MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
CON MOTIVO DEL 30º ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN
DE LAS ADMINISTRACIONES APOSTÓLICAS
PARA LOS CATÓLICOS DE RITO LATINO EN RUSIA
Queridos hermanos y hermanas:
Con ocasión del 30º aniversario de la instauración de las administraciones apostólicas para los católicos de rito latino en esta querida tierra, estoy espiritualmente entre vosotros con alegría a través de mi representante, S.E. Mons. Giovanni d'Aniello, con el deseo de corroborar la comunión eclesial que nos une en Cristo. Os expreso a todos mi cercanía en la oración, agradecido por vuestro testimonio de fe y caridad.
Lo que celebráis no representa tanto el recuerdo de actos jurídicos y realidades formales. Es más bien el momento para recordar, con humildad y gratitud, el bien recibido del Señor y de tantos hermanos y hermanas que, como verdaderos “santos de la puerta de al lado”, os han apoyado en vuestro camino. Es también una ocasión propicia para proponeros, con la ayuda de la gracia, crecer según el Evangelio, aspirando a ser comunidades cada vez más dóciles a la Palabra de Dios, animadas por la esperanza y sostenidas por la fortaleza consoladora del Espíritu; abiertas, en obediencia al mandamiento supremo del amor, al encuentro y a la compartición solidaria con todos, de manera especial con los hermanos y hermanas de la Iglesia ortodoxa.
La autoconciencia eclesial necesita constantemente momentos fuertes, como el que estáis viviendo, para renovarse y purificarse, en particular para eliminar, con la ayuda de Dios, toda tentación de la autorreferencia y de la autocelebración, para adherirse mejor a los mismos sentimientos que había en Cristo Jesús (cf. Flp 2,5). En él, que se hizo siervo por nosotros y nos amó hasta el final (cf. Jn 13,1), se regenera nuestro comportamiento personal y comunitario; con él podemos llegar a ser, como esperaba el apóstol Pablo, «con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración; compartiendo las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad» (Rm 12,12-13).
Mi anhelo es que esta conmemoración estimule a toda la comunidad católica de la Federación Rusa a ser una semilla evangélica que, con alegría y humildad, ofrezca una límpida transparencia del Reino de Dios. Os deseo que seáis una comunidad de hombres y mujeres, de niños y de adultos, de jóvenes y de ancianos, de sacerdotes y de laicos, de personas consagradas y de personas en búsqueda de vocación, tendida a la comunión con todos, para testimoniar con sencillez y generosidad, en la vida familiar y en todos los ámbitos de la vida cotidiana, el don de la gracia recibida. Esto es muy agradable a Dios y contribuye al bien común de toda la sociedad. En particular, el testimonio cristiano destaca por hacerse cargo de los demás, especialmente de los más necesitados y desatendidos.
Queridos hermanos, «en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo» (1 Cor 12,13): dentro de la tradición cristiana oriental en la que vivís, es importante seguir caminando juntos con todos nuestros hermanos cristianos, sin cansarnos de pedir la ayuda del Señor para profundizar en el conocimiento mutuo y avanzar, paso a paso, en el camino de la unidad. Rezando por todos y sirviendo a aquellos con los que compartimos la misma humanidad, que Jesús unió inseparablemente a sí mismo, nos redescubriremos hermanos y hermanas en una peregrinación común hacia la meta de la comunión, que Dios nos señala en cada celebración eucarística.
Permanezcamos unidos en Cristo: que el Espíritu Santo, derramado en nuestros corazones, haga que nos sintamos hijos del Padre, hermanos entre nosotros y con todos. Que la Santísima Trinidad, fuente incesante de amor, aumente nuestra cohesión y nuestro deseo de promoverlo en todos los ámbitos. Por intercesión de la Santa Madre de Dios y de San José, envío a cada uno, con un pensamiento especial para los enfermos, mi bendición, pidiéndoos el favor de rezar por mí.
Roma, San Juan de Letrán, 16 de septiembre de 2021, Memoria de los Santos Cornelio y Cipriano.
Francisco
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Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 9 de octubre de 2021.
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