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Sor Marie Claire Naidu - Segunda mitad del siglo XX
Iglesia de la Asunción de la Santísima Virgen María
Bangalore (India)

QUINTA ESTACIÓN
Jesús es juzgado por Pilato
  

V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Del Evangelio según san Lucas 23, 22-25

Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho este? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y lo soltaré». Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes. Pilato sentenció que se cumpliera su demanda. Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad.

MEDITACIÓN

No era lo correcto de una cuestión lo que importaba a Pilato, sino sus intereses profesionales. Una postura similar no le ayudó ni en este caso ni en su carrera posterior. Era muy distinto de Jesús, a quien la rectitud interior hacía intrépido.

Y Pilato tampoco estaba interesado en la verdad. Se aleja de Jesús exclamando: «¿Qué es la verdad?» (Jn 18, 38). Hoy no es infrecuente esa indiferencia de cara a la verdad. La gente a menudo se preocupa de aquello que procura una satisfacción inmediata. Se contentan con respuestas superficiales. No se toman decisiones sobre la base de principios de integridad, sino de consideraciones oportunistas.

Al no elegir por opciones moralmente responsables, se dañan los intereses vitales de la persona humana y de la familia humana. Oremos para que los «conceptos espirituales y éticos», contenidos en la Palabra de Dios, inspiren las normas de vida de la sociedad en nuestros tiempos (cf. XII Asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos, Mensaje al pueblo de Dios, 24 de octubre de 2008, n. 15).

ORACIÓN

Señor, danos el valor de asumir decisiones responsables cuando hacemos un servicio público. Infunde probidad en la vida pública y ayúdanos a «conservar la fe y una buena conciencia» (1 Tm 1, 19).

Señor, tú eres la fuente de toda verdad. Guíanos en nuestra búsqueda de respuestas últimas. Haz que, dejando atrás explicaciones sólo parciales e incompletas, podamos buscar aquello que es permanentemente verdadero, bueno y bello.

Señor, mantennos intrépidos «a las pedradas y a las flechas de la fortuna indignante» (William Shakespeare, Hamlet, III, 1). Cuando las sombras se hacen  densas  sobre los duros caminos de la vida y llega la noche oscura, haznos capaces de escuchar la enseñanza del apóstol san Pablo:  «Vigilad, estad firmes en la fe, comportaos de modo digno, sed fuertes» (1 Co 16, 13).

 

Todos:

Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.

Quis est homo qui non  fleret,
matrem Christi si videret
in tanto supplicio?


© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana

  

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