comportamenti che danneggiano, comportamenti in cui si cercano felicità passeggere, ma che finiscono poi per danneggiarvi. La domanda che mi hai fatto, Manuel, è una domanda di un professore di teologia: “Come possiamo capire che Dio è nostro Padre? Come possiamo vedere la mano di Dio nelle tragedie della vita? Come possiamo trovare la pace di Dio?”. Questa domanda se la pongono gli uomini e le donne di tutto il mondo, in un modo o nell’altro. E non trovano una ragione. Ci sono domande, alle quali, per quanto ci si sforzi di rispondere, non si riesce a trovare una risposta. “Come posso vedere la mano di Dio in una tragedia della vita?”. C’è una sola risposta: no, non c’è risposta. C’è una sola strada, guardare al Figlio di Dio. Dio lo ha consegnato per salvare tutti noi. Dio stesso si è fatto tragedia. Dio stesso si è lasciato distruggere sulla croce. E quando viene il momento in cui non capite, quando siete disperati e quando il mondo vi cade addosso, guardate la Croce! Lì c’è il fallimento di Dio; lì c’è la distruzione di Dio. Ma lì c’è anche sfida alla nostra fede: la speranza. Perché la storia non è finita in quel fallimento: c’è stata la Risurrezione che ci ha rinnovato tutti.

Vi farò una confidenza… Avete fame? Sono le 12.00… No? Allora vi farò una confidenza. In tasca porto sempre due cose [le tira fuori dalla tasca e le mostra]: un rosario, un rosario per pregare; e una cosa che sembra strana… Che cos’è questo? Questa è la storia del fallimento di Dio, è una Via Crucis, una piccola Via Crucis [mostra un astuccio che si apre e contiene delle piccole immagini]: come Gesù ha sofferto da quando è stato condannato a morte, fino a quando è stato sepolto… E con queste due cose, cerco di fare del mio meglio. Ma grazie a queste due cose non perdo la speranza.

Un’ultima domanda del “teologo” Manuel: “Che parole ha per i giovani che non hanno vissuto l’amore nelle proprie famiglie? E’ possibile uscire da questa esperienza?”. Ovunque ci sono ragazzi abbandonati, o perché sono stati abbandonati alla nascita o perché la vita li ha abbandonati, la famiglia, i genitori, e non sentono l’affetto della famiglia. Per questo la famiglia è così importante. Difendete la famiglia! Difendetela sempre. Ovunque ci sono non solo bambini abbandonati, ma anche anziani abbandonati, che stanno lì senza che nessuno li visiti, senza nessuno che voglia loro bene… Come si può uscire da questa esperienza negativa, di abbandono, di mancanza di amore? C’è soltanto un rimedio per uscire da queste esperienze: fare quello che io non ho ricevuto. Se voi non avete ricevuto comprensione, siate comprensivi con gli altri; se voi non avete ricevuto amore, amate gli altri; se voi avete sentito il dolore della solitudine, avvicinatevi a quelli che sono soli. La carne si cura con la carne! E Dio si è fatto Carne per curarci. Facciamo anche noi lo stesso con gli altri.

Bene, credo che - prima che l’arbitro fischi la fine – sia il momento di concludere. Io vi ringrazio di cuore per essere venuti, per avermi permesso di parlare nella mia lingua materna… Vi ringrazio per aver pregato tanti Rosari per me. E, per favore, vi chiedo che preghiate per me, perché anche io ne ho bisogno, e molto! E prima di andarcene, vi chiedo di metterci tutti in piedi e preghiamo insieme il nostro Padre del Cielo, che ha un solo difetto: non può smettere di essere Padre!

[02051-IT.02] [Testo originale: Spagnolo]

Traduzione in lingua inglese

Thank you for the rosary which you prayed for me! Thank you. Thank you
Thank you for your presence and your enthusiasm.
Thank you, Linette and Manuel, for your reflections.

(in spanish)

There is a deeper question behind all the questions which Linette and Manuel asked me: “Why do there have to be divisions, fighting, wars, death, fanaticism and destructiveness among young people? Why do we have this thirst for self-destruction? On the first pages of the Bible, after all those wonderful things God did, a brother kills his brother. The spirit of evil leads to destructiveness; the spirit of evil leads us to disunity, to tribalism, to corruption, to drug addiction… It leads us to destruction through fanaticism.

Manuel asked me: “What can be done to prevent ideological fanaticism from robbing us of a brother or a friend?” There is a word which might seem uncomfortable, but I don’t want to avoid it because you yourselves already used it: you used it when you brought me all the rosaries which you prayed for me. The Bishop used it too, when he introduced you and said that you prepared for my visit by prayer. The first thing I would say, then, is that a man or a woman loses the best part of themselves, of their humanity, when they stop praying, because then they feel all-powerful, because then they don’t feel the need to ask help from the Lord in the face of all these tragedies.

Life is full of problems, but there are two ways to look at problems. You can see them as an obstacle, something which ruins you and holds you back, or else you can see them as an opportunity. It’s up to you. Do I see this problem as the path to ruin, or as an opportunity to better myself, my own situation and that of my family, my community, my country?

Dear young friends, we don’t live in the clouds; we live in this world. And this world is full of problems, of temptations to go down the wrong path. But there is something which all of you have, something you will have for a while, and that is the ability to choose which path you want to take, which of these two things you want to choose. Will I let myself be overcome by problems or will I to turn my problems into new opportunities, and win in the end?

Some of the problems you raised are real challenges. So that is my first question: do you want to overcome these challenges, or let yourselves be overcome by them? Are you going to be like those athletes who come here to the stadium in order to win, or like those who sold out, let the other side win, and then pocketed the money? You decide!

One of the challenges Linette mentioned is tribalism. Tribalism destroys a nation; tribalism is when you keep your hands behind your back, a stone in each one, ready to hurl against someone else. Tribalism is overcome only with the ear, the heart and the hand. With the ear, by listening: What is your culture? Why are you the way you are? Why does your tribe have this custom or way of doing things? Does your tribe feel superior or inferior? With the heart: After hearing your answer with my ears, I open my heart and hold out my hand so we can keep talking. Unless you dialogue and listen to one another, there will always be tribalism eating away at society like woodworms. Yesterday – you are celebrating it today – was set aside as a day of prayer and reconciliation. I would now ask all of you young people, and you, Lynette and Manuel, to come here, to hold hands with one another. Let us stand up and take each other’s hand as a sign of opposition to tribalism. We are all one nation! Let us all be one nation! That is the way we should feel, where our heart should be. Overcoming tribalism is more than just lifting up our hands today; it is a desire but also a decision. Overcoming tribalism calls for daily effort. It is something we do with our ear: listening to others; with our heart: being open to others; and with our hands: holding out a hand to others… And now let us hold hands with one another… “No to tribalism!”

Another question that Linette asked was about corruption. Deep down, she was asking me: “Can corruption be justified simply because everyone is involved in wrongdoing, everyone is corrupt? How can we be Christians and fight the evil of corruption?”

I remember, in my own country, a young person, about twenty years old, who wanted to get involved in politics. He studied, he was enthusiastic, he went from place to place, and he got a job in a government office. One day he had to make a decision about purchasing something. He had three estimates, so he reviewed them and he chose the best one. Then he went to his boss to have it approved. “Why did you choose this one?” “Because it was best for the country’s finances”. “No, no, you have to choose the one which will put more money in your pocket!” This young person told his boss: “I got into politics to help my country!”, and the boss’s answer was: “I got into politics to steal!” This is just one example. There is corruption not just in politics but in every institution, even in the Vatican. Corruption is something which creeps in. It's like sugar: it’s sweet, we like it, it’s goes down easily. And then? We get sick! We come to a nasty end! With all that easy sugar we end up as diabetics, and our country becomes diabetic!

Whenever we take a bribe, or pocket a kickback, we destroy our heart, we destroy our personality, we destroy our country. Please, don’t get used to the taste of this “sugar” which is corruption. “But Father, I see corruption everywhere, I see so many people selling themselves for a handful of money without any concern for the lives of others…” As in everything, you have to make a start. If in your heart you don’t like corruption, if you do not want corruption in your life in your country, then start now! If you don’t start, your neighbour won’t start either. Corruption also steals our joy. It robs us of peace. A corrupt person is not at peace.

Once in my city – this is a true story – a man died. Everybody knew he was a big crook. A few days later, I asked what the funeral was like. One lady who had a good sense of humour told me: “Father, they couldn’t even close the coffin, because he tried to bring with him all the money he had stolen!” Whatever you steal by corruption will stay behind and somebody else will use it. But it will also stay behind – and we need to keep this in mind – in the hearts of all those men and women who were hurt by your example of corruption. It will stay behind in all the good you could have done but never did. It will stay behind in the children who are sick or hungry because the money that was meant for them was used for your own enjoyment, because you were corrupt. Dear young people, corruption is not the way to life. It is a path which leads to death.

There was also a question about how to use the communications media to spread Christ’s message of hope and to help people see how right it is. The primary means of communication is the word, a gesture, a smile. The first gesture of communication is going up to someone, seeking their friendship. If you speak well of one another, if you laugh, if you draw close to one another as brothers and sisters even though you belong to different tribes, if you are close to those in need, the poor, the lonely, the elderly whom no one visits… If you are close to them, those little signs of communication are more influential than any television network.

In answering all these questions, I said something which I hope can help you. Turn often to Jesus in prayer; ask the Lord to give you the strength to eliminate tribalism, and to be brothers and sisters to one another. Pray for the courage not to be corrupted, to want to treat one another as brothers and sisters with a smile, a good word, a gesture of help, by your closeness.

Manuel too, in his witness talk, asked some hard questions. I’m concerned about the first thing he said: “What can we do to stop the recruitment of our family and friends? What can we do to make them come home? To answer this, we need to know why a young person, full of dreams and hopes, would want to be recruited or try to be recruited. He leaves his family, his friends, his tribe, his country. He cuts himself off from life because he learns to kill… This is a question which you will also have to ask your leaders. If a young person, if a boy or girl, if a man or a woman, has no job, and cannot study, what can he or she do? They can get involved in crime, or forms of addiction, or even kill themselves – in Europe, they do not publish statistics on suicides – or they can sign up for something which gives them a purpose in life, however deceptive…

The first thing we have to do to prevent a young person from being recruited, or attempting to recruit, is education and employment. If a young person does not have work, what future is in store for him or her? That is where the idea of being recruited comes from. If a young person has no chance to receive an education, or even a little training for ordinary jobs, what can he or she do? That’s where the danger lies! It is a danger for society, one bigger than ourselves, even bigger than the country, because it depends on an international system which is unjust, which is centred on economy and not people, on mammon, the god of money. What can I do to help them or to make them come back? First of all, pray. But pray hard! God is more powerful than any recruitment campaign. Then what? Speak to that person with affection, with kindness, with love and patience. Invite him to see a football game, to take a walk, be part of the group. Don’t leave him out. This is the first thing that comes to my mind.

Certainly, there are – and this is your second question – there are some ways of acting which are harmful, where we run after fleeting pleasures but end up getting hurt. The question you asked me, Manuel, sounds like the question of a theology professor: “How can we realize that God is our Father? How can we see God’s hand in the tragedies of life? How we find God's peace?” This question is asked by men and women the world over in one way or another. And they don’t come up with an answer. There are some questions to which, no matter how hard we try, we never seem to find an answer. “How can I see the hand of God in one of life’s tragedies?” There is only one answer: no, there is no answer. There is only a way: to look to the Son of God. God delivered his Son to save us all. God let himself get hurt. God let himself be destroyed on the cross. So when the moment comes when you don’t understand, when you’re in despair and the world is tumbling down all around you, look to the cross! There we see the failure of God; there we see the destruction of God. But there we also see a challenge to our faith: the challenge of hope. Because that story didn’t end in failure. There was the resurrection, which made all things new.

I’ll tell you a secret – but aren’t you hungry? It’s already noon! No? – well then, I’ll tell you a secret. In my pocket I always carry two things: a rosary, to pray, and something else which may seem a little odd… What is it? It’s the story of God’s failure: it is a little Way of the Cross, the story of how Jesus suffered from the time he was condemned to death until his burial. With these two things, I try to do my best. But thanks to these two things I don’t lose hope.

One final question from Manuel, our “theologian”: “What do you have to say to those young people who have not experienced love in their own families? How can they move beyond this?” Everywhere there are young people who were abandoned, either at birth or later on, by their family, their parents, and so they have never known the love of a family. That is why families are so important. Protect the family! Defend it always. All around us, there are not only abandoned children, but also abandoned elderly persons, who have no one to visit them, to show them affection… How do you overcome this negative experience of being abandoned, of not being loved? There is only one remedy: to give what you have not received. If you have not received understanding, then show understanding to others. If you have not received love, then show love to others. If you have known loneliness, then try to be close to others who are lonely. Flesh is cured with flesh! And God took flesh in order to heal us. So let us do the same with others.

Well, then, before the referee blows the whistle for the end of the game, I think it is time to conclude. I thank you from my heart for being here and for letting me speak to you in my mother tongue… I thank you for all those rosaries you prayed for me. And please, keep praying for me, because I need it very much! Now, before we leave, I ask you please to stand, all of you, and together we can pray to our heavenly Father, who only has one flaw: he can’t help but be our Father!

[02051-EN.02] [Original text: Spanish]

Traduzione in lingua francese

(en anglais)

Merci beaucoup pour le Rosaire que vous avez prié pour moi: merci, merci beaucoup!

Merci de votre présence, de votre présence enthousiaste! Merci à Linette et merci à Manuel pour vos réflexions.

(en espagnol)

Il y a une question à la base de toutes les questions que Linette et Manuel m’ont posées: Pourquoi y a-t-il des divisions, des luttes, des guerres, des morts, des fanatismes, des destructions entre jeunes? Pourquoi y-a-t-il ce désir de nous détruire? Dans les premières pages de la Bible, après toutes ces merveilles que Dieu a faites, un frère tue un autre frère. L’esprit du mal nous porte à la destruction; et l’esprit du mal nous porte à la désunion, il nous porte au tribalisme, à la corruption, à la dépendance de la drogue; il nous porte à la destruction par les fanatismes.

Manuel demandait: Que faire pour qu’un fanatisme idéologique ne nous vole pas un frère, ne nous vole pas un ami? Il y a un mot qui peut paraître gênant, mais je ne veux pas l’éviter parce que vous l’avez employé avant moi: vous l’avez employé quand vous m’avez apporté les rosaires, en comptant les rosaires que vous avez prié pour moi; l’Évêque l’a employé aussi quand il a présenté ceux qui se sont préparés à cette visite par la prière. La première chose que je répondrai c’est qu’un homme perd le meilleur de son être humain, une femme perd le meilleur de son être humain, quand ils oublient de prier, parce qu’ils se sentent tout-puissants, parce qu’ils ne sentent pas le besoin de demander de l’aide devant tant de tragédies.

La vie est pleine de difficultés, mais il y a deux manières de voir les difficultés: ou bien tu les vois comme quelque chose qui te bloque, qui te détruit, qui t’immobilise, ou bien tu les vois comme une opportunité. A toi de choisir. Pour moi, une difficulté est-elle un chemin de destruction, ou est-elle une occasion de la transformer en bien, le mien, celui de ma famille, de mes amis, de mon pays?

Jeunes, garçons ou filles, nous ne vivons pas au Ciel, nous vivons sur la terre. Et la terre est pleine de difficultés. La terre est pleine, non seulement de difficultés, mais aussi d’invitations à dévier vers le mal. Mais il y a une chose que vous tous, les jeunes, vous avez, qui dure un temps plus ou moins long: la capacité de choisir. Quel chemin je veux choisir? Laquelle de ces deux choses je veux choisir: me laisser vaincre par la difficulté, ou bien transformer la difficulté en une opportunité pour vaincre, moi?

Certaines des difficultés que vous avez mentionnées sont de vrais défis. Et donc, d’abord une question: Voulez-vous remporter les défis, ou bien vous laisser vaincre par les défis? Etes-vous comme ces sportifs qui, lorsqu’ils viennent jouer au stade,veulent gagner, ou bien êtes-vous comme ceux qui ont déjà vendu la victoire aux autres et se sont mis l’argent dans la poche? A vous de choisir!

Un défi que Linette a mentionné est celui du tribalisme. Le tribalisme détruit une nation; le tribalisme c’est avoir les mains cachées derrière le dos et avoir une pierre dans chaque main pour la lancer contre l’autre. Le tribalisme se vainc seulement avec l’oreille, avec le cœur, et avec la main. Avec l’oreille: Quelle est ta culture? Pourquoi es-tu comme ça? Pourquoi ta tribu a-t-elle cette coutume? Ta tribu se sent-elle supérieure ou inférieure? Avec le cœur: une fois que tu as écouté avec les oreilles, la réponse: j’ouvre le cœur et je tends la main pour continuer à dialoguer. Si vous ne dialoguez pas et ne vous écoutez pas entre vous, alors il y aura toujours du tribalisme qui est comme un ver qui ronge la société. Aujourd’hui – ou plutôt hier, mais pour vous nous le faisons aujourd’hui – une journée de prière et de réconciliation a été déclarée. Je veux vous inviter maintenant, vous les jeunes – que Linette et Manuel viennent –, et tous nous nous tenons la main en signe contre le tribalisme. Nous sommes tous une nation! Nous sommes tous une nation! [la même phrase en anglais] Il faut que nos cœurs soient ainsi. Le tribalisme ce n’est pas seulement lever la main aujourd’hui – cela c’est le désir, c’est la décision –, mais le tribalisme est un travail de tous les jours. Vaincre le tribalisme est un travail de tous les jours; c’est un travail de l’oreille: écouter l’autre; un travail du cœur: ouvrir mon cœur à l’autre; un travail des mains: se donner la main l’un l’autre. Et maintenant donnons-nous la main les uns les autres.

Une autre question que Linette a posée porte sur la corruption. Et, dans le fond, elle me demandait:Peut-on justifier la corruption, le péché, par le seul fait que tous pèchent et sont corrompus? Comment pouvons-nous être chrétiens et combattre le mal de la corruption?

Je me rappelle que dans mon pays un jeune de 20-22 ans voulait se consacrer à la politique; il étudiait avec enthousiasme, il allait de ci de là, et il a trouvé un travail dans un ministère. Un jour il a dû décider d’une chose qu’il fallait acheter; alors il a demandé trois devis, il les a étudiés et il a choisi le plus économique, le plus avantageux. Puis il est allé au bureau de son chef pour qu’il signe. Pourquoi as-tu choisi cela? – Parce qu’il faut choisir le plus avantageux pour les finances du pays.– Non! Il faut choisir celui qui t’en met le plus dans la poche. Alors le jeune a répondu à son chef: Je suis venu faire de la politique pour faire grandirle pays. Et le chef lui a répondu: Et moi je fais de la politique pour voler! C’est un exemple, rien de plus. Mais il y a des cas de corruption, non seulement dans la politique, mais dans toutes les institutions, y compris le Vatican. La corruption est quelque chose qui nous rentre à l’intérieur. Elle est comme le sucre: il est doux, il plaît, il est facile, et après on finit mal! Avec beaucoup de sucre facile, on finit diabétique et notre pays aussi devient diabétique!

Chaque fois que nous acceptons un «dessous-de-table» et que nous le mettons dans la poche, nous détruisons notre cœur, nous détruisons notre personnalité et nous détruisons notre pays. S’il vous plaît, ne prenez pas goût à ce «sucre» qui s’appelle corruption. «Père, mais je vois que tous sont corrompus, je vois beaucoup de gens qui se vendent pour un peu d’argent, sans se préoccuper de la vie des autres…» Comme en toute chose, il faut commencer. Si tu ne veux pas de corruption dans ton cœur, dans ta vie, dans ton pays, toi commence ! Si toi tu ne commences pas, le voisin ne commencera pas non plus. La corruption nous vole aussi la joie, elle nous vole la paix. La personne corrompue ne vit pas en paix.

Un jour – et c’est un fait historique, ce que je vous raconte maintenant – un homme est mort dans ma ville. Nous savions tous qu’il était un grand corrompu. J’ai demandé, quelques jours après, comment ont été les funérailles. Et une femme, avec beaucoup d’humour, m’a répondu: «Père, ils ne réussissaient pas à fermer la bière, le cercueil, parce qu’il voulait emporter tout l’argent qu’il avait volé». Ce que vous volez par la corruption, restera ici, et un autre en fera usage. Mais cela restera aussi – et gravons bien cela dans le cœur – dans le cœur de beaucoup d’hommes et de femmes qui sont restés blessés par ton exemple de corruption. Cela restera dans le manque de bien que tu aurais pu faire et que tu n’as pas fait. Cela restera dans les enfants malades, affamés, parce que l’argent qui était pour eux, tu l’as gardé pour toi, à cause de ta corruption. Jeunes, la corruption n’est pas un chemin de vie: elle est un chemin de mort!

Il y avait une question sur la manière d’utiliser les moyens de communication pour répandre le message d’espérance du Christ, et promouvoir des initiatives justes afin que se voit la différence. Le premier moyen de communication c’est la parole, c’est le geste, c’est le sourire. Le premier geste de communication, c’est la proximité. Le premier geste de communication, c’est chercher l’amitié. Si vous parlez bien entre vous, si vous vous souriez, si vous vous rapprochez comme des frères; si vous êtes proches les uns des autres, même si vous appartenez à des tribus différentes; et si vous êtes proches de ceux qui en ont besoin, de celui qui est pauvre, le malade, l’abandonné, la personne âgée que personne ne visite, ces gestes de communication sont plus contagieux que n’importe quelle chaîne de télévision.

A ces trois questions, je crois que j’ai dit quelque chose qui pourra vous aider. Mais demandez beaucoup à Jésus, priez le Seigneur pour qu’il vous donne la force de détruire le tribalisme: tous frères; pour qu’il vous donne le courage de ne pas vous laisser corrompre, pour qu’il vous donne le désir de pouvoir communiquer entre vous comme des frères, par un sourire, par une bonne parole, par un geste d’aide et par la proximité.

Manuel aussi a posé des questions incisives. Je m’intéresse à la première qu’il a posée : Que pouvons-nous faire pour empêcher le recrutement des personnes qui nous sont chères? Que pouvons-nous faire pour les faire revenir? Pour répondre à cela nous devons savoir pourquoi un jeune, plein d’illusions, se laisse recruter ou bien cherche à être recruté: il se détache de sa famille, de ses amis, de sa tribu, de son pays; il se détache de la vie, pour apprendre à tuer. Et c’est une question que vous devez adresser à toutes les autorités. Si un jeune, garçon ou fille, n’a pas de travail, ne peut pas étudier, que peut-il faire? Il peut être délinquant, ou bien tomber dans une forme de dépendance, ou bien se suicider – en Europe, les statistiques des suicides ne sont pas publiées –, ou bien s’enrôler dans une activité qui lui donne un but dans la vie, en le trompant, en le séduisant.

La première chose que nous devons faire pour éviter qu’un jeune soit recruté ou cherche à se faire recruter c’est l’instruction et le travail. Si un jeune n’a pas de travail, quel avenir l’attend? De là vient l’idée de se laisser recruter. Si un jeune n’a pas la possibilité de recevoir une éducation, même une éducation d’urgence, de petits métiers, que peut-il faire? Là se trouve le danger! C’est un danger social, qui nous dépasse, et qui dépasse aussi le pays, parce qu’il dépend d’un système international qui est injuste, qui met au centre de l’économie non pas la personne, mais le dieu argent. Que puis-je faire pour l’aider ou pour le faire revenir? Avant tout prier pour lui, mais prier fort. Dieu est plus fort que toute campagne de recrutement. Et ensuite, lui parler avec affection, avec sympathie, avec amour et avec patience. L’inviter à voir une partie de football, l’inviter à faire une promenade, l’inviter à rester ensemble dans le groupe, ne pas le laisser seul. C’est ce qui me vient à l’esprit maintenant.

Il y a certainement – c’est ta seconde question – des comportements qui font du tort, des comportements qui cherchent un bonheur passager, et qui finissent par te faire du tort. La question que tu m’as posée, Manuel, est une question de professeur de théologie: Comment pouvons-nous comprendre que Dieu est notre Père? Comment pouvons-nous voir la main de Dieu dans les tragédies de la vie? Comment pouvons-nous trouver la paix de Dieu? Écoute, cette question, des hommes et des femmes de partout dans le monde se la posent, d’une manière ou d’une autre; et ils ne trouvent pas d’explication. Il y a des questions pour lesquelles tu auras beau te casser la tête, tu ne trouveras pas d’explication. Comment je peux voir la main de Dieu dans une tragédie de la vie? Il y a une seule… j’allais dire une seule réponse. Non, ce n’est pas une réponse; il n’y a qu’un seul chemin: regarder le Fils de Dieu. Dieu l’a livré pour nous sauver tous. Dieu lui-même s’est fait tragédie. Dieu lui-même s’est laissé détruire sur la croix. Et quand tu ne comprends pas quelque chose, quand tu es désespéré, quand le monde te tombe dessus, regarde la croix! Là se trouve l’échec de Dieu; là se trouve la destruction de Dieu. Mais là se trouve aussi le défi à notre foi: l’espérance. Parce que l’histoire ne se termine pas par cet échec,mais par la Résurrection qui nous a tous renouvelés.

Je vais vous faire une confidence – Il est midi… Avez-vous faim? – Alors je vais vous faire une confidence. Dans mes poches j’ai toujours deux choses: un rosaire pour prier; et une chose qui semble étrange, qui est ceci; et ceci c’est l’histoire de l’échec de Dieu, c’est une Via Crucis, une petite Via Crucis montrant comment Jésus a souffert depuis le moment où il a été condamné à mort, jusqu’au moment où il a été enseveli. Et avec ces deux choses je cherche à faire de mon mieux. Mais grâce à ces deux choses je ne perds pas l’espérance.

Une dernière question du théologien Manuel:Quelles paroles avez-vous pour les jeunes qui ne connaissent pas l’amour de leurs familles? Est-il possible de sortir de cette expérience? Il y a partout des enfants abandonnés, ou bien parce qu’ils ont été abandonnés à la naissance, ou bien parce que la vie les a abandonnés – la famille, les parents – et ils ne sentent pas l’affection de la famille. C’est pourquoi la famille est si importante. Défendez la famille! Défendez-la toujours. Partout il y a, non seulement des enfants abandonnés, mais aussi des personnes âgées abandonnées, qui sont là sans que personne ne les visite, sans personne qui les aime… Comment sortir de cette expérience négative d’abandon, de manque d’amour? Il y a un seul remède pour sortir de ces expériences: faire ce que moi je n’ai pas reçu. Si vous n’avez pas reçu de compréhension, soyez compréhensifs avec les autres; si vous n’avez pas reçu d’amour, aimez les autres. Si vous avez senti la douleur de la solitude, approchez-vous de ceux qui sont seuls. La chair se soigne avec la chair! Et Dieu s’est fait chair pour nous soigner. Nous aussi faisons de même avec les autres.

Bien, je crois qu’avant que l’arbitre ne siffle la fin, c’est le moment de terminer. Je vous remercie de tout cœur d’être venus, de m’avoir permis de parler dans ma langue maternelle… Je vous remercie d’avoir prié beaucoup de rosaires pour moi. Et, s’il vous plaît, je vous demande de prier pour moi, parce que moi aussi j’en ai besoin, et beaucoup! Je compte sur les prières de tous. Et avant de nous en aller, je vous demande de vous mettre debout et prions ensemble notre Père du Ciel, qui a un seul défaut: il ne peut cesser d’être Père!

[02051-FR.03] [Texte original: Espagnol]

Incontro con i Vescovi del Kenya allo Stadio Kasarani di Nairobi

Terminato l’incontro con i giovani, in fine mattinata il Santo Padre Francesco ha incontrato i Vescovi del Kenya nella Sala VIP dello Stadio Kasarani di Nairobi.

Dopo l’indirizzo di saluto del Presidente della Conferenza Episcopale del Kenya, S.E. Mons. Philip A. Anyolo, Vescovo di Homa Bay, il Papa si è intrattenuto con i Presuli. Quindi è rientrato in auto alla Nunziatura Apostolica.

[02067-IT.01]

Cerimonia di congedo dal Kenya all’aeroporto internazionale di Nairobi

 

Nel primo pomeriggio Papa Francesco ha raggiunto in auto l’aeroporto internazionale “Jomo Kenyatta” di Nairobi, dove ha preso congedo dal Kenya.

Accolto dal Presidente della Repubblica Uhuru Kenyatta, dopo gli onori militari, l’esecuzione degli inni e il saluto delle Delegazioni, alle ore 16 il Santo Padre ha lasciato Nairobi a bordo di un A330 dell’Alitalia alla volta di Entebbe in Uganda, seconda tappa del Suo Viaggio Apostolico in Africa.

[02068-IT.01]

Telegramma al Presidente della Repubblica del Kenya

Nell’atto di lasciare il territorio del Kenya, il Santo Padre ha fatto pervenire al Presidente della Repubblica il seguente messaggio telegrafico:

HIS EXCELLENCY UHURU KENYATTA
PRESIDENT OF THE REPUBLIC OF KENYA
NAIROBI

AS I DEPART FOR MY PASTORAL VISIT TO UGANDA, I RENEW MY DEEP APPRECIATION TO YOUR EXCELLENCY AND THE PEOPLE OF KENYA FOR YOUR GENEROUS WELCOME. I ASSURE YOU ALL OF MY PRAYERFUL SOLIDARITY, AND I INVOKE UPON THE NATION THE DIVINE BLESSINGS OF PEACE, STRENGTH AND WELL-BEING.

FRANCISCUS PP.

[02042-EN.01] [Original text: English]

[B0927-XX.03]