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NOTA ESPLICATIVA ALLA NOTIFICAZIONE SULLE OPERE DI P. JON SOBRINO, S.I., 14.03.2007


NOTA ESPLICATIVA ALLA NOTIFICAZIONE SULLE OPERE DI P. JON SOBRINO, S.I.

TESTO IN LINGUA  ORIGINALE

TRADUZIONE IN LINGUA PORTOGHESE

TRADUZIONE IN LINGUA  INGLESE

TRADUZIONE IN LINGUA  ITALIANA

TESTO IN LINGUA  ORIGINALE

1. El interés de la Iglesia por los pobres

Es función propia de la Congregación para la Doctrina de la Fe promover y tutelar la doctrina sobre la fe y las costumbres en todo el orbe católico1. En tal modo se quiere servir a la fe del pueblo de Dios y en particular a sus miembros más sencillos y pobres. La preocupación por los más sencillos y pobres es, desde el inicio, uno de los rasgos que caracteriza la misión de la Iglesia. Si es cierto, como también lo ha recordado el Santo Padre, que «la primera pobreza de los pueblos es no conocer a Cristo»2, entonces todos los hombres tienen derecho a conocer al Señor Jesús, que es «esperanza de las naciones y salvador de los pueblos», y a mayor razón cada cristiano tiene derecho de conocer de modo adecuado, auténtico e integral, la verdad que la Iglesia confiesa y expresa acerca de Cristo. Ese derecho es el fundamento del deber correspondiente del magisterio eclesial de intervenir cada vez que la verdad es puesta en peligro o negada.

Por todo ello, la Congregación se ha visto en el deber de publicar la Notificación adjunta sobre algunas obras del P. Jon Sobrino S.I. en las cuales se han encontrado diversas proposiciones erróneas o peligrosas que pueden causar daño a los fieles. El P. Sobrino, en sus obras, manifiesta preocupación por la situación de los pobres y oprimidos especialmente en América Latina. Esta preocupación es ciertamente la de la Iglesia entera. La misma Congregación para la Doctrina de la Fe, en su Instrucción Libertatis conscientia sobre libertad cristiana y liberación, indicaba que «la miseria humana atrae la compasión de Cristo Salvador que la ha querido cargar sobre sí e identificarse con los "más pequeños de sus hermanos" (cf. Mt 25,40.45)» y que «la opción preferencial por los pobres, lejos de ser un signo de particularismo o de sectarismo, manifiesta la universalidad del ser y de la misión de la Iglesia. Dicha opción no es exclusiva. Ésta es la razón por la que la Iglesia no puede expresarla mediante categorías sociológicas o ideológicas reductivas, que harían de esta preferencia una opción partidista y de naturaleza conflictiva»3. Ya previamente la misma Congregación, en la Instrucción Libertatis nuntius sobre algunos aspectos de la teología de la liberación, había observado que las advertencias sobre esta corriente teológica contenidas en el documento no se podían interpretar como un reproche hacia quienes deseaban ser fieles a la "opción preferencial por los pobres" ni podían en modo alguno servir de excusa a quienes se muestran indiferentes a los gravísimos problemas de la miseria y de la injusticia4.

Estas afirmaciones muestran con claridad la posición de la Iglesia en este complejo problema: «Las desigualdades inicuas y las opresiones de todo tipo que afectan hoy a millones de hombres y mujeres están en abierta contradicción con el Evangelio de Cristo y no pueden dejar tranquila la conciencia de ningún cristiano. La Iglesia, dócil al Espíritu, avanza con fidelidad por los caminos de la liberación auténtica. Sus miembros son conscientes de sus flaquezas y de sus retrasos en esta búsqueda. Pero una multitud de cristianos, ya desde el tiempo de los Apóstoles, han dedicado sus fuerzas y sus vidas a la liberación de toda forma de opresión y a la promoción de la dignidad humana. La experiencia de los santos y el ejemplo de tantas obras de servicio al prójimo constituyen un estímulo y una luz para las iniciativas liberadoras que se imponen hoy»5.

2. Procedimiento para el examen de las doctrinas

A la Notificación arriba mencionada se ha llegado tras un atento examen de los escritos del P. Sobrino según el procedimiento establecido para el examen de las doctrinas. El modo de proceder de la Congregación para la Doctrina de la Fe para formarse un juicio sobre escritos que aparecen como problemáticos puede explicarse brevemente. Cuando la Congregación considera que los escritos de un autor determinado presentan dificultades desde el punto de vista doctrinal, de tal manera que de ellos se deriva o puede derivarse un daño grave para los fieles, se inicia un procedimiento regulado por el Reglamento del 29 de junio de 1997, que fue en su día aprobado por el Papa Juan Pablo II 6.

El procedimiento ordinario prevé que se pida la opinión de algunos peritos en la materia tratada. El parecer de los mismos, junto con todas las noticias útiles para el examen del caso, seguidamente se somete a la consideración de la Consulta, o sea, la instancia de la Congregación formada por expertos en las diferentes disciplinas teológicas. Toda la ponencia, incluyendo el verbal de la discusión, la votación general y los votos particulares de los Consultores sobre la eventual existencia en los escritos de errores doctrinales u opiniones peligrosas, es sometida al examen de la Sesión Ordinaria de la Congregación, compuesta por los Cardenales y Obispos miembros del Dicasterio, la cual examina minuciosamente toda la cuestión y decide si se debe proceder o no a una contestación al Autor. La decisión de la Sesión Ordinaria es sometida a la aprobación del Sumo Pontífice. Si se decide proceder a la contestación, la lista de proposiciones erróneas o peligrosas se comunica, a través del Ordinario, al Autor, el cual dispone de tres meses útiles para responder. Si la Sesión Ordinaria considera que la respuesta es suficiente, no se procede ulteriormente. De lo contrario se toman las medidas adecuadas. Una de éstas puede ser la publicación de una Notificación en la que se detallan las proposiciones erróneas o peligrosas encontradas en los escritos del Autor.

Cuando se considera que los escritos son evidentemente erróneos y de su divulgación podría derivar o ya deriva un grave daño a los fieles7, el procedimiento se abrevia. Se nombra una Comisión de expertos encargada de determinar las proposiciones erróneas y peligrosas. El parecer de dicha Comisión se somete a la Sesión Ordinaria de la Congregación. En el caso de que las proposiciones se juzguen efectivamente erróneas y peligrosas, después de la aprobación del Santo Padre, siempre a través del Ordinario, se trasmiten al Autor, para que éste las corrija en un plazo de dos meses útiles. Su respuesta es examinada por la Sesión Ordinaria, que adopta las medidas oportunas.

3. El caso particular del P. Sobrino

En el presente caso, la misma Notificación indica los pasos que se siguieron según el procedimiento urgente. Se optó por tal procedimiento teniendo en cuenta entre otras razones la gran difusión que, sobre todo en América Latina, han alcanzado las obras del P. Jon Sobrino. En ellas se encontraron graves deficiencias tanto de orden metodológico como de contenido. Sin reproducir aquí cuanto en la Notificación se indica en detalle, se hace notar que entre las deficiencias de orden metodológico se encuentra la afirmación según la cual la Iglesia de los pobres es el lugar eclesial de la cristología y ofrece la dirección fundamental de la misma, olvidando que el único "lugar eclesial" válido en la cristología, como de la teología en general, es la fe apostólica, que la Iglesia transmite a todas las generaciones. El P. Sobrino tiende a disminuir el valor normativo de las afirmaciones del Nuevo Testamento y de los grandes Concilios de la Iglesia antigua. Estos errores de índole metodológica llevan a conclusiones no conformes con la fe de la Iglesia acerca de puntos centrales de la misma: la divinidad de Jesucristo, la encarnación del Hijo de Dios, la relación de Jesús con el Reino de Dios, su autoconciencia, el valor salvífico de su muerte.

Al respecto, la Congregación para la Doctrina de la Fe escribía: «una reflexión teológica desarrollada a partir de una experiencia particular puede constituir un aporte muy positivo, ya que permite poner en evidencia algunos aspectos de la Palabra de Dios, cuya riqueza total no ha sido aún plenamente percibida. Pero para que esta reflexión sea verdaderamente una lectura de la Escritura, y no una proyección sobre la Palabra de Dios de un significado que no está contenido en ella, el teólogo ha de estar atento a interpretar la experiencia de la que él parte a la luz de la experiencia de la Iglesia misma. Esta experiencia de la Iglesia brilla con singular resplandor y con toda su pureza en la vida de los santos. Compete a los Pastores de la Iglesia, en comunión con el Sucesor de Pedro, discernir su autenticidad»8.

Por lo tanto, con esta Notificación, se espera ofrecer a los pastores y a los fieles un criterio seguro, fundado en la doctrina de la Iglesia para un juicio recto acerca de estas cuestiones, muy relevantes tanto desde el punto de vista teológico como pastoral.

________________________________

1 Cf. JUAN PABLO II, Const. Apost. Pastor bonus, 48: AAS 80 (1988), 841-934)

2 BENEDICTO XVI, Mensaje para la Cuaresma 2006.

3 CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instr. Libertatis conscientia, 68: AAS 79 (1987), 554-599.

4 CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instr. Libertatis nuntius, Proemio: AAS 76 (1984) 876-909.

5 CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instr. Libertatis nuntius, 57.

6 Cf. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Agendi Ratio in Doctrinarum Examine: AAS 89 (1997) 830-835.

7 Cf. ibidem, 23

8 CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instr. Libertatis conscientia, 70

[00347-04.01] [Texto original: Español]

 

TRADUZIONE IN LINGUA  PORTOGHESE

1. O interesse da Igreja pelos pobres

É função própria da Congregação para a Doutrina da Fé promover e tutelar a doutrina sobre a fé e os costumes em todo o orbe católico1. Dessa maneira, entende-se servir a fé do povo de Deus e, em especial, dos seus membros mais simples e pobres. A preocupação com os mais simples e mais pobres foi, desde o início, um dos traços característicos da missão da Igreja. Se é verdade, como também recordou o Santo Padre, que "a primeira pobreza dos pobres é não conhecer Cristo"2, significa que todos os homens têm direito a conhecer o Senhor Jesus, que é "esperança das nações e salvador dos povos", e, com maior razão, todo o cristão tem direito a conhecer de modo adequado, autêntico e integral, a verdade que a Igreja confessa e exprime sobre Cristo. Esse direito é o fundamento do correspondente dever do magistério eclesial de intervir sempre que a verdade seja posta em perigo ou negada.

Por conseguinte, a Congregação viu-se no dever de publicar a Notificação em anexo sobre algumas obras do P. Jon Sobrino S.I., onde encontrou diversas proposições erróneas ou perigosas que podem causar dano aos fiéis. O P. Sobrino, nas suas obras, manifesta preocupação pela situação dos pobres e dos oprimidos, especialmente na América Latina. É certamente uma preocupação da Igreja inteira. A mesma Congregação para a Doutrina da Fé, na sua Instrução sobre a liberdade cristã e a libertação Libertatis conscientia, afirmava que "a miséria humana atrai a compaixão de Cristo Salvador que quis tomá-la sobre Si e identificar-Se com os ‘mais pequenos dos seus irmãos’ (cf. Mt 25, 40.45)" e que "a opção preferencial pelos pobres, longe de ser um sinal de particularismo ou sectarismo, manifesta a universalidade do ser e da missão da Igreja. A dita opção não é exclusiva. E é essa a razão pela qual a Igreja não pode exprimi-la mediante categorias sociológicas ou ideológicas redutivas, que fariam dessa preferência uma opção partidista e de natureza conflitual"3. Já antes a mesma Congregação, na Instrução sobre alguns aspectos da teologia da libertação Libertatis nuntius, observara que as advertências sobre essa corrente teológica, presentes no documento, não se podiam interpretar como uma reprovação para os que desejam ser fiéis à "opção preferencial pelos pobres" nem podiam de modo nenhum servir de desculpa aos que se mostram indiferentes perante os gravíssimos problemas da miséria e da injustiça4.

Estas afirmações mostram claramente a posição da Igreja neste complexo problema: "As desigualdades iníquas e as opressões de toda a espécie que afectam hoje milhões de homens e mulheres estão em aberta contradição com o Evangelho de Cristo e não podem deixar tranquila a consciência de nenhum cristão. A Igreja, dócil ao Espírito, progride com fidelidade nos caminhos da libertação autêntica. Os seus membros têm consciência das suas fraquezas e atrasos neste esforço. Houve porém, já desde o tempo dos Apóstolos, numerosos cristãos que dedicaram as suas forças e as suas vidas à libertação de toda a forma de opressão e à promoção da dignidade humana. A experiência dos santos e o exemplo de tantas obras de serviço ao próximo constituem um estímulo e uma luz para as iniciativas libertadoras que hoje se impõem"5.

2. Procedimento para o exame das doutrinas

Chegou-se à Notificação acima mencionada através de um atento exame dos escritos do P. Sobrino, seguindo o procedimento estabelecido para o exame das doutrinas. Pode-se descrever resumidamente a forma de proceder da Congregação para a Doutrina da Fé na procura de um juízo sobre escritos que apareçam problemáticos. Quando a Congregação considera que os escritos de um determinado autor apresentam dificuldades do ponto de vista doutrinal, de tal modo que deles deriva ou pode derivar um grave dano aos fiéis, inicia-se um procedimento na base de um regulamento datado de 29 de Junho de 1997 e a seu tempo aprovado pelo Papa João Paulo II.

O procedimento ordinário prevê que se peça o parecer de alguns especialistas na matéria tratada. O parecer dos mesmos, juntamente com todos os dados úteis ao exame do caso, é depois submetido à consideração da Consulta, ou seja, da instância da Congregação que integra os especialistas nas diferentes disciplinas teológicas. Toda a ponência, incluindo as actas do debate, a votação geral e os pareceres dos Consultores, sobre a existência de erros doutrinais ou opiniões perigosas nos escritos, é submetida ao exame da Sessão Ordinária da Congregação, composta pelos Cardeais e Bispos membros do Dicastério, a qual examina minuciosamente toda a questão e decide se se deve proceder ou não a uma contestação ao Autor. A decisão da Sessão Ordinária é submetida à aprovação do Sumo Pontífice. Se se decide proceder à contestação, o elenco das proposições erróneas ou perigosas é transmitido através do Ordinário ao Autor, o qual dispõe de três meses úteis para responder. Se a Sessão Ordinária considerar que a resposta é suficiente, não se procede ulteriormente. Caso contrário, decide-se que medidas tomar. Uma delas pode ser a publicação de uma Notificação em que se identificam as proposições erróneas ou perigosas encontradas nos escritos do Autor.

Quando se considera que os escritos são evidentemente erróneos e, contemporaneamente, da sua divulgação poderá avir ou já advém um grave dano para os fiéis6, abrevia-se o procedimento. Nomeia-se uma Comissão de especialistas encarregada de identificar as proposições erróneas e perigosas. O parecer de dita Comissão é submetido à Sessão Ordinária da Congregação. Se as proposições forem julgadas efectivamente erróneas e perigosas, são, depois da aprovação do Santo Padre, sempre através do Ordinário, transmitidas ao Autor para que as corrija no prazo de dois meses úteis. A sua resposta é examinada pela Sessão Ordinária que adopta as medidas oportunas.

3. O caso particular do P. Sobrino

No presente caso, a própria Notificação indica os passos que foram seguidos segundo o procedimento urgente. Optou-se por este procedimento tendo em conta, entre outras razões, a grande difusão que tiveram, sobretudo na América Latina, as obras do P. Jon Sobrino. Encontraram-se nelas graves deficiências tanto de ordem metodológica como de conteúdo. Sem reproduzir aqui quanto na Notificação se indica em pormenor, fazemos notar que entre as de ordem metolológico se encontra a afirmação, segundo a qual, a Igreja dos pobres é o lugar eclesial da cristologia e oferece a direcção fundamental da mesma, esquecendo que só a fé apostólica que a Igreja transmite a todas as gerações é o único "lugar eclesial" válido da cristologia como da teologia em geral. O P. Sobrino tende a diminuir o valor normativo das afirmações do Novo Testamento e dos grandes Concílios da Igreja antiga. Tais erros de índole metodológica levam a conclusões não conformes com a fé da Igreja em pontos centrais da mesma: a divindade de Jesus Cristo, a encarnação do Filho de Deus, a relação de Jesus com o Reino de Deus, a sua auto-consciência, o valor salvífico da sua morte.

A tal propósito, escrevia a Congregação para a Doutrina da Fé: "uma reflexão teológica feita a partir de uma experiência particular pode dar um contributo muito positivo, uma vez que permite pôr em evidência alguns aspectos da Palavra de Deus, cuja riqueza total ainda não tenha sido plenamente percebida. Mas para que esta reflexão seja verdadeiramente uma leitura da Escritura, e não uma projecção sobre a Palavra de Deus de um significado não contido nela, o teólogo tem de ter o cuidado de interpretar a experiência donde parte à luz da experiência da mesma Igreja. Esta experiência da Igreja brilha com particular esplendor e com toda a sua pureza na vida dos santos. Compete aos Pastores da Igreja, em comunhão com o Sucessor de Pedro, discernir a sua autenticidade"7.

Daí a esperança que esta Notificação ofereça aos pastores e aos fiéis um critério seguro, fundado na doutrina da Igreja, em ordem a um juízo recto sobre essas questões de grande relevância tanto do ponto de vista teológico como pastoral.

________________________________

1 Cf. JOÃO PAULO II, Const. Apost. Pastor Bonus, 48: AAS 80 (1988), 841-934.

2 Cf. BENTO XVI, Mensagem para a Quaresma 2006.

3 CONGREGAÇÃO PARA A DOUTRINA DA FÉ, Instr. Libertatis conscientia, 68: AAS 79 (1987), 554-599.

4 Cf. CONGREGAÇÃO PARA A DOUTRINA DA FÉ, Instr. Libertatis nuntius, Proémio: AAS 76 (1984), 876-909.

5 CONGREGAÇÃO PARA A DOUTRINA DA FÉ, Instr. Libertatis conscientia, 57.

6 Cf. CONGREGAÇÃO PARA A DOUTRINA DA FÉ, Reg. Agendi Ratio in Doctrinarum Examine, 23: AAS 89 (1997) 830-835.

7 CONGREGAÇÃO PARA A DOUTRINA DA FÉ, Instr. Libertatis conscientia, 70.

[00347-06.01] [Texto original: Espanhol]

 

TRADUZIONE IN LINGUA   INGLESE

1. The Concern of the Church for the Poor

The proper function of the Congregation for the Doctrine of the Faith is the promotion and defense of doctrine on faith and morals for the whole of the Catholic world.1 In this way, the Congregation seeks to be of service to the people of God, and particularly to the simple and poorest members of the Church. From the beginning, this preoccupation for the poor has been one of the characteristics of the Church’s mission. If it is true, as the Holy Father has indicated, that "the first poverty among people is not to know Christ",2 then all people have the right to know the Lord Jesus, who is "the hope of the nations and the salvation of the peoples". What is more, each Christian has the right to know in an adequate, authentic, and integral manner the truth which the Church professes and expresses about Christ. This right is the foundation of the corresponding obligation of the ecclesial magisterium to intervene whenever this truth is placed in danger or negated.

It is because of this right of the faithful to the truth of Christ that this Congregation has seen the need to publish the attached Notification concerning some of the works of Father Jon Sobrino, SJ. These works contain propositions which are either erroneous or dangerous and may cause harm to the faithful. Father Sobrino manifests a preoccupation for the poor and oppressed, particularly in Latin America. This preoccupation certainly is shared by the whole Church. The Congregation for the Doctrine of the Faith, in its Instruction on Christian liberty and liberation Libertatis conscientia, indicated that "human misery […] drew the compassion of Christ the Savior to take it upon himself and to be identified with the least of his brethren (cf. Mt 25:40, 45)" and that "The preferential option for the poor, far from being a sign of particularism or sectarianism, manifests the universality of the Church's being and mission. This option excludes no one. This is the reason why the Church cannot express this option by means of reductive sociological and ideological categories which would make this preference a partisan choice and a source of conflict". 3 Previously, this same Congregation in its Instruction on some aspects of liberation theology (Libertatis nuntius, observed that the warnings about this theological trend contained in that document were not able to be interpreted as a reproach to those who wish to be faithful to a "preferential option for the poor", nor could they be an excuse for those who remain indifferent to the grave problems of human misery and injustice.4

The citations clearly show the position of the Church with regard to this complex problem: "The evil inequities and oppression of every kind which afflict millions of men and women today openly contradict Christ's Gospel and cannot leave the conscience of any Christian indifferent. The Church, in her docility to the Spirit, goes forward faithfully along the paths to authentic liberation. Her members are aware of their failings and their delays in this quest. But a vast number of Christians, from the time of the Apostles onwards, have committed their powers and their lives to liberation from every form of oppression and to the promotion of human dignity. The experience of the saints and the example of so many works of service to one's neighbor are an incentive and a beacon for the liberating undertakings that are needed today".5

2. Procedure for Examining Doctrinal Teachings

This Notification comes as a result of a careful study of the writings of Father Sobrino according to the procedure established for the examination of doctrinal teachings. It may be helpful to explain briefly the way in which the Congregation for the Doctrine of the Faith proceeds towards a judgment on writings that appear to be problematic. When considering whether the writings of a certain Author present doctrinal difficulties or might damage the faith of the people of God, the Congregation initiates a procedure regulated by the Agendi ratio in doctrinarum examine, whose latest edition was approved by Pope John Paul II on 29 June 1997.6

The ordinary process entails sending the material in question to several experts for their review and opinion. The results of this, containing all the documentation required for the study of the case, is placed before the Consulta, a standing committee of the Congregation comprised of experts from various theological disciplines. The entire file, including the minutes of the discussion and the written opinions and evaluations of the Consulters regarding the existence of doctrinal errors or dangerous opinions in the writings, is then submitted to the Ordinary Session of the Congregation. This Ordinary Session, comprised of the Cardinals and Bishops who are members of the Congregation, undertakes a detailed examination of the entire question and decides whether or not to notify the author about the problems encountered. The decision of the Ordinary Session is then submitted for the approval of the Supreme Pontiff. Once approved, a list of erroneous propositions or dangerous opinions is sent to the Author through the Bishop or Religious Superior. The Author then has a period of three months in which to offer a reply. If the Ordinary Session considers this reply to be sufficient, no further action is taken. If it is judged insufficient, then it must be decided what measures to adopt. One such measure would be the publication of a Notification which details the erroneous propositions or dangerous assertions of the Author.

When the writings of an Author are judged to be clearly in error and, at the same time, when their diffusion could present a danger or has already proven to be of grave damage to the faithful,7 the process can be abbreviated. A Commission of experts is assembled and given the task of determining the erroneous propositions. The findings of this Commission are submitted to the Ordinary Session of the Congregation. In cases where the propositions are judged to be in fact erroneous and dangerous, the Congregation, after the approval of the Holy Father, transmits a list of these propositions through the Ordinary to the Author. The Author is then given two months in which to offer a correction or response. This response is examined by the Ordinary Session and the appropriate measures are taken.

3. The Particular Case of Father Sobrino

In the case before us now, the Notification itself indicates the steps that were taken according to this abbreviated urgent examination. This procedure was judged necessary given the wide diffusion of Father Sobrino’s works, particularly in Latin America. In these works, one encounters grave deficiencies both in terms of methodology and content. Without repeating here what is treated in detail in the Notification, we note that among the primary methodological deficiencies of Father Sobrino is the affirmation that the "Church of the poor" is the ecclesial "setting" of Christology and offers it its fundamental orientation. This disregards the fact that it is only the apostolic faith which the Church has transmitted through all generations that constitutes the ecclesial setting of Christology and of theology in general. Father Sobrino tends to diminish the normative value of the affirmations of the New Testament as well as those of the great Councils of the early Church. These methodological errors give rise to conclusions which do not conform to the doctrine of the Church in certain key areas: the divinity of Jesus Christ, the Incarnation of the Son of God, the relationship of Jesus with the Kingdom of God, Jesus’ self-consciousness, and the salvific value of Jesus’ death.

In this regard, the Congregation for the Doctrine of the faith wrote: "a theological reflection developed from a particular experience can constitute a very positive contribution, inasmuch as it makes possible a highlighting of aspects of the Word of God, the richness of which had not yet been fully grasped. But in order that this reflection may be truly a reading of the Scripture and not a projection on to the Word of God of a meaning which it does not contain, the theologian will be careful to interpret the experience from which he begins in the light of the experience of the Church herself. This experience of the Church shines with a singular brightness and in all its purity in the lives of the saints. It pertains to the pastors of the Church, in communion with the Successor of Peter, to discern its authenticity".8

It is hoped that this Notification will offer to both the pastors and to the faithful of the Church a secure basis, founded upon the doctrine of the Church, upon which to judge these questions, which are relevant both for theology and pastoral practice.

________________________________

1 Cf JOHN PAUL II, Apostolic Constitution Pastor Bonus, 48: AAS 80 (1988), 841-934.

2 BENEDICT XVI, Lenten Message 2006.

3 CONGREGATION FOR THE DOCTRINE OF THE FAITH, Instruction Libertatis Conscientia, 68: AAS 79 (1987) 554-599.

4 CONGREGATION FOR THE DOCTRINE OF THE FAITH, Instruction Libertartis nuntius, Proemio: AAS 76 (1984) 876-909.

5 CONGREGATION FOR THE DOCTRINE OF THE FAITH, Instruction Libertatis conscientia, 57.

6 CONGREGATION FOR THE DOCTRINE OF THE FAITH, Agendi ratio in doctrinarum examine: AAS 89 (1997) 830-835.

7 Cf. Ibidem, 23.

8 CONGREGATION FOR THE DOCTRINE OF THE FAITH, Instruction Libertartis conscientia, 70.

[00347-02.02] [Original text: Spanish]

 

TRADUZIONE IN LINGUA   ITALIANA

1. L’interesse della Chiesa per i poveri

La Congregazione della Dottrina della Fede ha il peculiare compito di promuovere e di tutelare la dottrina sulla fede ed i costumi nell’orbe cattolico1. In tal modo si intende servire la fede del popolo di Dio ed in particolare di coloro che in esso sono i più semplici ed i più poveri. La preoccupazione per i più semplici ed i più poveri è fin dall’inizio uno dei tratti che qualificano la missione della Chiesa. Se è vero, come ha ricordato anche il S. Padre, che "la prima povertà dei popoli è non conoscere Cristo"2, ciascun uomo ha diritto di conoscere il Signore Gesù, Colui che è "l’atteso delle genti ed il loro salvatore". A maggior ragione, ciascun cristiano ha diritto di conoscere in modo adeguato, autentico ed integrale, la verità che la Chiesa confessa ed esprime su di Lui. Tale diritto fonda il corrispettivo dovere del magistero ecclesiale di intervenire tutte le volte che tale verità viene messa in pericolo o negata.

La Congregazione si è perciò trovata nella necessità di pubblicare l’annessa Notificazione su alcune opere di P. Jon Sobrino S.I., nelle quali sono state riscontrate diverse proposizioni che possono nuocere ai fedeli, a causa della loro erroneità o pericolosità. P. Sobrino, nelle sue pubblicazioni, manifesta preoccupazione per la situazione dei poveri e degli oppressi, specialmente in America Latina. Questa preoccupazione appartiene senza dubbio alla Chiesa intera. La stessa Congregazione per la Dottrina della Fede, nella sua Istruzione Libertatis conscientia sulla libertà cristiana e la liberazione, indicava che la miseria umana "ha attirato la compassione di Cristo Salvatore, che ha voluto prenderla su di sé, e identificarsi con «i più piccoli tra i fratelli» (Mt 25, 40. 45)" e che "l'opzione preferenziale per i poveri, lungi dall'essere un segno di particolarismo o di settarismo, manifesta l'universalità della natura e della missione della Chiesa. Questa opzione non è esclusiva. È la ragione per cui la Chiesa non può esprimersi a sostegno di categorie sociologiche e ideologiche riduttrici, che farebbero di tale preferenza una scelta faziosa e di natura conflittuale"3. Già in precedenza, la stessa Congregazione, nella Istruzione Libertatis nuntius sopra alcuni aspetti della teologia della liberazione, aveva osservato che i richiami circa tale corrente teologica, contenuti nel documento, non potevano essere interpretati come un rimprovero verso coloro che desideravano rimanere fedeli alla "opzione preferenziale per i poveri", né in alcun modo esser addotti come scusa da coloro che si mostrano indifferenti ai gravissimi problemi della miseria e dell’ingiustizia4.

Tali affermazioni illustrano con chiarezza quale sia la posizione della Chiesa riguardo a questa complessa problematica: "Le inique disuguaglianze e le oppressioni di ogni sorta, che colpiscono oggi milioni di uomini e di donne, sono in aperta contraddizione col Vangelo di Cristo e non possono lasciar tranquilla la coscienza di nessun cristiano. Nella sua docilità allo Spirito, la Chiesa avanza con fedeltà lungo le strade dell'autentica liberazione. I suoi membri hanno coscienza delle proprie manchevolezze e dei ritardi in questa ricerca. Ma una moltitudine di cristiani, fin dal tempo degli Apostoli, ha impegnato le proprie forze e la propria vita per la liberazione da ogni forma di oppressione e per la promozione della dignità umana. L'esperienza dei Santi e l'esempio di tante opere al servizio del prossimo costituiscono uno stimolo e una luce per quelle iniziative liberatrici, che al giorno d'oggi si impongono"5.

2. La procedura per l’esame delle dottrine

Alla Notificazione di cui sopra si è pervenuti attraverso un attento esame degli scritti di P. Sobrino, seguendo l’apposito regolamento per l’esame delle dottrine. Ecco in sintesi il modo con cui la Congregazione per la Dottrina della Fede procede nel formulare un giudizio su scritti che paiono problematici. Quando la Congregazione ritiene che gli scritti di un autore pongono dei problemi sotto il profilo dottrinale, al punto che ne derivi o possa derivarne un grave danno per i fedeli, si inizia una procedura regolata da una normativa approvata, in data 29 giugno 1997, da Papa Giovanni Paolo II6.

La procedura ordinaria prevede che si chieda il parere di alcuni esperti nella materia in esame. Tali pareri, insieme a tutte le notizie utili per l’indagine in questione, vengono poi sottoposti all’esame della Consulta, vale a dire a quell’istanza della Congregazione costituita da esperti in varie discipline teologiche. Tutta la documentazione relativa, comprendente il verbale della discussione, la votazione generale ed i pareri dei consultori sull’eventuale esistenza, negli scritti in esame, di errori dottrinali e di opinioni pericolose, viene quindi sottomessa al giudizio della Sessione Ordinaria della Congregazione, composta da Cardinali e Vescovi membri del Dicastero. Essa esamina minuziosamente tutta la questione e decide se merita o meno una contestazione all’autore. Le decisioni della Sessione Ordinaria sono, infine, sottoposte all’approvazione del Sommo Pontefice. Se si decide di procedere alla contestazione, un elenco di proposizioni erronee o pericolose viene trasmesso, attraverso il competente Ordinario, all’autore, il quale dispone di un tempo utile di tre mesi per rispondere. Se la Sessione Ordinaria considera la risposta sufficiente, non si procede ulteriormente. Altrimenti si adottano i provvedimenti del caso: ad es. la pubblicazione di una Notificazione, in cui vengono esposte le proposizioni erronee o pericolose riscontrate negli scritti dell’autore.

Nel caso in cui gli scritti esaminati siano ritenuti evidentemente erronei e dalla loro divulgazione deriva o potrebbe derivare un grave danno per i fedeli7, la procedura viene abbreviata. Si nomina una Commissione di esperti con l’incarico di individuare le proposizioni erronee e pericolose. Il parere della Commissione viene sottoposto al giudizio della Sessione Ordinaria della Congregazione. Se le proposizioni vengono considerate effettivamente erronee e pericolose, dopo l’approvazione del S. Padre, sempre tramite l’Ordinario, esse sono trasmesse all’autore, affinché le corregga in un tempo utile di due mesi. La risposta è esaminata dalla Sessione Ordinaria, che adotta le opportune misure.

3. Il caso particolare di P. Sobrino

Nel presente caso, la stessa Notificazione indica i passi seguiti secondo la procedura urgente. Si è optato per questa procedura, fra l’altro, in considerazione della grande diffusione che, soprattutto in America Latina, hanno avuto le opere del P. Jon Sobrino. In esse si rilevarono gravi difetti, sia metodologici che di contenuto. Senza ripetere qui ciò che già espone per esteso la Notificazione, si rileva anzitutto l’affermazione secondo cui "la Chiesa dei poveri" è il luogo ecclesiale della cristologia ed offre ad essa l’orientamento fondamentale. Così dicendo, l’autore dimentica che è la fede apostolica, trasmessa dalla Chiesa a tutte le generazioni, l’unico "luogo ecclesiale" valido per la cristologia e, più in generale, per la teologia. P. Sobrino tende a diminuire il valore normativo delle affermazioni del Nuovo Testamento e dei grandi concili della Chiesa antica. Tali errori, di indole metodologica, conducono a conclusioni non conformi con la fede della Chiesa riguardo a punti cruciali, come la divinità di Gesù Cristo, l’Incarnazione del Figlio di Dio, la relazione di Gesù con il Regno di Dio, la sua autocoscienza ed il valore salvifico della sua morte.

A tal proposito, la Congregazione per la Dottrina della Fede già scriveva: "Una riflessione teologica, sviluppata partendo da una particolare esperienza, può costituire un contributo molto positivo, in quanto consente di mettere in evidenza aspetti della Parola di Dio, la cui intera ricchezza non era ancora stata pienamente percepita. Ma affinché tale riflessione sia veramente una lettura della Scrittura, e non già la proiezione sulla Parola di Dio di un significato che non vi è contenuto, il teologo sarà attento a interpretare l'esperienza, da cui parte, alla luce dell'esperienza della Chiesa stessa. Tale esperienza della Chiesa brilla con singolare splendore e in tutta la sua purezza nella vita dei Santi. Spetta ai Pastori della Chiesa, in comunione col Successore di Pietro, discernerne l'autenticità"8.

Con questa Notificazione si intende perciò offrire ai pastori ed ai fedeli un criterio sicuro, radicato nella dottrina della Chiesa, per valutare correttamente le suddette questioni, assai rilevanti sia sotto il profilo teologico che pastorale.

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1 Cf. GIOVANNI PAOLO II, Cost. Apost. Pastor Bonus, 48: AAS 80 (1988), 841-934.

2 BENEDETTO XVI, Messaggio per la Quaresima 2006.

3 CONGREGAZIONE PER LA DOTTRINA DELLA FEDE, Istr. Libertatis conscientia, 68: AAS 79 (1987), 554-599.

4 CONGREGAZIONE PER LA DOTTRINA DELLA FEDE, Istr. Libertatis nuntius, Proemio: AAS 76 (1984), 876-909.

5 CONGREGAZIONE PER LA DOTTRINA DELLA FEDE, Istr. Libertatis conscientia, 57.

6 Cf. CONGREGAZIONE PER LA DOTTRINA DELLA FEDE, Agendi ratio in doctrinarum examine: AAS 89 (1997) 830-835.

7 Cf. Ibidem, 23.

8 CONGREGAZIONE PER LA DOTTRINA DELLA FEDE, Istr. Libertatis conscientia, 70.

[00347-01.01] [Testo originale: Spagnolo]

[B0128-XX.01]