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 Pontifical Council for the Pastoral Care of Migrants and Itinerant People

People on the Move - N° 83, September 2000

 

En barca de Haifa a Fiumicino[*]

Simona RUBENS

“Desde el mar, la paz”. Este es el mensaje que trajeron cinco peregrinos, al rehacer simbólicamente el viaje marítimo que hizo San Pablo, hace dos mil años. El trayecto se inició en Haifa, en Tierra Santa, y su destino fue Fiumicino. Esta iniciativa, sugerente y valiente, fue organizada por el Comitato Maris a Portus per il Giubileo del Mare y patrocinada por Apostolatus Maris en el cuadro de las celebraciones jubilares de los Migrantes e Itinerantes.

“Después de dos mil años, la gente del mar retorna a Portus, recordando el viaje y el sacrificio del Apóstol Pablo que llevó a Roma el mensaje destinado a cambiar la historia – afirmó Biagio Bandiera, presidente el Comitato Maris a Portus . 

Este mensaje profundo viene a subrayar el valor único y universal de la paz, tan unido al misterio del mar”.

El viaje, iniciado el 11 de mayo y concluido el 31 del mismo mes, ha permitido que personas de países diferentes, con culturas y tradiciones diferentes, pudieran conocerse y lograran una comprensión mútua. Tomaron parte en él una italiana de Siracusa (Lucia Mazzullo), tres palestinenses de religión católica (Sabah Aziz, Georgette e Salloun) y un inmigrante albanés (Ervin Bushi). «Gacias al mar, personas extrañas entre sí, hallaron la posibilidad de convertirse en familia», dijo Lucia Mazzullo, la joven de 25 años que ha tomado parte en la iniciativa.

Después de zarpar de Haifa, la nave “Cassiopea” hizo escala en Chipre, Atenas, Malta, Siracusa, Reggio Calabria, Messina, Pozzuoli y Gaeta. A su llegada a Fiumicino los cinco peregrinos fueron recibidos con una ceremonia de bienvenida por los representantes de instituciones civiles y religiosas, descendiendo de la nave y llevando consigo un modelo en madera de la barca de Jesús y de los Apóstoles, pescadores en Galilea. Un emotivo símbolo para la gente del mar cristiana y que será entregado al Santo Padre en la jornada jubilar del viernes, día dos de junio.

Laura Mazzullo, peregrina a Tierra Santa, desembarcó embargada por la emoción y con lágrimas en los ojos. “Estoy profundamente conmovida por este recibimiento. Me ha permitido constatar la honda sensibilidad de la gente – afirmó -. Confío en que gestos como éste contribuyan a eliminar las diferencias entre religiones y etnias”.

La señora Georgette Salloum, profesora de historia del vestido antiguo palestinense, descendió de la nave con un vistoso vestido de colores: “Es un traje nupcial que se remonta a la época de Jesús. Ruego siempre al Señor que todos los marineros y toda la gente de mar retorne a sus hogares sanos y salvos una vez cumplido su trabajo. No hay elemento más grande y más bello que el mar como símbolo de la paz”.

Una vez finalizada la ceremonia de bienvenida, los peregrinos, llevando consigo el símbolo de la marinería cristiana, remontaron el Tíber a lo largo de una milla, desembarcando en el área arqueológica de Portus, la ciudad-puerto de Roma. Junto a los restos de la basílica paleocristiana, que según fuentes medievales podría corresponder a la antigua residencia episcopal de Portus, las delegaciones presentes fueron recibidas por el Obispo de Porto-Santa Rufina, Mons. Antonio Buoncristiani, y por el Arzobispo Stephen Fumio Hamao, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes.

Nota: 
[*]Cf. L’Osservatore Romano , 2-3 giugno 2000.
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