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Presentación del IX Encuentro Mundial de las Familias, 24.05.2016

”El Evangelio de la familia, alegría para el mundo” es el lema del IX Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en Dublín (Irlanda) del 22 al 26 de agosto de 2018 y ha sido presentado esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede por el obispo Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia y el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin.

En su intervención el obispo Paglia subrayó que el de Dublín será el primer gran encuentro de las familias después del Sínodo de los Obispos tras el cual el Papa Francisco emanó la exhortación apostólica Amoris Laetitia que se convierte así en la "Carta Magna" del mismo, tanto en su preparación como en su celebración. “Amoris Laetitia -dijo- no requiere sencillamente una actualización de la pastoral familiar, sino mucho más : una nueva manera de vivir la Iglesia, una nueva manera de realizar ese amor que alegra la vida del pueblo de Dios, de las familias y de la sociedad misma. En este sentido, el encuentro de Dublín asume una característica particular con respecto a los otros encuentros mundiales”.

“En este momento tan importante para la vida de la Iglesia el encuentro regresa a Europa-continuó- No podemos pasar por alto este detalle. Hace sólo unas semanas, el Papa dio un nuevo empuje a este continente que corre el peligro de replegarse sobre sí mismo, resignado a su esterilidad. Francisco exhortó con fuerza a los europeos a que redescubran su vocación humanista, para que revivan la pasión misionera que hizo posible su progreso y su desarrollo, para que abandonen la tentación de crear muros y reanuden la extraordinaria aventura de construir puentes entre las culturas y religiones . Celebrar a la familia - que en Europa está sufriendo de forma particularmente aguda - es una oportunidad extraordinaria para que todos los estamentos - civiles, sociales, religiosos, políticos, económicos – vuelvan a descubrir su centralidad y su fuerza de ser el primer lugar de la coexistencia pacífica entre personas diferentes”.

Por su parte el arzobispo de Dublín afirmó que el encuentro será un evento significativo para la Iglesia en Irlanda y para las familias irlandesas. “Irlanda - a pesar de lo que muchos pueden pensar - tiene una fuerte cultura de la familia -precisó- Es un país joven. El 21,6% de la población tiene menos de 15 años de edad mientras el 16,9% son mayores de 60 años....Dicho esto, es un país muy abierto, y está abierto a todas las presiones de la cultura secular occidental sobre el matrimonio y la familia. El tema elegido para el Encuentro Mundial de las Familias, por tanto, desea subrayar el papel de la familia en la sociedad y su contribución a la estabilidad y la salud general de la sociedad”.

“Muchas familias en Irlanda están sufriendo el peso de una situación económica precaria. Hay crisis de la vivienda -señaló- Los programas de catequesis sobre el matrimonio y la familia necesitán una revisión completa, de acuerdo con lo esbozado en Amoris Laetitia. Por lo tanto, el encuentro de Dublín se preparará con un programa de catequesis - basado en la Exhortación Apostólica - que involucrará a toda la Iglesia en Irlanda en 2017, con la esperanza de que este proceso de catequesis sea compartido por otras Iglesias en el mundo, particularmente en Europa, con quien Irlanda comparte muchos desafíos. El Encuentro Mundial de las Familias en Dublín, más incluso que los encuentros anteriores debería ser, en su preparación, un evento global”.

“También es clave- terminó el arzobispo Martin- que la Iglesia y la sociedad se comprometan a que las familias puedan experimentar más plenamente la alegría, a través de adecuadas medidas políticas, sociales y económicas que las ayuden y contribuyan a eliminar las cargas a las que se enfrentan. La esperanza es que el Encuentro Mundial de las Familias en Dublín sea una celebración del testimonio del amor de Dios revelado en Jesucristo. La vocación de las parejas cristianas, sostenida por el sacramento del matrimonio, es un llamado a dar testimonio de ese amor y de experimentar la alegría que viene de compartir el amor de Jesús con cuantos atraviesan por dificultades”.