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El cardenal Parolin en la I Cumbre Humanitaria Mundial, 24.05.2016

El cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, intervino ayer como representante de la Santa Sede en el Segmento de los Líderes de la Cumbre Humanitaria Mundial inaugurada en Estambul (Turquía) con un discurso en que destacó el apoyo del Papa Francisco a la convocación de dicha Cumbre con la esperanza de que cumpla el objetivo de colocar a la persona y a la dignidad humana en el centro de cualquier respuesta humanitaria mediante un compromiso común “que – dijo- elimine de manera decisiva la cultura del descarte y el desprecio por la vida humana, de modo que ninguno se vea abandonado u olvidado y de que no se sacrifiquen más vidas debido a la falta de recursos y sobre todo de voluntad política”.

“La persona humana debe ser el objetivo de cualquier y de toda acción humanitaria -añadió- Esto trasciende la política y es absolutamente indispensable, incluso, y sobre todo, en casos de desastres y conflictos. En nuestro mundo altamente interconectado, el uso de la fuerza y de los conflictos armados afectan, de diferentes maneras, a todas las naciones y los pueblos. Nadie está a salvo. Una cultura del diálogo y la cooperación debería ser la norma para hacer frente a las dificultades del mundo. La fuerte dependencia de la intervención militar y de las políticas económicas egoístas es miope, contraproducente y nunca la solución adecuada para estos desafíos”.

“El genocidio, los ataques deliberados contra civiles, el rapto y la violación de mujeres y niños, la destrucción del patrimonio cultural son sin duda el veneno de pensamientos criminales, pero tales ideas comienzan en los corazones y mentes humanas -advirtió el cardenal- Por lo tanto, para prevenirlas es necesaria la educación y los cambios en los modelos formativos que inculquen el respeto a la persona humana, especialmente las más débiles y frágiles. Los líderes políticos tienen una responsabilidad especial para traducirla en acciones y políticas concretas”

“La prevención de los conflictos armados es posible. No es un sueño, ni una ilusión. Las regiones que disfrutan de paz, seguridad y la ausencia de conflictos armados son prueba de esta afirmación. En los momentos importantes de la historia, los grandes líderes han tomado decisiones proféticas, basadas en un sentido de la profundidad y el valor de la dignidad de la persona humana. Al hacerlo, han ofrecido a sus naciones la oportunidad de construir comunidades inclusivas y duraderas, y han allanado el camino hacia un futuro mejor para todos. La Santa Sede -reiteró el Secretario de Estado al final de su discurso- está haciendo su parte para construir una fraternidad real y concreta, entre los pueblos y las naciones”.