DECIMOCUARTA ESTACIÓN La tierra del silencio y de la espera custodia a Jesús,
V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. Lectura del Evangelio según san Juan 19, 40-42 Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús. Un jardín, símbolo de la vida con sus colores, acoge el misterio del hombre creado y redimido. En un jardín, Dios puso a su criatura[1], y de allí la desterró tras la caída[2]. En un jardín comenzó la Pasión de Jesús[3], y en un jardín un sepulcro nuevo acoge al nuevo Adán que vuelve a la tierra[4], seno materno que custodia la semilla fecunda que muere. Es el tiempo de la fe que aguarda silenciosa, y de la esperanza que sabe percibir ya en la rama seca el despuntar de un pequeño brote, promesa de salvación y de alegría. Ahora la voz de «Dios habla en el gran silencio del corazón»[5]. Todos: Pater noster, qui es in cælis: Quando corpus morietur,
DISCURSO DEL SANTO PADRE El Santo Padre dirige su palabra a los presentes. Al final del discurso, el Santo Padre imparte la Bendición Apostólica:
V/. Sit nomen Domini benedictum. V/. Adiutorium nostrum in nomine Domini. V/. Benedicat vos omnipotens Deus, CANTO R. Crux fidelis, inter omnes arbor una nobilis, 1.Pange, lingua, gloriosi prœlium certaminis, 2.De parentis protoplasti fraude factor condolens, [1] Cf. Gn 2, 8. [2] Cf. Gn 3, 23. [3] Cf. Jn 18, 1. [4] Cf. Jn 19, 41. [5] Cf. Enarraciones sobre los salmos, Salmo 38, 20.
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