Al llegar a esta hermosa ciudad de Medellín, quisiera unirme a los sentimientos de todos los hombres de buena voluntad de esta amada nación que deploran el execrable atentado en el que han perdido la vida el Doctor Guillermo Gaviria Correa, Gobernador del Departamento de Antioquia, el Doctor Gilberto Echeverri Mejía, su Asesor de Paz, y ocho oficiales y suboficiales del Ejército Nacional.

Ante todos Ustedes quisiera reiterar que el fin del hombre no es la violencia sino la paz, que la justicia jamás puede ser establecida por el terror o la muerte y que el respeto por la vida humana es la puerta que abre al hombre el acceso al resto de sus derechos fundamentales. Con el Sumo Pontífice repito que "toda forma de violencia terrorista deshonra la santidad de Dios y la dignidad del hombre". (Juan Pablo II, Discurso a la Curia Romana, 22.12.2001, n.6).

Quisiera hacer cercana, ante todos Ustedes, esta solicitud del Santo Padre y de todos los Pastores de la Iglesia católica en este país, que no dejan de clamar por la paz y la reconciliación entre todos los hijos de esta patria colombiana. Como Presidente del Pontificio Consejo "Justicia y Paz", deseo hacerles llegar el amor y el aliento del Papa que exhorta a esta tierra a proseguir su camino hacia la ansiada pacificación.

Cuenten con mi oración humilde y perseverante, por la cual suplico a Dios que otorgue el eterno descanso a las víctimas de este acto de terrorismo, que conceda el consuelo a sus familiares, que regale la libertad a aquellos que se hallan todavía privados de ella y que descubra a Colombia las vías que conducen a forjar una convivencia fraterna en el presente y un mañana más luminoso y justo.

Medellín, 8 mayo 2003

[00719-04.01] [Texto original: Español]