FORMELLE (2009) BENEDETTO PIETROGRANDE (MILÁN 1928 - ) CAPILLA DEL CENTRO DEL MOVIMIENTO DE LOS FOCOLARES ROCCA DI PAPA (ROMA) DÉCIMA ESTACIÓN Jesús es despojado de sus vestiduras V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Lectura del Evangelio según san Juan 19, 23 Los soldados... cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Jesús está en manos de los soldados. Como todo condenado, es desnudado, para humillarlo, reducirlo a nada. La indiferencia, el desprecio y despreocupación por la dignidad de la persona humana se unen con la glotonería, la codicia y el propio interés: «cogieron su ropa». Tu manto, Jesús, era sin costuras. Esto demuestra el esmero con que te trataba tu madre y las personas que te seguían. Ahora te encuentras sin vestidos, Jesús, y experimentas la desazón de los sometidos al capricho de gente que no tiene respeto de la persona humana. Cuántos han sufrido y sufren por esta falta de respeto por la persona humana, por la propia intimidad. Puede que a veces tampoco nosotros tengamos el respeto debido a la dignidad personal de quien está a nuestro lado, «poseyendo» a quien está a nuestro lado, hijo, marido, esposa, pariente, conocido o desconocido. En nombre de nuestra supuesta libertad herimos la de los demás: cuánto descuido, cuánta dejadez en los comportamientos y en el modo de presentarnos el uno al otro. Jesús, que se deja mostrar así a los ojos del mundo de entonces y de la humanidad de siempre, nos recuerda la grandeza de la persona humana, la dignidad que Dios ha dado a cada hombre, a cada mujer, y que nada ni nadie debería violar, porque están plasmados a imagen de Dios. A nosotros se nos confía la tarea de promover el respeto de la persona humana y de su cuerpo. En particular a nosotros, los esposos, la tarea de conjugar estas dos realidades fundamentales e inseparables: la dignidad y el don total de sí mismo. Todos: Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo. Sancta Mater, istud agas, Crucifixi fige plagas cordi meo valide. © Copyright 2012 - Libreria Editrice Vaticana |