FORMELLE (2009) BENEDETTO PIETROGRANDE (MILÁN 1928 - ) CAPILLA DEL CENTRO DEL MOVIMIENTO DE LOS FOCOLARES ROCCA DI PAPA (ROMA) UNDÉCIMA ESTACIÓN Jesús es clavado en la cruz V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Lectura del Evangelio según san Juan 19, 18-22 Lo crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Llegados al lugar del «Calvario», los soldados crucificaron a Jesús. Pilato hace escribir: «Jesús Nazareno, el rey de los judíos», para ridiculizarlo y humillar a los judíos. Pero, sin quererlo, este escrito certifica una realidad: la realeza de Jesús, rey de un reino que no tiene confines ni de espacio, ni de tiempo. Apenas podemos imaginarnos el dolor de Jesús durante la crucifixión, cruenta y dolorosísima. Nos asomamos al misterio: ¿Por qué Dios, haciéndose hombre por amor nuestro, se deja clavar en un leño y alzar desde la tierra entre atroces espasmos, físicos y espirituales? Por amor. Por amor. Es la ley del amor lo que lleva a dar la propia vida por el bien del otro. Lo confirman esas madres que han afrontado incluso la muerte para dar a luz a sus hijos. O los padres que han perdido un hijo en la guerra o en atentados terroristas y que no desean vengarse. Jesús, en el Calvario nos representas a todos, a todos los hombres de ayer, de hoy y de mañana. Sobre la cruz nos has enseñado a amar. Ahora comenzamos a comprender el secreto de aquella alegría perfecta de la que hablabas a los discípulos en la última cena. Has tenido que bajar del cielo, hacerte niño, después adulto y entonces padecer en el Calvario para decirnos con tu vida lo que es el verdadero amor. Mirándote allí arriba en la cruz, también nosotros, como familia, esposos, padres e hijos estamos aprendiendo a amarnos y a amar, a cultivar entre nosotros esa acogida que se da a sí misma y que sabe ser aceptada con reconocimiento. Que sabe sufrir, que sabe trasformar el sufrimiento en amor. Todos: Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo. Tui Nati vulnerati, tam dignati pro me pati poenas mecum divide. © Copyright 2012 - Libreria Editrice Vaticana |