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Audiencia a los miembros de la Liga de Oración del Beato Emperador Carlos por la Paz entre los Pueblos, 14.10.2017

Esta mañana, a las 11, 10 en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia a los miembros de la Liga de Oración del Beato Emperador Carlos para la Paz entre los Pueblos, reunidos en Roma con motivo de su asamblea internacional anual.

Sigue el discurso que el Papa ha dirigido a los presentes en la audiencia

Discurso del Santo Padre

Excelencia, Altezas,
Damas y caballeros,
Queridos hermanos y hermanas,

 Saludo  a todos con afecto  y, a través de vosotros, a todos los miembros de la Liga de Oración del Beato Emperador Carlos para la Paz entre los pueblos en los varios países del mundo. Doy las gracias al presidente,  Mons.  Fernand Franck, por sus palabras. Vuestra asamblea anual en Roma se sitúa  en el contexto del centenario de  la iniciativa de paz emprendida por el Papa Benedetto XV y, entre los responsables políticos, apoyada solamente por el Beato Emperador Carlos, con el fuerte deseo de poner fin a la masacre de la Primera Guerra Mundial.


Los tres objetivos de la Liga de oración destacados por s vuestro presidente - buscar y observar la voluntad de Dios, estar comprometidos con la paz y la justicia, expiar la injusticia de la historia - fueron, por así decirlo, el motivo recurrente en la vida del Beato Carlos  como estadista, como esposo y padre de familia y como hijo de la Iglesia. Entregándose  a la voluntad de Dios, aceptó el sufrimiento y ofreció su propia vida en sacrificio por la paz, siempre sostenido por el amor y la fe de su esposa, la Sierva de Dios Zita.


Los desafíos de nuestros tiempos requieren la colaboración de todos los hombres de buena voluntad y, en particular, la oración y el sacrificio. Os invito, por lo tanto,  a cumplir vuestra promesa de participar, con la  oración y el esfuerzo personal, en  los numerosos esfuerzos del Papa en favor de la paz. Sin el apoyo de las oraciones de los fieles, el Sucesor de Pedro no puede cumplir su misión en el mundo. Cuento también con vosotros . Os encomiendo a la protección maternal de María Santísima y a la intercesión del Beato Emperador Carlos, e  imparto de corazón la bendición apostólica a vosotros y a vuestros seres queridos.