The Holy See
back up
Search
riga

 

PALABRAS DE SALUDO AL PAPA BENEDICTO XVI
PRONUNCIADAS POR EL CARDENAL ANGELO SODANO
EN NOMBRE DEL COLEGIO CARDENALICIO

Vaticano, Sala Clementina
Viernes 22 de abril de 2005

 

Santo Padre: 

El Código de derecho canónico atribuye dos finalidades al Colegio cardenalicio:  la primera, proveer a la elección del Romano Pontífice, y la segunda, colaborar con el Papa en su solicitud por la Iglesia universal (cf. c. 349).

El pasado martes 19 de abril de este año del Señor 2005, los cardenales de la santa Iglesia romana cumplimos rápidamente nuestro primer deber y ahora estamos aquí para decirle, Santo Padre, que nos comprometemos a cumplir también el segundo, es decir, colaborar en su ministerio pastoral.

Muchos de nosotros ya le manifestamos individualmente estos sentimientos inmediatamente después de su elección. Pero todos teníamos el deseo de expresarle en coro, como Colegio cardenalicio, esos propósitos de cordial cercanía.

Le garantizamos la adhesión más profunda de todo el Colegio, incluida la de los que ya han tenido que partir de Roma para sus sedes, así como la de los que, por diversos motivos de salud, no han podido participar en este encuentro.

El pasado día 2 de abril lloramos por la muerte del inolvidable Papa Juan Pablo II y ahora nos alegramos por el don del nuevo Pastor que la divina Providencia nos ha querido dar.

En estos días hemos sido testigos de la asistencia que, a lo largo de la historia, el Señor concede siempre a su santa Iglesia. Se trata de un árbol que cada día recibe nueva vida y crece con vigor. Desde que Cristo lo plantó, como pequeño grano de mostaza, hasta hoy, sus ramas frondosas se han extendido hasta los confines de la tierra.

El gran teólogo Romano Guardini solía usar esa imagen del árbol que crece. A este propósito, citaba a menudo las hayas, añadiendo:  "Tienen algo de benedictino:  vigor y mansedumbre a la vez. (...) Todo en ellas está lleno de forma, desde el tronco hasta la más pequeña ramita" (cf. Rivista del clero italiano, marzo de 2005, p. 198). Ojalá que sea así también la Iglesia de hoy.

Padre Santo, los cardenales nos alegramos de que quien dé hoy vigor al árbol de la Iglesia sea el Papa Benedicto XVI.

Le expresamos nuestra devoción, nuestra total colaboración y nuestro afecto fraterno en Cristo Jesús.

En su libro "La sal de la tierra", Su Santidad afirmaba que en el cristianismo siempre existe la posibilidad de nuevas y vigorosas formas de vida cristiana, y por eso decía al entrevistador:  "Piense en san Benito, el cual, al final de la antigüedad, creó una forma de vida gracias a la cual el cristianismo logró llegar a los nuevos pueblos y transformarlos" (cf. Il sale della terra, ed. San Paolo, 1997, p. 304).

Que el Señor le conceda, Padre Santo, imitar la obra de san Benito para el bien de la Iglesia y del mundo.

 

top