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CARTA DEL SECRETARIO PAPAL, CARD. AGOSTINO CASAROLI,
EN NOMBRE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II,
AL PRESIDENTE DEL CENTRO DE ACCIÓN LITÚRGICA
CON OCASIÓN DE LA XXXII SEMANA LITÚRGICA NACIONAL

 

Mons. Carlo Manziana,
obispo de Crema,
Presidente del Centro de Acción Litúrgica

Excmo. monseñor:

Ha sido motivo de satisfacción para el Santo Padre la noticia de la celebración de la XXXII Semana Litúrgica Nacional del 24 al 28 de agosto en Génova, organizada por el Centro de Acción Litúrgica; esta Semana, al igual que las celebradas cada año a partir de 1949, constituirá un punto importante de encuentro y referencia. Dichas Semanas, en efecto, no se limitan a ofrecer a los participantes un frío contacto conceptual con la Liturgia, sino que los llevan a vivirla y saborearla con celebraciones diarias en las que participa con entusiasmo toda la asamblea, facilitando de este modo la posterior reflexión teológica. El Santo Padre ha apreciado de modo especial el tema elegido este año: "Liturgia, espíritu y vida", pues píen?, sa que incide en el corazón de la liturgia. En efecto, este tema subraya "el paso del Espíritu Santo" en la Iglesia a través de la acción litúrgica, "paso" al que se refiere la Constitución "Sacrosanctum Concilium" en el núm. 43; y a través de la necesaria expresión de los ritos, ayudará a penetrar en la profunda realidad espiritual que la liturgia celebra en el misterio, y que hace fluir después en la vida diaria con un sentimiento cristiano intensificado.

La reforma litúrgica, tal y como la ha querido y dispuesto el Concilio, se ha propuesto asentar premisas válidas para que florezca la vida espiritual de las comunidades cristianas, y se vislumbran ya los primeros frutos confortantes que hacen esperar mies abundante en tiempos no lejanos.

Sin embargo, no es posible ocultar que, con actitudes doctrinales prácticas contrarias a los principios y directrices de la misma reforma litúrgica, con frecuencia se ha hecho caso omiso de la genuina orientación conciliar.

En algunos casos no se ha dado la debida importancia al peligro de que se resquebraje gradual y fatalmente la sacralidad de la liturgia, al ser indulgentes con formas que alteran su significado y sustancia; con frecuencia no se ha tenido en cuenta la vinculación con la tradición, corriendo así el riesgo de traicionar los contenidos mismos de la acción litúrgica; y abusando a veces de las posibilidades creativas que brindan los nuevos ritos, se ha pretendido imponer a los fieles experimentos que nada tienen que ver con las exigencias de la noble sencillez y esencialidad de la liturgia de la Iglesia.

Junto a estos abusos deplorables es obligado señalar la aportación positiva que han sabido dar tantas comunidades locales, bajo la guía esclarecida de sus Pastores y con la aportación recta y tenaz de sus miembros, a la actualización gradual de una reforma litúrgica encaminada, según el espíritu del Concilio y dentro de la fidelidad a la Tradición, a hacer penetrar el misterio de la salvación en la vida de las comunidades cristianas y de los fieles de nuestros días.

Por ello Su Santidad desea expresar su agradecimiento a todos estos auténticos operadores y colaboradores de la pastoral litúrgica, y dar su aliento paterno a todas las iniciativas que, como las organizadas por el Centro de Acción Litúrgica, han contribuido a acercar con autenticidad genuina la liturgia al Pueblo de Dios y elevar a los fieles al misterio y a Ia expresión litúrgica.

Entre los adelantados del Movimiento Litúrgico italiano es digna de mención la figura de mons. Giacomo Moglia, que tuvo gran amor a la liturgia y la enseñó y tradujo en la vida práctica, en sintonía constante y fiel con el Magisterio de la Iglesia. El Santo Padre desea que de la conmemoración del centenario de su nacimiento, la Semana Litúrgica saque enseñanzas útiles e incentivos eficaces para el feliz resultado de su trabajo.

En confirmación de estos deseos y para expresar su complacencia paterna hacia esta iniciativa valiosa, el Sumo Pontífice imparte de corazón a Vuestra Excelencia, al cardenal Giuseppe Siri, arzobispo de Génova, a los cardenales y obispos presentes, a los responsables de la Semana y a todos los participantes, su bendición apostólica.

Aprovecho gustoso esta ocasión para reiterarme de Vuestra Excelencia afmo.

 

Cardenal Agostino CASAROLI
Secretario de Estado

 

 

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