Sala Stampa

www.vatican.va

Sala Stampa Back Top Print Pdf
Sala Stampa


VIAGGIO APOSTOLICO DI SUA SANTITÀ BENEDETTO XVI A MADRID (SPAGNA) IN OCCASIONE DELLA XXVI GIORNATA MONDIALE DELLA GIOVENTÙ (18-21 AGOSTO 2011) (XV), 21.08.2011


CERIMONIA DI CONGEDO ALL’AEROPORTO INTERNAZIONALE "BARAJAS" DI MADRID  

  DISCORSO DEL SANTO PADRE

  TRADUZIONE IN LINGUA ITALIANA  

  TRADUZIONE IN LINGUA FRANCESE  

  TRADUZIONE IN LINGUA INGLESE  

  TRADUZIONE IN LINGUA TEDESCA  

  TRADUZIONE IN LINGUA PORTOGHESE

Terminato l’incontro con i volontari della GMG nella nuova Fiera di Madrid, il Santo Padre Benedetto XVI si trasferisce in auto all’aeroporto internazionale "Barajas" di Madrid dove ha luogo la Cerimonia di congedo.
Alle ore 18.30, il Papa è accolto dalle Loro Maestà i Reali di Spagna. Quindi, dopo il discorso del Re Juan Carlos I, il Santo Padre pronuncia il discorso che pubblichiamo di seguito:

  DISCORSO DEL SANTO PADRE

Majestades,

Distinguidas Autoridades nacionales, autonómicas y locales,

Señor Cardenal Arzobispo de Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española,

Señores Cardenales y Hermanos en el Episcopado,

Amigos todos:

Ha llegado el momento de despedirnos. Estos días pasados en Madrid, con una representación tan numerosa de jóvenes de España y todo el mundo, quedarán hondamente grabados en mi memoria y en mi corazón.

Majestad, el Papa se ha sentido muy bien en España. También los jóvenes protagonistas de esta Jornada Mundial de la Juventud han sido muy bien acogidos aquí y en tantas ciudades y localidades españolas, que han podido visitar en los días previos a la Jornada.

Gracias a Vuestra Majestad por sus cordiales palabras y por haber querido acompañarme tanto en el recibimiento como, ahora, al despedirme. Gracias a las Autoridades nacionales, autonómicas y locales, que han mostrado con su cooperación fina sensibilidad por este acontecimiento internacional. Gracias a los miles de voluntarios, que han hecho posible el buen desarrollo de todas las actividades de este encuentro: los diversos actos literarios, musicales, culturales y religiosos del «Festival joven», las catequesis de los Obispos y los actos centrales celebrados con el Sucesor de Pedro. Gracias a las fuerzas de seguridad y del orden, así como a los que han colaborado prestando los más variados servicios: desde el cuidado de la música y de la liturgia, hasta el transporte, la atención sanitaria y los avituallamientos.

España es una gran Nación que, en una convivencia sanamente abierta, plural y respetuosa, sabe y puede progresar sin renunciar a su alma profundamente religiosa y católica. Lo ha manifestado una vez más en estos días, al desplegar su capacidad técnica y humana en una empresa de tanta trascendencia y de tanto futuro, como es el facilitar que la juventud hunda sus raíces en Jesucristo, el Salvador.

Una palabra de especial gratitud se debe a los organizadores de la Jornada: al Cardenal Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos y a todo el personal de ese Dicasterio; al Señor Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, junto con sus Obispos auxiliares y toda la archidiócesis; en particular, al Coordinador General de la Jornada, Monseñor César Augusto Franco Martínez, y a sus colaboradores, tantos y tan generosos. Los Obispos han trabajado con solicitud y abnegación en sus diócesis para la esmerada preparación de la Jornada, junto con los sacerdotes, personas consagradas y fieles laicos. A todos, mi reconocimiento, junto con mi súplica al Señor para que bendiga sus afanes apostólicos.

Y no puedo dejar de dar las gracias de todo corazón a los jóvenes por haber venido a esta Jornada, por su participación alegre, entusiasta e intensa. A ellos les digo: Gracias y enhorabuena por el testimonio que habéis dado en Madrid y en el resto de ciudades españolas en las que habéis estado. Os invito ahora a difundir por todos los rincones del mundo la gozosa y profunda experiencia de fe vivida en este noble País. Transmitid vuestra alegría especialmente a los que hubieran querido venir y no han podido hacerlo por las más diversas circunstancias, a tantos como han rezado por vosotros y a quienes la celebración misma de la Jornada les ha tocado el corazón. Con vuestra cercanía y testimonio, ayudad a vuestros amigos y compañeros a descubrir que amar a Cristo es vivir en plenitud.

Dejo España contento y agradecido a todos. Pero sobre todo a Dios, Nuestro Señor, que me ha permitido celebrar esta Jornada, tan llena de gracia y emoción, tan cargada de dinamismo y esperanza. Sí, la fiesta de la fe que hemos compartido nos permite mirar hacia adelante con mucha confianza en la providencia, que guía a la Iglesia por los mares de la historia. Por eso permanece joven y con vitalidad, aun afrontando arduas situaciones. Esto es obra del Espíritu Santo, que hace presente a Jesucristo en los corazones de los jóvenes de cada época y les muestra así la grandeza de la vocación divina de todo ser humano. Hemos podido comprobar también cómo la gracia de Cristo derrumba los muros y franquea las fronteras que el pecado levanta entre los pueblos y las generaciones, para hacer de todos los hombres una sola familia que se reconoce unida en el único Padre común, y que cultiva con su trabajo y respeto todo lo que Él nos ha dado en la Creación.

Los jóvenes responden con diligencia cuando se les propone con sinceridad y verdad el encuentro con Jesucristo, único redentor de la humanidad. Ellos regresan ahora a sus casas como misioneros del Evangelio, «arraigados y cimentados en Cristo, firmes en la fe», y necesitarán ayuda en su camino. Encomiendo, pues, de modo particular a los Obispos, sacerdotes, religiosos y educadores cristianos, el cuidado de la juventud, que desea responder con ilusión a la llamada del Señor. No hay que desanimarse ante las contrariedades que, de diversos modos, se presentan en algunos países. Más fuerte que todas ellas es el anhelo de Dios, que el Creador ha puesto en el corazón de los jóvenes, y el poder de lo alto, que otorga fortaleza divina a los que siguen al Maestro y a los que buscan en Él alimento para la vida. No temáis presentar a los jóvenes el mensaje de Jesucristo en toda su integridad e invitarlos a los sacramentos, por los cuales nos hace partícipes de su propia vida.

Majestad, antes de volver a Roma, quisiera asegurar a los españoles que los tengo muy presentes en mi oración, rezando especialmente por los matrimonios y las familias que afrontan dificultades de diversa naturaleza, por los necesitados y enfermos, por los mayores y los niños, y también por los que no encuentran trabajo. Rezo igualmente por los jóvenes de España. Estoy convencido de que, animados por la fe en Cristo, aportarán lo mejor de sí mismos, para que este gran País afronte los desafíos de la hora presente y continúe avanzando por los caminos de la concordia, la solidaridad, la justicia y la libertad. Con estos deseos, confío a todos los hijos de esta noble tierra a la intercesión de la Virgen María, nuestra Madre del Cielo, y los bendigo con afecto. Que la alegría del Señor colme siempre vuestros corazones. Muchas gracias.

[01185-04.01] [Texto original: Español]

  TRADUZIONE IN LINGUA ITALIANA

Maestà,

Illustri Autorità nazionali, regionali e locali,

Signor Cardinale Arcivescovo di Madrid e Presidente della Conferenza Episcopale Spagnola,

Signori Cardinali e fratelli nell’Episcopato,

amici tutti,

è giunto il momento di congedarci. Questi giorni passati a Madrid, con una rappresentanza così numerosa di giovani dalla Spagna e da tutto il mondo, resteranno profondamente impressi nella mia memoria e nel mio cuore.

Maestà, il Papa si è sentito molto bene in Spagna. Anche i giovani protagonisti di questa Giornata Mondiale della Gioventù sono stati accolti molto bene qui e in tante città e località spagnole, che hanno potuto visitare nei giorni precedenti alla Giornata.

Grazie a Vostra Maestà per le cordiali parole e per aver voluto accompagnarmi sia al mio arrivo, sia ora, alla partenza. Grazie alle Autorità nazionali, regionali e locali, che hanno dimostrato con la loro cooperazione fine sensibilità per questo avvenimento internazionale. Grazie alle migliaia di volontari che hanno reso possibile il buon sviluppo di tutte le attività di questo incontro: i diversi atti letterari, musicali, culturali e religiosi del «Festival joven», le catechesi dei Vescovi e gli atti presieduti dal Successore di Pietro. Grazie alle forze di sicurezza e dell’ordine, come pure a coloro che hanno collaborato prestando i più svariati servizi: dalla cura della musica e della liturgia fino al trasporto, l’attenzione sanitaria e gli approvvigionamenti.

La Spagna è una grande Nazione che, in una convivenza sanamente aperta, pluralistica e rispettosa, sa e può progredire senza rinunciare alla sua anima profondamente religiosa e cattolica. Lo ha manifestato ancora una volta in questi giorni, dispiegando la sua capacità tecnica e umana in una impresa così rilevante e ricca di futuro come è quella di favorire che la gioventù affondi le sue radici in Gesù Cristo, il Salvatore.

Una parola di speciale gratitudine si deve agli organizzatori della Giornata: al Cardinale Presidente del Pontificio Consiglio per i Laici e a tutto il personale di questo Dicastero; al signor Cardinale Arcivescovo di Madrid, Antonio María Rouco Varela, con i suoi vescovi ausiliari e tutta l’arcidiocesi; in particolare al Coordinatore Generale della Giornata, Monsignor César Augusto Franco Martínez e ai suoi numerosi e così generosi collaboratori. I vescovi hanno lavorato con sollecitudine e abnegazione nelle proprie diocesi per l’accurata preparazione della Giornata, assieme ai sacerdoti, ai religiosi e ai fedeli laici. A tutti va il mio ringraziamento unito alla preghiera al Signore perché benedica le vostre fatiche apostoliche.

E non posso tralasciare di ringraziare con tutto il cuore i giovani per essere venuti a questa Giornata, per la loro partecipazione gioiosa, entusiasta ed intensa. A loro dico: grazie e complimenti per la testimonianza che avete dato a Madrid e nelle altre città spagnole dove siete stati. Vi invito adesso a diffondere in ogni angolo del mondo la gioiosa e profonda esperienza di fede vissuta in questo nobile Paese. Trasmettete la vostra gioia specialmente a coloro che avrebbero voluto venire ma non hanno potuto farlo per diversi motivi, a quanti hanno pregato per voi e a coloro ai quali la celebrazione della Giornata ha toccato il cuore. Con la vostra vicinanza e testimonianza, aiutate i vostri amici e compagni a scoprire che amare Cristo è vivere in pienezza.

Lascio la Spagna contento e riconoscente verso tutti. Ma soprattutto verso Dio, Nostro Signore, che mi ha permesso di celebrare questa Giornata così ricca di grazia e di emozione, così carica di dinamismo e di speranza. Sì, la festa della fede che abbiamo condiviso ci permette di guardare in avanti con molta fiducia nella provvidenza, che guida la Chiesa attraverso il mare della storia. Per questo rimane giovane e piena di vita, anche affrontando situazioni difficili. Questo è opera dello Spirito Santo, che rende presente Gesù Cristo nei cuori dei giovani di ogni epoca e così rivela loro la grandezza della vocazione divina di ogni essere umano. Abbiamo potuto sperimentare anche come la grazia di Cristo faccia crollare i muri ed elimini le frontiere che il peccato innalza tra i popoli e le generazioni, per fare di tutti gli uomini una sola famiglia che si riconosce unita nell’unico Padre comune, e che coltiva con il proprio lavoro e il rispetto tutto quello che Egli ci ha dato nella Creazione.

I giovani rispondono con impegno quando si propone loro con sincerità e verità l’incontro con Gesù Cristo, unico redentore dell’umanità. Essi tornano ora alle loro case come missionari del Vangelo, «radicati e fondati in Cristo, saldi nella fede», ma avranno bisogno di aiuto nel loro cammino. Raccomando, quindi, in modo particolare ai Vescovi, ai sacerdoti, ai religiosi e agli educatori cristiani, la cura della gioventù, che vuole rispondere con speranza alla chiamata del Signore. Non bisogna scoraggiarsi davanti agli ostacoli che, in diversi modi, si presentano in alcuni paesi. Più forte di tutto questo è il desiderio di Dio, che il Creatore ha posto nel cuore dei giovani e la potenza dall’alto, che dà forza divina a coloro che seguono il Maestro e a coloro che trovano in Lui alimento per la vita. Non abbiate timore di presentare ai giovani il messaggio di Gesù Cristo in tutta la sua integrità e ad invitarli ad accostarsi ai Sacramenti tramite i quali Egli ci rende partecipi della sua stessa vita.

Maestà, prima di tornare a Roma, desidero assicurare gli spagnoli che li ho molto presenti nella mia preghiera e prego specialmente per gli sposi e per le famiglie che affrontano difficoltà di diversa natura, per i bisognosi e gli infermi, per gli anziani e i bambini, e anche per coloro che non trovano lavoro. Prego anche per i giovani di Spagna. Sono convinto che, animati dalla fede in Cristo, offriranno il meglio di se stessi perché questo grande Paese affronti le sfide del momento presente e continui ad avanzare nel cammino della concordia, della solidarietà, della giustizia e della libertà. Con questi pensieri affido tutti i figli di questa nobile Terra all’intercessione della Vergine Maria, nostra Madre del Cielo, e li benedico con affetto. Che la gioia del Signore ricolmi sempre i vostri cuori. Grazie.

[01185-01.01] [Testo originale: Spagnolo]

  TRADUZIONE IN LINGUA FRANCESE

Majestés,

Autorités nationales, des communautés autonomes et locales,

Monsieur le Cardinal Archevêque de Madrid et Président de la Conférence épiscopale espagnole,

Messieurs les Cardinaux et chers frères dans l’Épiscopat,

Chers amis,

Le moment de se séparer vient d’arriver. Ces derniers jours à Madrid, avec une assemblée si nombreuse de jeunes d’Espagne et du monde entier, resteront profondément gravés dans ma mémoire et dans mon cœur.

Majesté, le Pape s’est senti bien en Espagne ! Les jeunes participants de ces Journées mondiales de la Jeunesse, ont été eux-aussi très bien accueillis par tant de villes et de localités espagnoles qu’ils ont pu visiter avant de participer à ces Journées.

Merci, Majesté, pour vos paroles si cordiales et pour avoir voulu être présent aussi bien à mon arrivé que, maintenant, à mon départ. Merci aux Autorités nationales, à celles des communautés autonomes et locales, qui ont montré par leur coopération une grande sensibilité pour cette événement international. Merci aux milliers de volontaires qui ont rendu possible le bon déroulement de toutes les activités de cette rencontre : les différents actes littéraires, musicaux, culturels et religieux du ‘Festival des jeunes’, les catéchèses des Évêques et les célébrations avec le successeur de Pierre. Merci aux Forces de sécurité et de l’ordre, comme à ceux qui ont collaboré en assumant les divers services, depuis l’attention à la musique et à la liturgie, jusqu’au transport, l’assistance sanitaire et alimentaire.

L’Espagne est une grande nation qui, dans un vivre ensemble sain, ouvert, pluriel et respectueux, sait et peut progresser sans renoncer à son âme profondément religieuse et catholique. Cela a été manifesté une nouvelle fois ces jours-ci en démontrant sa capacité technique et humaine dans une entreprise de haute transcendance et de grand avenir, comme l’est celle de faciliter à la jeunesse son enracinement dans le Christ-Jésus, le Sauveur.

J’adresse une parole de remerciement spécial aux organisateurs de ces Journées : au Cardinal Président du Conseil Pontifical pour les Laïcs et à tous les membres de ce dicastère ; à l’Archevêque de Madrid, Monsieur le Cardinal Antonio María Rouco Varela, à ses Auxiliaires et à tout l’archidiocèse ; en particulier au coordinateur général des Journées, Mgr César Augusto Franco Martínez et à ses nombreux collaborateurs si généreux. Les Évêques, avec les prêtres, les personnes consacrées et les fidèles laïcs, ont travaillé avec sollicitude et abnégation dans leur diocèse pour la préparation soignée de ces Journées. J’adresse à tous mes remerciements avec ma prière au Seigneur pour qu’il bénisse vos efforts pastoraux.

Je ne peux pas manquer de remercier de tout cœur les jeunes pour être venus à ces Journées, pour leur participation joyeuse, enthousiaste et intense. Je leur dis : merci et félicitations pour le témoignage que vous avez donné à Madrid et dans les autres villes espagnoles où vous avez été. Je vous invite à diffuser jusqu’aux confins du monde la joyeuse et profonde expérience de foi vécue dans ce noble pays. Transmettez votre allégresse spécialement à ceux qui auraient désiré venir et qui n’ont pas pu le faire pour diverses raisons, à ceux nombreux qui ont prié pour vous et à ceux dont la célébration elle-même de ces Journées a touché le cœur. Par votre proximité et par votre témoignage, aidez vos amis et compagnons à découvrir qu’aimer le Christ c’est vivre en plénitude.

Je laisse l’Espagne très content et je vous remercie tous. Surtout Dieu, Notre Seigneur, qui m’a permis de célébrer ces journées si pleines de grâce et d’émotion, si chargées de dynamisme et d’espérance. Oui, la fête de la foi que nous avons partagée, nous permet de regarder en avant avec beaucoup de confiance dans la Providence qui guide l’Église à travers les méandres de l’histoire ! C’est pourquoi elle reste jeune et garde sa vitalité, même en affrontant des situations ardues. C’est là l’œuvre du Saint-Esprit qui rend présent Jésus-Christ dans les cœurs des jeunes de chaque époque, et leur montre ainsi la grandeur de la vocation divine de tout être humain. Nous avons pu expérimenter aussi comment la grâce du Christ fait tomber les murs et dépasser les frontières que le péché a fait s’élever entre les peuples et les générations, pour faire de tous les hommes une seule famille qui se reconnaît unie dans l’unique Père commun, et qui cultive par son travail et par son respect tout ce qu’Il nous a donné dans la création.

Les jeunes répondent rapidement quand on leur propose avec sincérité et vérité la rencontre avec Jésus-Christ, unique rédempteur de l’humanité. Ils retournent maintenant chez eux comme des missionnaires de l’Évangile « enracinés dans le Christ et édifiés par Lui, fermes dans la foi », et ils auront besoin d’aide sur ce chemin. Je confie, donc, de manière particulière aux évêques, aux prêtres, aux religieux et aux éducateurs chrétiens, l’attention pour la jeunesse qui désire répondre avec joie à l’appel du Seigneur. Il n’y a pas de raison pour se décourager devant les contrariétés qui, de diverses manières, se présentent dans certains pays. Plus forte qu’elles, est l’aspiration vers Dieu, que le Créateur a mis dans le cœur des jeunes, et le pouvoir d’En-haut qui donne une force divine à ceux qui suivent le Maître et à ceux qui cherchent en Lui la nourriture pour la vie. N’ayez pas peur de proposer aux jeunes le message de Jésus-Christ dans sa totalité, et de les inviter aux sacrements par lesquels il nous rend participants à sa propre vie.

Majesté, avant de revenir à Rome, je désirer assurer les Espagnols qu’ils sont très présents dans ma prière. Je prie spécialement pour les couples et les familles qui affrontent des difficultés de diverses natures, pour ceux qui sont dans le besoin, pour les malades, pour les personnes âgées et pour les enfants, et pour ceux qui ne trouvent pas de travail. Je prie également pour les jeunes d’Espagne. Je suis convaincu qu’animés par la foi dans le Christ, ils apporteront le meilleur d’eux-mêmes pour que ce grand pays puisse affronter les défis de l’heure présente et continuer à avancer sur les chemins de la concorde, de la solidarité, de la justice et de la liberté. Formulant ces vœux, je recommande tous les enfants de cette noble terre à l’intercession de la Vierge Marie, notre Mère du Ciel, et je les bénis avec affection. Que la joie du Seigneur remplisse toujours vos cœurs ! Merci beaucoup.

[01185-03.01] [Texte original: Espagnol]

  TRADUZIONE IN LINGUA INGLESE

Your Majesties,

Distinguished National, Autonomous Regional and Local Authorities,

Your Eminence the Archbishop of Madrid and President of the Spanish Episcopal Conference,

Your Eminences and Dear Brother Bishops,

Dear Friends,

The time has come for us to say good-bye. These days spent in Madrid, in the company of so many young people from Spain and from throughout the world, will remain deeply etched in my mind and heart.

Your Majesty, the Pope felt at home in Spain! And the young people who were the heart of this World Youth Day found a warm welcome here and in the many cities and towns of the country, which they were able to visit in the days before these celebrations.

I thank Your Majesty for your gracious words and for your presence at my arrival in Spain and now at my departure. I thank the national, autonomous regional and local authorities for the helpfulness and understanding which they showed before this international event. I also thank the thousands of volunteers who ensured the orderly unfolding of the many activities of this meeting: the various literary, musical, cultural and religious events of the Festival joven, the catecheses given by the Bishops and the main events in the presence of the Successor of Peter. I thank the police and security forces, and all those who helped by providing a wide variety of services: from the music and the liturgy to the details of transportation, health care and meals.

Spain is a great nation whose soundly open, pluralistic and respectful society is capable of moving forward without surrendering its profoundly religious and Catholic soul. In these days, it once more made this clear, revealing its technical and human resources in the service of an undertaking of immense consequence and promise: that of helping young people to become more deeply rooted in Jesus Christ, our Saviour.

A particular word of gratitude is due to the organizers of World Youth Day: to the Cardinal President of the Pontifical Council for the Laity and all the personnel of that Office, to the Archbishop of Madrid, Cardinal Antonio María Rouco Varela, his Auxiliary Bishops and the whole Archdiocese, and in particular to the General Coordinator, Monsignor César Augusto Franco Martinez, and the many generous members of his staff. The Bishops worked generously and diligently in their Dioceses to prepare for the celebrations, together with their priests, consecrated persons and the lay faithful. To all I express my gratitude and I pray that the Lord will bless your apostolic labors.

Nor can I fail to offer heartfelt thanks to the young people for having come to the World Youth Day and for their joyful, enthusiastic and intense presence. To them I say thank you, and I congratulate you for the witness which you gave in Madrid and in the other cities of Spain in which you stayed. Now I ask you to spread throughout the world the profound and joyful experience of faith which you had here in this noble country. Share your joy especially with those who would have liked to come but were unable to do so for various reasons, with all those who were praying for you and with all those whose hearts were touched by these celebrations. By your closeness and your witness, help your friends to discover that loving Christ means living life to the full.

I leave Spain very happy and grateful to everyone. But above all I am grateful to God, our Lord, who allowed me to celebrate these days so filled with enthusiasm and grace, so charged with dynamism and hope. The feast of faith which we have shared enables us to look forward with great confidence in Providence, which guides the Church across the seas of history. That is why she continues to be young and full of life, even as she confronts challenging situations. This is the work of the Holy Spirit, who makes Jesus Christ present in the hearts of young people in every age and shows them the grandeur of the divine vocation given to every man and woman. We were also able to see how the grace of Christ tears down the walls and overcomes the barriers which sin erects between peoples and generations, in order to make all mankind a single family which acknowledges its one Father and which cultivates, by work and respect, all that he has given us in creation.

Young people readily respond when one proposes to them, in sincerity and truth, an encounter with Jesus Christ, the one Redeemer of humanity. Now those young people are returning home as missionaries of the Gospel, "rooted and built up in Christ, and firm in the faith", and they will need to be helped on their way. So I urge Bishops, priests, Religious and Christian educators in particular, to care for those young people who want to respond enthusiastically to the Lord’s call. There is no reason to lose heart in the face of the various obstacles we encounter in some countries. The yearning for God which the Creator has placed in the hearts of young people is more powerful than all of these, as is the power from on high which gives divine strength to those who follow the Master and who seek in him nourishment for life. Do not be afraid to present to young people the message of Jesus Christ in all its integrity, and to invite them to celebrate the sacraments by which he gives us a share in his own life.

Your Majesty, before returning to Rome, I would like to assure the people of Spain of my constant prayers, especially for married couples and families who are facing various kinds of difficulties, the needy and the infirm, the elderly and children, as well as those who have no work. I pray in particular of the young people of Spain. I am sure that they will contribute the best they have to offer through their faith in Christ, so that this great country can face the challenges of the present hour and can continue along the paths of peace, solidarity, justice and freedom. Along with these intentions, I entrust the sons and daughters of this noble land to the intercession of the Virgin Mary, our heavenly Mother, and to them all I willingly impart my blessing. May the joy of the Lord always fill your hearts. Thank you.

[01185-02.01] [Original text: Spanish]

  TRADUZIONE IN LINGUA TEDESCA

Eure Majestäten!

Sehr geehrte Repräsentanten des Staates, der Region und der Stadt Madrid!

Verehrter Herr Kardinalerzbischof von Madrid und Präsident der Spanischen Bischofskonferenz!

Meine Herren Kardinäle, liebe Mitbrüder im bischöflichen Dienst!

Liebe Freunde!

Der Moment des Abschieds ist gekommen. Diese in Madrid verbrachten Tage mit einer so zahlreichen Teilnahme von jungen Menschen aus Spanien und der ganzen Welt werden tief in meinem Gedächtnis und in meinem Herzen eingeprägt bleiben.

Majestät, der Papst hat sich in Spanien sehr wohl gefühlt. Auch die jungen Freunde, die Hauptakteure dieses Weltjugendtages, sind hier und in vielen spanischen Städten und Orten, die sie in den vorangehenden Tagen besuchen konnten, sehr gut aufgenommen worden.

Ich danke Eurer Majestät für die herzlichen Worte und dafür, daß Sie sowohl bei meiner Ankunft als auch jetzt bei meiner Abreise zugegen sein wollten. Ich danke den Vertretern des Staates, der Region und der Stadt Madrid, die mit ihrem Zusammenwirken große Sensibilität für dieses internationale Ereignis bewiesen haben. Danke sage ich den Tausenden von Freiwilligen, die den guten Ablauf aller Aktivitäten dieses Treffens ermöglicht haben: der verschiedenen literarischen, musikalischen, kulturellen und religiösen Veranstaltungen des „Festival joven", der Katechesen der Bischöfe sowie der zentralen Veranstaltungen und Feiern mit dem Nachfolger Petri. Danke sage ich den Sicherheits- und den Ordnungskräften wie auch denen, die bei den verschiedenen Dienstleistungen mitgewirkt haben: von der Sorge für die Musik und die Liturgie bis zum Transport, zum sanitären Bereitschaftsdienst und zur Versorgung mit Lebensmitteln.

Spanien ist eine große Nation, die weiß, wie man in einem im guten Sinne offenen, pluralistischen und respektvollen Miteinander voranschreitet, und dies auch durchführen kann, ohne auf seine zutiefst religiöse und katholische Seele zu verzichten. Dies hat es in diesen Tagen wieder einmal unter Beweis gestellt, als es seine technische und menschliche Kapazität in einer so bedeutenden und zukunftsträchtigen Unternehmung aufgeboten hat wie der, die Jugend dabei zu unterstützen, daß sie ihre Wurzeln in Jesus Christus, dem Erlöser, einsenkt.

Ein besonderes Wort des Dankes gebührt den Organisatoren des Weltjugendtages: dem Präsidenten des Päpstlichen Rates für die Laien Kardinal Stanisław Ryłko und dem gesamten Personal dieses Dikasteriums; dem Erzbischof von Madrid Kardinal Antonio Maria Rouco Varela zusammen mit seinen Weihbischöfen und der ganzen Erzdiözese; insbesondere dem Generalkoordinator des Weltjugendtages Weihbischof César Augusto Franco Martínez und seinen zahlreichen, so großherzigen Mitarbeitern. Die Bischöfe haben in ihren Diözesen gemeinsam mit den Priestern, den Ordensleuten und den gläubigen Laien mit Eifer und Opferbereitschaft für die sorgfältige Vorbereitung des Weltjugendtags gearbeitet. Allen gilt mein Dank, verbunden mit der Bitte an den Herrn, daß er euren apostolischen Elan segne.

Und ich darf nicht versäumen, von ganzem Herzen den jungen Menschen für ihr Kommen zu diesem Weltjugendtag sowie für ihre freudige, begeisterte und intensive Teilnahme zu danken. Zu ihnen sage ich: Danke und Glückwunsch für das Zeugnis, das ihr in Madrid und in den anderen Städten Spaniens, in denen ihr gewesen seid, gegeben habt. Ich lade euch jetzt ein, in allen Winkeln der Welt die frohe und tiefe Glaubenserfahrung zu verbreiten, die ihr in diesem herrlichen Land gemacht habt. Gebt eure Freude besonders jenen weiter, die gerne gekommen wären, aber aus verschiedenen Gründen nicht konnten, sowie allen, die für euch gebetet haben, und denen, deren Herzen die Feier des Weltjugendtags gerührt hat. Helft mit eurer Nähe und eurem Zeugnis euren Freunden und Kameraden zu entdecken, daß Christus zu lieben in Fülle zu leben bedeutet.

Ich verlasse Spanien zufrieden und dankbar gegenüber allen; vor allem aber gegenüber Gott, unserem Herrn, der mir gewährt hat, diesen Weltjugendtag zu feiern, der so reich an Gnade und Empfindungen, so voller Dynamik und Hoffnung war. Ja, das Glaubensfest, das wir miteinander begangen haben, erlaubt uns, mit großem Vertrauen in die göttliche Vorsehung, die die Kirche über die Meere der Geschichte leitet, vorauszublicken. Deshalb bleibt die Kirche jung und voller Leben, auch wenn sie schwierige Situationen bewältigen muß. Das ist das Werk des Heiligen Geistes, der Jesus Christus in den Herzen der jungen Menschen aller Zeiten gegenwärtig werden läßt und ihnen so die Größe der göttlichen Berufung eines jeden Menschen offenbart. Wir haben auch erfahren können, wie die Gnade Christi die Mauern einstürzen läßt und die Grenzen aufhebt, welche die Sünde zwischen Völkern und Generationen aufrichtet. Sie tut dies, um alle Menschen zu einer einzigen Familie zu machen, die sich in dem einen gemeinsamen Vater geeint erkennt und die mit ihrer Arbeit und Achtung alles pflegt, was er uns in der Schöpfung gegeben hat.

Die jungen Menschen antworten mit Eifer, wenn man ihnen aufrichtig und in Wahrheit die Begegnung mit Jesus Christus anbietet, dem alleinigen Erlöser der Menschheit. Sie kehren jetzt als Missionare des Evangeliums nach Hause zurück, „in Christus verwurzelt und auf ihn gegründet, fest im Glauben", aber sie werden auf ihrem Weg der Hilfe bedürfen. Darum lege ich in besonderer Weise den Bischöfen, den Priestern, den Ordensleuten und den katholischen Erziehern die Sorge für die Jugend ans Herz, die voller Hoffnung dem Ruf des Herrn folgen will. Man braucht nicht den Mut zu verlieren angesichts der Hindernisse, die in verschiedener Weise in einigen Ländern vorhanden sind. Stärker als all das ist die Sehnsucht nach Gott, die der Schöpfer den jungen Menschen ins Herz gelegt hat, und die Macht aus der Höhe, die denen, die dem Meister folgen, und denen, die in ihm Nahrung für ihr Leben suchen, göttliche Kraft verleiht. Fürchtet euch nicht, den Jugendlichen die Botschaft Jesu Christi ganz und vollständig vorzulegen und sie zum Empfang der Sakramente einzuladen, durch die er uns an seinem eigenen Leben teilhaben läßt.

Majestät, bevor ich nach Rom zurückkehre, möchte ich den Spaniern versichern, daß ich sie sehr in mein Gebet einschließe. Besonders bete ich für die Eheleute und für die Familien, die verschiedenartige Schwierigkeiten zu bewältigen haben, für die Notleidenden und die Kranken, für die Alten und die Kinder und auch für die, welche keine Arbeit finden. Ich bete ebenso für die Jugend Spaniens. Ich bin überzeugt, daß sie, vom Glauben an Christus bewegt, ihr Bestes geben werden, damit dieses große Land die gegenwärtigen Herausforderungen angeht und auf dem Weg der Eintracht, der Solidarität, der Gerechtigkeit und der Freiheit weiter voranschreitet. Mit diesen Wünschen empfehle ich alle Menschen dieses herrlichen Landes der Fürsprache der Jungfrau Maria, unserer Mutter im Himmel, und segne sie von Herzen. Möge die Freude des Herrn immer eure Herzen erfüllen. Vielen Dank.

[01185-05.01] [Originalsprache: Spanisch]

  TRADUZIONE IN LINGUA PORTOGHESE

Majestades,

Distintas Autoridade Nacionais, Autonómicas e Locais,

Senhor Cardeal Arcebispo de Madrid e Presidente da Conferência Episcopal Espanhola,

Senhores Cardeais e Irmãos no Episcopado,

Meus Amigos:

Chegou o momento de nos despedirmos. Estes dias, que passei em Madrid com uma representação tão numerosa de jovens da Espanha e do mundo inteiro, ficarão profundamente gravados na minha memória e no meu coração.

Majestade, o Papa sentiu-se muito bem na Espanha. Também os jovens, protagonistas desta Jornada Mundial da Juventude, foram muito bem acolhidos aqui e em tantas cidades e localidades espanholas, que puderam visitar nos dias anteriores da referida Jornada.

Obrigado a Vossa Majestade pelas suas cordiais palavras e por ter querido acompanhar-me tanto na recepção como agora ao despedir-me. Obrigado às Autoridades nacionais, autonómicas e locais, que manifestaram com a sua cooperação uma fina sensibilidade por este acontecimento internacional. Obrigado aos milhares de voluntários que tornaram possível o bom andamento de todas as actividades deste encontro: os diversos momentos literários, musicais, culturais e religiosos do «Festival Jovem», as catequeses dos Bispos e os actos centrais celebrados com o Sucessor de Pedro. Obrigado às Forças de Segurança e da Ordem, bem como a quantos colaboraram prestando os mais variados serviços: desde o cuidado da música e da liturgia, até ao transporte, aos cuidados sanitários e ao abastecimento.

A Espanha é uma grande nação, que, numa convivência salutarmente aberta, plural e respeitadora, sabe e pode progredir sem renunciar à sua alma profundamente religiosa e católica. Manifestou-o uma vez mais nestes dias, ao aplicar a sua capacidade técnica e humana num empreendimento de tanta importância e futuro, como é este que facilita à juventude mergulhar as suas raízes em Jesus Cristo, o Salvador.

Uma palavra de particular gratidão é devida aos organizadores da Jornada: ao Cardeal Presidente do Pontifício Conselho para os Leigos e a todo o pessoal desse Dicastério; ao Cardeal Arcebispo de Madrid, António Maria Rouco Varela, juntamente com os seus Bispos Auxiliares e toda a arquidiocese; nomeadamente ao Coordenador Geral da Jornada, Monsenhor César Augusto Franco Martínez e aos seus colaboradores, tantos e tão generosos. Os Bispos trabalharam com solicitude e abnegação nas suas dioceses para uma perfeita preparação da Jornada, juntamente com os sacerdotes, pessoas consagradas e fiéis leigos. Para todos vai o meu reconhecimento, juntamente com a minha súplica ao Senhor para que abençoe os seus trabalhos apostólicos.

E não poso deixar de agradecer com todo o coração aos jovens por terem vindo a esta Jornada, pela sua participação alegre, entusiasta e vigorosa. Digo-lhes: obrigado e parabéns pelo testemunho que destes em Madrid e no resto das cidades espanholas onde estivestes. Convido-vos agora a difundir por todos os cantos do mundo a feliz e profunda experiência de fé que vivestes neste nobre País. Transmiti a vossa alegria especialmente a quantos quiseram vir e pelas mais diversas circunstâncias não o puderam fazer, a tantos que rezaram por vós e a quantos a própria celebração da Jornada tocou o coração. Com a vossa solidariedade e testemunho, ajudai os vossos amigos e companheiros a descobrirem que amar Cristo é viver em plenitude.

Deixo a Espanha feliz e agradecido a todos, mas sobretudo a Deus, Nosso Senhor, que me permitiu celebrar esta Jornada repleta de graça e emoção, carregada de dinamismo e esperança. Sim, a festa da fé que compartilhamos permite-nos olhar em frente com muita confiança na Providência, que guia a Igreja pelos mares da história; por isso permanece jovem e cheia de vitalidade, mesmo enfrentando árduas situações. Isto é obra do Espírito Santo, que torna presente Jesus Cristo nos corações de jovens de cada época e, deste modo, lhe mostra a grandeza da vocação divina de todo o ser humano. Pudemos comprovar também como a graça de Cristo derruba os muros e franqueia as fronteiras que o pecado levanta entre os povos e as gerações, para fazer de todos os homens uma só família que se reconhece unida no único Pai comum, e que cultiva com o seu trabalho e respeito tudo o que Ele nos deu na criação.

Os jovens respondem com prontidão quando se lhes propõe, com sinceridade e verdade, o encontro com Jesus Cristo, único Redentor da humanidade. Agora regressam às suas casas como missionários do Evangelho, «enraizados e edificados em Cristo, firmes na fé» e terão necessidade de ajuda no seu caminho. Por isso confio, de modo particular aos Bispos, sacerdotes, religiosos e educadores cristãos, o cuidado da juventude que deseja responder com entusiasmo ao chamado do Senhor. Não há que desanimar com as contrariedades que, de diversos modos, se apresentam nalguns países. Mais forte do que todas elas é o anseio de Deus, que o Criador colocou no coração dos jovens, e o poder do Alto, que concede fortaleza divina aos que seguem o Mestre e a quantos buscam n’Ele alimento para a vida. Não tenhais medo de apresentar aos jovens a mensagem de Jesus Cristo em toda a sua integridade e convidá-los para os sacramentos, pelos quais nos torna participantes da sua própria vida.

Majestade, antes de regressar a Roma, quero assegurar aos espanhóis de que os tenho muito presente na minha oração, rezando especialmente pelos esposos e as famílias que afrontam dificuldades de diversa natureza, pelos necessitados e enfermos, pelos avós e as crianças, e também por aqueles que não encontram trabalho. Rezo igualmente pelos jovens da Espanha. Estou convencido que, animados pela fé em Cristo, darão o melhor de si mesmos, para que este grande País enfrente os desafios da hora actual, e continue avançando pelos caminhos da concórdia, da solidariedade, da justiça e da liberdade. Com estes desejos, confio a todos os filhos desta terra nobre à intercessão da Virgem Maria, nossa Mãe do Céu, e de coração os abençoo com afecto. Que a alegria do Senhor inunde sempre os vossos corações. Muito obrigado!

[01185-06.01] [Texto original: Espanhol]

 

TELEGRAMMA AL RE DI SPAGNA JUAN CARLOS I

Conclusa la Cerimonia di congedo all’aeroporto internazionale "Barajas" di Madrid, il Santo Padre Benedetto XVI sale a bordo dell’aereo - un A321 dell’Iberia - che decolla alle 19 alla volta di Roma.
Nel lasciare lo spazio aereo spagnolo, il Papa fa pervenire al Re di Spagna Juan Carlos I il seguente messaggio telegrafico:

A SU MAJESTAD JUAN CARLOS I, REY DE ESPAÑA
PALACIO DE LA ZARZUELA
MADRID

AL TÉRMINO DE MI VIAJE APOSTÓLICO A ESPAÑA CON OCASIÓN DE LA CELEBRACIÓN DE LA XXVI JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD DESEO RENOVAR MI SENTIDA GRATITUD A VUESTRA MAJESTAD A LA REINA A LOS DEMÁS MIEMBROS DE LA FAMILIA REAL Y A LAS AUTORIDADES ASÍ COMO A LOS PASTORES Y FIELES DE ESE NOBLE PAÍS POR LAS INNUMERABLES MUESTRAS DE AFECTO QUE ME HAN DISPENSADO DURANTE MI PERMANENCIA EN ESAS BENDITAS TIERRAS (.) CON ESTOS SENTIMIENTOS ENCOMIENDO FERVIENTEMENTE A TODOS LOS ESPAÑOLES A LA INTERCESIÓN DE LA VIRGEN MARÍA Y DE SANTIAGO APÓSTOL PARA QUE EN CONSONANCIA CON SU RICO PATRIMONIO DE VALORES HUMANOS Y CRISTIANOS AVANCEN POR LOS CAMINOS DE LA SOLIDARIDAD Y EL JUSTO PROGRESO A LA VEZ QUE LES IMPARTO DE CORAZÓN UNA ESPECIAL BENDICIÓN APOSTÓLICA PRENDA DE COPIOSAS GRACIAS CELESTIALES

BENEDICTUS PP. XVI

[01186-04.01] [Texto original: Español]

[B0492-XX.01]