PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA II ENCUENTRO MUNDIAL DEL SANTO PADRE CON LAS FAMILIAS Rio de Janeiro, Brasil 4 - 5 de Octubre de 1997
LA FAMILIA: DON Y COMPROMISO, ESPERANZA DE LA HUMANIDAD
Esquemas de Nueva Evangelización sobre la familia como Preparación para el II Encuentro Mundial con el Santo Padre
Río de Janeiro 4-5 octubre 1997 año dedicado a Jesucristo en el camino hacia el III milenio
INTRODUCCION
Con ocasión del II Encuentro Mundial de las Familias con el Santo Padre, en Río de Janeiro, los días 4 y 5 de octubre de 1997, ofrecemos a las Conferencias Episcopales de todo el mundo, a los párrocos, a los agentes de pastoral familiar, a los movimientos, asociaciones y grupos, a las familias todas, un SUBSIDIO PASTORAL, para asimilar mejor la doctrina de la Iglesia sobre la familia y preparar adecuadamente este importante evento. OBJETIVO DEL MATERIAL El Encuentro Mundial del Santo Padre con las Familias no puede ser considerado como algo circunstancial, limitado en el espacio y en el tiempo, a unos días de celebración y de reflexión. Por el contrario, ha de ser visto como la cumbre de una serie de actividades orientadas a reflexionar sobre la familia y la vida, sobre la institución matrimonial, precisamente en un mundo en el que los valores matrimoniales y familiares son con frecuencia heridos. Hay que "redescubrir" los valores originales, propios de la institución familiar, y buscar la manera de sostenerlos y apoyarlos a partir de la misma familia y de las instituciones que tienen como tarea la tutela del bien común. En este sentido han sido elaborados doce temas, siguiendo la estructura de la exhortación apostólica Familiaris Consortio -a manera de guías-, que pueden ser utilizados por los distintos agentes de pastoral familiar, temas que responden, de alguna manera, a las más diversas inquietudes y problemáticas de la familia hoy. Reflexionando sobre los elementos fundamentales y básicos de la institución familiar, frente a los desafíos actuales, las familias podrán darse cuenta de que no están solas, de que las dificultades que atraviesan no son insuperables, de que con una adecuada preparación y unidad solidaria podrán triunfar ante las fuerzas del mal que nos circundan, y, sobre todo, lo fundamental, de que el Señor, "el Esposo", está con ellas. Por esto mismo hemos privilegiado en la reflexión esta dimensión cristólogica, esencial, siguiendo también el tema propuesto en la "Tertio millennio adveniente" para 1997: "Jesucristo, único salvador del mundo, ayer, hoy y siempre (Heb. 13,8)". Con las familias está también la Iglesia, como madre y maestra, con la gran riqueza del Magisterio, tan orientador en la actualidad: la Exhortación Apostólica Familiaris consortio, la Carta de los Derechos de la Familia, la Carta a las Familias, Gratissimam sane y la reciente Encíclica Evangelium vitae. Todos estos documentos iluminan las vidas de las familias y las ayudan en el camino que realizan día a día. El tema general del Encuentro Mundial del Santo Padre con las Familias en Río de Janeiro será: La familia: don y compromiso, esperanza de la humanidad. Este tema será objeto de estudio específico y central del Congreso Teológico-Pastoral que se llevará a cabo los días 1, 2 y 3 de octubre, también en Río. Por esta razón, los temas de las reflexiones que aquí proponemos, aunque no siguen estrictamente el tema general, servirán para su mejor comprensión. METODOLOGÍA Proponemos un camino de reflexión, a través de la modalidad preferente de ASAMBLEAS FAMILIARES, dejando en libertad a los Obispos para utilizar el contenido del material en modalidades que consideren más aptas en razón de las culturas y costumbres, así como para el tiempo en que dichas temáticas serán dadas, y que pueden ser enriquecidas, por ejemplo, con la ocasión muy propicia de los tiempos litúrgicos fuertes como Adviento, Cuaresma, Pascua, o de celebraciones especialmente significativas como el día de la madre o el día del padre. En muchos países las Conferencias Episcopales tienen programada "la semana de la familia". Este material puede ser de mucha utilidad para todo ello. Por último, en tantas diócesis, es posible se esté realizando la Misión de Evangelización como preparación para el Jubileo del año 2000. Estos temas sobre la familia pueden ser de especial ayuda para enriquecer dicha Misión de Evangelización, conscientes de que "es necesario que la preparación al grande Jubileo pase, en cierto sentido, a través de cada familia" (Tertio Millennio Adveniente, 28). Los temas del subsidio pastoral servirán para que los distintos agentes de pastoral familiar, no sólo sacerdotes, sino también religiosos, religiosos, y esposos, realicen a modo de diálogo, las Asambleas Familiares. Estas asambleas consisten en reuniones de familias, padres e hijos, (según las posibilidades de espacio) que debidamente acompañadas, reflexionan sobre los temas propuestos. ESTRUCTURA DE LAS ASAMBLEAS
- Canto inicial (1)
- Oración del Padrenuestro
- Lectura bíblica
- Lectura de la Enseñanza de la Iglesia (2)
- Reflexión del Obispo (3)
- Diálogo (4)
- Compromisos (5)
- Salmo (6)
- Oración del Ave María e invocación la oración: Regina familiae. Ora pro nobis
- Oración por la familia
- Canto final.
Quien coordina la reunión, en calidad de animador, conviene que conozca bien la doctrina de la Iglesia y esté atento para intervenir, cuando sea el caso, y pueda aportar luces y clarificar dudas que surjan. Es por esto bien importante que los responsables de las reuniones sean debidamente preparados. Al final del presente folleto se proponen los documentos del Magisterio relacionados con la Familia, que es útil tener a mano, y que deben ser conocidos por quienes dirigirán los encuentros. El Pontificio Consejo para la Familia agradece a todos los que hicieron posible la realización de este material, con sus consejos y oportunas indicaciones: el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), la Arquidiócesis de San Sebastián de Rio de Janeiro, y los expertos y colaboradores en Roma.
TEMA I
LA FAMILIA, FRUTO DE LA RECIPROCA DONACION CONYUGAL
1. Canto inicial. 2. Oración del Padrenuestro. 3. Lectura bíblica: 1 Cor. 6, 15-18. "¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Y voy a tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de una meretriz? De ningún modo. ¿No sabéis que quien se allega a una meretriz se hace un cuerpo con ella? Porque serán dos, dice, en una carne. Pero el que se allega al Señor se hace un espíritu con El. Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa un hombre, fuera de su cuerpo queda; pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo". 4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia: Dios, que es amor, creando al hombre y a la mujer a su imagen ha inscrito en ellos la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano. La familia ha sido considerada siempre como la expresión primera y fundamental de la naturaleza social del hombre y tiene su origen en la comunión conyugal o "alianza", por la cual el hombre y la mujer "se entregan y aceptan mutuamente". Así pues, la sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se dan uno a otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino que afecta al núcleo íntimo de la persona humana en cuanto tal. Ella se realiza de modo verdaderamente humano, solamente cuando es parte del amor con el que el hombre y la mujer se comprometen totalmente entre sí hasta la muerte. La donación física total sería un engaño si no fuese signo y fruto de una donación en la que está presente toda la persona, incluso su dimensión temporal; si la persona se reservase algo o la posibilidad de decidir de otra manera en orden al futuro, ya no se donaría totalmente. El único "lugar" pues que hace posible esta donación total es el matrimonio, es decir, el pacto de amor conyugal o elección consciente y libre, con la que el hombre y la mujer aceptan la comunidad íntima de vida y amor, querida por Dios mismo (cfr. Gaudium et spes, 48), que sólo bajo esta luz manifiesta su verdadero significado. La institución matrimonial no es una ingerencia indebida de la sociedad o de la autoridad ni la imposición extrínseca de una forma, sino exigencia interior del pacto del amor conyugal que se confirma públicamente como único y exclusivo, para que sea vivida así la plena fidelidad al designio de Dios Creador. Esta fidelidad, lejos de rebajar la libertad de la persona, la defiende contra el subjetivismo y relativismo, y la hace partícipe de la Sabiduría creadora. Esta totalidad, exigida por el amor conyugal, corresponde también con las exigencias de una fecundidad responsable, la cual, orientada a engendrar una persona humana, supera por su naturaleza el orden puramente biológico y toca una serie de valores personales, para cuyo crecimiento armonioso es necesaria la contribución perdurable y concorde de los padres. Jesús, el Esposo que ama y se da como Salvador de la humanidad, uniéndola a sí como su cuerpo, revela la verdad original del matrimonio, la verdad del "principio" (cfr. Gén 2, 24; Mt 19, 5) y, libera al hombre de la dureza del corazón, haciéndole capaz de realizarla plenamente. (cfr. GS, Familiaris consortio, Gratissimam sane). 5. Reflexión del Obispo. 6. Diálogo: ¿Cuál es el desorden moral que encierra la fornicación y las mismas relaciones prematrimoniales? ¿Por qué el único "lugar" que hace posible la donación conyugal es el matrimonio? ¿Por qué constituir una familia exige un previo compromiso matrimonial? 7. Compromisos (a modo de ejemplo): Apreciar y valorar el compromiso matrimonial que sostiene y rige mi familia. Acción concreta con la que manifieste a mi cónyuge o mis padres la gratitud por su donación. 8. Salmo 132 (133) "Ved qué paz y qué alegría, convivir los hermanos unidos". 9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis. 10. Oración por la familia. 11. Canto final.
TEMA II
IDENTIDAD Y MISION DE LA FAMILIA
1. Canto inicial. 2. Oración del Padrenuestro. 3. Lectura bíblica: Mt. 19, 4-8. "¿No habéis leido que al principio el Creador los hizo varón y hembra? Y dijo: «por esto dejará el hombre al padre y a la madre y se unirá a la mujer, y serán los dos una sola carne». De manera que ya no son dos sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el hombre. Ellos le replicaron: entonces, ¿cómo es que Moisés ordenó dar libelo de divorcio al repudiar?. El les dijo: por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar vuestras mujeres, pero al principio no fue así". 4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia: En el designio de Dios Creador y Redentor la familia descubre no sólo su "identidad", lo que "es", es decir una comunidad de vida y amor, sino también su "misión", lo que puede y debe "hacer". El cometido, que ella por vocación de Dios está llamada a desempeñar en la historia, brota de su mismo ser y representa su desarrollo dinámico y existencial. Toda familia descubre y encuentra en sí misma la llamada imborrable, que define a la vez su dignidad y su responsabilidad" familia, ¡"sé" lo que "eres"! La familia tiene la misión de ser cada vez más lo que es, es decir, comunidad de vida y amor, en una tensión que, al igual que para toda realidad creada y redimida, hallará su cumplimiento en el Reino de Dios. Para lograr esta misión se requiere un clima de benévola comunicación y unión de propósitos entre los cónyuges y una cuidadosa cooperación de los padres en la educación de los hijos. La activa presencia del padre contribuye sobremanera a la formación de los hijos; sin postergar la legítima promoción social de la mujer, hay que asegurar el cuidado de la madre en el hogar, especialmente necesario a los menores. Hay que decir que la esencia y el cometido de la familia son definidos en última instancia por el amor. Por esto la familia recibe la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo Señor por la Iglesia su esposa. Todo cometido particular de la familia es la expresión y la manifestación concreta de tal misión fundamental. En este sentido, partiendo del amor y en constante referencia a él, estos son los cuatro cometidos generales de la familia: 1) Formación de una comunidad de personas; 2) servicio a la vida; 3) participación en el desarrollo de la sociedad; 4) participación en la vida y misión de la Iglesia. (cfr. FC). 5. Reflexión del Obispo. 6. Diálogo: ¿Qué significa que la familia es una comunión o comunidad de vida y amor? ¿Cuál es el fundamento de esta comunidad? ¿Cuáles son por tanto las principales tareas de la misión de la familia? ¿Cuáles las tareas específicas del padre y de la madre? 7. Compromisos. 8. Salmo 14 (15). "Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?" 9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis. 10. Oración por la familia. 11. Canto final.
TEMA III
COMUNION CONYUGAL, FUNDAMENTO DE LA COMUNIDAD FAMILIAR
1. Canto inicial. 2. Oración del Padrenuestro. 3. Lectura bíblica: Ef. 5, 25-30 "Vosotros, los maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola mediante el lavado del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí gloriosa, sin mancha o arruga o cosa semejante, sino santa e intachable. Los maridos deben amar a sus mujeres como a su propio cuerpo. El que ama a su mujer, as í mismo se ama, y nadie aborrece jamás su propia carne, sino que la alimenta y la abriga como Cristo a la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo". 4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia: La familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas: del hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, de los parientes. Su primer cometido es pues vivir fielmente y desarrollar dicha comunidad de personas. La comunión primera es la que se instaura y se desarrolla entre los cónyuges en virtud del pacto de amor conyugal. Hombre y mujer que, "no son ya dos, sino una sola carne" (Mt 19, 6; cfr. Gén 2, 24), están llamados a crecer continuamente en su comunión a través de la fidelidad cotidiana a la recíproca donación total. Dicha comunión conyugal hunde sus raíces en el complemento natural que existe entre el hombre y la mujer y se alimenta con la voluntad de compartir todo su proyecto de vida, lo que tienen y lo que son. En Cristo dicha exigencia humana viene asumida, purificada y elevada a perfección con el sacramento del matrimonio: el Espíritu Santo infunde una comunión nueva de amor, que es imagen viva y real de la unión de Cristo con la Iglesia. El principio interior, la fuerza permanente y la meta última del matrimonio y de la comunión familiar es el amor: sin el amor la familia no es una verdadera comunidad de personas, ni tampoco puede vivir, crecer y perfeccionarse como tal comunidad. La poligamia y el divorcio contradicen radicalmente dicha comunión siendo la causa de la disolución de la familia; la primera niega directamente el designio de Dios desde los orígenes, porque se opone a la igual dignidad personal del hombre y de la mujer en una donación total, única y exclusiva. Asimismo a esta misma donación personal y total de los cónyuges, como también al bien de los hijos, se opone el divorcio. Pero además de esta exigencia natural, la unidad y la indisolubilidad del matrimonio hallan su verdad última y plenitud de significado en el designio que Dios ha manifestado en su Revelación: su amor absolutamente fiel al hombre manifestado en Cristo con su muerte redentora por su Iglesia. (cfr. FC). 5. Reflexión del Obispo. 6. Diálogo: ¿Qué significa que los esposos no son ya dos sino una sola carne? ¿Qué significa: lo que Dios ha unido no lo separe el hombre? ¿La comunión conyugal es algo plenamente perfecta o debe crecer y seguir perfeccionándose? ¿La poligamia, el divorcio y el "amor libre" son manifestaciones de liberación o de esclavitud? 7. Compromisos. 8. Salmo 121 (122). "¡Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor!" 9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis. 10. Oración por la familia. 11. Canto final.
TEMA IV
IGUAL DIGNIDAD DEL HOMBRE Y DE LA MUJER EN LA DONACION DE SI MISMOS
1. Canto inicial. 2. Oración del Padrenuestro. 3. Lectura bíblica: Gen. 2, 21-24 "Hizo, pues, Yavé Dios caer sobre el hombre un profundo sopor; y dormido, tomó una de sus costillas, cerrando en su lugar con carne, y de la costilla que del hombre tomara, formó Yavé Dios a la mujer, y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: «Esto sí que ya es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta se llamará hembra, porque del varón ha sido tomada». Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre; y se unirá a su mujer; y vendrán a ser los dos una sola carne". 4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia: El criterio moral de la autenticidad de las relaciones conyugales y familiares consiste en la promoción de la dignidad y vocación de cada una de las personas, las cuales logran su plenitud mediante el don sincero de sí mismas. De la mujer hay que resaltar, ante todo, la igual dignidad y responsabilidad respecto al hombre; tal igualdad encuentra su singular realización en la donación de uno mismo al otro y de ambos a los hijos, donación propia del matrimonio y de la familia. Lo que la misma razón humana es capaz de intuir y reconocer, es revelado en plenitud por la Palabra de Dios; en efecto, la historia de la salvación es un testimonio continuo y luminoso de la dignidad de la mujer. Creando al hombre "varón y mujer" (Gén 1, 27), Dios da la dignidad personal de igual modo al hombre y a la mujer, enriqueciéndolos con los derechos inalienables y con las responsabilidades que son propias de la persona humana. La verdadera promoción de la mujer exige que sea claramente reconocido el valor de su función materna y familiar respecto a las demás funciones públicas y a las otras profesiones. Ningún programa de "igualdad de derechos" del hombre y la mujer es válido si no se tiene en cuenta la realidad más profunda del ser madre en la mujer respecto al ser padre en el hombre. Por lo demás, no hay duda de que la igual dignidad y responsabilidad del hombre y de la mujer justifican plenamente el acceso de la mujer a todas las funciones públicas. Es por ello necesario descubrir el significado original e insustituible del trabajo de la casa y la educación de los hijos. La sociedad debe estructurarse de manera tal que las esposas y madres no sean de hecho obligadas a trabajar fuera de casa. La dignidad de la mujer encuentra como obstáculo y oposición persistente la mentalidad que considera al ser humano no como persona, sino como cosa, como objeto de compraventa, al servicio del interés egoísta y del solo placer; la primera víctima de tal mentalidad es la mujer. (GS, FC, Mulieris dignitatem) 5. Reflexión del Obispo. 6. Diálogo: ¿Cuál es el criterio primario de las relaciones en familia, la importancia o la dignidad de la persona? ¿Porqué no goza de estima y reconocimiento social el trabajo en el hogar? ¿Cuáles son los costos sociales del trabajo de la mujer fuera del hogar? ¿La validez del consentimiento presupone y exige la igual dignidad de hombre y mujer ante el matrimonio? 7. Compromisos. 8. Salmo 8. "Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!" 9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis. 10. Oración por la familia. 11. Canto final
TEMA V
PATERNIDAD-MATERNIDAD: PARTICIPACION EN EL PODER CREADOR DE DIOS
1. Canto inicial. 2. Oración del Padrenuestro. 3. Lectura bíblica: Ef. 3, 14-19 "Por eso yo doblo mis rodillas ante el Padre, de quien toma su nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que, según la riqueza de su gloria, os conceda ser poderosamente fortalecidos en el hombre interior por su espíritu; que habite Cristo por la fe en vuestros corazones y, arraigados y fundados en la caridad, podáis comprender, en unión con todos los santos, cuál es la anchura, la longura, la altura y la profundidad, y conocer la caridad de Cristo, que supera toda ciencia, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios". 4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia: Dios, en su poder de Creador y Padre, lleva a la perfección la obra de la creación del hombre y de la mujer llamando a los esposos a una especial participación en su amor mediante su cooperación libre y responsable en la transmisión del don de la vida humana: "Y bendíjolos Dios y les dijo: "Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla" (Gén 1, 28). El cometido fundamental de la familia es el servicio a la vida, el realizar a lo largo de la historia la bendición original del Creador, transmitiendo en la generación la imagen divina de hombre a hombre (cfr. Gén 5, 1-3). Paternidad y maternidad son en sí mismas una particular confirmación del amor, cuya extensión y profundidad originaria nos descubren. Sin embargo, esto no sucede automáticamente; es un cometido confiado a ambos, marido y mujer. La experiencia enseña que el amor humano, orientado por su naturaleza hacia la paternidad y la maternidad, se ve afectado a veces por una crisis profunda. La paternidad y maternidad son el fruto y el signo del amor conyugal, el testimonio vivo de la entrega plena y recíproca de los esposos: El cultivo auténtico del amor conyugal y toda la estructura de la vida familiar que de él deriva, sin dejar de lado los demás fines del matrimonio, tienden a capacitar a los esposos para cooperar con fortaleza de espíritu con el amor del Creador y del Salvador, quien por medio de ellos aumenta y enriquece diariamente su propia familia. La fecundidad del amor conyugal no se reduce sin embargo a la sola procreación de los hijos, aunque sea entendida en su dimensión específicamente humana: se amplía y se enriquece con todos los frutos de vida moral, espiritual y sobrenatural que el padre y la madre están llamados a dar a los hijos y, por medio de ellos, a la Iglesia y al mundo. Los hijos son don preciosísimo del matrimonio y contribuyen grandemente al bien de los padres. (cfr. GS, FC, Grat. sane). 5. Reflexión del Obispo. 6. Diálogo: ¿Cuál es y donde radica la dignidad de esta misión de los padres en la transmisión de la vida? ¿Porqué los hijos son don preciosísimo del matrimonio y contribuyen en gran medida al bien de los padres? ¿Cuáles son los motivos humanos y cristianos para cumplir esta tarea de los padres? 7. Compromisos. 8. Salmo 94 (95). "Cantad al Señor un cántico nuevo" 9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis. 10. Oración por la familia. 11. Canto final.
TEMA VI
AMOR HUMANO: SERVICIO Y PROTECCION DE LA VIDA
1. Canto inicial 2. Oración del Padrenuestro 3. Lectura bíblica: 1 Ped. 1, 22-23. "Pues que por la obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor fraternal no fingido, amaos con intensidad y muy cordialmente unos a otros, como quienes han sido engendrados no de semilla corruptible, sino incorruptible, por la palabra viva y permanente de Dios". 4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia: El Espíritu del Señor renueva el corazón y hace al hombre y a la mujer capaces de amarse como Cristo nos amó. El amor conyugal alcanza de este modo la plenitud a la que está ordenado interiormente, la caridad conyugal, que es el modo propio y específico con que los esposos participan y están llamados a vivir la misma caridad de Cristo que se dona sobre la cruz. Dado que el amor de los esposos es una participación singular en el misterio de la vida y del amor del mismo Dios, la Iglesia sabe que ha recibido la misión especial de custodiar y proteger la altísima dignidad del matrimonio y la gravísima responsabilidad de la transmisión de la vida humana. Por ello, el Magisterio propone con claridad a todos los esposos cristianos y a todos los casados de buena voluntad la doctrina antigua y siempre nueva de la Iglesia sobre la transmisión de la vida humana como ha sido propuesto en el Concilio Vaticano II y enseñada por el Magisterio de los Romanos Pontífices que el amor conyugal debe ser plenamente humano, exclusivo y abierto a una nueva vida. La Encíclica Humanae vitae afirma textualmente: La Iglesia, al exigir que los hombres observen las normas de la ley natural interpretada por su constante doctrina, enseña que cualquier acto matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida (n. 11). Cuando los esposos, mediante el recurso a la anticoncepción, separan los dos significados que Dios Creador ha inscrito en el ser del hombre y de la mujer y en el dinamismo de la comunión sexual, se comportan como "árbitros" del designio divino y "manipulan" y envilecen la sexualidad humana, y con ella la propia persona del cónyuge, alterando su valor de donación "total". Así, al lenguaje natural que expresa la recíproca donación total de los esposos, la anticoncepción impone un lenguaje objetivamente contradictorio, es decir, el de no darse al otro totalmente: se produce, no sólo el rechazo positivo de la apertura de la vida, sino también una falsificación de la verdad interior del amor conyugal, llamado a entregarse en plenitud personal. En el contexto de una cultura que deforma gravemente o incluso pierde el verdadero significado de la sexualidad humana, porque la desarraiga de su referencia a la persona, la Iglesia siente más urgente e insustituible su misión de presentar la sexualidad como valor y función de toda persona creada, varón y mujer, a imagen de Dios. El Concilio Vaticano II afirmó explícitamente que cuando se trata de conjugar el amor conyugal con la responsable transmisión de la vida, la índole moral de la conducta no depende solamente de la sincera intención y apreciación de los motivos, sino que debe determinarse con criterios objetivos, tomados de la naturaleza de la persona y de sus actos, criterios que mantienen íntegro el sentido de la mutua entrega y de la humana procreación, entretejidos con el verdadero amor; esto es imposible sin cultivar sinceramente la virtud de la castidad conyugal. (GS, 51) (cfr. GS, HV, FC). 5. Reflexión del Obispo. 6. Diálogo: ¿Cuáles son las exigencias morales del amor conyugal vivido con rectitud? ¿Por qué la contracepción se opone a la rectitud del amor conyugal? ¿Cuáles son los lazos que unen la anticoncepción, a la infidelidad, al aborto y al divorcio? 7. Compromisos. 8. Salmo 15 (16). "Protégeme Dios mío, que me refugio en tí" 9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis. 10. Oración por la familia. 11. Oración final.
TEMA VII
LA FAMILIA, CUNA Y SANTUARIO DE LA VIDA
1. Canto inicial. 2. Oración del Padrenuestro. 3. Lectura bíblica: 1 Cor. 3, 16-19. "¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?. Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le aniquilará. Porque el templo de Dios es santo, y ese templo sois vosotros. Nadie se engañe; si alguno entre vosotros cree que es sabio según este siglo, hágase necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios. Pues escrito está: «El caza a los sabios en su astucia»". 4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia: La familia es el santuario de la vida, el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta, y donde puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano. El papel de la familia en la edificación de la cultura de la vida es determinante e insustituible. Si la familia es tan importante para la civilización del amor, lo es por la particular cercanía e intensidad de los vínculos que se instauran en ella entre las personas y las generaciones. Por ello la cultura de la muerte ataca a la familia, porque es el centro y el corazón de la civilización del amor. Esta de hecho es vulnerable y puede sufrir fácilmente los peligros que la debilitan y aun destruyen en su unidad y estabilidad. La Iglesia cree firmemente que la vida humana, aunque débil y enferma, es siempre un don espléndido del Dios de la bondad. Contra el pesimismo y el egoísmo, que ofuscan el mundo, la Iglesia está en favor de la vida: y en cada vida humana sabe descubrir el esplendor de aquel "Sí", de aquel "Amén" que es Cristo mismo (cfr. 2 Cor 1, 19; Ap 3, 14). Al "no" que invade y aflige al mundo, contrapone este "Sí" viviente, defendiendo de este modo al hombre y al mundo de cuantos acechan y rebajan la vida. La Iglesia promueve con todo medio y defiende contra toda insidia la vida humana, en cualquier condición o fase de desarrollo en que se encuentre. Y por ello condena, como ofensa grave a la dignidad humana y a la justicia, todas aquellas actividades de los gobiernos o de otras autoridades públicas, que tratan de limitar de cualquier modo la libertad de los esposos en la decisión sobre los hijos. Hay, pues, que condenar totalmente y rechazar con energía cualquier violencia ejercida por tales autoridades en favor de la anticoncepción y más aun de la esterilización y del aborto procurado. Es gravemente injusto el hecho de que, en las relaciones internacionales, la ayuda económica concedida para la promoción de los pueblos esté condicionada a programas de anticoncepcionismo, esterilización y aborto procurado. (FC, Centesimus annus, Evangelium vitae) 5. Reflexión del Obispo. 6. Diálogo: ¿Por qué la familia es el mejor ambiente para el nacimiento, crecimiento, y la educación de los hijos? ¿Cuales serían los remedios para ayudar a las familias donde los hijos pueden encontrar peligros? ¿Cómo ayudar a las madres ante la tentación del aborto? ¿Cómo ayudar a quienes han abortado? 7. Compromisos. 8. Salmo 68 (69). "Dios mío, sálvame!" 9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis. 10. Oración por la familia. 11. Oración final.
TEMA VIII
EXIGENCIAS HUMANAS Y CRISTIANAS DE LA PATERNIDAD Y MATERNIDAD RESPONSABLE
1. Canto inicial. 2. Oración del Padrenuestro. 3. Lectura bíblica: Ef. 5, 15-21. "Mirad, pues, que viváis circunspectamente, no como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por esto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál es la voluntad del Señor. Y no os embriaguéis de vino, en el cual está el desenfreno. Llenaos, al contrario, del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y salmodiando al Señor en vuestros corazones, dando siempre gracias por todas las cosas a Dios Padre en nombre de nuestro Señor Jesucristo". 4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia: La Iglesia interpreta la norma moral y la propone a todos los hombres de buena voluntad, sin esconder las exigencias, e invita a que las eventuales dificultades conyugales se resuelvan sin falsificar ni comprometer la verdad. No puede haber verdadera contradicción entre la ley divina de la transmisión de la vida y la de favorecer el auténtico amor conyugal. En particular, la paternidad y la maternidad se refieren directamente al momento en el que el hombre y la mujer, uniéndose "en una sola carne", pueden convertirse en padres. Este momento tiene un valor muy significativo, tanto por su relación interpersonal como por su servicio a la vida. Las dos dimensiones de la unión conyugal, la unitiva y la procreativa, no pueden separarse artificialmente sin alterar la verdad íntima del mismo acto conyugal. La pedagogía concreta de la Iglesia debe estar siempre unida a su doctrina. No menoscabar en nada la saludable doctrina de Cristo es una forma de caridad eminente hacia las almas. Procura desarrollar un compromiso tenaz y valiente en crear y sostener todas las condiciones humanas -psicológicas, morales y espirituales- que son indispensables para comprender y vivir el valor y la norma moral. No hay duda de que entre estas condiciones se deben incluir la constancia y la paciencia, la humildad y la fortaleza de ánimo, la confianza filial en Dios y en su gracia, el recurso frecuente a la oración y a los sacramentos de la Eucaristía y de la reconciliación. La castidad no significa absolutamente rechazo ni menosprecio de la sexualidad humana: significa más bien energía espiritual que sabe defender el amor de los peligros del egoísmo y de la agresividad, y sabe promoverlo hacia su realización plena. El dominio del instinto impone sin ningún género de duda una ascética, particularmente para observar la continencia periódica. Esta disciplina exige un esfuerzo continuo, pero, en virtud de su influjo beneficioso, los cónyuges desarrollan su personalidad, aportando a la vida familiar frutos de serenidad y de paz, ayudando a superar el egoísmo, enemigo del verdadero amor, y enraizando más su sentido de responsabilidad. Los padres adquieren así la capacidad de un influjo más profundo y eficaz para educar a los hijos. Este camino será más fácil si los esposos son ayudados y acompañados por los pastores de almas, fieles a la doctrina de la Iglesia. Ante el problema de una honesta regulación de la natalidad, la comunidad eclesial, debe preocuparse por suscitar convicciones y ofrecer ayudas concretas a quienes desean vivir la paternidad y la maternidad de modo verdaderamente responsable, por ejemplo, a través del conocimiento más preciso de los ritmos de la fertilidad femenina. Un testimonio precioso puede y debe ser dado por aquellos esposos que, mediante el compromiso común de la continencia periódica, han llegado a una responsabilidad personal más madura ante el amor y la vida. (GS, FC, Grat. sane) 5. Reflexión del Obispo. 6. Diálogo: ¿Es verdad que el ejercicio de la paternidad responsable distancia a los esposos? ¿Cuál es la conexión de la difusión de los medios contraceptivos con la disolución de las familias? ¿Por qué esta relación? ¿La continencia periódica puede ayudar a la comprensión y al amor entre los cónyuges? 7. Compromisos. 8. Salmo 88 (89). "Tú, encolerizado con tu Ungido, lo has rechazado y desechado" 9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis. 10. Oración por la familia. 11. Canto final.
TEMA IX
EDUCACION DE LOS HIJOS: DERECHO-DEBER PRIMARIO E INALIENABLE
1. Canto inicial. 2. Oración del Padrenuestro. 3. Lectura bíblica: Ef. 6, 1-4. "Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque es justo. «Honra a tu padre y a tu madre». Tal es el primer mandamiento, seguido de promesa, «para que seáis felices y tengáis larga vida sobre la tierra». Y vosotros, padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y en la enseñanza del Señor". 4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia: La tarea educativa tiene su raíz en la vocación primordial de los esposos a participar en la obra creadora de Dios; ellos, engendrando una nueva persona asumen por ello mismo la obligación de ayudarla a vivir una vida plenamente humana. Como recuerda el Concilio Vaticano II: Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole, y por tanto hay que reconocerlos como primeros y principales educadores de sus hijos. La familia es, por tanto, la primera escuela de las virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan. Este derecho-deber educativo de los padres es pues, esencial, y también original y primario, respecto al deber educativo de los demás, así como insustituible e inalienable puesto que no puede ser totalmente delegado o usurpado por otros. El elemento más radical, que determina el deber educativo de los padres, es el amor paterno y materno que encuentra en la acción educativa su realización, al hacer pleno y perfecto el servicio a la vida. El amor es el alma que inspira y guía toda la acción educativa concreta, enriqueciéndola con los valores de dulzura, constancia, bondad, servicio, desinterés, espíritu de sacrificio, que son el fruto más precioso del amor. El amor conyugal se manifiesta en la educación , como verdadero amor de padres. La "comunión de personas", que al comienzo de la familia se expresa como amor conyugal, se completa y se perfecciona extendiéndose a los hijos con la educación. Los padres deben formar a los hijos con confianza y valentía en los valores esenciales de la vida humana: libertad ante los bienes materiales, el sentido de la verdadera justicia, el respeto de la dignidad personal, amor y servicio desinteresado hacia los demás, especialmente a los más pobres y necesitados. La familia representa la pedagogía más concreta y eficaz para la inserción activa, responsable y fecunda de los hijos en el horizonte más amplio de la sociedad. La educación sexual, derecho y deber fundamental de los padres, debe realizarse siempre bajo su dirección solícita, tanto en casa como en los centros educativos elegidos y controlados por ellos. En este sentido la Iglesia reafirma el principio de la subsidiaridad, que la escuela tiene que observar cuando coopera en la educación sexual, situándose en el espíritu mismo que anima a los padres. La Iglesia se opone firmemente a un sistema de información sexual separado de los principios morales que no sería más que una introducción a la experiencia del placer y un estímulo para el vicio ya desde los años de la inocencia. (Gravissimum educationis, FC, Grat. sane) 5. Reflexión del Obispo. 6. Diálogo: ¿Cuáles son los valores centrales de la insustituible educación de los padres? ¿Pueden delegar en la escuela u otras instituciones el deber de educarlos? ¿Cómo proceder en la educación sexual de los hijos? 7. Compromisos. 8. Salmo 126 (127). "Si el Señor no construye la casa" 9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis. 10. Oración por la familia. 11. Canto final.
TEMA X
LA FAMILIA, PRIMERA Y VITAL CELULA DE LA SOCIEDAD
1. Canto inicial. 2. Oración del Padrenuestro. 3. Lectura bíblica: Mc 3, 20-25 "Llegados a casa, se volvió a juntar la muchedumbre, tanto que no podían ni comer. Oyendo esto sus deudos, salieron para apoderarse de él, pues se decían: está fuera de sí. Los escribas, que habían bajado de Jerusalén, decían: está poseído de Beelcebul, y por virtud del príncipe de los demonios echa a los demonios. El los llamó y les dijo en parábolas: ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está divido contra sí mismo, no puede durar. Y si una casa está dividida contra sí misma, no podrá subsistir". 4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia: La familia ha sido considerada siempre como la expresión primera y fundamental de la naturaleza social del hombre. Es la sociedad primera y originaria, precedente a toda otra sociedad natural. La familia posee vínculos vitales y orgánicos con la sociedad, porque constituye su fundamento y alimento continuo mediante su función de servicio a la vida. En efecto, de la familia nacen los ciudadanos, y éstos encuentran en ella la primera escuela de estas virtudes sociales, que son el alma de la vida y del desarrollo de la sociedad misma. La misma experiencia de comunión y participación, que debe caracterizar la vida diaria de la familia, representa su primera y fundamental aportación a la sociedad. Las relaciones entre los miembros de la comunidad familiar están inspiradas y guiadas por la ley de la "gratuidad" que, respetando y favoreciendo en todos y cada uno la dignidad personal como único título de valor, se hace acogida cordial, encuentro y diálogo, disponibilidad desinteresada, servicio generoso y solidaridad profunda. Así la promoción de una auténtica y madura comunión de personas en la familia se convierte en la primera e insustituible escuela de socialidad, ejemplo y estímulo para las relaciones comunitarias más amplias en un clima de respeto, justicia, diálogo y amor. La familia constituye el hogar natural y el instrumento mas eficaz de humanización y de personalización de la sociedad: colabora de manera original y profunda en la construcción del mundo, haciendo posible una vida propiamente humana, en particular custodiando y transmitiendo las virtudes y los "valores". En la familia las distintas generaciones coinciden y se ayudan mutuamente a lograr una mayor sabiduría y a armonizar los derechos de las personas con las demás exigencias de la vida social. De cara a un sociedad que corre el peligro de ser cada vez más despersonalizada y masificada, y por tanto inhumana y deshumanizadora, con los resultados negativos de tantas formas de "evasión" -como son, por ejemplo, el alcoholismo, la droga y el mismo terrorismo-, la familia posee y comunica todavía hoy energías formidables capaces de sacar al hombre del anonimato, de mantenerlo consciente de su dignidad personal, de enriquecerlo con profunda humanidad y de inserirlo activamente con su unicidad e irrepetibilidad en el tejido de la sociedad. Por su parte es obligación de los poderes públicos reconocer la verdadera naturaleza del matrimonio y de la familia, protegerla y ayudarla, defender la moralidad pública y favorecer la prosperidad doméstica. (GS, FC). 5. Reflexión del Obispo. 6. Diálogo: ¿Cuál es la primaria y fundamental misión social de los padres? ¿Cómo promover una verdadera formación de los hijos en el hogar? ¿Por qué la familia tiene derecho a ser ayudada y sostenida por la sociedad? 7. Compromisos. 8. Salmo 127 (128). "¡Dichoso el que teme al Señor!" 9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis. 10. Oración por la familia. 11. Canto final.
TEMA XI
LA IGLESIA DOMESTICA: FRUTO Y AL SERVICIO DE LA EVANGELIZACION
1. Canto inicial. 2. Oración del Padrenuestro. 3. Lectura bíblica: Mc 16, 14-16 "Al fin se manifestó a los once, estando recostados a la mesa, y les reprendió su incredulidad y dureza de corazón, por cuanto no habían creído a los que le habían visto resucitado de entre los muertos. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda creatura. El que creyere y fuere bautizado se salvará, mas el que no creyere se condenará". 4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia: Entre los cometidos fundamentales de la familia cristiana se halla el eclesial, es decir, que ella está puesta al servicio de la edificación del Reino de Dios en la historia, mediante la participación en la vida y misión de la Iglesia. El matrimonio de los bautizados es el símbolo real de la nueva y eterna Alianza, ratificada con la sangre de Cristo. Para comprender mejor hay que examinar a fondo los múltiples y profundos vínculos que unen entre sí a la Iglesia y a la familia cristiana, y que hacen de esta última como una "Iglesia en miniatura" (Ecclesia domestica) (Lumen gentium, 11), una imagen viva y una representación histórica del misterio mismo de la Iglesia. Es la Iglesia Madre la que engendra, educa, edifica la familia cristiana. Con la Palabra de Dios, la Iglesia revela a la familia cristiana su verdadera identidad, lo que es y debe ser según el plan del Señor; con la celebración de los sacramentos, la Iglesia enriquece y corroborra a la familia cristiana con la gracia de Cristo; con la renovada proclamación del mandamiento nuevo de la caridad, la Iglesia anima y guía a la familia cristiana al servicio del amor, a ejemplo de la donación y sacrificio de Cristo. Por su parte la familia cristiana participa en la misión de salvación que es propia de la Iglesia. Los cónyuges y padres cristianos, en virtud del sacramento, "poseen un propio don, dentro del Pueblo de Dios, en su estado y forma de vida" (LG, 11). Por eso no sólo "reciben" el amor de Cristo, convirtiéndose en comunidad "salvada", sino que están también llamados a "transmitir" a los hermanos el mismo amor de Cristo, haciéndose así comunidad "salvadora". La familia cristiana pone al servicio de la Iglesia y de la sociedad su propio ser y obrar, en cuanto comunidad íntima de vida y de amor: los cónyuges en cuanto pareja, y los padres e hijos en cuanto familia, han de vivir su servicio a la Iglesia y al mundo. La familia cristiana edifica el Reino de Dios en la historia mediante esas mismas realidades cotidianas que tocan y distinguen su condición de vida. Lo recuerda el Concilio Vaticano II cuando dice: La familia cristiana, cuyo origen está en el matrimonio, que es imagen y participación de la alianza de amor entre Cristo y la Iglesia, manifestará a todos la presencia viva del Salvador del mundo y la auténtica naturaleza de la Iglesia, ya por el amor, la generosa fecundidad, la unidad y fidelidad de los esposos, ya por la cooperación amorosa de todos sus miembros. (GS, FC). 5. Reflexión del Obispo. 6. Diálogo: ¿Cuál es la principal tarea de la familia en favor de la Iglesia? ¿Cómo realizar la misión de padres como primeros evangelizadores? ¿Que significa que la familia es una iglesia doméstica? 7. Compromisos. 8. Salmo 110 (111). "Doy gracias al Señor de todo corazón" 9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis. 10. Oración por la familia. 11. Canto final.
TEMA XII
LA SANTIDAD EN LA VIDA DE FAMILIA
1. Canto inicial. 2. Oración del Padrenuestro. 3. Lectura bíblica: Mt. 6, 6.8; 5, 48 "Tú cuando ores, entra en tu cámara y, cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará... Vuestro Padre conoce las cosas de que tenéis necesidad antes que se las pidáis. Sed, pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial" 4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia: Todos los seguidores de Cristo, llamados por Dios no en razón de sus obras, sino en virtud del designio y gracia divinos, y justificados por el Señor Jesús, han sido hechos por el bautismo, sacramento de fe, verdaderos hijos de Dios y partícipes de la divina naturaleza, y por lo mismo, realmente santos. Esta vocación universal a la santidad está dirigida también a los cónyuges y padres cristianos. Para ellos está especificada por el sacramento del matrimonio celebrado y está traducida concretamente en las realidades propias de la existencia conyugal y familiar. El Salvador del mundo y Esposo de la Iglesia sale al encuentro de los esposos cristianos por medio del sacramento del matrimonio. Además, permanece con ellos para que los esposos, con su mutua entrega se amen con perpetua fidelidad, como El mismo amó a la Iglesia y se entregó por ella. Presentándose como esposo, Jesús revela la esencia de Dios y confirma su amor inmenso por el hombre. Pero la elección de esta imagen ilumina indirectamente también la profunda verdad del amor esponsal. En efecto, usándola para hablar de Dios, Jesús muestra cómo la paternidad y el amor de Dios se reflejan en el amor de un hombre y de una mujer que se unen en matrimonio. Los esposos cristianos, para cumplir dignamente su deber de estado, están fortificados y como consagrados por un sacramento especial; en virtud de él, cumpliendo su misión conyugal y familiar, imbuidos del espíritu de Cristo, con el que toda su vida queda empapada en fe, esperanza y caridad, llegan cada vez más a su pleno desarrollo personal y a su mutua santificación, y, por tanto, conjuntamente a la glorificación de Dios. Toda la vida del matrimonio es entrega, pero esto se hace particularmente evidente cuando los esposos, ofreciéndose recíprocamente en el amor, realizan aquel encuentro que hace de los dos "una sola carne" (Gén 2, 24). El amor conyugal auténtico es asumido por el amor divino y se rige y enriquece por la virtud redentora de Cristo y la acción salvífica de la Iglesia, para conducir eficazmente a los cónyuges a Dios y ayudarlos y fortalecerlos en la sublime misión de paternidad y maternidad. (LG, GS, Grat. sane). 5. Reflexión del Obispo. 6. Diálogo: ¿Quá significa santidad conyugal? ¿Cuáles son los elementos fundamentales de una vida santa en familia? ¿Cómo realizar con otras familias y con los hijos el dialogo sobre la santidad? 7. Compromisos. 8. Salmo 92 (93). "El Señor reina vestido de majestad" 9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis. 10. Oración por la familia. 11. Canto final.
BIBLIOGRAFIA Concilio Vaticano II. Constitución Pastoral GAUDIUM ET SPES, nn. 47 - 52 CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA: El sacramento del matrimonio, nn. 1601-1666; la sexualidad humana y cristiana, nn. 2331 - 2359 y 2514-2529; el amor de los esposos y las ofensas contra la dignidad del matrimonio, nn. 2360 - 2391. PABLO VI Encíclica HUMANAE VITAE, 25 de julio de 1968 Exhortación Apostólica EVANGELII NUNTIANDI, 8 de diciembre de 1975 JUAN PABLO II Exhortación Apostólica FAMILIARIS CONSORTIO. 22 de noviembre de 1981. CARTA DE LOS DERECHOS DE LA FAMILIA, 22 de octubre de 1983 Encíclica MULIERIS DIGNITATEM,, 15 de agosto de 1988 Carta a las Familias, GRATISSIMAM SANE, 2 de febrero de 1994 CARTA A LOS NIÑOS, en el año de la familia, 13 de diciembre de 1994 Encíclica EVANGELIUM VITAE, 25 de marzo de 1995 CARTA A LAS MUJERES, 29 de junio de 1995 Carta Apostólica TERTIO MILLENNIO ADVENIENTE, 10 de noviembre de 1994 CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE ETICA SEXUAL. 29 de diciembre de 1975. INSTRUCCION SOBRE EL RESPETO DE LA VIDA HUMANA NACIENTE Y LA DIGNIDAD DE LA PROCREACION. Respuesta a algunas cuestiones de actualidad. 22 de febrero de 1987. PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA DE LA DESESPERACION A LA ESPERANZA, Familia y Toxicodependencia, 1992 AL SERVICIO DE LA VIDA (Instrumentum laboris), 1992 EVOLUCIONES DEMOGRAFICAS: dimensiones éticas y pastorales (Instrumentum laboris) 25 de marzo de 1994. SEXUALIDAD HUMANA: VERDAD Y SIGNIFICADO. Orientaciones educativas en familia. 8 de diciembre de 1995. PREPARACION AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO, 13 de mayo de 1996. METODI NATURALI PER LA REGOLAZIONE DELLA FERTILITÀ: L'ALTERNATIVA AUTENTICA. Roma, Vita e Pensiero, 1994. pp. 561 (en italiano e inglés).
(1) Que sea conocido y ojalá, que corresponda al tema que se reflexionará. (2) Hemos transcrito por lo general la Exhortación Apostólica Familiaris consortio, con textos del Concilio Vaticano II, de la Carta a las Familias, Gratissimam sane, y de la Encíclica Evangelium vitae. (3) Aquí acudimos a la creatividad: el tema introductorio, sería preferentemente hecho por el Obispo. Para lograr esta finalidad, su mensaje podría ser grabado en cassette o video, para luego ser transmitido en el Encuentro. El coordinador de la reunión con base en el texto propuesto, abriría posteriormente el diálogo sobre el tema. (4) Han sido formuladas unas preguntas que servirán para el diálogo. Con ellas se buscará aplicar en la vida real y concreta el mensaje del día. Las preguntas son sólo indicativas, por lo que pueden ser añadidas otras, de modo que el diálogo sea vivo y enriquecedor. (5) Al final de cada Encuentro, los participantes deben salir con compromisos concretos de modo que el trabajo y la reflexión realizada produzca verdaderamente frutos en sus vidas y en sus familias. Se han indicado algunos, en el primer tema, a modo de ejemplo. (6) Como respuesta orante a la reflexión del día.
INDICE Introducción Tema I La Familia, fruto de la recíproca donación conyugal Tema II Identidad y misión de la familia Tema III Comunión conyugal, fundamento de la comunidad familiar Tema IV Igual dignidad del hombre y de la mujer en la donación de sí mismos Tema V Paternidad-maternidad: participación en el poder creador de Dios Tema VI Amor humano: servicio y protección de la vida Tema VII La familia, cuna y santuario de la vida Tema VIII Exigencias humanas y cristianas de la paternidad y maternidad responsable Tema IX Educación de los hijos: derecho-deber primario e inalienable Tema X La Familia, primera y vital célula de la sociedad Tema XI La Iglesia doméstica; fruto y al servicio de la evangelización Tema XII La santidad en la vida de familia Bibliografía
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