●
SANTA MESSA E CANONIZZAZIONE DEL BEATO HERMANO PEDRO DE SAN JOSÉ DE BETANCUR NELL’IPPODROMO DI CIUDAD DE GUATEMALA OMELIA DEL SANTO PADRE
TRADUZIONE IN LINGUA ITALIANA
TRADUZIONE IN LINGUA INGLESE
Questa mattina il Papa si trasferisce dalla Nunziatura Apostolica - dove nel pomeriggio di ieri ha incontrato il Presidente della Repubblica del Guatemala, S.E. il Signor Alfonso Antonio Portillo Cabrera, ed il Vice Presidente, S.E. il Signor Juan Francisco Reyes López - all’Ippodromo di Ciudad de Guatemala per la celebrazione eucaristica e la canonizzazione del Beato Pedro de San José de Betancur (1626-1667), del Terz’Ordine di San Francesco, fondatore dei fratelli Betlemiti e delle Suore Betlemite.
La Santa Messa ha inizio alle 9 (le 17 ora di Roma) ed è concelebrata con numerosi Cardinali, Vescovi e sacerdoti. Partecipano all’eucaristia fedeli delle Chiese particolari del Guatemala, degli altri Paesi dell’America Centrale e delle Isole Canarie. L’Hermano Pedro infatti, nato a Tenerife, ha svolto il suo apostolato nel regno di Guatemala, che al suo tempo includeva tutta l’America centrale. Presenti anche i religiosi e le religiose delle Congregazioni Betlemite, fondate dal nuovo santo.
In apertura di celebrazione, l’Arcivescovo di Guatemala, Mons. Rodolfo Quezada Toruño, rivolge al Papa un indirizzo di omaggio. Quindi il Prefetto della Congregazione delle Cause dei Santi, Card. José Saraiva Martins, con il Postulatore della Causa, chiede che si proceda alla Canonizzazione e il Santo Padre proclama Santo il Beato Hermano Pedro de San José de Betancur.
Dopo la lettura del Santo Vangelo, il Papa pronuncia la seguente omelia:
OMELIA DEL SANTO PADRE
1. "Venid vosotros, benditos de mi Padre; ...Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis" (Mt 25, 34.40). ¿Cómo no pensar que estas palabras de Jesús, con las que se concluirá la historia de la humanidad, puedan aplicarse también al Hermano Pedro, que con tanta generosidad se dedicó al servicio de los más pobres y abandonados?
Al inscribir hoy en el catálogo de los Santos al Hermano Pedro de San José de Betancur, lo hago convencido de la actualidad de su mensaje. El nuevo Santo, con el único equipaje de su fe y su confianza en Dios, surcó el Atlántico para atender a los pobres e indígenas de América: primero en Cuba, después en Honduras y, finalmente, en esta bendita tierra de Guatemala, su "tierra prometida".
2. Agradezco cordialmente las amables palabras que me ha dirigido Mons. Rodolfo Quezada, Arzobispo de Guatemala, presentándome a estas queridas comunidades eclesiales. Saludo a los Señores Cardenales, a los Obispos guatemaltecos, al Obispo de Tenerife y a los venidos de otras partes del Continente americano.
También saludo con gran estima a los sacerdotes y a los consagrados y consagradas así como a las religiosas de clausura. Un saludo especial y afectuoso también a los Hermanos de la Orden de Belén y a las Hermanas Bethlemitas, fruto de la inspiración de la Madre Encarnación Rosal, primera Beata guatemalteca y reformadora del Beaterio donde fraguó la fundación para recuperar los valores fundamentales de los seguidores del Hermano Pedro.
Agradezco particularmente la presencia en esta celebración de los Presidentes de las Repúblicas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, República Dominicana, del Primer Ministro de Belice y demás Autoridades civiles. Aprecio también la participación en este acto de la Misión venida de España para esta feliz ocasión.
Deseo asimismo expresar mi aprecio y cercanía a los numerosos indígenas. El Papa no os olvida y, admirando los valores de vuestras culturas, os alienta a superar con esperanza las situaciones, a veces difíciles, que atravesáis. ¡Construid con responsabilidad el futuro, trabajad por el armónico progreso de vuestros pueblos! Merecéis todo respeto y tenéis derecho a realizaros plenamente en la justicia, el desarrollo integral y la paz.
3. "Que su Espíritu los fortalezca interiormente y que Cristo habite en sus corazones. Así, arraigados y cimentados en el amor, podrán comprender [...] la profundidad del amor de Cristo" (Ef 3, 16-19). Estas palabras de san Pablo que hemos escuchado hoy, manifiestan cómo el encuentro interior con Cristo transforma al ser humano, llenándole de misericordia para con el prójimo.
El Hermano Pedro fue hombre de profunda oración, ya en su tierra natal, Tenerife, y después en todas las etapas de su vida, hasta llegar aquí, donde, especialmente en la ermita del Calvario, buscaba asiduamente la voluntad de Dios en cada momento.
Por eso es un ejemplo eximio para los cristianos de hoy, a quienes recuerda que, para ser santo, "es necesario un cristianismo que se distinga ante todo en el arte de la oración" (Novo millennio ineunte, 32). Por tanto, renuevo mi exhortación a todas las comunidades cristianas, de Guatemala y de otros países, a ser auténticas escuelas de oración, donde orar sea parte central de toda actividad. Una intensa vida de piedad produce siempre frutos abundantes.
El Hermano Pedro forjó así su espiritualidad, particularmente en la contemplación de los misterios de Belén y de la Cruz. Si en el nacimiento e infancia de Jesús ahondó en el acontecimiento fundamental de la Encarnación del Verbo, que le lleva a descubrir casi con naturalidad el rostro de Dios en el hombre, en la meditación sobre la Cruz encontró la fuerza para practicar heroicamente la misericordia con los más pequeños y necesitados.
4. Hoy somos testigos de la profunda verdad de las palabras del Salmo que antes hemos recitado: el justo "no temerá. Distribuyó, dio a los pobres; su justicia permanece por los siglos de los siglos" (111, 8-9). La justicia que perdura es la que se practica con humildad, compartiendo cordialmente la suerte de los hermanos, sembrando por doquier el espíritu de perdón y misericordia.
Pedro de Betancur se distinguió precisamente por practicar la misericordia con espíritu humilde y vida austera. Sentía en su corazón de servidor la amonestación del Apóstol Pablo: "Todo cuanto hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres" (Col 3, 23). Por eso fue verdaderamente hermano de todo el que vive en el infortunio y se entregó con ternura e inmenso amor a su salvación. Así se pone de manifiesto en los acontecimientos de su vida, como su dedicación a los enfermos en el pequeño hospital de Nuestra Señora de Belén, cuna de la Orden Bethlemita.
El nuevo Santo es también hoy un apremiante llamado a practicar la misericordia en la sociedad actual, sobre todo cuando son tantos los que esperan una mano tendida que los socorra. Pensemos en los niños y jóvenes sin hogar o sin educación; en las mujeres abandonadas con muchas necesidades que remediar; en la multitud de marginados en las ciudades; en las víctimas de organizaciones del crimen organizado, de la prostitución o la droga; en los enfermos desatendidos o en los ancianos que viven en soledad.
5. El Hermano Pedro "es una herencia que no se ha de perder y que se ha de transmitir para un perenne deber de gratitud y un renovado propósito de imitación" (Novo millennio ineunte, 7). Esta herencia ha de suscitar en los cristianos y en todos los ciudadanos el deseo de transformar la comunidad humana en una gran familia, donde las relaciones sociales, políticas y económicas sean dignas del hombre, y se promueva la dignidad de la persona con el reconocimiento efectivo de sus derechos inalienables.
Quisiera concluir recordando cómo la devoción a la Santísima Virgen acompañó siempre la vida de piedad y misericordia del Hermano Pedro. Que Ella nos guíe también a nosotros para que, iluminados por los ejemplos del "hombre que fue caridad", como se conoce a Pedro de Betancur, podamos llegar hasta su hijo Jesús. Amén.
¡Alabado sea Jesucristo!
Antes de dejar este estupendo lugar, el lugar de la canonización del primer santo guatemalteco y tinerfeño, deseo deciros que me habéis conmovido una vez más. Gracias, muchas gracias, Guatemala. Con esta fe, esta cordialidad, estas calles tan maravillosamente decoradas. Gracias porque sé que detrás de cada flor hay un corazón. Sed fieles a Dios, a la Iglesia, a vuestra tradición católica, iluminados por el ejemplo del santo Hermano Pedro. Guatemala siempre fiel, bajo la protección del Santo Cristo de Esquipulas. Guatemala, te llevo en mi corazón.
[01223-04.01] [Texto original: Español]
TRADUZIONE IN LINGUA ITALIANA
1. "Venite, benedetti del Padre mio;… Ogni volta che avete fatto queste cose a uno solo di questi miei fratelli più piccoli, l'avete fatto a me" (Mt 25, 34.40). Come non pensare che queste parole di Gesù, con le quali si concluderà la storia dell'umanità, possano applicarsi anche a Fratel Pedro, che con tanta generosità si dedicò al servizio dei più poveri e abbandonati?
Mentre oggi iscrivo nell'albo dei Santi Fratel Pedro di San José di Betancur, lo faccio convinto dell'attualità del suo messaggio. Il nuovo Santo con l'unico bagaglio della sua fede e della sua fiducia in Dio attraversò l'Atlantico per servire i poveri e gli indigeni dell'America: prima a Cuba, poi in Honduras e infine in questa benedetta terra del Guatemala, la sua "terra promessa".
2. Ringrazio cordialmente per le amabili parole che mi ha rivolto Mons. Rodolfo Quezada, Arcivescovo di Guatemala, presentandomi queste amate comunità ecclesiali. Saluto i Signori Cardinali, i Vescovi guatemaltechi, il Vescovo di Tenerife e quanti sono venuti da altre parti del Continente americano.
Saluto anche con grande stima i sacerdoti e i consacrati e consacrate e anche le religiose di clausura. Un saluto speciale e affettuoso anche ai Fratelli dell'Ordine di Betlemme e alle Suore Betlemite, frutto dell'ispirazione della Madre Encarnación Rosal, prima Beata guatemalteca e riformatrice della Comunità da cui iniziò la fondazione per recuperare i valori fondamentali dei seguaci di Fratel Pedro.
Ringrazio particolarmente per la presenza in questa celebrazione dei Presidenti delle Repubbliche del Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panama, Repubblica Dominicana, del Primo Ministro del Belize e le altre Autorità civili. Apprezzo anche la partecipazione in questa manifestazione della Missione venuta dalla Spagna per questa felice occasione.
Desidero ugualmente esprimere la mia stima e vicinanza ai numerosi indigeni. Il Papa non vi dimentica e, ammirando i valori della vostra cultura, vi incoraggia a superare con speranza le situazioni, a volte difficili, che attraversate. Costruite con responsabilità il futuro, lavorate per il progresso armonico dei vostri popoli! Meritate ogni rispetto e avete diritto a realizzarvi pienamente nella giustizia, nello sviluppo integrale e nella pace.
3. "Rafforzati dal suo Spirito nell'uomo interiore, perché Cristo abiti per la fede nei vostri cuori, radicato e fondati nella carità" (Ef 3, 16-17). Queste parole di san Paolo, che abbiamo ascoltato oggi, manifestano come l'incontro interiore con Cristo trasforma l'essere umano, riempiendolo di misericordia verso il prossimo.
Fratel Pedro fu uomo di profonda preghiera, già nella sua terra natale, Tenerife, e in seguito in tutte le tappe della sua vita, fino a giungere qui, dove, specialmente nell'eremo del Calvario, cercava assiduamente la volontà di Dio in ogni momento.
Per questo è un luminoso esempio per i cristiani di oggi, ai quali ricorda che, per essere santo, "è necessario un cristianesimo che si distingua innanzitutto nell'arte della preghiera" (Novo millennio ineunte, 32). Pertanto, rinnovo la mia esortazione a tutte le comunità cristiane, del Guatemala e degli altri paesi, ad essere autentiche scuole di preghiera, nelle quali pregare sia parte centrale di ogni attività. Un'intensa vita di pietà produce sempre frutti abbondanti.
Fratel Pedro forgiò così la sua spiritualità, particolarmente nella contemplazione dei misteri di Betlemme e della Croce. Se nella nascita e infanzia di Gesù approfondì l'avvenimento fondamentale dell'Incarnazione del Verbo, che lo portò a scoprire quasi naturalmente il volto di Dio nell'uomo, nella meditazione sulla Croce, incontrò la forza per esercitare eroicamente la misericordia con i più piccoli e bisognosi.
4. Oggi siamo testimoni della profonda verità delle parole del Salmo che abbiamo poc'anzi recitato: il giusto "non temerà. Egli dona largamente ai poveri; la sua giustizia rimane per sempre" (111, 8-9). La giustizia che perdura è quella che si pratica con umiltà, condividendo di cuore la sorte dei fratelli, seminando ovunque lo spirito di perdono e misericordia.
Pedro de Betancur si distinse precisamente per aver praticato la misericordia con spirito umile e vita austera. Sentiva nel suo cuore di servitore l'ammonimento dell'Apostolo Paolo: "Qualunque cosa facciate, fatela di cuore, come per il Signore, e non per gli uomini" (Col 3, 23). Per questo fu veramente un fratello di chiunque viveva nella necessità e si impegnò con tenerezza e immenso amore alla loro salvezza. È quanto si manifesta negli avvenimenti della sua vita, come nella sua dedizione verso gli infermi nel piccolo ospedale di Nostra Signora di Betlemme, culla dell'Ordine Betlemita.
Anche oggi il nuovo Santo è un pressante invito a praticare la misericordia nella società attuale, soprattutto quando sono tanti coloro che attendono una mano tesa che li soccorra. Pensiamo ai bambini e giovani senza casa o senza educazione, alle donne abbandonate con tante necessità a cui far fronte; alla moltitudine di emarginati nelle città; alle vittime delle organizzazioni del crimine organizzato, della prostituzione o della droga; agli infermi senza assistenza o agli anziani che vivono soli.
5. Fratel Pedro "è una eredità da non disperdere, da consegnare a un perenne dovere di gratitudine e a un rinnovato proposito di imitazione" (Novo millennio ineunte, 7). Questa eredità deve suscitare nei cristiani e in tutti i cittadini il desiderio di trasformare la comunità umana in una grande famiglia, dove le relazioni sociali, politiche e economiche siano degne dell'uomo, e si promuova la dignità della persona con il riconoscimento effettivo dei suoi diritti inalienabili.
Vorrei concludere ricordando come la devozione alla Santissima Vergine accompagnò sempre la vita di pietà e di misericordia di Fratel Pedro. Che Ella guidi anche noi affinché, illuminati dagli esempi dell’"uomo fatto carità", come è conosciuto Pedro de Betancur, possiamo giungere fino a suo figlio Gesù. Amen.
Sia lodato Gesù Cristo!
Prima di lasciare questo luogo stupendo, il luogo della canonizzazione del primo santo del Guatemala e di Tenerife, desidero dirvi che mi avete commosso ancora una volta. Grazie, molte grazie, Guatemala. Con questa fede, con questa cordialità, con queste strade così meravigliosamente ornate. Grazie perché so che dietro ogni fiore c'è un cuore. Siate fedeli a Dio alla Chiesa, alla vostra tradizione cattolica, illuminati dall'esempio del Santo Fratel Pedro. Guatemala sempre fedele, sotto la protezione del Santo Cristo de Esquipulas. Guatemala, ti porto nel mio cuore.
[01223-01.01] [Testo originale: Spagnolo]
TRADUZIONE IN LINGUA INGLESE
1. "Come O blessed of my Father ... ‘Truly I say to you as you did it to one of the least of these my brethren, you did it to me’" (Mt 25:34, 40). How can we fail to believe that these words of Jesus, which will mark the end of human history, can also be applied to Brother Pedro, who with such generosity dedicated himself to the poorest and the most abandoned?
Today, in adding Brother Pedro de San José de Betancur to the list of the Saints, I am convinced of the present-day importance of his message. The new Saint, travelling with only his faith and his confidence in God, sailed across the Atlantic to care for the poor and indigenous people of America: first in Cuba, then in Honduras and finally in this blessed land of Guatemala, his "promised land".
2. I cordially thank Archbishop Rodolfo Quezada of Guatemala for his kind words, introducing me to these beloved ecclesial communities. I greet the Cardinals, the Bishops of Guatemala, the Bishop of Tenerife and those who have come from other parts of the American Continent.
I also greet the priests and the consecrated men and women with great esteem, and offer a special and affectionate greeting to the Bethlehemite Brothers, and the Bethlehemite Sisters, born from the inspiration of Mother Encarnación Rosal. She was the first Guatemalan "Blessed" and the reformer of the Beguine Convent where she established her foundation to restore the fundamental values of Brother Pedro’s followers.
I am particularly grateful for the presence at this celebration of the Presidents of the Republics of Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panama, and the Dominican Republic, and for the presence of the Prime Minister of Belize and of the other civil Authorities. I also appreciate the participation in this ceremony of the Official Mission that the Spanish Government has wished to send for this happy occasion.
I would also like to express my appreciation and closeness to the many indigenous people. The Pope does not forget you and, admiring the values of your cultures, encourages you to overcome with hope the sometimes difficult situations you experience. Build the future responsibly, work for the harmonious progress of your peoples! You deserve all respect and have the right to fulfil yourselves completely, in justice, integral development and peace.
3. "Strengthened with might through his Spirit in the inner man, and that Christ may dwell in your hearts through faith ... rooted and grounded in love" (Eph 3:16-17). Saint Paul’s words, which we have heard today, show how the inner encounter with Christ transforms the human being, filling him with mercy for his neighbour.
Already in the land of his birth, as in every phase of his life, Brother Pedro was a deeply prayerful man, especially here where, at the hermitage of Calvary, he diligently sought God’s will at every moment.
Thus he is an outstanding example for Christians today, whom he reminds that training in holiness "calls for a Christian life distinguished above all in the art of prayer" (Novo millennio ineunte, 32). I therefore renew my exhortation to all the Christian communities of Guatemala and other countries to be authentic schools of prayer where all activity is centred on prayer. An intensely devout life always bears abundant fruit.
Brother Pedro modelled his spirituality in this way, particularly in contemplation of the mysteries of Bethlehem and of the Cross. If, in the birth and childhood of Jesus, he immersed himself deeply in the fundamental event of the Incarnation of the Word — which led him to discover spontaneously, as it were, the face of God in man — then, in meditating on the Cross, he found the strength to practise mercy heroically with the lowliest and the most deprived.
4. Today we are witnesses of the profound truth of the words of the Psalm we have just recited: the righteous person "will not be afraid.... He has distributed freely, he has given to the poor; his righteousness endures for ever (Ps 112, 8-9). Justice that endures is justice which is practised humbly, compassionately sharing in the fate of the brethren, sowing the spirit of pardon and mercy everywhere.
Pedro de Betancur was distinguished precisely by the humble spirit and austere life with which he practised mercy. The Apostle Paul’s recommendation went straight to his servant’s heart: "Whatever your task, work heartily, as serving the Lord and not men" (Col 3:23). Thus he was truly a brother to all who lived in misfortune and gave himself with tenderness and immense love to their salvation. In this way, throughout his life, his deeds showed his dedication to the sick at the little hospital of Our Lady of Bethlehem, the cradle of the Bethlehemite Order.
Today, the new Saint represents also an urgent appeal to practise mercy in modern society, especially when so many are hoping for a helping hand. Let us think of the children and young people who are homeless or deprived of an education; of abandoned women with their many needs; of the hordes of social outcasts who live in the cities; of the victims of organized crime, of prostitution or of drugs; of the sick who are neglected and the elderly who live in loneliness.
5. Brother Pedro personifies "a heritage which must not be lost; we should always be thankful for it and we should renew our resolve to imitate it" (Novo millennio ineunte, 7). This heritage should inspire in Christians and in all citizens a desire to transform the human community into a great family, in which social, political and economic relations may be worthy of man, and in which the dignity of the person is promoted, with the effective recognition of his inalienable rights.
I would like to end by recalling how devotion to the Blessed Virgin always accompanied Brother Pedro in his life of devotion and mercy. May she guide us too, so that enlightened by the example of the "man who was charity", we may reach her Son, Jesus. Amen.
Praised be Jesus Christ!
Before I leave this wonderful place, the place of the canonization of the first saint of Guatemala and Tenerife, I desire to tell you that once again you have made a deep impression of me. Thank you, thank you, Guatemala. With your faith, with your cordiality, with your streets so beautifully decorated. Thank you because behind every flower there is a heart. Be faithful to God, to the Church, to your Catholic tradition, inspired by the example of the holy Brother Peter. Guatemala always be faithful, under the protection of the Holy Christ of Esquipulas. Guatemala, I carry you in my heart.
[01223-02.01] [Original text: Spanish]